jueves, septiembre 30, 2010

Anna-Kazumi Stahl, abriendo puertas a la literatura japonesa



 Tengo una remota preferencia por la cultura japonesa, que no recuerdo claramente dónde comenzó: quizá por el cine de los 50 y 60, quizá por sus imágenes de guerreros y artistas, o por la literatura que Borges rescataba. Con los años, mi seguimiento de la cultura japonesa se amplió a otros aspectos de su vida: releo de vez en cuando las observaciones de Ishikawa sobre el gerenciamiento industrial, que no dejo de considerar como una consecuencia de esa cultura. Sin embargo, Japón, como Corea o China, están muy lejos y apartados. Sólo en los últimos años Japón salió más ampliamente al mundo, y se hacen cotidianas las imágenes de sus ciudades y su gente. Sin duda mi conocimiento de Japón es menos que elemental, por lo que agradezco la pequeña introducción a su literatura que escribe Anna-Kazumi Stahl para La Nación.
Anna conforma uno de esos fenómenos que suelen formar parte de América en general, y de Argentina en particular: nacida en Louisiana, Estados Unidos, hija de madre japonesa y padre estadounidense, descendiente de alemanes, vive en Argentina desde la década de los 80 (1). No conozco su obra, pero bienvenida su introducción a la literatura de sus ancestros. Así presenta a Japón:
Una estadística reciente me alarmó: un 60% de la literatura japonesa que se lee en castellano es obra de dos autores, Yasunari Kawabata y Haruki Murakami. Como confío en los libreros ante este tipo de preocupaciones, fue a ellos a quienes recurrí. Al preguntarles qué más había de literatura japonesa, recibí la temida confirmación de un mercado eclipsado por pocos gigantes, pero también verifiqué que hay otros títulos. Esta nota busca retransmitir estos datos como apuntes (acaso sean invitaciones) sobre una literatura japonesa menos conocida en castellano, que está a mano pero que hemos perdido de vista.
Por supuesto que se accede a más de dos autores japoneses en lengua española. De hecho, más de un argentino ha contribuido a difundir voces niponas de todas las épocas: desde El libro de la almohada , del siglo XI (traducido por la argentina Amalia Sato y publicado por Adriana Hidalgo en 2001), y el precioso Libro de haiku . que produjo el profesor, también argentino, Alberto Silva (edición bilingüe, Bajo la Luna, 2005), hasta una selección amplia de escritores modernos, como Mori Ogai, Ryunosuke Akutagawa, Natsume Soseki, Junichiro Tanizaki, Osamu Dazai, Yukio Mishima y Kenzaburo Oe, además de los más actuales, como la popular Banana Yoshimoto y una autora experimental, Minae Mizumura.
Sin embargo, se trata de la punta del iceberg. Intentaré agrandar aquella lista, demasiado corta, de lecturas japonesas disponibles en español.
A veces las traducciones más accesibles traen a la vista nombres y títulos por explorar. Por ejemplo, en el best seller de Haruki Murakami Tokio Blues (1987, en español 2005), el protagonista vive a contracorriente de sus pares: va a la universidad con menos vocación académica que ganas de independizarse y no logra sintonía alguna con el ya masivo movimiento antiestablishment de los estudiantes en la década del 60 en Japón. Toru observa con los brazos cruzados mientras los demás manifiestan su descontento, ocupan la facultad y citan a Marx y a Kazumi Takahashi. El guiño, con un mensaje que se da por sobreentendido, tiene que resultar curioso para el lector forastero. ¿Existió un Kazumi Takahashi -uno podría preguntarse- o es pura ficción? (Haruki Murakami sería capaz...) Pero no se trata de un truco. Aunque no lo encontraremos en castellano, ni en inglés, francés o alemán, Kazumi Takahashi (1925-1971) existió, fue un novelista de culto y un joven profesor que desde su cátedra apoyó a los manifestantes. Aunque falleció temprano, su producción fue prodigiosa y audaz, de un lenguaje tan complejo y exigente que no habrá parecido emprendimiento prometedor para los traductores. Takahashi cultivó una ficción metafísica que lindaba con lo fantástico a la vez que militaba por la responsabilidad político-social de los artistas e intelectuales. Quizá como un Thomas Pynchon politizado, o una mezcla de Sartre y Aldous Huxley en clave japonesa. Su mayor novela, Hi no utsuwa de 1962 (Crisol de tristezas) disecciona la caída en desgracia de un rector de universidad egocéntrico. Otros escritos suyos sondean la cultura del suicidio en Japón. Yutsu naru Toha (Una facción melancólica), de 1965, y Jashumon (La fe herética), de 1966, reflejan el Zeitgeist de duda cáustica y de un escepticismo casi existencialista. Quizá se pueda decir que el impasible Toru de Murakami nos ha dejado una asignatura pendiente.
