domingo, julio 21, 2013

Reflexiones y relaciones con Detroit

¿Por qué Detroit es de interés para España u otros países? Porque, hasta cierto punto, las razones que llevaron a la decadencia y quiebra de la ciudad son similares a las que encuentran muchas otras ciudades y regiones, aquí y en muchos otros sitios. También porque simboliza la pérdida de un pasado brillante, un ejemplo del modelo americano, ahora convertido en un páramo a medias, peligroso, como producto del cambio de condiciones global. A otra escala, Elche, con la casi extinción de su industria de calzado, o Valencia con su manufactura de muebles, son ejemplos cercanos de problemas parecidos. Aunque estén lejos de convertirse en ruinas, hay paralelismos que observar. En todos los casos, el causante de su declinación es el "offshoring", es decir, la deslocalización de la industria a regiones (mayormente a China) que ofrecían costos mucho menores. En algunos casos, la competencia extranjera liquidó la fabricación nacional, y en otros, motivó el translado de capital al país/región de mejores costos. Así, la industria automotríz americana abandonó sus costosas plantas de Detroit (GM, Ford, Chrysler) para moverse a China, Latinoamérica o Europa del Este. De la misma manera, una buena parte de la producción de calzado de Elche se convirtió en órdenes de trabajo en China, y las fábricas de muebles valencianas movieron sus plantas a China; muchos puestos de trabajo se perdieron, y, aunque no se hayan convertido en desiertos, no hay duda que sus pérdidas se sumaron a la corriente que todavía no se detiene de desempleados en toda España. Es decir, aunque no haya un Detroit a la vista, lo que no es perceptible en pequeña escala es claro a escala nacional.
¿Fue el offshoring, la deslocalización, una solución? probablemente fue una mejora inmediata para aquellas empresas que lo emprendieron, y para los países que recibieron las factorías relocalizadas. Sin embargo, a la larga los beneficios han sido muy dudosos para los iniciadores: han contribuído a destruír su propio mercado, al empobrecer a sus clientes primarios, han cedido a sus competidores el conocimiento de sus técnicas y procesos industriales, contribuyendo a su crecimiento internacional. Sin duda hoy el mercado mundial está redibujado, y quienes buscaron una mejora de corto alcance se encuentran rodeados de nuevos rivales.
Por eso ahora existe una contracorriente que vuelve a fabricar a su propio mercado. Hemos comentado antes el caso de la indumentaria en Valencia, que claramente demuestra que, a costos que tienden a aproximarse (debido al creciente costo de producción en Asia), resulta más conveniente producir en el mercado local. Gradualmente, productos de bajo valor agregado retornarán a sus mercados de orígen, dejando sólo para las factorías internacionales aquellos productos que dejen un claro margen de beneficio luego de descontar la logística.
¿Volverá todo a ser como antes? seguramente no: el mercado se ha achicado, y se ha dejado crecer a nuevos competidores. Las técnicas ya no serán las mismas, y su optimización requerirá trabajadores más calificados. La mano de obra más simple difícilmente recuperará su lugar anterior.

Pero existe otro aspecto para observar. José Antonio Gurpegui, en El Confidencial, apunta las diferencias de modelo para la solución de la quiebra de Detroit, comparada con Europa: una ciudad que dejó crecer sus gastos de manera descontrolada, con dispendios y corrupción, llega a un punto en que solicita la quiebra; una quiebra que afrontará la ciudad, con sus recursos, cediendo todos los implicados la parte que les toque. Dice Gurpegui:
Más allá de las hipotéticas lecciones que pudieran derivarse, la declaración de bancarrota resulta sintomática de las distintas aproximaciones al liberalismo económico de Europa y Estados Unidos. El rescate según el modelo europeo, no llega a contemplarse; será la propia ciudad quien asuma las consecuencias de su calamitosa gestión. Sin embargo el capítulo 9 intenta favorecer al deudor en tanto en cuanto impide que compañías de servicios esenciales entre otras, puedan cesar en sus prestaciones. La deuda ni se perdona ni se condona, pero sí se favorece la renegociación, como mal menor, bien con quitas, reducción de intereses o refinanciación en condiciones más favorable.
Y ¿qué hacen los ciudadanos ante la reducción de servicios que se avecina? Hace unos años la californiana ciudad de Sockton de 200.000 habitantes sufrió un proceso prácticamente idéntico. No hubo manifestaciones ni protestas locales, y probablemente eso ocurrirá también en Detroit. Más allá de responsabilizar a los gobernantes por la mala gestión el norteamericano entiende que ha sido él quien ha elegido libre y democráticamente a esos gobernantes asumiendo su implícita responsabilidad. Asumen que la justicia actúe reclamando a quien corresponda su alícuota del desastre, y es ahí donde se exigirán las responsabilidades que hubiere. En caso de corrupción demostrada el responsable termina en prisión. Allí terminó Kwame Kilpatrick, alcalde de Detroit entre 2001 y 2008.

