domingo, diciembre 31, 2023

Geoffrey Hinton sobre la inteligencia artificial


Will Douglas Heaven entrevista en Technology Review del MIT a Geoffrey Hinton, sobre su actual desconfianza en la Inteligencia Artificial:

Hinton fears that these tools are capable of figuring out ways to manipulate or kill humans who aren’t prepared for the new technology.

“I have suddenly switched my views on whether these things are going to be more intelligent than us. I think they’re very close to it now and they will be much more intelligent than us in the future,” he says. “How do we survive that?”

He is especially worried that people could harness the tools he himself helped breathe life into to tilt the scales of some of the most consequential human experiences, especially elections and wars.

“Look, here’s one way it could all go wrong,” he says. “We know that a lot of the people who want to use these tools are bad actors like Putin or DeSantis. They want to use them for winning wars or manipulating electorates.”

Hinton believes that the next step for smart machines is the ability to create their own subgoals, interim steps required to carry out a task. What happens, he asks, when that ability is applied to something inherently immoral?

“Don’t think for a moment that Putin wouldn’t make hyper-intelligent robots with the goal of killing Ukrainians,” he says. “He wouldn’t hesitate. And if you want them to be good at it, you don’t want to micromanage them—you want them to figure out how to do it.”

There are already a handful of experimental projects, such as BabyAGI and AutoGPT, that hook chatbots up with other programs such as web browsers or word processors so that they can string together simple tasks. Tiny steps, for sure—but they signal the direction that some people want to take this tech. And even if a bad actor doesn’t seize the machines, there are other concerns about subgoals, Hinton says.

“Well, here’s a subgoal that almost always helps in biology: get more energy. So the first thing that could happen is these robots are going to say, ‘Let’s get more power. Let’s reroute all the electricity to my chips.’ Another great subgoal would be to make more copies of yourself. Does that sound good?”

Maybe not. But Yann LeCun, Meta’s chief AI scientist, agrees with the premise but does not share Hinton’s fears. “There is no question that machines will become smarter than humans—in all domains in which humans are smart—in the future,” says LeCun. “It’s a question of when and how, not a question of if.”

But he takes a totally different view on where things go from there. “I believe that intelligent machines will usher in a new renaissance for humanity, a new era of enlightenment,” says LeCun. “I completely disagree with the idea that machines will dominate humans simply because they are smarter, let alone destroy humans.”

“Even within the human species, the smartest among us are not the ones who are the most dominating,” says LeCun. “And the most dominating are definitely not the smartest. We have numerous examples of that in politics and business.”

Yoshua Bengio, who is a professor at the University of Montreal and scientific director of the Montreal Institute for Learning Algorithms, feels more agnostic. “I hear people who denigrate these fears, but I don’t see any solid argument that would convince me that there are no risks of the magnitude that Geoff thinks about,” he says. But fear is only useful if it kicks us into action, he says: “Excessive fear can be paralyzing, so we should try to keep the debates at a rational level.”


LeCun es muy optimista...si no fuera por los drones sobre Kiev, la prisión de Navalni, o las medidas de control social de China, quizá se podría aceptar su visión.

Foto: Ramsey Cardy / Collision via Sportsfile, CC BY 2.0 <https://creativecommons.org/licenses/by/2.0>, via Wikimedia Commons

sábado, diciembre 30, 2023

Catalanismo y dominio cultural

 


Desde otro punto de vista, dos líneas sobre la lengua y el catalanismo en Google. En una nueva entrega de su alerta sobre noticias de la Real Academia de Cultura Valenciana, una vez más, la mayor parte recolectada expone el punto de vista catalanista. Un común denominador en estas noticias es llamar a la RACV "secesionista", a propósito de dinero, ya que las subvenciones se han minimizado para la AVL (Academia Valenciana de la Lengua), y se han redirigido a RACV y Lo Rat Penat. Parece ser que los buenos tiempos de las subvenciones a mano abierta de la administración de PSOE y Compromis, se han acabado, y no quedará más remedio que solventarla desde instituciones catalanas. El diario catalán ARA es el que más crudamente lo manifiesta, estableciendo abiertamente que la comunidad valenciana es una dependencia catalana, y que mantener la independencia lingüística es "secesionismo". Dice el 13 de diciembre, en un artículo sin firma:

PP y Vox llevan 3.000 euros a la Academia Valenciana de la Lengua y les dan a una entidad secesionista
El cambio supone que el ente debe financiar una asociación que no reconoce la autoridad normativa de la AVL:

En lugar de colaborar con 3.500 euros con la histórica Fundación Sambori, que desde hace años organiza un concurso literario escolar, mejor subvencionar a una entidad que niega la unidad del catalán como la Asociación de Escriptores en Lengua Valenciana. Y en lugar de ayudar a la campaña para la Promoción del Libro Valenciano, recompensar el trabajo de la Escolanía Nuestra Señora de los Desamparados con 8.000 euros. Ésta es la nueva medida del Partido Popular y Vox, que han decidido enmendar el presupuesto a la Academia Valenciana de la Lengua (AVL) para 2024.

La decisión ha sido especialmente llamativa por dos motivos. El primero, porque aunque la legislación prevé que Les Corts puedan enmendar las cuentas presentadas por el ejecutivo, supone reducir la autonomía de un ente estatutario como la AVL. Y el segundo, porque implica que la Academia Valenciana de la Lengua financie a una entidad como la Asociación de Escriptores en Lengua Valenciana, que no le reconoce la autoridad y que sigue los preceptos secesionistas de la Real Academia de Cultura Valenciana, una asociación que se opone al consenso filológico y académico.

