lunes, marzo 28, 2011

Más presión sobre la legislación de ejecución de deuda hipotecaria, II

Tres notas hoy en El Economista, en favor de cambiar el manejo de la deuda hipotacaria para sus verdaderas víctimas, los morosos que pierden la vivienda: nuevas fuerzas reclaman otro trato. Se reproducen los dos más importantes:

Una asociación de jueces pide que se acepte la dación en pago y con cáracter retroactivo
"Los bancos no pueden pretender seguir obteniendo beneficios a costa de un endeudamiento de por vida de sus clientes", así se pronuncia Joaquín Bosch, portavoz de la asociación valenciana de Jueces para la Democracia, sobre la demanda para realizar los cambios legales necesarios para que se pueda cancelar una hipoteca con el retorno de la vivienda.
Según publica levante-emv.com, los jueces valencianos abogan porque en caso de embargo de una vivienda, la deuda hipotecaria con el banco quede liquidada y no se obligue a las personas afectadas a continuar pagando.
La asociación progresista reclaman que los bancos deberían admitir su responsabilidades con la crisis y defienden que la dación de la vivienda como pago de la hipoteca debe ser considerado como un pago "justo" ante un Código Civil calificado de "injusto".
"El banco aceptó una tasación y en función a ella, concedió una hipoteca. Por lo tanto, esa hipoteca vale lo que vale la vivienda. No hay por qué pagar más y endeudar al máximo a una familia que ya ha perdido su hogar", señala Bosch.
Sus reclamaciones van más allá y sostienen que "también habría que considerar que el nuevo texto legal, ya reformado, tuviera un carácter retroactivo. Para conseguir compensar a los ciudadanos que ya se encuentran en una situación desesperada".
Reforzando los fundamentos, El Economista trae a la discusión el sistema estadounidense:

Evitar el embargo: la dación en pago, una fórmula importada de EEUU
A la espera del informe que prepara el Gobierno, lo cierto es que para entender cómo funciona el mecanismo de la dación en pago, por la que entregar la vivienda saldaría la deuda hipotecaria con el banco, hay que mirar a EEUU. Aunque en Europa también existen alternativas con las que esquivar el embargo.
Según explica la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), en ningún país europeo se da esta posibilidad tal y como se está planteando en España, aunque sí se facilita el entorno de negociación al hipotecado para cancelar el préstamo hipotecario y evitar el embargo.

Alternativas en Europa

Así, en Francia, la Ley Neiertz de 1989 faculta por vía ejecutiva la imposición de condiciones de negociación entre entidades bancarias y particulares, mientras que con la Ley de la segunda oportunidad, de 2003, se prevé la condonación de la deuda de mediante la liquidación del patrimonio.
Por su parte, tanto Alemania como Portugal cuentan con un proceso de negociación que puede conducir a la condonación parcial de la deuda, siempre y cuando se trate de deudores de buena fe.
Además, la dación en pago está recogida en la legislación europea.
Según explica Ada Colau, portavoz de la PAH, al portal inmobiliario Idealista.com, sólo en España se permite a los bancos quedarse un inmueble por el 50% de su valor en caso de impago. "Esto es una anomalía que no existe en ningún país de nuestro entorno", sentencia.

La opción más sencilla

En España, sí se contempla la posibilidad de negociar con el banco. Tal y como recoge el artículo 140 de la ley hipotecaria española, las partes pueden pactar que la deuda contraída al comprar un piso quede zanjada entregando la vivienda.
Pero esta opción, que debe contar con la conformidad de acreedor y deudor, no suele ser empleada ya que no conviene a las entidades, según señala Fernando P. Méndez González, miembro del Consejo Editorial de elEconomista. Además, añade el portavoz de la PAH, de emplearse es en casos muy concretos, con viviendas que resulten fácilmente vendibles, familias sin recursos o cuando el valor del inmueble es muy inferior a cantidad adeudada.
Colau destaca que hay otras vías como la de modificar el procedimiento concursal o establecer calendarios de prescripción de la deuda, aunque son más complicadas de llevar a cabo.
Por eso, la mayoría de grupos de afectados piden la dación en pago por ser la más sencilla para poner fin a la situación que atraviesan muchas familias en España, que tras no poder hacer frente a las cuotas de la hipoteca y pese a haber sido embargados, mantienen todavía una deuda con su entidad financiera.
 Quizá esté más cerca el momento en que una práctica lindante con el vasallaje medioeval, se termine.