Hay otros guiños suyos sobre un terreno literario japonés que perdemos por límites lingüísticos. El protagonista de Kafka en la orilla lee a Soseki y Akinari Ueda. Soseki fue de los primeros en cimentar el lenguaje nuevo en la novela japonesa moderna. Akinari Ueda, dos siglos antes que Akutagawa y casi tres antes que el mismísimo Murakami, ya innovaba con elementos fantásticos. Y si no fuera por sus riñas con el establishment literario japonés (por lo menos, hasta publicar Crónica del pájaro que da cuerda al mundo ,1995; en español, 2001), jamás podríamos haber sabido de la existencia de una autora: Takako Takahashi, la viuda de Kazumi Takahashi.
Ella marcó un hito en la escritura femenina de la posguerra: si bien acompañó al marido en espíritu, y dejó todo para estar a su lado cuando se enfermó, quiso vivir sola, manteniendo más de un empleo y resistiendo críticas sociales. Como una versión japonesa de la escritora desafiada en el ensayo de Virginia Woolf, ella necesitaba su cuarto propio para desplegar su imaginación. De los cuentos y novelas que produjo, sólo ha sido traducido un delgado volumen en Occidente (la profesora Maryellan Toman Mori hizo una versión en inglés de Mujer solitaria en 2004, 30 años después del original). Takahashi fue una mujer singular. Durante los años 80 exploró el catolicismo y estuvo a punto de tomar los votos de los carmelitas. Tal vez en parte sea por ella que nos llega hoy la producción de las narradoras jóvenes, una literatura audaz y transgresora del Japón actual.
Antes de eso, sin embargo, queda bastante de lo "menos conocido" por explorar, y quizás ayude un esquema cronológico para hacer la travesía.
Período antiguo
Últimamente, uno disfruta de reediciones en castellano de obras maestras como La historia de Genji (Atalanta 2005) y Heike monogatari (Del Nuevo Extremo, 2009). Además de este tipo de novelas antiguas, aquella época también produjo un género singularmente japonés pero que resuena con la narrativa posmoderna actual. Se trata del zuihistu o lo que se escribe "al correr del pincel" para transmitir lo vivido en el momento con una espontaneidad fluida y una mezcla de formas, desde listas hasta poemas.
El libro de la almohada dio inicio al género. Para los interesados en la escritura femenina: Sueños y ensoñaciones de una dama de Heian (Atalanta) y Diarios de damas de la corte Heian (Destino). El género del diario o de zuihitsu no es exclusivo de las mujeres; también hay obras magistrales como Tsurezuregusa: ocurrencias de un ocioso ,escrito en 1330 por Kenko Yoshida (Hiperión, 1996) y Hojoki, canto a la vida desde una choza , de Kamo-no-Chomei, un aristócrata del siglo XIII que se hizo monje (Emecé, 2009, traducido por Masateru Ito, con prólogo de María Kodama).
Del creador de la ópera clásica japonesa noh , que se remonta al siglo XIV, quedan varios escritos, todos exquisitos. Zeami Motokiyo (1364-1444) formuló los criterios para actores de su época, y explica la estética del noh en Fushikaden: tratado sobre la práctica del teatro Noh (Trotta, 1999). Zeami lo escribió en el siglo XV para el shõgun .
Estos conocimientos pasaban de maestro a discípulos, de generación en generación, en un círculo cerrado y, de esa manera, protegido. Tanto es así que 200 años más tarde se decidió publicar otros de los tratados de Zeami. Y en 1909 salió a la luz un conjunto de enseñanzas verdaderamente secretas, transmitidas con compromiso de no difundirlas fuera del círculo de actores noh ; luego de décadas invertidas en comprobar su autenticidad, estos últimos secretos de Zeami fueron publicados en 1960.
Aquella primera publicación, Fushikaden , está disponible en español y, más allá de lo específicamente actoral, se presta a una reflexión más amplia, tal como El libro de té y otros tratados sobre prácticas culturales ,que se basa, en parte, en la espiritualidad japonesa. La edición española contiene además cuatro piezas teatrales traducidas, seleccionadas para testimoniar la diversidad del repertorio noh. Es un repertorio fijo desde el siglo XV, pero más de un autor moderno ha producido versiones actualizadas u obras originales en estilo noh , entre ellos Yukio Mishima. Él reinterpretó el drama Dojoji , cuya versión original habría revisado el propio Zeami.
Período premoderno (feudal)