 Y también El Pais, en un artículo de María Pitarch, el 30 de noviembre, expresa su escándalo por la compra de publicaciones de orientación cercana a la RACV en reemplazo de otras catalanas en la biblioteca del ayuntamiento de Burriana (!):

El edil de Cultura contrata la suscripción a ‘Ucrònica. Lliteratura i Vanguarda’ y ‘Lletrafaller-L’Oronella’, esquivas de la AVL, junto a la publicación taurina ‘Eh Toro’.
Se llaman Ucrònica. Lliteratura i Vanguarda y Lletrafaller-L’Oronella. Sus títulos revelan ya el esquinazo al valenciano normativo: Lliteratura, y no literatura. Vanguarda en lugar de avantguarda. Sus páginas interiores confirman la tendencia, con textos en los que se suceden los ejemplos: quí (por qui), archiu (arxiu), nosatres (nosaltres), artículs (articles), o rets socials como xarxes (o xàrcies) socials.

El concejal Jesús Albiol, de Vox, al frente de la Concejalía de Cultura del ayuntamiento del municipio castellonense de Borriana —cuya alcaldía ostenta el PP— incorporará sendas revistas a la biblioteca municipal como relevo a las infantiles Camacuc y Cavall Fort, el semanario El Temps y las publicaciones Enderrock y Llengua Nacional, todas ellas en catalán. Las cinco desaparecerán de las estanterías de la biblioteca tras suspenderse a partir de enero su suscripción por parte del edil de ultraderecha, al considerarlas “catalanistas”.

El expediente de alcaldía firmado el 23 de noviembre confirma la contratación de la suscripción a estas dos nuevas revistas en valenciano no normativo, que saltarán como novedad a la biblioteca junto a otras cuatro publicaciones, entre ellas la taurina Eh toro.

Las dos publicaciones que protagonizan el polémico canje siguen las llamadas Normas de El Puig, creadas por quienes consideran el valenciano como una lengua independiente del catalán, “cuando la realidad es que el 90% del léxico usado por valencianos y catalanes es común, lo que convierte al catalán es una de las lenguas más unificadas del mundo románico”, detalla el escritor y doctor en Filologia Catalana Joan Garí. “Estas normas lingüísticas —en alusión a las de El Puig— son una ficción”, añade, mientras resalta el ejemplo plasmado en una de las revistas, que suple el normativo articles por artículs, “haciendo un híbrido entre el castellano y el catalán, una especie de patués”.
Tanto ruido para parir un ratón:  entran dos nuevas, y salen cinco. Probablemente con ahorro de fondos. Nada obsta para que estas revistas entren por donación, por ejemplo. Pero parece ser que lo importante es pagar la suscripción, según se ve en El País. El resto está en sus propias palabras: la unificación bajo el catalán.

En fin, este es el estilo de lo que mi alerta de Google sobre la Real Academia de la Cultura Valenciana me entrega en cada recopilación. Raramente se verán notas directas sobre o a los académicos de la RACV,

Sobre lingüística e historia, habrá que volver pronto.

 Nota a dos días:

No deja de ser más que ilustrativo ver el contenido de las publicaciones descartadas:

Camacuc, revista para niños.

Cavall Fort, revista para niños.

El Temps, semanario valenciano.

Enderrock, mensuario catalán especializado en musica en catalán.

Llengua Nacional, su recorrido es suficiente para conocerla.



domingo, diciembre 17, 2023

Schomberg, Berg y Weber

 


Ese imperio fugaz que fue Austria-Hungría, dejó también algunas de las mejores creaciones de su época,  durante el siglo XIX y aún el siglo XX, en literatura, en pintura o en música. Un caso particular es el de las transcripciones de obras de los Strauss hechas por Arnold Schönberg, Alban Berg, y Anton Webern, reinterpretando para pequeños conjuntos de cámara, los valses de Johann Strauss padre e hijo escritos para grandes orquestas. Se trata de continuidad y cambio: las transcripciones realizadas en los primeros años del siglo veinte le dan un nuevo sentido a la música de los Strauss, ya alejada de su inicial optimismo, alegría y vanidad de las buenas épocas del Imperio. Conocí esas transcripciones hace muchos años, en Radio Nacional de Argentina, que grabé, y tengo la vaga idea de que se trataba de la versión original interpretada por Schömberg, Berg y Webern en 1921, aunque más probablemente se tratara de la versión de los
Boston Symphony Chamber Players, o la del Cuarteto Alban Berg, y mi cinta reflejara no lo que fuera, sino lo que hubiera preferido. Por años tuve estas transcripciones en la cinta, hasta que finalmente un día las perdí, al pasar de Chile a España. Y buscando, buscando, un día recuperé la obra gracias a Internet, en una nueva versión austríaca de 2012 que mantiene todo el valor de esas reelaboraciones. Esta versión incluye alguna otra interpretación, y tiene una particularidad que la ambienta de manera única: Los intérpretes ejecutan estas obras en un café vienés, el Sperl, rodeados de los clientes del café, que escuchan y conversan. La revista Ritmo publicaba en 2012 una reseña de esta grabación de The Philharmonics:

Un grupo de músicos de la Orquesta Filarmónica de Viena, como es bien sabido insustituible para hacer sonar e interpretar la música de Johann Strauss, se ha establecido con el nombre “The Philharmonics” y ofrecen aquí, filmadas en un pequeño café vienés lleno de sabor, el Sperl, varias transcripciones –para un conjunto variable, pero siempre ajustado, de instrumentos– de cinco de los más conocidos valses del Rey del género, a los que se añaden tres piezas del famoso y longevo violinista y compositor vienés Fritz Kreisler (1875-1962), una del legendario pianista Leopold Godowsky (1870-1938) y otra del primer violín del grupo, Tibor Kovác (n. 1967). La velada, con parroquianos del café que escuchan más o menos atentos, es absolutamente deliciosa, con una música muy hermosa admirablemente transcrita por tres de los mayores compositores del siglo XX, e interpretada de modo verdaderamente insuperable por los nueve solistas, dicho esto sin la menor exageración: no hay más que comparar con lo mejor que se había escuchado en disco, a saber los Boston Symphony Chamber Players (D.G. 1979) y el Cuarteto Alban Berg con varios invitados (EMI 1994), para darse cuenta de la inocultable superioridad estilística y musical de The Philharmonics, que a una técnica y un dominio de los instrumentos inobjetable añaden un sonido vienés único y un brío y un conocimiento del vals vienés absolutamente incomparables. Si los de Boston ofrecían unas ejecuciones fantásticas, los del Cuarteto y sus amigos defraudaban en unas versiones algo sosas, carentes de gracia y encanto. Las transcripciones, tanto de Schönberg como de sus dos principales alumnos, son modélicas, y realmente sorprende lo poco que pierden con respecto a las versiones orquestales, lo bien que quedan en esas reducidas combinaciones: cuarteto de cuerda, piano y armonio en el Vals del tesoro –Webern–, en Vino, mujeres y canciones –Berg– y en el Vals de las lagunas, y cuarteto, piano, flauta y clarinete en el Vals del Emperador –Schönberg–. Por cierto, en una velada de 1921 fueron interpretados cuatro de los cinco valses aquí incluidos por el gran pianista Eduard Steuermann, por Alban Berg al armonio, Rudolf Kolisch y Schönberg al violín y Webern al violonchelo, entre otros músicos. En las adaptaciones de las demás piezas –las de Kreisler y Godowsky son algo así como la quintaesencia de lo vienés más decadente– han intervenido el famoso contrabajista de la Filarmónica de Viena Ludwig Streicher (1920-2003) y el violinista Kovác, cuyo Yiddische Mame es una especie de “medley” en el que desfilan temas judíos de Mahler y de otras procedencias. Con un sonido y una imagen de primera calidad, es de suponer que en el Blu-Ray correspondiente serán aún mejores.
A.C.A.
Existe una versión reducida de esta sesión (con propiedad, un trailer) en Youtube.

 

sábado, noviembre 25, 2023

Harto de manipulación


En una época de manipulación informativa generalizada, es una tarea diaria expulgar las noticias, comenzando por la fuente y el medio: son el primer agente contaminante. No digamos ya la televisión, con monopolio informativo y "cultural" desde siempre, sino especialmente los soportes de sistemas operativos, navegadores y buscadores en Internet. No conozco el Iphone, pero dudo que difiera del Android, o las distintas versiones de Windows, o las distintas versiones de navegadores: competencia feroz por lograr la atención, con toda clase de "noticias sorprendentes" que ganen cinco minutos de lectura, e inviten a navegar en un mar de tonterías. Así como nunca compraría una versión "Home" de Windows, para no quedar encadenado al cerrado mundo Microsoft, resulta difícil usar facilidades del sistema sin ser asaltado por publicidad y pensamiento tendencioso, sea a través de Bing o simplemente pasando el ratón por encima de áreas sensibles (la linea de comandos de Windows, por ejemplo). Diariamente, a pesar de dejar claro que NO deseo usar Bing ni Edge, de una forma u otra se presentan ambos, y solicitan que los conviertas en la versión preferida. Esto, que era una tradición en el mundo Microsoft, ha impregnado también el universo Google: no sólo en la forma más explícita de haber cambiado la filosofía de recopilación de resultados de una búsqueda a anteponer la publicidad asociada al tema, sino en el posicionamiento político y cultural. Por ejemplo, usando el servicio de alertas (Google Alerts), recibo informaciones acerca de la Real Academia de la Lengua Valenciana. Sistemáticamente, estas informaciones tienen mayoritariamente un solo color, y un orígen de una sola familia de editoras: Cadena Ser, La Vanguardia, Levante, y otras menores, con dos mensajes comunes: el valenciano es el nombre local del catalán, AVL es la entidad preferida, y Lo Rat Penat y la Real academia de la Lengua Valenciana son la expresión de la derecha. Por supuesto, esta puja está en las noticias: lo notable es que siempre la alerta de Google tenga un color preferido en la selección, con casos flagrantes como éste

Esta entrega de noticias virada de color se puede observar hasta el cansancio. En política, cultura, ideología, costumbres. Hay que hacer un esfuerzo deliberado para  preservar la salud informativa:

Evita Google o Edge como navegadores predeterminados, evita Google o Bing como buscadores predeterminados, usa DuckDuckGo mientras no sea tendencioso; cambia la configuración para que tu sistema no te presente noticias por defecto, en información sensible no confíes en una sola fuente, reduce las notificaciones en el móvil (casi imposible). Trata de usar Linux.

Las observaciones de Orwell siguen vigentes, completamente.

 

domingo, noviembre 19, 2023

Los premios


 Marta Hortelano, en su carta de Las Provincias:

Desde el viernes pasado tengo una nueva persona favorita. Se llama Jordi Gracia y es opinador y crítico literario en el diario El País. Como no tengo el gusto de conocerlo, me metí a bucear en su biografía de autor, donde dice que llegó a la redacción desde «la vida apacible de la universidad», donde es catedrático de literatura. Y habla de la inmersión en el periódico como el equivalente «a entrar en el mundo real casi sin respirar». A él llegué como a casi todo lo que leo, por un titular llamativo, de un tema que casi siempre me interesa poco. Soy presa fácil para eso que llaman 'clickbait'. En este caso, una crítica al libro de Sonsoles Ónega, la flamante ganadora del premio Planeta de este año. A la obra, que le ha valido a la presentadora un millón de euros y una gira por las librerías de España, la describía como «un fallido folletín» que le había dejado una «sensación de ridículo sofocante» por su «nadería». Diosito me libre de comprarme y leerme semejante tocho , que mi estantería de Ikea ya tiene sobrepeso. Ni de haberlo evitado por la crítica del crítico. Pero me dio una inmensa alegría ver que por fin un crítico hace su trabajo en este país de azucarillos.

(...) Jordi Gracia desbrozó la novela de la escritora después de haber hecho el ejercicio más honesto: habérsela leído . Y es ahí donde recae aún más el mérito. Es que habla como un lector desencantado con la obra, que es siempre lo que más duele para quien la escribe. Da detalles incluso de las páginas, de los momentos de algunos personajes y de las «aberraciones y cabriolas caprichosas» de algunas tramas. La culpa, explica, es de quien ha premiado la novela, un jurado que ha hecho dejación de funciones y una editorial que ha convertido el proceso en un fraude para quienes compran y leen a los ganadores del Planeta por costumbrismo. De ellos y de quienes jalean a diario cualquier cosa que les ponen por delante sin haberla leído, probado o por mero compromiso. Y desrecomienda el libro como estudioso de la literatura. Alguien que ha leído alguna que otra novela para modelar eso que se llama criterio.