domingo, marzo 20, 2011

Japón resiste

Ryu Murakami, en El País, esta mañana:
Yo no huiré


Salí de mi casa en la ciudad portuaria de Yokohama poco después del mediodía del pasado viernes y poco antes de las tres de la tarde me registré en mi hotel del barrio de Shinjuku en Tokio. Habitualmente paso allí tres o cuatro días por semana para escribir, reunir material y ocuparme de otros asuntos.
El terremoto se dejó sentir justo cuando entraba en mi habitación. Creyendo que podría acabar atrapado bajo los escombros, me apoderé de un recipiente de agua, una caja de galletas y una botella de brandy y me metí rápidamente bajo el sólido escritorio. Ahora que lo pienso no creo que hubiera tenido tiempo de saborear un último sorbo de brandy si el hotel de 30 pisos se hubiera derrumbado conmigo dentro. Pero incluso tomar una medida tan inútil sirvió para poder mantener a raya el puro pánico.
No tardó mucho en llegar un aviso de emergencia por la megafonía: "Este hotel está construido absolutamente a prueba de terremotos. No hay peligro de que el edificio se derrumbe. Por favor, no intente abandonar el hotel". El aviso se repitió varias veces. Al principio me pregunté si sería verdad o si la dirección simplemente estaba intentando que la gente mantuviera la calma.
Y fue entonces cuando, sin pensar realmente en ello, adopté mi actitud fundamental con relación a este desastre: al menos de momento, me fiaré de las palabras de la gente y de las organizaciones con mejor información y más conocimiento de la situación que yo. Decidí creer que el edificio no se caería. Y no lo hizo.
Se dice a menudo que los japoneses acatan escrupulosamente las reglas del "grupo" y que son expertos en la formación de sistemas de cooperación ante las grandes adversidades. Hoy sería difícil negarlo. Son incesantes las valerosas operaciones de rescate y los esfuerzos de socorro, y no hay noticia de pillaje alguno.
Fuera de la mirada del grupo, sin embargo, también tenemos una tendencia a comportarnos egoístamente, casi como si nos rebeláramos. Y eso también lo estamos experimentando: productos imprescindibles como arroz, agua y pan han desaparecido de los supermercados y comercios de alimentación. El combustible se ha agotado en las gasolineras. Hay pánico comprando y acaparando. La lealtad al grupo se está poniendo a prueba.
Ahora mismo, no obstante, nuestra mayor preocupación es la crisis de los reactores nucleares en Fukushima. Hay un montón de información confusa y contradictoria. Hay quien dice que la situación es peor que la de Three Mile Island, pero no tan mala como la de Chernóbil; otros dicen que se dirigen hacia Tokio vientos que transportan yodo radiactivo y que todo el mundo tendrá que quedarse en casa sin salir y comer mucho kelp, que contiene cantidad de yodo saludable y que ayuda a prevenir la absorción del elemento radiactivo. Un amigo estadounidense me ha aconsejado que escape al oeste de Japón.
Hay gente que está huyendo de Tokio, pero la mayoría se queda. "Tengo que trabajar", dicen algunos. "Tengo aquí mis amigos, y mis mascotas". Otros argumentan: "Incluso si se convierte en una catástrofe tipo Chernóbil, Fukushima está a 170 millas de Tokio".
Mis padres viven en el oeste de Japón, en Kyushu, pero no tengo intención de huir allí. Quiero quedarme aquí, al lado de mi familia y de mis amigos, y de todas las víctimas del desastre. De algún modo quiero transmitirles valor, del mismo modo que ellos me lo transmiten a mí.
Y, por ahora, quiero continuar con la actitud que adopté en mi habitación del hotel: me fiaré de las palabras de las personas y organizaciones mejor informadas, en especial de científicos, médicos e ingenieros a los que leo online. Sus opiniones y juicios no merecen mucha atención en los noticiarios. Pero la información es objetiva y precisa, y confío más en ella que en todo lo que oigo.
Hace 10 años escribí una novela en la que un estudiante de Secundaria pronunciaba un discurso ante el Parlamento y decía: "Este país lo tiene todo. Aquí se puede encontrar todo lo que uno quiera. Lo único que no se puede encontrar es esperanza".
Uno podría hoy decir lo contrario: los centros de evacuación se enfrentan a una seria escasez de alimentos, agua y medicinas; también hay escasez de mercancías y de energía en la región de Tokio. Nuestro estilo de vida está amenazado, y el Gobierno y las empresas de servicios públicos no han respondido adecuadamente.
Pero, frente a todo lo que hemos perdido, la esperanza es realmente lo que los japoneses hemos recuperado. El gran terremoto y el tsunami nos han robado muchas vidas y recursos. Pero nosotros, que estábamos tan intoxicados con nuestra propia prosperidad, hemos vuelto a plantar la semilla de la esperanza. Así prefiero creerlo.