viernes, julio 19, 2013

La bancarrota de Detroit

Una casa abandonada-Rebecca Cook (Reuters), en El Pais
Ayer, 18 de julio, Kevyn Orr, designado administrador de la crisis de deuda de Detroit, inició oficialmente el pedido de bancarrota de las cuentas públicas municipales, por una suma aproximada de diez y ocho mil millones de dólares. La solicitud de bancarrota (una convocatoria de acreedores) afecta a alrededor de cien mil acreedores, entre ellos varios fondos de pensión, que a su vez se extienden a sus pensionados presentes y futuros. La decisión establece un punto de corte a la decadencia de la ciudad, y probablemente le permita reiniciar una nueva vida. Con perdedores, porque no será fácil reordenar el pago de las deudas de la ciudad, y sin tanto brillo, seguramente. En su larga pendiente desde los años cincuenta, los conflictos sindicales primero, y sociales luego, favorecieron el despoblamiento industrial: como símbolo de la tendencia general occidental al offshoring, las plantas automotrices y otras dependientes de ellas fueron expatriándose, en busca de menores costos de fabricación. Así, finalmente no quedaron plantas automotrices, aunque sí sus administraciones. Y la ciudad, reducida a un tercio de su población.
Detroit, sin embargo, hace algunos años reintenta su recuperación: nuevas actividades, y un regreso parcial de la industria automotriz. Su estabilización está asociada a la recuperación norteamericana, que está incluyendo un retorno a la fabricación nacional. Múltiples razones están disminuyendo el interés occidental por la fabricación a bajo costo en Asia, y recuperando para el país manufacturas que no justifican su fabricación a miles de kilómetros de su mercado: los costos chinos progresivamente se aproximan a los nacionales, poniendo en primer lugar la importancia de la logística; es decir, si los costos no son muy distantes, el translado en barco implica una carga adicional en precio y tiempo. Así, crece un aprecio americano por la fabricación nacional, y ésta vuelve. Aunque las nuevas manufacturas ya no serán lo que eran: más automatizadas, más exigentes de conocimientos y políticas de gestión, no significarán un alivio directo para los trabajadores con menores conocimientos, sino una mejora gradual aplicada en el tiempo. Por esto, Detroit probablemente mejorará, pero ya no será la misma, como ya no lo es la propia industria automotriz americana.