Y a propósito de lo mismo, tanto del crítico, el premio como el editor, dice  Antonio Puente, en El Dia:

Que el Premio Planeta, apellidado «de novela», poco tiene que ver con la literatura y sí mucho con el relumbrón social y, sobre todo, comercial, se viene sabiendo desde su nacimiento, hace 71 años. En lo que le hace honor a su nombre es que se trata del bibliado galardón mejor retribuido del planeta; nada menos que un kilito, desde hace varias ediciones, esto es ¡un millón de los actuales euros!, unos cuantos de miles más que el Premio Nobel. Hasta ahí, incluso el hecho de que, por eso mismo, no es que esté dado sino encargado de antemano, todo cuadra.

(...) He escuchado a miembros del ‘jurado’ jactarse de la evidencia de que un Ulises de Joyce o una Rayuela de Cortázar, por ejemplo, nunca habrían ganado el Planeta. Pero la cuestión es más radical: casi nadie de sus más prestigios@s ganadores y ganadoras (Mercedes Salisachs, Ana María Matute, Javier Cercas, Jorge Semprún, Terenci Moix, Eduardo Mendoza, Torrente Ballester, Ramón J. Sender, Juan Marsé, Vázquez Montalbán, etc.) lo habría obtenido con sus otros libros, sin la pertinente rebaja a la carta. El Planeta siempre ha sido, en definitiva, un formidable medidor de los avatares y simulacros de las tendencias narrativas mayoritarias; un barómetro del comportamiento de la creciente avalancha de escribientes o escribas, por lo general falsos escritores, digamos, que hacen como que escriben, para falsos lectores, que hacen como que leen. La cuestión es que antaño las formas y modales se solapaban más y mejor, y había unos mínimos en la dialéctica de la calidad y la no calidad. En las últimas ediciones se dan tumbos experimentales, desde una firma de mujer por un triunvirato de hombres hasta el fichaje de dos pesos pesados como Javier Cercas y Manuel Vilas para una misma edición, con tal de retenerlos en la propia cuadra.

El premio tiene una historia controvertida, y parece ser que así continúa.

sábado, noviembre 18, 2023

El enemigo en casa


Jorge Fernández Díaz , en La Nación y Zenda, a propósito de las inminentes elecciones de segunda vuelta en Argentina, y de las profundas raíces del desastre actual:

 Un escritor lúcido, que es un viejo amigo, me dijo hace unos días: “Tengo un divorcio emocional con la sociedad; no puedo referirme a ella sin insultarla”. Con esa frase dolorida y políticamente incorrecta daba por cancelada cualquier intervención pública, y asumía una especie de exilio interior. Interesa el sentimiento no solo por su carácter lacerante, sino porque pone en palabras el vasto desencanto de muchos argentinos que quieren entrañablemente a la Argentina y no pueden ser indolentes frente a su descomunal descomposición, ni cínicos o irresponsables frente a un dilema electoral entre dos esperpentos. (...)
Fue Diego Cabot quien explicó, sin embargo, más integralmente el problema: gran parte de la sociedad ya no puede hacer frente a la nafta, la electricidad, el gas, el agua corriente, el tren y el colectivo. Veinte años de populismo estadocéntrico han pauperizado al país, pero han generado a su vez una dependencia de feudo provincial y, sobre todo, una corrupción mental que ha penetrado en amplios sectores sociales, incluso los más alejados del voto peronista. Todos nos hemos acostumbrado a vivir por encima de nuestras posibilidades, y están a punto de cortarnos la tarjeta. Que la mentira y el circo continúen es un acto de negación. El acto de un adicto perdido que no quiere curarse. Es por eso que un hechicero peronista hace unos trucos de mago infantil y ya convence a cualquiera. La última gracia que escuché es que debíamos votar a Massa para que no ganara la derecha. Humor pesado. Es que un gobierno no peronista cuando fracasa lo hace para siempre; en cambio una administración justicialista puede destruir una y otra vez el país, y seguir obteniendo el favor de las mayorías: se equivocó en esta ocasión, pero seguro que acierta en la próxima. Una parte muy importante de la sociedad —incluida una vez más aquella que no se considera simpatizante de Perón— está inconscientemente peronizada y es refractaria a los datos y las pruebas. Ahora mismo, por ejemplo, naturaliza la calamitosa mala praxis del ministro de Economía y está dispuesta a creerle que no conformará un quinto gobierno kirchnerista; para ello, se ha autoconvencido nuevamente de que Cristina Kirchner se jubilará y no condicionará una eventual gestión de Massa ni entablará con él una verdadera batalla campal cuando éste quiera hacer las cosas a su manera y limar, como haría desde el minuto cero, al caballo del comisario: Axel Kicillof, el preferido de la arquitecta egipcia. El autoengaño sigue funcionando a pleno, porque el “pueblo” piensa que el ilusionista encontrará el milagro, el atajo para evitar la jeringa, y porque sus sectores dominantes —empresarios, sindicalistas, gerentes de la pobreza y pequeñoburgueses de mentalidad trucha— se han aclimatado a la mediocridad y al estilo mafia, y porque el camino de la recuperación argenta les resulta muy arduo. Da mucha pereza cambiar, que siga entonces el baile de máscaras. Millones resisten con los dientes apretados esa inercia, convertida en idiosincrasia tóxica, pero está visto que no son suficientes. Otros bajan los brazos y eligen el lacerante divorcio emocional.

Más de setenta años, si contáramos desde  el ascenso a la Secretaría de Trabajo de Perón, no dan lugar a equivocaciones. Si Argentina está así, es porque es lo que la sociedad argentina prefiere. Todo un universo de conceptos, una mitología consolidada, consecuente hasta la destrucción como sociedad. Todo alrededor de Argentina cambia, Argentina persiste.