domingo, marzo 13, 2011

Vargas Llosa responde a Carta Abierta

El País de España publica hoy una nota de Mario Vargas Llosa que responde a los integrantes de Carta Abierta, el grupo de intelectuales "progresistas" que sirve de soporte al gobierno argentino, y que influye en sus decisiones culturales, educativas, y periodísticas. La nota es reproducida en La Nación, de Argentina (los subrayados en color son míos):
Un puñado de intelectuales argentinos kirchneristas, vinculados al grupo Carta Abierta, encabezados por el director de la Biblioteca Nacional Horacio González, pidió a los organizadores de la Feria del Libro de Buenos Aires, que se abrirá el 20 de abril, que me retirara la invitación para hablar el día de su inauguración. La razón del veto: mi posición política "liberal", "reaccionaria", enemiga de las "corrientes progresistas del pueblo argentino" y mis críticas a los Gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Bastante más lúcida y democrática que sus intelectuales, la presidenta Cristina Fernández se apresuró a recordarles que semejante demostración de intolerancia y a favor de la censura no parecía una buena carta de presentación de su Gobierno ni oportuna cuando parece iniciarse una movilización a favor de la reelección. Obedientes, pero sin duda no convencidos, los intelectuales kirchneristas dieron marcha atrás.
Me alegra coincidir en algo con la presidenta Cristina Fernández, cuyas políticas y declaraciones populistas en efecto he criticado, aunque sin llegar nunca al agravio, como alegó uno de los partidarios de mi defenestración. Nunca he ocultado mi convencimiento de que el peronismo, aunque haya impulsado algunos progresos de orden social y sindical, hechas las sumas y las restas ha contribuido de manera decisiva a la decadencia económica y cultural del único país de América Latina que llegó a ser un país del primer mundo y a tener en algún momento un sistema educativo que fue un ejemplo para el resto del planeta. Esto no significa, claro está, que aliente la menor simpatía por sus horrendas dictaduras militares cuyos crímenes, censuras y violaciones de los derechos humanos he criticado siempre con la mayor energía en nombre de la cultura de la libertad que defiendo y que es constitutivamente alérgica a toda forma de autoritarismo.
Precisamente la única vez que he padecido un veto o censura en Argentina parecido al que pedían para mí los intelectuales kirchneristas fue durante la dictadura del general Videla, cuyo ministro del Interior, el general Harguindey, expidió un decreto de abultados considerandos prohibiendo mi novela La tía Julia y el escribidor y demostrando que ésta era ofensiva al "ser argentino". Advierto con sorpresa que los intelectuales kirchneristas comparten con aquel general cierta noción de la cultura, de la política y del debate de ideas que se sustenta en un nacionalismo esencialista un tanto primitivo y de vuelo rasero.
Porque lo que parece ofender principalmente a Horacio González, José Pablo Feinmann, Aurelio Narvaja, Vicente Battista y demás partidarios del veto, por encima de mi liberalismo es que, siendo un extranjero, me inmiscuya en los asuntos argentinos. Por eso les parecía más justo que abriera la Feria del Libro de Buenos Aires un escritor argentino en consonancia con las "corrientes populares".
Si tal mentalidad hubiera prevalecido siempre en Argentina el general José de San Martín y sus soldados del Ejército Libertador no se hubieran ido a inmiscuir en los asuntos de Chile y Perú y, en vez de cruzar la Cordillera de los Andes impulsados por un ideal anticolonialista y libertario, se hubieran quedado cebando mate en su tierra, con lo que la emancipación hubiera tardado un poco más en llegar a las costas del Pacífico sudamericano. Y si un rosarino llamado Ernesto Che Guevara hubiera profesado el estrecho nacionalismo de los intelectuales kirchneristas, se hubiera eternizado en Rosario ejerciendo la medicina en vez de ir a jugarse la vida por sus ideas revolucionarias y socialistas en Guatemala, Cuba, el Congo y Bolivia.
El nacionalismo es una ideología que ha servido siempre a los sectores más cerriles de la derecha y la izquierda para justificar su vocación autoritaria, sus prejuicios racistas, sus matonerías, y para disimular su orfandad de ideas tras un fuego de artificio de eslóganes patrioteros. Está visceralmente reñido con la cultura, que es diálogo, coexistencia en la diversidad, respeto del otro, la admisión de que las fronteras son en última instancia artificios administrativos que no pueden abolir la solidaridad entre los individuos y los pueblos de cualquier geografía, lengua, religión y costumbres pues la nación -al igual que la raza o la religión- no constituye un valor ni establece jerarquías cívicas, políticas o morales entre la colectividad humana. Por eso, a diferencia de otras doctrinas e ideologías, como el socialismo, la democracia y el liberalismo, el nacionalismo no ha producido un solo tratado filosófico o político digno de memoria, sólo panfletos a menudo de una retórica tan insulsa como beligerante. Si alguien lo vio bien, y lo escribió mejor, y lo encarnó en su conducta cívica fue uno de los políticos e intelectuales latinoamericanos que yo admiro más, el argentino Juan Bautista Alberdi, que llevó su amor a la justicia y a la libertad a oponerse a la guerra que libraba su propio país contra Paraguay, sin importarle que los fanáticos de la intolerancia lo acusaran de traidor.