Desde el siglo XVII hasta casi el siglo XX, Japón pasó por un período de aislamiento, que concentró las prácticas culturales. El país se mantenía cerrado al exterior e incluso las migraciones interiores se limitaban. Dos fenómenos literarios se destacan: la forma haiku, emblemática de la literatura japonesa, y la literatura (además de la pintura) de ukiyo-e , o "el mundo flotante".
El poeta máximo de haikus, Matsuo Basho (1644-1694), aprovechó la costumbre de peregrinajes permitidos a los monjes y otros devotos; hizo varios viajes a pie de Edo (hoy Tokio) al interior del país. El resultado literario de aquellas excursiones se condensa en un género específico, el haibun . Mucho más que una crónica de viaje, es una mezcla de prosa con haiku. De los cinco libros haibun que produjo Basho sobre sus peregrinajes, sólo uno ha sido traducido al castellano. De hecho hay varias versiones, pero una cuenta con una colaboración de Octavio Paz y Eikichi Hayashiya: Sendas de Oku (Seix Barral, 1981). Los otros cuatro fueron traducidos al inglés, como también el diario personal de Basho, Saga Nikki .
Quizá se pueda permitir aquí un pequeño chisme: en Sendas de Oku uno advierte que Basho fue acompañado por un discípulo, el poeta Sora Kawai (1649-1710). El diario del viaje de Sora sólo se publicó a mediados del siglo XX y produjo un efecto desmitificador al revelar el "detrás de bastidores" de la cotidianidad del maestro. Por primera vez entonces, casi 300 años más tarde, uno se hace a la idea de que el poeta no sólo creó sus versos sino también, de alguna manera, a sí mismo como figura de la fama pública.
El "mundo flotante" de este período podría tomarse como la contracara de la austeridad severa del "camino del guerrero" (el estilo de vida abnegado y disciplinado del samurái). En los siglos XVII y XVIII florecen aquellos ambientes de entretenimientos fugaces, las casas de geishas , una nueva forma teatral que toma como objeto no sólo la vida de los jerárquicos sino también las vivencias de los plebeyos. En la narrativa, tenemos los cuentos fantásticos del ya mencionado Akinari Ueda ( Cuentos de la lluvia y de la luna , publicado en México, 1968, y en España, 2002). El mismo autor produjo otra colección, Cuentos de lluvia primaveral , que queda sin traducir, además de otros escritos que retratan de modo costumbrista el mundo flotante, como Personajes de mujeres mundanas y Apuntes .
Quien inicia la prosa ukiyo-zoshi (narrativa del mundo flotante) es Ihara Saikaku (1642-1693), cuya escritura ácida, indiscreta y reveladora explora las vicisitudes de la vida erótica, indagando en transgresiones entre las clases y entre personas del mismo sexo. Una de sus colecciones fue publicada en la Argentina: El gran espejo de amor entre los hombres (Interzona, 2003). Hay dos versiones españolas de su primer libro: Hombre lascivo y sin linaje , traducido por Antonio Cabezas García (Hiperión, 1982), y Amores de un vividor ,en la traducción de Fernando Rodríguez-Izquierdo (Alfaguara, 2003). También se consiguen Cinco amantes apasionadas (Hiperión, 1992) e Historias de amor entre samuráis (Laertes, 1985).
Del mismo período se destaca la gran fuerza innovadora del dramaturgo Chikamatsu Monzaemon (1653-1725) ("el Shakespeare de Japón"), de cuya vasta obra -110 obras de teatro para marionetas, bunraku , y 30 para teatro kabuki- sólo una pieza se encuentra traducida al castellano: Los amantes suicidas de Amijima (1703, publicado por Trotta en 2001). En inglés, se consiguen quince más.
El período Meiji
A partir de 1868, Japón vive un vertiginoso proceso de modernización y llega lo que algunos califican como una inundación de información desde el extranjero, sobre todo desde Occidente. Eso ocasiona una brusca ruptura del aislamiento. Los escritores se vuelcan a hacer pruebas con las corrientes de narrativa europea que llegan: el naturalismo y, especialmente, la novela psicológica o "literatura del yo".
De esta etapa iniciática, una narrativa moderna con énfasis en la interioridad y la evolución del personaje, tenemos muchos representantes traducidos, aunque lo producido por mujeres llegó más al inglés y francés que al castellano. Aun así, hay notorios ejemplos para destacar: de Chiyo Uno (1897-1996) se pueden leer Confesiones de amor (1935, publicado por Mondadori en 1991) e Historia de una mujer soltera (que escribió de grande, en 1972, y que editó Lumen en 1996).