Pero un poco más: ¿no observa usted similitudes en la sociedad española? ¿qué es lo que se discute hoy en España? ¿no teme usted que la indiferencia frente a lo que hoy vemos, conduzca a una sociedad a la argentina?

La fotografía, en ¿24matins.es, perfil.com, gestion.pe? No logro fijarlo. Posiblemente, "Los dos candidatos presidenciales de Argentina, Sergio Massa (I) y Javier Milei (D) © JUAN MABROMATA, Luis ROBAYO / AFP"


lunes, noviembre 13, 2023

De periodistas y lectores

 


Dice Pedro Simón, en un reportaje de Jesús Fernández Úbeda, para Zenda:

—Cita a García-Planas al comienzo de Las malas notas: “Un reportero es como un taxista porque es alguien que te lleva de viaje”. ¿Ha menguado en los periódicos la oferta de viajes?

—Sí. Esto lo dijo Felipe González en su época: hace tiempo que el poder económico embridó el poder político, y creo que el poder político ha embridado al poder periodístico. Es una especie de juego de muñecas rusas, ¿no? Sobre todo, a raíz de la última crisis grande, la provocada por la quiebra de Lehman Brothers. Ahí noté que se le escapó independencia a los periódicos. De tal modo, lo que más importa en los medios, lo más hegemónico, es lo que tiene que ver con el poder. Ahora, más que nunca. Así, los reportajes que tienen más que ver con las periferias y lo humano se han ido arrinconando. No me quejo, mi periódico se sigue gastando dinero en mandarme a sitios. Pero no es lo habitual. Lo habitual es que tiremos con una tecnología de puta madre que hace que ahora mismo podamos ver lo que ocurre, por ejemplo, en Gaza. Y lo que más me espanta es que tenga la gente el rostro de firmar eso desde Madrid, con su nombre y sus apellidos. Eso me desagrada bastante y es un fenómeno reciente, de hace cinco o seis años. Esto no pasaba ni hace diez, ni quince, ni veinte ni treinta años, esta cosa de refritar teletipos sin citar y poniendo tu nombre. Supongo que es un fenómeno que tiene que ver con recortar costes.

—“La oruga no termina de hacerse mariposa”, como dice Raúl del Pozo, pero, ¿hasta qué punto es responsable el lector, el oyente, el telespectador? ¿Acaso no se le habla en necio al vulgo porque lo paga?

—El que manda es el público. Tu pregunta me lleva a la siguiente reflexión: parte del tinglado se empezó a joder cuando cambiamos a los lectores por los clientes. Además, son clientes de pistolita en la sobaquera que dicen: “Yo pago y tú vas a decir lo que yo digo que tienes que decir”. Eso es muy fascista y muy cabrón y lo detecto en los medios. El tipo que entra en la cantina, como en un western, y dice: “Yo la tengo más grande que nadie y tú vas a hacer lo que yo diga. Porque, forastero, no hay hueco para los dos en este periódico”. Ahí se empezó a joder el tinglado, cuando perdimos al lector y ganamos un cliente que quiere refrendar su propio prejuicio, al que la verdad le importa poco, que quiere decir que los suyos son cojonudos y los otros muy malos. Que los buenos son los tigres y que hay que acabar con los leones. En ese juego de trincheras, el periodismo se diluye, se convierte en algo viscoso, en algo tóxico, en un ecosistema poco respirable. Esto lo noto cada vez más. Además, la gente joven que entra, entra más engorilada.

—¿Sí?

—Entra más dispuesta a hacer reportajes como el que es un soldado. “¿Qué tengo que hacer, mi general?”.

—Usted se refiere al “neolector”, un tipo que “no lee, patrulla”; “no opina, dicta sentencia”; “no simpatiza, milita”.

—Y un tipo que te amenaza de muerte. A mí me han amenazado de muerte. Detesto los comentarios de los lectores en los periódicos. Acabaría con ellos, radicalmente. De hecho, un montón de periódicos europeos ya han quitado los comentarios de los lectores. Porque un comentario del lector equivale a meter a alguien en el salón de tu casa y, la mayoría de las veces, si no hay un control, dejar que te arranquen las cortinas, te pinten las paredes y te orinen en el sofá. Todo eso lo puedes hacer, pero en tu casa, no en la mía. Lo único que hace eso es arañar la marca del periódico. Cuando Carlos Fresneda sacó el libro de su hijo, Querido Alberto… Su hijo falleció atropellado mientras hacía un grafiti en Inglaterra, a los veintipocos años. Manu Llorente le hizo una entrevista cojonuda en el periódico. Hablaba un padre que se dirige a su hijo muerto, grafitero, atropellado en Inglaterra. Y uno de los primeros comentarios que había en aquella entrevista, decía: “Ojalá, en vez de escribir este libro, hubieses educado mejor a tu hijo”. Otro comentario era: “No llames a tu hijo artista, llámale guarro”. Otro día, en una entrevista a Zapatero en agosto, el comentario número siete decía: “Hay que empalar a Zapatero”.

domingo, noviembre 12, 2023

En el borde

 Hoy, día de protestas en toda España, después de la presentación parcial de los acuerdos entre PSOE y el nacionalismo catalán. La enumeración de los acuerdos ha desatado una justificada ola de rechazo: independencia fiscal, promesa de indemnización de decenas de miles de millones de euros. olvido de todas las condenas relacionadas con la declaración unilateral de independencia de 2017, repulsa de los jueces que hubieran obrado en contra de esta independencia, declaración abierta de que reintentarán la independencia. El conocimiento todavía parcial de las medidas pactadas ha puesto a todo el mundo en alerta.

Y sin embargo, no todos lo ven así. No sólo los dirigentes socialistas, que callan y aplauden las negociaciones de su líder, y que deberán votar cada una de estas medidas, revelando que lo que ayer era irrenunciable, hoy se negocia y concede a la luz del día. Estos diputados votarían blanco y luego negro, si hiciera falta, si eso significa mantener una posición de poder. Larga experiencia demuestra que esto será así, y quizá sólo ante una catástrofe inaudita cederían en la lógica del político de partido.

