El 25 de abril se cumplieron 300 años de la batalla de Almansa, terrible y definitiva para el reino de Valencia. Recordada en estos días en la Comunidad Valenciana, quizá especialmente en Játiva, por representar la pérdida de los fueros y la extinción del reino.
En América es normal ver a España, y a la historia colonial, como la historia de un estado único, desconociendo el complejo juego de relaciones y poderes que fue el país durante los últimos quinientos años.
Si al llegar a Alicante me sorprendió la extensión de la lengua valenciana -poco en la ciudad, algo más presente en las poblaciones cercanas (Elda, Novelda), y mucho más avanzando hacia Valencia-, andando el tiempo se me hace más real el peso de una historia donde subsiste los reinos preexistentes mucho más de lo que la administración general hace suponer. Hoy supongo que el componente nacional y unificador debe ser preponderante sobre el patrimonio cultural regional que la historia de los reinos preexistentes ha dejado, aunque los problemas catalanes y vascos no son menores. Pero hay que tenerlos bien presentes cuando se mira la historia de la fundación y crecimiento de las colonias americanas: la idea de Reino de Valencia en 1707, da un contexto distinto para la colonia americana. España era un conjunto con relaciones fluídas, casi una federación de reinos, que alcanzó una unificación relativa en el momento de inicio de la conquista de América, pero que la comenzó como territorio de uno de los reinos, el castellano-aragonés, cuando cada uno de ellos a su vez contenían pactos y acuerdos entre sus reinos integrantes. Cada uno de esos reinos tenía su peso (el papa Alejandro VI era Valenciano, lo que implicaba influencia del reino de Valencia en el Mediterráneo, con sus fueros existentes mientras aceptaban la corona de Castilla y Aragón). Puede decirse que España no estuvo unificada como estado hasta la definición de la guerra dinástica zanjada en Almansa. ¿Quién exploró, conquistó y administró América? Básicamente Castilla. ¿Qué lugar ocuparon los reinos unificados? Si nos guiamos por la lengua, los nombres de ciudades, conquistadores, adelantados y gobernadores, escaso. Argentina, Uruguay, recibieron abundante población vasca, gallega, catalana, pero antes que nada, a partir de la segunda mitad del siglo XIX.
Hay que leer el Quijote de nuevo, revisar las prácticas agrícolas e industriales coloniales, analizar qué se estudiaba en las nuevas universidades americanas a la luz de la persistencia de fueros en España, y mucho más.
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