El caso más incomprensible de una autora de esa generación que faltó traducir al castellano es el de Fumiko Hayashi. De sus 25 novelas, más de 20 libros de cuentos, fábulas juveniles y poesía, sólo un cuento se encuentra disponible en castellano. "Barrios bajos" salió en 1957 en Sur (N° 249), traducido por Miguel Alfredo Olivera. Después, en 1976, fue traducido por Oscar Montes para una revista mexicana, Estudios de África y Asia . Rosa Montero incluyó el cuento en una antología, La cita y otros cuentos de mujeres infieles (Alfaguara, 2003), con lo que Fumiko Hayashi pudo ganar más lectores.
La obra de Hayashi cautivó al público en Estados Unidos y en Francia. También fue una inspiración para un cineasta clave de los años 50, Mikio Naruse. La vida de Hayashi resulta impactante: de orígenes pobres, tuvo que arreglárselas por sí sola a partir de la adolescencia; pudo terminar la primaria sólo mintiendo sobre su edad y expandió su educación como autodidacta. Forjó un estilo propio, audaz e incisivo. La literatura de Fumiko Hayashi exhibe un Japón no siempre retratado: el Japón colonialista en Indonesia, la militarización fervorosa y la posterior ocupación estadounidense. Su autobiografía Horoki: Apuntes de una vagabunda y varios de sus cuentos fueron llevados al cine. En 2009, algunos de estos films se proyectaron en el Teatro San Martín, en Buenos Aires, pero los libros siguen siendo desconocidos.
Período de posguerra
De esta época, a mediados del siglo XX, también hay bastante traducido, pero vale la pena indicar una compilación en lengua española: Antología de la narrativa japonesa de posguerra , realizada por Tanabe Atsuko y publicada por Tlahuapan, en México, en 1989. Y habría que recordar las novelas del singular Kobo Abe (1924-1993), como su obra maestra, La mujer de la arena , escrita en 1962 (Siruela, reedición de 2008) que inspiró el film homónimo de Hiroshi Teshigahara, además de novelas que relatan con agudeza la lucha del hombre común en conflicto con la sociedad, como El rostro ajeno (1964, en español por Siruela, 2007).
Kobo Abe fue un dramaturgo importante; estableció su propia compañía de teatro en Tokio. Para ella escribió obras todavía famosas, como Vosotros también sois culpables (1964) y Amigos (1967).
Este período es también el de una incursión importante en los estudios culturales en Japón: de Michitaro Tada (crítico literario y antropólogo cultural, 1924-2007) ya contamos con dos obras disponibles en castellano ( Gestualidad japonesa y Karada , ambas publicadas por Adriana Hidalgo). Lo importante es que, a diferencia de otros libros que buscan explicar lo japonés para un público ajeno, Tada escribe sobre lo japonés para los japoneses. Los libros son parte de una meditación ensimismada y privada, acaso una autocrítica...
En este sentido también merece mención otro caso enigmático de no traducción: el de Takeo Doi. Como psiquiatra, Doi se entrenó en la práctica de psicoanálisis freudiano en Occidente, con la idea de aplicarlo en Japón al regresar. Cuando vio que era inviable aquel modelo para la cultura nipona, comenzó el verdadero trabajo de Doi. Sus libros esclarecen aspectos anteriormente poco articulados pero íntimos, fundamentales para la idiosincrasia japonesa: The Anatomy of Dependency (La anatomía de la dependencia) y The Anatomy of Self (La anatomía del yo) están disponibles sólo en inglés, por ahora.
Período actual
De la literatura actual, se destacan varias mujeres que incursionan en áreas nuevas como el multiculturalismo y la globalización, que produjeron nuevos experimentos con el lenguaje literario japonés. La novela monumental de Minae Mizumura, Una novela real (Adriana Hidalgo, 2008), es un buen ejemplo: la forma yuxtapone la ficción y la no ficción, mientras explora los cambios en la jerarquía social surgidos luego de la guerra. En otras obras, aún sin traducir, Mizumura juega con la mezcla de japonés e inglés, y analiza críticamente las carencias en el uso actual de la lengua japonesa.
Yoko Tawada también ejemplifica lo multicultural: nacida en 1960, a los 20 años se trasladó a Alemania desde donde escribe en japonés y a veces en alemán. Su novela Inu muku iri (El novio de la boda era un perro, 1998) fue muy bien recibida en Japón aunque Tawada no la escribió allí, y con Yogisha no yako ressha (Sospechoso en el tren nocturno, 2003) ganó el premio Tanizaki. Como dramaturga ha sido traducida al castellano: el grupo teatral Lasenkan ha realizado, en España, tres de sus piezas: Sancho Panza , El punto herido del alfabeto e Hikon, el alma voladora .