Los vetos y las censuras tienden a imposibilitar todo debate y a convertir la vida intelectual en un monólogo tautológico en el que las ideas se desintegran y convierten en consignas, lugares comunes y clisés. Los intelectuales kirchneristas que sólo quisieran oír y leer a quienes piensan como ellos y que se arrogan la exclusiva representación de las "corrientes populares" de su país están muy lejos no sólo de un Alberdi o un Sarmiento sino también de una izquierda genuinamente democrática que, por fortuna, está surgiendo en América Latina, y que en países donde ha estado o está en el poder, como en Chile, Brasil, Uruguay, ha sido capaz de renovarse, renunciando no sólo a sus tradicionales convicciones revolucionarias reñidas con la democracia "formal" sino al populismo, al sectarismo ideológico y al dirigismo, aceptando el juego democrático, la alternancia en el poder, el mercado, la empresa y la inversión privadas, y las instituciones formales que antes llamaba burguesas. Esa izquierda renovada está impulsando de una manera notable el progreso económico de sus países y reforzando la cultura de la libertad en América Latina.
¿Qué clase de Argentina quieren los intelectuales kirchneristas? ¿Una nueva Cuba, donde, en efecto, los liberales y demócratas no podríamos jamás dar una conferencia ni participar en un debate y donde sólo tienen uso de la palabra los escribidores al servicio del régimen? La convulsionada Venezuela de Hugo Chávez es tal vez su modelo. Pero allí, a diferencia de los miembros del grupo Carta Abierta, la inmensa mayoría de intelectuales, tanto de izquierda como de derecha, no es partidaria de los vetos y censuras. Por el contrario, combate con gran coraje contra los atropellos a la libertad de expresión y la represión creciente del gobierno chavista a toda forma de disidencia u oposición.
De quienes parecen estar mucho más cerca de lo que tal vez imaginan Horacio González y sus colegas es de los piqueteros kirchneristas que, hace un par de años, estuvieron a punto de lincharnos, en Rosario, a una treintena de personas que asistíamos a una conferencia de liberales, cuando el ómnibus en que nos movilizábamos fue emboscado por una pandilla de manifestantes armados de palos, piedras y botes de pintura. Durante un buen rato debimos soportar una pedrea que destrozó todas las lunas del vehículo, y lo dejó abollado y pintarrajeado de arriba abajo con insultos. Una experiencia interesante e instructiva que parecía concebida para ilustrar la triste vigencia en nuestros días de aquella confrontación entre civilización y barbarie que describieron con tanta inteligencia y buena prosa Sarmiento en su Facundo y Esteban Echeverría en ese cuento sobrecogedor que es El matadero.
Me apena que quien encabezara esta tentativa de pedir que me censuraran fuera el director de la Biblioteca Nacional, es decir, alguien que ocupa ahora el sitio que dignificó Jorge Luis Borges. Confío en que no lo asalte nunca la idea de aplicar, en su administración, el mismo criterio que lo guió a pedir que silenciaran a un escritor por el mero delito de no coincidir con sus convicciones políticas. Sería terrible, pero no inconsecuente ni arbitrario. Supongo que si es malo que las ideas "liberales", "burguesas" y "reaccionarias" se escuchen en una charla, es también malísimo y peligrosísimo que se lean. De ahí hay sólo un paso a depurar las estanterías de libros que desentonan con "las corrientes progresistas del pueblo argentino".
La nota publicada en La Nación lleva a esta hora mas de mil trescientos comentarios de lectores, que representan también el estado de cosas en Argentina, con decenas y decenas de defensores de Carta Abierta, mostrando la cruda realidad de su totalitarismo e intolerancia. De entre las respuestas, un comentario de lector valora su calidad:
"Zamora, ex diputado trotskysta, pero lúcido como pocos en la izquierda vernácula, dijo en una oportunidad "La izquierda argentina no tomó nota de que se cayó el Muro de Berlín". Obviamente se refería a cierta conducta anacrónica de esa ideología en la Argentina. Los de Carta Abierta no son la excepción a lo señalado por Zamora. Pero tienen un agravante: la genuflexción ante el poder que sirven; un claro resabio stalinista. Al pretender censurar a Vargas Llosa y luego retraerse de esa actitud por orden de la Presidenta demostraron carecer de la dignidad del verdadero intelectual: el espíritu crítico e independiente. Evidentemente Albert Camus no es modelo para Carta Abierta."


