jueves, mayo 17, 2007

Desvaríos de la política exterior argentina

Jorge Ávila reproduce una nota de Ricardo Romano sobre el estado de la política exterior argentina en éste momento (Dice Ávila:"Ricardo Romano, peronista opositor y redactor de una carta sobre la situación política nacional que recibo con regularidad, escribió esta vez, con prosa mordaz y militante, sobre la secuencia de errores de política exterior del gobierno del presidente Kirchner")
La lista de errores, que parecen realmente desvaríos, muestra uno de los flancos más débiles del gobierno actual, que no puede dejar de ser señalado. Creo que es necesario que quede claro que en este tema no hay una sola voz, y que lo que vemos no es compartido unánimemente. Al menos a mí, me gustaría que mis colegas y amigos en países vecinos (Uruguay, por ejemplo) , lo tuvieran presente.
Transcribo de Ávila, que copia a Romano:

(...a propósito de una visita a México de Cristina Kirchner) el resultado de las giras kirchneristas es siempre el bochorno. Uno lo lee y no lo cree. Integrantes de la comitiva de la Primera Dama, le explicaron a Clarín que, con la visita de Cristina Fernández de Kirchner, “Argentina se acerca a México en momentos de polémica con Brasil” y que el gobierno promueve el ingreso del país azteca al Mercosur porque “podría balancear el peso de Brasil en el bloque”. Dos páginas más adelante, los mismos cráneos explican que el gobierno espera que la llegada de Lula a nuestro país –inmediatamente después del viaje de la Senadora- sirva para “relanzar la relación privilegiada con Brasil”, pues así Kirchner “pretende desprender su estrategia geopolítica de lo que aparecería casi como un ancla exclusiva: Venezuela”.

A ver si se entiende: vamos a México para molestar a Brasil y después nos reunimos con Brasil para despegar de Venezuela. Brillante. Con un solo “viaje de instalación internacional” de la candidata oficial, el kirchnerismo logró hacernos quedar mal con México, Brasil y Venezuela…

La respuesta no se hizo esperar. Al día siguiente, desde Santiago, Lula da Silva dijo “yo quiero tener una relación primorosa con Chile pero no para crear contrapeso contra quien quiera que sea”. En simultáneo, Thomas Shannon, secretario de Estado adjunto de EEUU para el Hemisferio Occidental, afirmaba: “Brasil es tan grande que no tiene contrapeso (y) va a tener un papel muy importante en definir el futuro de América del Sur, con o sin otros países”. Calderón y Chávez no hablaron (todavía). No significa que no hayan tomado nota de cómo considera el actual gobierno argentino a sus países. Tarde o temprano pasarán la factura.

A la lista de incoherencias que Romano señala, pudiera agregarse la lamentable política de confrontación con Uruguay, a propósito de la localización de dos plantas papeleras, pero extendida a múltiples aspectos de interrelación económica. No se trata de la discusión sobre el derecho de Uruguay a instalar las plantas sin conversaciones previas, sino del aliento a una confrontación salvaje que dañará por años las relaciones políticas y sociales entre los dos países. Un litigio económico no puede transladarse a un conflicto social mirando para otro lado, mientras grupos de presión expresan la única acción diplomática por medio de la coacción y la violencia. Más aún, cuando se trata del vecino con el cual seguiremos compartiendo fronteras mientras existamos como nación. La irresponsabilidad se pagará por más tiempo que el que dura el gobierno que "dejó hacer".
Entre los signos positivos y negativos de Argentina, su política exterior es uno de los que más le costará, porque la falta de visión nos deja más y más atrás. Y tengamos en cuenta que un país pequeño puede ocupar un lugar, como lo demuestran Chile aquí nomás, Irlanda en Europa, o la mitad de los países asiáticos, esos que hace treinta años no representaban casi nada.

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