Lo que me sorprende y asombra es observar que existe una parte de la sociedad que sigue tras el PSOE, y que matiza y rebaja el riesgo corrido en esta negociación; que antepone su posición de partido, que considera que "mejor esto que el fascismo del PP", asimilando al resto de la sociedad que no vota a su querido partido con una masa de extremistas de derecha. Lo que me asombra es que son las mismas personas que en 2017 aprobaron las medidas de rechazo a la declaración de independencia. Lo que me asombra es que la minoría nacionalista, racista y sectaria que no permite educar en castellano, sea considerada merecedora de "otra oportunidad", y que se deben hacer esfuerzos de concordia. Esfuerzos que estarían de un solo lado, ya que los nacionalistas no han bajado una letra de su discurso ofensivo.

¿No ven que este es el camino de Argentina y Venezuela? ¿No ven a dónde van, a dónde vamos?

miércoles, noviembre 01, 2023

China y guerra civil


Yu Hua nació en 1960. Cuando tenía aproximadamente seis años, se desató la Revolución Cultural en China. Toda su escuela primaria transcurrió bajo esa presencia, que lo involucró directamente, y a través de su propia familia: su padre, médico, fue acusado de "seguidor del camino capitalista", perseguido, golpeado, apresado, a pesar de haber cuidado su exposición en un mundo en que se había desatado una guerra de todos contra todos. Yu Hua es un puente entre la China contemporánea y la China de Mao: en la primaria se convirtió en guardia rojo, como su hermano mayor, o como casi todos sus compañeros de escuela. Sus recuerdos son de salidas diarias a escribir dazibaos, de persecuciones y acusaciones a maestros, padres de estudiantes, gentes sencillas de su barrio o del campo. En sus palabras oscila entre el reconocimiento de que ese fue un largo período de desastre, y la nostalgia por la pérdida de una cultura más igualitaria. En su libro "China en diez palabras" se desliza entre un recuerdo nostálgico y de adhesión a Mao, y el reconocimiento de la cruda realidad de un país arrojado a la lucha entre bandas y la persecución a muerte de quien no pensara igual. Hay, por ejemplo, un comentario sobre una niña pequeña, que llevó a su escuela la foto de Mao plegada de tal forma, que al abrirla parecía quedar una cruz marcada en la frente de Mao Zedong.Esto desató su persecución, no sólo de sus compañeritos, sino de sus maestros. 

Al fin del capítulo dedicado a la palabra "revolución", cuenta una anécdota sucedida en 1973, cuando todavía faltaba tiempo para la implosión de la guerra civil. Al borde de su paso a la educación media, él junto con algunos compañeros decidieron visitar la escuela media en que continuarían su educación, en el convencimiento que en ese estadio de su educación, se aceptaría cualquier arbitrariedad de los jóvenes. Esto es lo que describe:

(...) Y con esa motivación cruzamos aquella mañana de finales de primavera de 1973 el puente recién construido y entramos en el recinto del Instituto de Educación Secundaria Haiyan. Atravesamos la cancha de baloncesto, repleta de chavales jugando, y luego el patio, lleno de estudiantes tumbados sobre la hierba, charlando relajadamente entre ellos. Cuando pasamos por delante de los edificios de aulas, casi no quedaba una ventana en la que no hubiera estudiantes sentados. Oímos que alguien nos llamaba por nuestros nombres. Era un chico que vivía en nuestra calle, un año mayor, y que estaba ahora en primero de secundaria. Desde el alféizar que ocupaba, nos hizo una señal para que nos acercáramos.

-¿No tenéis clase? -le preguntamos.

-Sí -asintió con la cabeza-, justo ahora estamos en plena clase.

Estiró un brazo y no ayudó a subir uno a uno. Nos distribuyó entre el hueco que quedaba en la ventana y los pupitres y, así sentados, nos presentó  a los compañeros que tenía al lado.

Aquello superaba todas nuestras expectativas. Había un gran alboroto en el aula: estudiantes sentados encima de los pupitres, otros que entraban y salían y algunos que se insultaban de mesa a mesa con pinta de liarse a puñetazos en cualquier momento. En la tarima, un profesor escribía problemas de física en la pizarra mientras explicaba en voz alta algo a lo que ni uno solo de sus alumnos prestaba atención. 

La escena nos dejó patidifusos. Señalando al profesor. le preguntamos con mucha discreción a nuestro amigo:

-¿A quién le está dando la clase?

-A sí mismo.

No pudimos evitar reírnos al oír su respuesta.

-¿No le tenéis miedo?

-¿A quién, a él? -dijo soltando una carcajada-. ¡Que estamos en el instituto. no en la escuela de primaria!

Acto seguido, rebuscó en el cajón, sacó un trozo de tiza y lo lanzó contra el profesor. Éste se percató de que volaba hacia él, dió un paso para apartarse y continuó instruyéndose a sí mismo en las leyes de la física como si nada.

¿Qué es la revolución? Finalmente ahí teníamos la respuesta.

La foto, en Wikipedia. (By China News Service, CC BY 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=137076447)


domingo, octubre 29, 2023

Nueva edición de dos cartas de Malcom Lowry


 José Homero comenta la reedición de la carta que  Malcom Lowry dirige a su editor, dentro de una colección de obras de Sergio Pitol, traductor mexicano de las cartas. No sé si esta edición incluye la carta dirigida al abogado de Lowry que completa la primera edición, pero esto no cambia lo fundamental.