domingo, julio 07, 2013

La lengua valenciana y sus instituciones

En los últimos días, una airada respuesta de la Academia Valenciana de la Llengua a una proposición legislativa en las Cortes Valencianas se ha vuelto en su contra, provocando el repudio de la mayoría de las instituciones comprometidas con la lengua valenciana.  La propuesta cuestionada del grupo parlamentario del PP dirigida a la Real Academia Española, solicita que "se reconozca al valenciano su categoría de lengua o idioma propio de los valencianos, que se habla en la mayor parte de la Comunitat". La Academia, entidad oficial de estudio de la lengua valenciana, advierte de que esta propuesta "vulnera el ordenamiento jurídico" al "ignorar" un pronunciamiento sobre esta cuestión del ente normativo y, además, no respeta la normativa lingüística oficial en su redacción. El núcleo de su fundamentación va a lo que es el centro de la actividad de la AVL: "El valenciano, propiamente dicho, se conformó a partir del siglo XIII, cuando fue llevado aquí por los repobladores catalanes y aragoneses que acompañaron a Jaume I, como demuestra la historia, la documentación medieval, la onomástica y la filología, en especial la fonética, la morfología, la sintaxis y el léxico históricos, que muestran su procedencia del latín"."Por esto, valencianos, catalanes, baleares, y los habitantes de otros territorios de la antigua Corona de Aragón, compartimos una misma lengua, aun cuando, debido al paso de los siglos, cada zona ha mantenido o incorporado formas y vocablos propios". Esta lengua, según AVL, es el catalán, algo que ha defendido reiteradamente.
Pero parece que este no ha sido buen momento para esgrimir amenazas. La AVL ha sido respondida, y probablemente se complique su existencia misma como autoridad académica: la primera reacción nació de Plataforma Valencianista (PLV) y Círcul Cívic Valencià (CCV), que pidieron a la Real Acadèmia de Cultura Valenciana (RACV) que expulse de forma inmediata de la entidad al presidente de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), Ramon Ferrer, «por catalanista». En su pedido consideran que la AVL, el órgano normativo de la Generalitat, «abandera institucionalmente el catalanismo en la Comunitat Valenciana, por lo que consideramos que es incompatible tener un puesto en la RACV y también en la AVL». La petición de expulsión de Ramon Ferrer se extiende también a otros miembros de la Acadèmia Valenciana de la Llengua como Àngel Calpe, Artur Ahuir y Alfons Vila.
Ahora es Lo Rat Penat, reconocida institución en el estudio de la lengua valenciana, quien cuestiona a la AVL en un manifiesto en defensa de la lengua valenciana en el que habla de la «provocación» de la Acadèmia Valenciana de la Llengua, a la que llama «un instrumento del nacionalismo catalán». Las afirmaciones de Lo Rat Penat, en la nota de Las Provincias:
La junta de la entidad afirma que la valenciana es una lengua románica que nace tras la desmembración del Imperio Romano. Defendió que la invasión musulmana «no influyó demasiado» en la construcción del valenciano porque se siguió hablando en romace con influencias árabes. En el siglo XIII Jaime I trajo al Reino de Valencia «la lengua occitana, su lengua materna, que se fusionó con el romance que aquí se hablaba, lo que dio naturaleza definitiva a la lengua valenciana».
La institución afirma que nadie se atrevió a decir en el siglo XIV que Sant Vicent Ferrer hablara en otra lengua que no fuera valenciano o que en el Siglo de Oro se catalogara de catalán a Joanot Martorell, Ausias March, Jaume Roig, Isabel de Villena o Röiç de Corella. Y durante la renaixença «Teodoro Llorente y Constantí Llombart negaron rápido el intento catalanizador de Víctor Balaguer», asegura. «Y nunca afirmaron que escribían en catalán».
Lo Rat asegura que sólo a partir de 1970, con una universidad «dominada por profesores catalanes y por el odio al castellano, equiparado a la lengua de la dictadura (franquista)» se defendió la catalanidad del valenciano.
Considera que la AVL fue un «error político» del PP, que «se convirtió muy pronto en un instrumento del nacionalismo catalán». Lo Rat afirma que es hora «de acabar ya con ella» dejando de financiarla.
Asegura que por encima de la AVL está el estatuto autonómica «y sobre las amenazas de esta contra los que no acatan sus dictámenes está la libertad de expresión.
 Tanto las deformaciones catalanistas, como las investigaciones de lingüistas e historiadores valencianos son conocidas y aquí mismas se han comentado antes (1, 2, 3, 4, entre otros). Como Lo Rat Penat dice, sólo es en las últimas décadas, quizá en el último siglo, cuando se subordina la lengua o dialecto valenciano al catalán, como una extensión cultural de la intensión de la intelectualidad nacionalista catalana, de apropiarse de las raíces históricas de sus vecinos, incluyendo a valencianos, baleares, aragoneses, y probablemente incluso a occitanos franceses y el Alguer. Una pretensión ofensiva y prepotente para la historia de cada región, que por algunas décadas fue coronada con la coincidencia de ideas  de la autoridad académica valenciana, que parece estar llegando a su fin. Quizá sea hora de que se reacomoden las cargas.