Menos experimental en técnica que las anteriores, Yoko Ogawa (1962) ha producido una narrativa singular que conjuga la literatura y las matemáticas. La autora nombra como influencias a un dúo inesperado: Kenzaburo Oe y Anna Frank. Tres de sus novelas fueron publicadas en España por Funambulista: La formula preferida del profesor , Perfume de hielo y El embarazo de mi hermana .
Otra corriente nueva actualiza la novela noir . Con frecuencia extremas, hasta surreales, estas renovaciones japonesas tienden a flirtear con la perversión y la violencia en un marco argumental detectivesco que sin embargo todavía permite cierta noción redentora. Es el caso de las novelas de Ryu Murakami, el escritor que ha inspirado al cineasta Takashi Miike, referente del nuevo cine de terror japonés. Dos novelas de Ryu Murakami están traducidos: Azul casi transparente (Anagrama, 1997) y Sopa Miso (Seix Barral, 2005). La más temprana, Coin-Locker Babies , sigue sin traducir aunque hizo furor entre jóvenes urbanos de un Japón "pos-burbuja", o sea, posterior a la afluencia y el consumismo de los años 80. Narra las historias de dos hombres que fueron abandonados de bebés en una estación de tren; uno de ellos planea un ataque químico contra la capital, apuntando a vengarse de (¿todas?) las madres, del punto de origen en sí.
Notoriamente, ha surgido una corriente nueva de thrillers femeninos que se destaca no sólo por el ingenio argumental, sino también por un audaz "realismo sucio" que rompe con tabúes: las amas de casa son a la vez obreras de fábrica en la periferia, los japoneses que emigraron regresan de Perú y de Brasil con consecuencias inesperadas, y estalla la violencia doméstica, tanto masculina como femenina. Una autora ejemplar sería Natsuo Kirino (1951) cuya novela Out fue nominada al premio Poe. Out salió hace poco en castellano (Emecé, 2009), y podremos esperar alguna de las doce que tiene escritas hasta ahora.
La famosa "bananamanía" que experimentó el público occidental tuvo su versión nipona también. Se puede identificar como "herederas de Banana Yoshimoto" a quienes han profundizado la exploración (y revalorización) de la figura liminar que revolucionó Yoshimoto en Kitchen : aquella figura de la niña-mujer o shojo , especie de semiadulta en un delicado limbo entre depender del padre y depender del marido, ya transformada en la década de 1980 en el símbolo de cierta oportunidad para una autodeterminación inesperada. Una expresión surge desde la literatura joven "extrema" que sorprendió cuando dos representantes aun adolescentes obtuvieron el más prestigioso premio para la nueva narrativa en Japón. La escritura de Risa Wataya en Keritai Senaka (La espalda que quisiera patear) y la de Hitomi Kanehara en Hebi ni Piasu (Serpientes y piercings) son ejemplos de una corriente de escritura intrépida de la mano de mujeres muy jóvenes, transgresoras, de poderosa imaginación y franqueza personal: la novela de Kanehara salió en castellano (Emecé, 2004). En esta línea estarían también Vibrador , de Mari Akasaka (1964; Emecé, 2006).
Respecto de estas nuevas voces adolescentes surge también una cuestión de técnica y de tecnología que afecta la circulación de su obra y tal vez también, una se pregunta, la conceptualización: de las diez novelas más vendidas en Japón últimamente, la mitad fue escrita en teléfonos celulares y son leídas del mismo modo, o sea en "el celu". En Japón el mercado de la "novela móvil" ya cuenta con tres millones de lectores. Y en este caso también tal vez sorprenda que se trate de una producción capaz de conquistar los premios del establishment . Mieko Kawakami ganó el premio Akutagawa (2007) por una novela "móvil" (aunque premiada recién luego de ser impresa): Chichi to ran (Acerca de pechos y huevos) es una novela ágil y veloz. Narrada en primera persona, dispara posibles redefiniciones de lo femenino a través de un grupo de amigas adolescentes. Si una vez puede ser suerte, dos veces ya merece otro respeto: Kawakami volvió a tener tremendo éxito con su novela Hebun (El cielo) durante la etapa de señal electrónica, y al cobrar una existencia en papel conquistó un reconocimiento que en algún punto suena paradójico, no por falta de destreza literaria, sino por una cuestión de técnicas, de preconceptos o expectativas que tenemos acerca de lo que se escribe y cómo. El cielo de Kawakami es la ganadora del premio Murasaki Shikibu del 2010, el galardón máximo para la nueva escritura femenina, que lleva el nombre de la autora de La historia de Genji , escrito hace mil años y por supuesto sobre papel. Y uno se queda pensando? si Murasaki renaciera, ¿cómo escribiría hoy?
(1) El New York Times le dedicó hace tiempo un artículo a esta mudanza.