Una carta que es clave para entender la escritura de Bajo el Volcán, bien descripta por Homero en su artículo. Bienvenida su reedición mexicana. Como dice Semprún, en el prólogo a la primera edición castellana de Tusquets:

"no nos vendría mal la irrupción de algunos tipos como Malcom Lowry, no meros borrachines pueblerinos, sino poseídos por la mortífera y rutilante pasión de la bebida: no meros productores de espejos, o reflejos, o comentarios de la realidad, sino inventores de ésta, transformadores y revolucionarios de ésta en el ámbito mismo del lenguaje; no menos manipuladores del instrumento semántico, al servicio de tal o cual causa, ideología o Weltanschaung, sino descubridores de la literatura como causa en sí misma, o sea, como fin en sí. en una palabra, la decisiva lección moral que podemos aprender de un Malcom Lowry es esta: que su vida y su obra nos ayuden a destruír la funesta concepción de la literatura como vocación de servicio: que nos ayuden a comprender que un escritor no debe nunca tomarse en serio -o santa y brutal y corrosiva y subversiva y tónica ironía de un Lowry, o de un Kafka, o de un Bulgakov- que lo único que hay que tomar en serio es la literatura misma, con esa lúcida y acaso mortal seriedad que sólo se merecen la literatura, la política y el erotismo, cuando son obras de la imaginación utópica y no meros subproductos funcionales y oficinescos de la sumisión a lo real (...)
La edición que leo del prólogo de Semprún tiene dos errores tipográficos, probablemente: donde dice  "no menos borrachines" creo que debería reemplazar "menos" por "meros". Y "-o santa y brutal"... debe ser -oh, santa...". Como no puedo comparar con otra edición, así queda.

lunes, octubre 23, 2023

Tienanmen

 



Yu Hua es un escritor chino, nacido en 1960, en el cruce de rutas de la China de Mao y la de Deng. A pesar de tener problemas con la censura del partido comunista, vive en China, o al menos es lo que se desprende de las escasas noticias suyas que se pueden obtener. Es el autor de la historia que Zhang Yimou llevó al cine (Vivir!), inicialmente prohibida en China. Lo conocí por su libro "China en diez palabras", donde dedica un ensayo a diez palabras que a su juicio definen a China hoy: cada una de ellas alude a algo que caracteriza fuertemente algún aspecto de la vida y la sociedad china moderna. La primera de esas palabras que analiza es "Pueblo", y a propósito de ella hace una crónica de la matanza del 4 de junio de 1989  en Tiananmen:

A finales de mayo regresé a Zhejiang por un asunto familiar y el 3 de junio tomé el tren de vuelta a Pekin. (...) En aquel momento tenía la impresión de que las protestas estudiantiles parecían prolongarse como una maratón y me costaba imaginar cuándo acabarían. Pero al despertarme a la mañana siguiente. ya a punto de llegar a Pekin. la megafonía del tren empezó a sonar y supe por la excitación del locutor que el ejercito había entrado en la plaza de Tianganmen

Tras los disparos del 4 de junio, los estudiantes de fuera de la capital o del propio Pekin empezaron a abandonar la ciudad. Recuerdo con toda claridad la escena aquella mañana en la estación atestada de gente que quería marcharse. Y mientras todo el mundo trataba de irse yo regresaba en el peor de los momentos. Me eché a la espalda mi bolsa de viaje y me encaminé aturdido a la plaza de la estación, chocando con los que entraban en tropel justo en dirección contraria. Tuve la sensación de que no tardaría en hacer lo mismo.

Me marché el 7 de junio. La línea entre Pekin y Shanghai se había suspendido temporalmente porque un tren había sido incendiado, así que mi plan era llegar en tren a Wuhan y de allí coger un barco hasta mi casa en Zhejiang. Pagamos entre varios al dueño de un triciclo de reparto, que nos llevó en la plataforma hasta la estación recorriendo la avenida Chang'an. Hacía apenas unos días Pekin estaba en plena efervescencia y en cambio ahora el panorama era desolador. Apenas se veía gente por la calle y algunos coches calcinados aún exhalaban bocanadas de humo negro. Sobre el puente del cruce con Jianguomen había un tanque apostado con el cañón apuntando amenazante a unos enclenques como nosotros. Una vez en la estación, nos unimos a la aglomeración  de gente que trataba de llegar a empujones hasta la ventanilla y, no sin poco esfuerzo, conseguí por fin comprar un billete sin asiento, que eran los únicos que quedaban. Para entrar en la estación había que pasar un estricto control vigilado por soldados de guardia que, hasta que no se aseguraron de que mi cara no aparecía entre las de las fotos con orden de detención, no me dejaron pasar.

(...) Los primeros días la televisión no dejaba de de informar sobre los estudiantes con orden de búsqueda y captura que habían sido detenidos. (...) lejos de casa (...) veía la expresión de desamparo de los estudiantes y escuchaba la excitación con la que anunciaban las detenciones los presentadores, y lo que sentía era terror.

De repente un día las imágenes de la pantalla cambiaron completamente: ni más escenas ininterrumpidas sobre los sospechosos capturados ni más comentarios celebrándolo. Aunque las detenciones continuaban, los programas de la televisión volvieron a ser aquellos -que conocía tan bien- dedicados a mostrar la enorme expansión que se estaba viviendo en todas las regiones de la nación. Un día antes la voz del locutor denunciaba con vehemencia los actos criminales de los estudiantes detenidos, y ahora elogiaban entusiasmados la prosperidad de nuestra madre patria. A partir de ese día los incidentes de Tiananmen desaparecieron de los medios de comunicación chinos con la misma rotundidad con la que Zhao Ziyang había desaparecido del mapa. y no volví a oir ni la más mínima información al respecto. Como si nunca hubieran ocurrido, quedaron enterrados y olvidados bajo un tupido velo. Incluso pareció borrarse de la memoria de los que habían participado en las manifestaciones de la primavera de 1989, probablemente porque el propio peso de la vida les dejó poco tiempo para recordar el pasado. Veinte años después, la realidad nos muestra un hecho inquietante: los jóvenes chinos de hoy en día apenas saben nada de las protestas de Tiananmen de 1989, y a los que saben algo simplemente les suena que "se manifestó mucha gente en la calle"

Las fotos son algunas de las tomadas por Jian Liu, publicadas en Infobae

jueves, octubre 12, 2023

El imperio Austrohungaro

 


Era la sexta potencia económica, su población llegó a superar los 50 millones de personas, alcanzó un gran florecimiento intelectual, pero se derrumbó como un castillo de arena al terminar la primera guerra mundial. Literalmente se esfumó, y así entró en el siglo XX. A finales del siglo, nadie recordaría al Imperio Austrohungaro que fue importante a finales del XIX en las relaciones internacionales, y más en el campo intelectual: no sólo los Strauss, sino Sigmund Freud, Adler, Klimt, Kokoschka; Kafka, Musil, Zweig, von Hofmannsthal, Meyrink, Wittgenstein; Gödel, Neurath y Schlick miembros luego del círculo de Viena; en música, además de los Strauss, grandes maestros florecieron durante el imperio: Schubert,  Beethoven, Bruckner, Brahms, Schoenberg, Mahler, Webern, Berg...

