domingo, octubre 07, 2012

España entre el deber y el querer

Daniel Lacalle amplía las afirmaciones de Christopher Mahoney, comparando el estado actual de España, no con Enron, sino con Rumasa, "una enorme telaraña opaca de exposiciones cruzadas bancos-estado-empresas que esconde deuda y mantiene valores de activos ficticios, escondiendo deuda entre favores y amiguetes".
Lacalle enumera varios puntos que debieran resolverse para poder rectificar España. Acepta la posibilidad de que España se recuperara en un plazo "breve" de cinco años, siempre que algunas líneas fundamentales de la reconducción financiera  se asumieran con mano firme. ¿ será así? España pasa por situaciones de excepción, y así debiera suceder. De ello depende demasiado.
Cuando Sean Egan alerta de que España no crecerá durante cinco o diez años lo que analiza es la incapacidad de generar demanda industrial e inversión productiva con un gasto y deuda monstruosos y una carga impositiva enorme. Si mantenemos la política impositiva confiscatoria, la inseguridad jurídica y el peso monstruoso del Estado, efectivamente, tendrá razón. Si volvemos a la prudencia -que la tuvimos-, la recuperación -como economía ultra-cíclica que es la española- también llegará antes de cinco años. Seamos realistas, las exportaciones están mejorando un 15% y la inversión extranjera repunta ligeramente, no para tirar cohetes, ni de lejos. Queda mucho desapalancamiento, porque la reducción de deuda pública y privada de verdad aún no ha comenzado de manera agresiva.
Los inversores y analistas no dejan de alertar, como el que ve un choque en cadena, que el problema de España es que carga cada vez con más compromisos financieros sin exigencias contundentes.   
Merece leerse con cuidado lo que dice la agencia independiente Egan Jones –una de las pocas a las que realmente siguen los inversores- cuando rebajó la calificación de España la semana pasada.  Citan como elementos más importantes la destrucción de tejido industrial, carga excesiva de las Comunidades Autónomas y los rescates bancarios. Recordemos que cuando empezó el año se repetía que las necesidades de capital de la banca eran de un máximo de 40.000 millones y la cifra oficial ya ha subido a 60.000 millones, mientras muchos analistas asumen necesidades de capital de 200.000 millones. 
El problema es que en el círculo vicioso estado-cajas-deuda-gasto-regiones nadie quiebra, no hay responsabilidad crediticia y, por lo tanto, se incentiva la mala gestión. (...)
Veo que el mercado de deuda, aprovechando el efecto Draghi, está intentando acumular seguros de impago -CDS a cinco años- españoles, aunque el volumen es mínimo. Se  perciben los siguientes problemas que costarían al Estado 60.000 millones más de lo esperado en 2013, llevando el déficit muy por encima de los objetivos:
Dar apoyo total e incondicional a las Comunidades Autónomas. Ya casi han consumido el Fondo de Liquidez con unas condiciones extremadamente suaves. Y lo que se les da no se deduce de otro gasto central, que es lo que se debería hacer si, como dicen, “las Comunidades Autónomas son esenciales para el país”. A ver qué gobierno se atreve a intervenir a Valencia o Cataluña. 
Las Comunidades Autónomas suponen 191.000 millones de deuda viva, el18% del PIB. Todo garantizado. Pero teniendo al Estado como garante, además, entran los incentivos perversos. Te rescatan pero no se atreven a intervenirte. Y si te intervienen, paga la factura el contribuyente sea como sea. Y entonces montas unas cuantas manifestaciones por la “dignidad de la región” y fiesta otra vez. Las Comunidades Autónomas se quejan de que su déficit individual es muy bajo. Recuerden: déficit = perdidas = más impuestos. Suponen juntas el  33% del total. En lo que tienen razón es en que el Estado central es tan deficitario y ruinoso como los regionales.
Apoyo incondicional a las cajas quebradas. El sistema bancario español supone un 340% del PIB y, además, está extremadamente expuesto a deuda soberana. Ya saben que no solo son los bancos domésticos, sino en particular las cajas más problemáticas, los que compran esas emisiones de deuda “exitosas” del Tesoro. Se usa el dinero para inyectar en bancos quebrados que, a su vez, utilizan ese dinero para comprar deuda soberana, porque si no se rescatan esas cajas ¡oh sorpresa! se acaba la demanda de bonos. Rescate interno. Con un porcentaje de préstamos de difícil cobro, que ya alcanza el 9%, y la caída de depósitos es muy probable que veamos otra ronda de “rescates” a cargo del Estado en 2013.


*  El banco malo comprará activos inmobiliarios, no con un enorme precio de descuento, sino a “valor estimado” (“economic value” lo llaman), es decir, que a largo plazo todo subirá. Con ello se necesitará una inyección de capital público para sostener las finanzas del banco malo mientras ponen en venta esos inmuebles, si se venden. Y cuanto mas tarden en venderlos, más inyecciones de capital público necesitarán. Todo esto se hace para que "fluya el crédito” a la economía real. Sin embargo, los bancos no pueden recapitalizarse como pide la UE y a su vez prestar a una “economía real” que ve impuestos crecientes y márgenes en decrecimiento. Eso es como soplar y sorber.
*  CDS europeo contra España. Una locura
En la Unión Europea están enormemente preocupados. Dudan –no solo los “malvados anglosajones”- de nuestros objetivos de déficit de 2012 y los presupuestos de 2013 y, aunque repitamos que necesitamos tiempo y que estamos haciendo los deberes, no lo tenemos. Están tan preocupados que, después de criticar los seguros de impago, los CDS, durante años, y ante la magnitud del posible problema, que un amigo del FMI me cifraba entre 700.000 millones y un billón de euros, la propia UE y el BCE están estudiando la posibilidad de emitir seguros de impago europeos para el rescate español, según Bloomberg
Una receta para el desastre, porque pone en evidencia que la propia UE no se fía de la capacidad de pago de España y busca atraer -“colocar”- a inversores extranjeros el papelón del rescate, asegurándoles ante un impago de España. ¿Qué ocurre? Que como lo hagan se dispararán los CDS, que contagiarían a la deuda soberana, pero también a la deuda del Mecanismo de Estabilidad Europeo (ESM).
Un problema de deuda no se soluciona con más deuda. Si paramos los rescates e instauramos la responsabilidad crediticia incuestionable los CDS, la deuda, el riesgo España y las sorpresas negativas en la ejecución presupuestaria probablemente se reducirían enormemente. Cuanto más se retrase el proceso de reducción del endeudamiento por el lado del gasto, más tardará la recuperación y el incremento de los ingresos. Pero parece que da igual. Mientras demos la patada hacia adelante y consigamos colocar el riesgo, todo va bien. Porque “a largo plazo todo crecerá”. Y ya vendrá alguien a pagar la deuda. Si en vez de planificar para ingresos estimados planificasen para asumir gastos máximos, no estaríamos donde estamos.