La imágen: Anna Kazumi Stahl, en el sitio de Guillermo Schavelzon.

domingo, septiembre 19, 2010

WOT y la Real Academia de la Lengua Valenciana

Uso WOT como un elemento de advertencia de confiabilidad de enlaces a sitios de internet. No se trata de un método infalible, pero ayuda a disponer de un elemento de referencia sobre un sitio desconocido. WOT usa un sistema de semáforos de tránsito calficando con verde a los sitios confiables, amarillo a aquellos que han generado algún tipo de reservas, y rojo aquellos que han recibido cuestionamientos severos. El problema con WOT es que la reputación de un sitio se basa en las valoraciones voluntarias que quienes lo usan, aplican a sitios que aún no puntúan, junto con otras referencias obtenidas de otros medios públicos de calificación. La valoración va haciéndose más confiable cuanto más personas juzgan un sitio.Pero dada la infinita cantidad de sitios existentes, es relativamente común que uno poco difundido esté soportado por un número reducido de participantes, y que se preste a manipulación. Como con Wikipedia, sólo el tiempo puede ir dando un juicio más adecuado de cada sitio tratado.
¿A qué viene esto? Buscando información sobre Vicente Luis Simó Santonja, encontré que mi instalación de WOT calificaba con un semáforo rojo las referencias a la Real Academia de la Lengua Valenciana, a la que él pertenece. Revisando la calificación, lo que se observa es que nueve personas dan al sitio como "muy pobre confiabilidad", cinco indican "pobre fiabilidad del vendedor", seis le asignan "muy pobre en privacidad", y ocho le asignan "muy pobre" reputación en seguridad para menores.
Francamente, tanto de los antecedentes de la academia, como de lo que se desprende de sus páginas, no veo cómo se lo pueda clasificar como casi peligroso, especialmente al valorarlo como pobre en seguridad para menores. Si bien tiene una tienda de venta de materiales sobre la lengua, en todo caso, si hubiera cometido algún tipo de irregularidad en su facturación, a lo sumo pudiera cuestionarse en todos los rubros, excepto en la seguridad a menores.  Una calificación "mala" en todos y cada uno de los factores suena más bien a un ataque a su reputación. Si esa clasificación agrega además una mala opinión sobre su responsabilidad sobre menores, entonces ya la opinión es malévola. Dado que es conocido que existen ásperas discusiones entre esta academia y la ahora oficial Academia Valenciana de la Lengua, que participan de disputas más generales entre valencianistas y catalanistas, me inclino a pensar que lo que está a la vista sucede en este marco. Parece una acción propia del fanatismo e intransigencia juvenil, pero, si no me equivoco, muestra el estado de esta discusión más o menos marginal.
En fin, invito a todos los visitantes y usarios de las páginas de la Real Academia de la Lengua Valenciana, fundamentalmente a aquellos que usen WOT, a que expresen también su valoración. Probablemente conozcamos entonces una estimación más honrosa de un grupo de académicos no favorecidos con las corrientes predominantes hoy en la lengua.
Queda para otro momento conversar acerca de por qué me interesaba Vicente Luis Simó Santonja, aunque tiene que ver con estas disputas.

domingo, septiembre 05, 2010

Retraso tecnológico y transparencia tributaria

Sin asegurar que lo mismo que describo no sea igualmente escaso respecto a otros casos europeos, y hablando del transporte sólo en Valencia, un pasajero está acostumbrado a usar su tarjeta magnética o con chip que le permite subir al autobús, apoyarla sobre la lectora, y pasar adento; el conductor sólo se ocupa de asegurarse que cada persona lo haga, cobrar un ticket -que se registra- en los ocasionales casos en que un pasajero no tiene tarjeta, y de manejar el vehículo. Al fin de su día de trabajo, retira un ticket que cierra su actividad. Un manejo más descansado, y cuentas claras. Más aún, desde hace pocos días, un pasajero que cambia de autobús (usando una tarjeta con chip) durante el período de una hora, hace el/los siguientes viajes sin costo. El sistema está integrado, y probablemente lo estará más: pasas de una compañia a otra con el mismo software, y probablemente se hará también con el Metro. Hay otros aspectos interesantes, pero no están relacionados con la recaudación, que es lo que motiva esta observación.
Ahora, vayamos a la noticia de La Nación de hoy: sólo el 3% de los colectivos (autobuses) urbanos de Buenos Aires, ha adoptado el boleto (billete) electrónico. ¿Por qué?