La fotografía: tomada de Alec Niedenthal. El texto de El País tiene reserva de derechos suyos y de Vargas Llosa.

sábado, marzo 12, 2011

Vargas Llosa y los intelectuales latinoamericanos (o una parte de ellos)

Jorge Ávila, quien sin duda sería descalificado en los mismos términos que Vargas Llosa, pero con más virulencia (le falta el reconocimiento mundial que goza éste), dedica una nota al escándalo montado sobre la visita de Vargas Llosa a la Feria del Libro argentina. Por varias razones, creo que merece ser reproducida completa:
Mario Vargas Llosa, el ganador del Premio Nobel de Literatura de 2010, estará en Buenos Aires en la tercera semana de abril. Entre otros fines, su visita tiene por objeto pronunciar el discurso de inauguración de la Feria del Libro. El gobierno kirchnerista le teme. Es bien conocido el desprecio que el gran escritor siente por la devaluada democracia argentina, por los desplantes internacionales del kirchnerismo y por la irresponsabilidad de su administración económica. Es, asimismo, bien conocida su perplejidad ante la prolongada involución que experimenta el país en casi todos los planos desde por lo menos 1930. Vargas Llosa atribuye la declinación argentina al populismo, y el populismo argentino al peronismo. No está muy lejos de la verdad. 