El chofer del interno 70 de la línea de colectivos 152 todavía pide monedas y el de la unidad 489 del 130 dice que ya van a llegar las máquinas para pagar con tarjeta, pero que, por ahora, el dinero metálico es el que manda. Sucede que, pese a los anuncios oficiales, aún no funciona el Sistema Unico de Boleto Electrónico (SUBE), que mejoraría una de las tareas más molestas de la rutina diaria: sacar un pasaje para viajar en el transporte público.
Sólo 500 colectivos están equipados para aceptar el SUBE: el 3% del total. Se supone que a fin de este mes comenzarán a funcionar 3000 de las 17.000 máquinas que se requieren para equipar las 340 líneas que recorren la Capital Federal, según alguien cercano a la operación. Se suponía que iban a estar operando a fin de agosto. La misma fuente explicó que la demora se debió en gran medida a la oposición de las empresas de colectivos, que no querían perder el control de la recaudación. "Y menos dejar en manos de otros el conteo de pasajeros, del que depende la entrega de subsidios", acotó.
Luego de esa primera etapa de 3000 máquinas, el plan del secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, es instalar 2000 lectoras por mes hasta llegar a las 10.000, que fueron compradas a Siemens, Indra y Metronec (Roggio). Provenientes de la República Checa, las de la primera firma, y de Brasil, el resto, las máquinas descansan en la actualidad en un depósito a la vera de la ruta 8. Desde la Secretaría de Transporte dijeron que sólo garantizan que se cumplirá con la instalación de las 10.000 máquinas este año, pero que no fijan un fecha cierta para el comienzo del sistema. "Se largará con las líneas que se vayan completando", respondieron.
El 4 de febrero de 2009, la presidenta Cristina Kirchner presentó el SUBE y prometió que tres meses después cinco millones de pasajeros iban a poder usar tarjeta magnética para viajar. Al vencer ese plazo, el entonces secretario de Transporte, Ricardo Jaime, aclaró que se trataba de días hábiles y lo extendió hasta fin de junio. Un año y dos meses más tarde de esa fecha prevista, sólo funciona en el sistema Monedero, del grupo Roggio (subtes, ferrocarril Urquiza), en el tren Belgrano Norte y en los colectivos 5, 8, 20, 50, 61, 62 y 101.
¿Qué pasó en el medio? "Siempre se pensó que sería un sistema que permitiría la entrada de varios jugadores, que el SUBE sería sólo un canal entre muchos otros, pero no el único como se planteó finalmente", comentó una fuente que trabaja en el transporte y no quiso ser nombrada. "Eso demoró, porque no todos estábamos de acuerdo", acotó.
Una vez que eso se destrabó esta cuestión y se definió que sólo funcionaría SUBE y que el clearing estaría a cargo de Nación Servicios (Resolución 362/2010  de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte), surgió otro problema. Las empresas de colectivos se opusieron a llevar en sus unidades un sistema en el que ellas no tuvieran injerencia, lo que les quitaba la caja y el conteo.
Así las cosas, las cámaras de autotransportistas de pasajeros y concesionarios de trenes se unieron y formaron la Asociación Civil del Transporte (Acitra), para la "coadministración y control" de los recursos del SUBE. Poco después, el decreto 988 del Gobierno les autorizó una mayor participación en el programa. Asunto solucionado. Aun así, lo único concreto es el trabajo de instalación que se comenzó en otras 15 líneas. "Hoy te subís al 39 y ya está el validador a bordo, también el GPS y el tablero para el chófer, pero no se va a largar hasta que no esté en todas las unidades de cada línea, para no crear peleas", dijo un hombre que participa de la instrumentación.
Aún no funcionan las primeras dos etapas, pero ya hay problemas con la segunda: las pymes de la industria electrónica reclaman por irregularidades en las licitaciones de otros 7000 equipos. Las adjudicatarias, con las que se firmaron los contratos hace 15 días, son Siemens, Láser Argentina y Tallion, de presuntos vínculos con el empresario Cristóbal López.
El dinero para las máquinas (2000 dólares cada una) será puesto por el Estado y los transportistas pagarán 4% de lo recaudado por el servicio de operar el sistema. "Esto no les gustó a los empresarios, pero se calmaron con la promesa de que se los dejará armar su propia red de carga", confió un hombre cercano al ministro de Planificación, Julio De Vido.
El tiempo dirá si esta vez el anuncio se hace realidad. Mientras tanto, sólo las monedas son capaces de arrancar de las expendedoras el papelito que dice "Pasaje con subsidio del Estado nacional".
CRONOLOGIA 5 DE FEBRERO DE 2009
Anuncio oficial
Cristina Kirchner presentó el SUBE y prometió que en 90 días cinco millones de pasajeros podrían usar la tarjeta.

6 DE MAYO DE 2009
Aclaración
El entonces secretario de Transporte, Ricardo Jaime, aclaró que los 90 días eran hábiles y que el SUBE se largaría el 22 de junio de 2009.

5 DE SEPTIEMBRE DE 2009
Pocas líneas
Sólo tienen SUBE siete de las 340 líneas y se están equipando otras 15.

FINES DE 2010
Promesa
Estarían equipados 10.000 colectivos.
¿Por qué? porque controles digitales implican conocer las reales transacciones, y a nadie le interesa eso. En un país con una historia de doble contabilidad, una pública y otra real, un importante porcentaje de actores no está interesado en medir y publicar el valor de sus operaciones. De esta forma, la medición de la riqueza nacional está distorsionada, con su consecuencia en las posibilidades de elaborar presupuestos y planificar inversiones. En una retroalimentación circular, la sociedad encubre sus riquezas, y perjudica su crecimiento. ¿Cómo medir eficiencia, si del ocultamiento de las transacciones todas las partes se benefician? ¿Cómo poner al día la tecnología y competir con el mundo, si el negocio inmediato se opone a su existencia?

Asia vs Europa: un futuro probable


Un artículo de Jesús Cacho para El Confidencial, dedicado a política interna, tiene una de las mejores descripciones literarias del presente europeo que haya leído. Dejando de lado la derivación  hacia la política interna española, que también daría mucho de sí, vale su comparación entre dos mundos:

(...) Sentarse frente al jardín donde se erguía la demolida embajada americana en la capital sudvietnamita, pegada al edificio que hoy alberga el consulado USA, resulta una extraña experiencia. A la luz cristaliza del atardecer es fácil volver a escuchar el ajetreo de los helicópteros que desde su terraza trasladaban al personal civil y militar yanqui a los buques anclados en el mar de la China; fácil volver a imaginar a un cariacontecido embajador Martin embarcando en el último de los aparatos con la bandera de las barras y estrellas plegada bajo el brazo, mientras miles de vietnamitas anticomunistas y/o colaboradores del régimen militar del Sur pugnaban por saltar la valla que rodeaba la finca con la esperanza de alcanzar en la azotea la sombra del último helicóptero. La misma sensación frente al cercano palacio presidencial, sede del que fue Gobierno de la República de Vietnam del Sur, cuyas elegantes verjas de hierro fueron holladas por los tanques del PAVN en la mañana del 30 de abril de 1975, caída de Saigón. El Régimen comunista lo ha conservado intacto, tal cual aparece en las muchas películas que Hollywood parió sobre el conflicto, habiéndose limitado a rebautizarlo como “Palacio de la Reunificación”. Ahí parecen acabar todas las referencias (incluido el vecino y paupérrimo War Crimes Museum) a una guerra de la que la mayoría de la población vietnamita solo ha oído hablar por cuentos a la luz de la lumbre y, naturalmente, en los libros de texto.

Los jerifaltes de la República Socialista de Vietnam están hoy más preocupados por los negocios que por la ideología. Férreo control del poder político a través del partido único y business as usual. El hijo del presidente Tan Dung dirige en la isla de Catba, la mayor de la bahía de Halong, sin duda uno de los escenarios naturales más hermosos del planeta, una macro urbanización luxury total, con marina estilo Montecarlo incluida. Los comunistas somos así: to pal pueblo. De modo que el pueblo se muestra ante el visitante entregado a la lucha por la vida, pasando de política, de consignas y de partido único. Con un tercio menos de territorio que España, Vietnam está hoy poblado por 89 millones de personas, el 67% de las cuales tiene menos de 30 años, pirámide de población que convierte en un espectáculo un simple paseo por cualquier calle de Hanoi, Danang o Saigón. El país sigue siendo muy pobre (80 euros salario medio mensual en la ciudad), pero la sensación de actividad, de ritmo frenético, de ganas de abrirse paso y ganarse la vida que se advierten por doquier resultan apabullantes. A las 5 de la mañana comienza a amanecer y a las 6 cualquier calle del país está invadida por un ejército abigarrado de motocicletas japonesas de baja cilindrada que se mueven sin discos en los cruces, sin guardias de tráfico, en un universo de caos y cláxones que deja perplejo al occidental. Sin policía visible en la calle, el vietnamita goza de total libertad para luchar por la vida y lo hace a cara de perro desde al alba al anochecer. Todo el mundo vende algo, todo el mundo tiene algo que ofrecer, desde una sonrisa hasta una simple botella de agua, todos algo que esperar de un futuro que se adivina vivo.

Del boom asiático al declive europeo
Partiendo desde bases muy pobres, con casi todo por hacer en materia de infraestructuras, Vietnam es uno de los países con mayor crecimiento económico del mundo, cuyo PIB que se mueve en cifras anuales cercanas al 10%, llamado a convertirse en una década en una gran potencia económica, demográfica y cultural. País dominado por la misma sensación de febril actividad que un servidor puso advertir hace un par de veranos en China. A las 6 de la mañana, mientras Saigón, con sus 8 millones de habitantes, hierve en una caldera de imparable frenesí, Berlín, París o Madrid duermen plácidamente. El centro del mundo se ha desplazado dramáticamente a Asia, pero en Europa no nos hemos enterado o hemos decididos dar la espalda a esa inquietante realidad. Esta semana, el escritor y economista francés Jacques Attali decía en un diario madrileño que “Europa camina hacia su declive”. Falso. Hace tiempo que lo está, metida en una deriva de insignificancia que paulatinamente le hace perder peso en el mundo. Decididos a seguir viviendo por encima de nuestras posibilidades, parapetados tras unos Estados del Bienestar imposibles de financiar, acomodaticios y burgueses, vagos de solemnidad, Europa lleva camino de convertirse en un gran parque temático para asiáticos ricos, gente que puntualmente viajará al viejo continente para escuchar música en Salzburgo (lleno ya este verano de chinos opulentos), tomar daiquiris en el Hemingway Bar del hotel Ritz de la parisina plaza Vendôme, y contemplar atardeceres desde La Alhambra de Granada. Todo parece aquí finiquitado, fundido, muerto. Todo atado y bien atado y en manos de los de siempre. Con las cartas bien repartidas por las elites económico-financieras, siempre en santa alianza con Gobiernos parásitos, el único futuro abierto a las generaciones de jóvenes europeos inteligentes y bien preparadas es emigrar y cambiar de continente. 
El espectáculo es particularmente deprimente en países del sur de Europa que, carentes de tradición democrática, se han dado al voto bobo en favor de personajes tan atrabiliarios como Berlusconi en Italia o tan mediocres como Rodríguez Zapatero en España o José Sócrates en Portugal, tipos que han sabido encajar perfectamente en el molde de las sociedades narcotizadas, de brazos cruzados, dispuestas solo a pensar en la caña de cerveza y en el fin de semana, en que vivimos. (...sigue...)