La conducta del Director de la Biblioteca Nacional, Sr. Horacio González, en relación con la visita de Vargas Llosa, es una muestra más de la desvergüenza, la mediocridad y el oportunismo característicos del kirchnerismo, el peronismo y gran parte de la dirigencia política, empresaria, intelectual y sindical argentina. Primero, a fin de congraciarse con la Presidente de la Nación, mandó una carta a los organizadores de la Feria en la que pedía que le fuera denegada la palabra a Vargas. González reconocía lo obvio, que es un gran escritor, pero agregaba que es un neoliberal, o sea, alguien vinculado en la cabecita de los intelectuales de Carta Abierta y el programa televisivo 6, 7, 8 a esa cosa indefinida e intimidante que sería una mezcla de autoritarismo de derecha y capitalismo financiero internacional. La tontería de González y sus negativas repercusiones le sirvieron en bandeja a la Sra. Cristina la oportunidad para descalificar en público a su empleado y para declarar con magnanimidad que en Argentina la libertad de expresión está garantizada. Tras la desautorización, González pasa sus tardes en la TV pública defendiendo la libertad de expresión como si nada hubiera pasado y queriendo dejar mal parado a Vargas. Para ésto se vale de trucos de edición de un tape con la respuesta de Vargas a su tontería. Un botón de muestra de la declinación argentina: en la galería de los directores de la Biblioteca Nacional, donde pronto colgará el cuadro de González, cuelgan desde hace décadas los de Paul Groussac y Jorge Luis Borges, dos de nuestros más lúcidos escritores.
Siguen dos párrafos del discurso que pronunció Vargas Llosa cuando recibió el Premio Nobel. Aconsejo leerlo. Buena pieza, muy entretenida y una clara muestra de su pensamiento demócrata y liberal clásico.

En mi juventud, como muchos escritores de mi generación, fui marxista y creí que el socialismo sería el remedio para la explotación y las injusticias sociales que arreciaban en mi país, América Latina y el resto del Tercer Mundo. Mi decepción del estatismo y el colectivismo y mi tránsito hacia el demócrata y el liberal que soy –que trato de ser– fue largo, difícil, y se llevó a cabo despacio y a raíz de episodios como la conversión de la Revolución Cubana, que me había entusiasmado al principio, al modelo autoritario y vertical de la Unión Soviética, el testimonio de los disidentes que conseguía escurrirse entre las alambradas del Gulag, la invasión de Checoeslovaquia por los países del Pacto de Varsovia, y gracias a pensadores como Raymond Aron, Jean-François Revel, Isaiah Berlin y Karl Popper, a quienes debo mi revalorización de la cultura democrática y de las sociedades abiertas. Esos maestros fueron un ejemplo de lucidez y gallardía cuando la intelligentsia de Occidente parecía, por frivolidad u oportunismo, haber sucumbido al hechizo del socialismo soviético, o, peor todavía, al aquelarre sanguinario de la revolución cultural china. 
De niño soñaba con llegar algún día a París porque, deslumbrado con la literatura francesa, creía que vivir allí y respirar el aire que respiraron Balzac, Stendhal, Baudelaire, Proust, me ayudaría a convertirme en un verdadero escritor, que si no salía del Perú sólo sería un seudo escritor de días domingos y feriados. Y la verdad es que debo a Francia, a la cultura francesa, enseñanzas inolvidables, como que la literatura es tanto una vocación como una disciplina, un trabajo y una terquedad. Viví allí cuando Sartre y Camus estaban vivos y escribiendo, en los años de Ionesco, Beckett, Bataille y Cioran, del descubrimiento del teatro de Brecht y el cine de Ingmar Bergman, el TNP de Jean Vilar y el Odéon de Jean Louis Barrault, de la Nouvelle Vague y le Nouveau Roman y los discursos, bellísimas piezas literarias, de André Malraux, y, tal vez, el espectáculo más teatral de la Europa de aquel tiempo, las conferencias de prensa y los truenos olímpicos del general de Gaulle. Pero, acaso, lo que más le agradezco a Francia sea el descubrimiento de América Latina. Allí aprendí que el Perú era parte de una vasta comunidad a la que hermanaban la historia, la geografía, la problemática social y política, una cierta manera de ser y la sabrosa lengua en que hablaba y escribía. Y que en esos mismos años producía una literatura novedosa y pujante. Allí leí a Borges, a Octavio Paz, Cortázar, García Márquez, Fuentes, Cabrera Infante, Rulfo, Onetti, Carpentier, Edwards, Donoso y muchos otros, cuyos escritos estaban revolucionando la narrativa en lengua española y gracias a los cuales Europa y buena parte del mundo descubrían que América Latina no era sólo el continente de los golpes de Estado, los caudillos de opereta, los guerrilleros barbudos y las maracas del mambo y el chachachá, sino también ideas, formas artísticas y fantasías literarias que trascendían lo pintoresco y hablaban un lenguaje universal.

miércoles, marzo 09, 2011

La OCU reclama sincerar el mercado de vivienda

Publicado hoy en Cotizalia (¿Ha llegado la hora de comprar piso? Seis razones para no hacerlo):

Los precios de la vivienda han caído casi un 20% desde el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Este descenso, según muchos expertos -bancos de inversión, agencias de calificación- no ha tocado todavía suelo.
Morgan Stanley y Fitch, por ejemplo, hablan de caídas adicionales entre el 10% y el 15% durante los próximos doce meses mientras 'The Economist' apuntaba esta semana a que la vivienda en España sigue sobrevalorada en un 40%.
"El precio de la vivienda no ha bajado lo suficiente como para encontrarse con la demanda y no lo hará hasta que  las entidades financieras no adapten la valoración de su patrimonio inmobiliario a la realidad actual. Muchos vendedores particulares se guían por la tónica marcada por los bancos y no rebajan los precios. Ello provoca que muchos consumidores se abstengan de comprar, alargando innecesariamente la paralización que sufre el sector de la construcción", aseguraba ayer la OCU.
Ante la previsión de nuevos descensos, la OCU apuntaba ayer hacia varios factores que seguirán presionando a la baja los precios y que, por tanto, desaconsejarían una compra a corto plazo.
1.- El parque de las viviendas no vendidas -nuevas y las que están en poder de los bancos- sigue siendo enrome. Entre 700.000 y el millón, según las diferentes fuentes mientras que se venden unas 200.000 viviendas nuevas al año.
2.- El euribor está al alza. El tipo de referencia de las hipotecas en España se encuentra en el 1,946%, el más alto desde el 9 de marzo de 2009 y suma ya doce jornadas consecutivas de repuntes. De continuar así hasta el cierre de mes, no sólo podría superar el 2%, sino que se anotaría la subida mensual más elevada en años
3.- La demanda ya no crecerá a los ritmos anteriores por motivos demográficos. La inmigración se ha frenado y la creación de nuevos hogares ha pasado de 448.000 anuales en 2008 a 131.000 en 2010.
4.- El número de personas con ingresos regulares y, por tanto, con capacidad de comprar sigue disminuyendo. El número de parados en España roza ya los 4,3 millones de desempleados mientras que no deja de caer el número de cotizantes a la Seguridad Social -con un descenso anual de casi 238.000 cotizantes hasta febrero-.
5.- El poder adquisitivo de quienes tienen trabajo se ha visto mermado por el aumento de los gastos y las subidas de impuestos, además de por la congelación o rebaja de salarios.
6.- La deducción por compra de vivienda se ha restringido. No todo el mundo puede disfrutar de esta desgravación. Desde el 1 de enero 2011 ha desaparecido la deducción fiscal por compra de vivienda habitual para las rentas superiores a los 24.000 euros. No obstante, los habitantes de Madrid, País Vasco, Navarra, Canarias, Comunidad Valencia y Castilla La Mancha todavía pueden beneficiarse de algún tipo de incentivo si compra un inmueble.
Ante este panorama, la OCU pide "que las entidades financieras reflejen con transparencia en su contabilidad el valor real de los inmuebles, aunque ello suponga reconocer pérdidas a corto plazo que ofrezcan al consumidor la posibilidad real de contratar préstamos hipotecarios, aunque sea a precios más elevados, en los que la entrega del bien hipotecado sirva para saldar la deuda".
Al Gobierno reclama que "deje de lanzar mensajes animando a la compra cuando saben que los precios siguen sobrevalorados", mientras que a los compradores de vivienda aconseja que "cada uno debe estudiar sus posibilidades reales de endeudamiento a medio plazo y considerar otras opciones como el alquiler para resolver su necesidad de vivienda".

martes, marzo 01, 2011

Cobardía intelectual

En La Nación, hoy: "El director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, y el filósofo Ricardo Forster intensificaron su rechazo a que el escritor peruano inaugure la próxima Feria del Libro". ¿Miedo a la verdad?

Carta Abierta insiste. No quiere que el último premio Nobel de Literatura, el escritor peruano Mario Vargas Llosa, inaugure la próxima Feria Internacional del Libro en Buenos Aires .
"Viene a sentar posiciones políticas que son agresivas", sentenció Horacio González, director de la Biblioteca Nacional.
"Me gustaría que en la inauguración de la Feria del Libro no estuviera presente. Su liberalismo lo expresa de una manera tajante y hasta diría que, si me permite la paradoja, autoritaria también", estimó.
Recalcó que el escritor peruano "tiene un alto compromiso político con un conjunto de organizaciones mundiales que se dedican sistemáticamente a arrojar toda clase de invectivas y acusaciones contra los procesos populares".
González, integrante de Carta Abierta junto a intelectuales kirchneristas, reclamó en las últimas horas al presidente de la Cámara del Libro, Carlos De Santos, que reviera su decisión de que Vargas Llosa, un acérrimo crítico de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, encabece la inauguración cultural de la muestra el jueves 21 de abril próximo.
Esta mañana, indicó: "Soy lector de Vargas Llosa de muchos años y siempre festejé su novelística, he leído con interés prácticamente todas las novelas de su larguísima trayectoria. Simplemente me pareció que las posiciones políticas, que a veces me sorprenden por su agresividad, no deberían estar presentes en la inauguración, que es un hecho de cierta amplitud cultural", manifestó González a las radios Mitre y 10.
Forster ratificó a su colega. "No estoy discutiendo el núcleo ideológico de la visión del mundo de Vargas Llosa. Lo que me parece que es desafortunada la decisión de que Vargas Llosa sea quien inaugure la Feria del Libro. Insisto, si no vamos a ser ingenuos, elegir en un contexto como este, a Vargas Llosa como quien abra la Feria del Libro en Argentina, en el contexto político del país, no me parece la mejor de las decisiones", consideró.
"Que Vargas Llosa venga a la Feria del libro argentino me parece absolutamente razonable. Me parece que está bien que hable para que exponga, finalmente a uno le puede gustar más o menos, es el último premio Nobel de Literatura, me parece razonable y no lo pongo en discusión, es parte de un espacio democrático. Lo que sí me parece extremadamente preocupante, es que abra la Feria del Libro. Absolutamente hay una intencionalidad política", insistió.
Carta Abierta, pero no tanto...confrontar, escuchar, no es su fuerte...