Pero el imperio tenía debilidades radicales, ya desde el mismo hecho de no haber sido nunca un reinado unificado, sino dos, Austria y Hungría. Y luego su composición: una colección de pactos nacionales, herencias dinásticas, y conquistas territoriales: además de Austria y Hungría, Bohemia, Croacia, Moravia, Eslovenia, Bosnia-Herzegovina, Salzburgo, Silesia. Una población no homogénea, con checos, alemanes, judíos, polacos, croatas, húngaros, serbios, italianos, rumanos, eslavos, turcos, y sus religiones. Podría decirse que es un milagro que hayan crecido y evolucionado cultural, científica y económicamente con Viena, Budapest y Praga al frente durante años: un crecimiento más allá de lo que el imperio hiciera. 

Dos autores, Allan Janik y Stephen Toulmin, en su trabajo "Wittgenstein's Vienna", analizan el breve período de tiempo (sesenta años lo son) en que el reinado de Francisco José I de Habsburgo-Lorena administró el imperio: una descripción detallada de una sociedad donde la nobleza convivió con una burguesía empresaria que irrumpió entonces con un liberalismo creciente. Janik y Toulmin muestran una sociedad corrupta, de doble moral, hipócrita, sensual, con crecientes tensiones religiosas y raciales. En su análisis, describen cómo las confrontaciones políticas entre nacionalismos, socialdemócratas, comunistas, odios raciales y religiosos, no sólo anticipan los enfrentamientos que dispararon la primera guerra  mundial, sino que explican la inestabilidad de toda la región, tanto durante la dominación rusa posterior a la segunda guerra, como la desaparición de Yugoslavia y las guerras locales posteriores. Describiendo la acción de los dirigentes políticos de la época, Janik dice que "quizá la más extraña paradoja de la vida vienesa es el hecho de que tanto la "solución final" del nazismo (Georg von Schönerer), como el estado judío del sionismo (Theodor Herzl) , no sólo brotaron aquí, sino que además tuvieron similares orígenes".

Estas tensiones forman parte del inicio de la primera gran guerra, y son el material con el que se produjo la caída del imperio: un mando debilitado por la muerte de Francisco José, descontento y huelgas en las ciudades, y la dispersión y disolución de los ejércitos, con soldados que se amotinaban o desertaban y volvían a sus territorios. Pasada la mitad del año 1918, la disolución del imperio era un hecho: los eslavos de Zagreb forman un consejo independiente, Polonia se integra y reunifica, Austria se declara república, ajena al imperio, Croacia y Eslovenia se declararon una unidad independiente, y sumaron a los reinos de Montenegro y Serbia, los checos y los eslovacos se unen con Bohemia y Moravia. y finalmente Hungría abandona el reinado y se declara república. Así, en pocos meses, toda la construcción social y económica de un imperio pasa a ser sólo un recuerdo, reducido a las naciones que lo formaban, ahora aferradas a sus propios centros económicos, y a los recursos que pudieran proveerse. 

¿Y qué fue de sus escritores, científicos, artistas? Wittgenstein, soldado austro-húngaro voluntario en la guerra, condecorado varias veces, cayó prisionero casi a su término, y pasó nueve meses en un campo de prisioneros italiano. Cuando fué liberado, el imperio no existía y Austria era una república. Un hermano suyo, oficial del ejército, se suicidó cuando sus tropas se negaron a luchar y desertaron. Robert Musil fue reclutado desde el comienzo de la guerra, sirviendo en el comando del ejército, volviendo a la Viena ya republicana. Sólo abandonó Viena cuando el nazismo hizo imposible la vida en Austria (su esposa era judía). Este mismo fue el camino de Freud, salido de Viena después de que su hija fuera interrogada por la Gestapo, y se quemaran sus libros públicamente. Cuatro hermanas suyas murieron en campos de concentración. El camino del exilio también fue el destino de Wittgenstein y sus colegas del Círculo de Viena, aunque Moritz Schlick no tuvo esa oportunidad. Kafka no participó en la guerra por su estado de salud primero, y luego por la tuberculosis declarada. Su vida no se alteró mucho, comprometido en su trabajo en una compañía de seguros, y no llegó a ver el nazismo en acción (muere en 1924), pero de alguna manera lo alcanzó: sus tres hermanas murieron en campos de concentración veinte años después, como su amada Milena (Jesenská) enviada al campo de concentración de Ravensbrück, muerta en 1942. El pintor Kokoschka, por su parte, participó en la guerra en la caballería austríaca, fue herido, y al término salió del país, a Dresde en Alemania. En 1931 volvió a vivir a Viena, pero en el interín, su obra fue calificada como degenerada por el nazismo, y se mudó a Praga y tomó la ciudadanía checa. En 1938, ante la inminente invasión nazi a Checoslovaquia, se mudó a Inglaterra por el resto de la segunda guerra mundial. Luego de algunos años en Estados Unidos, se radicó finalmente en Suiza, donde murió en 1980. Ya nunca en Viena o Praga... Y un último recordado: Stefan Zweig, de orígen judío pero no practicante, en la guerra fue empleado del ministerio de guerra, hasta exiliarse en Suiza. Volvió a Austria al terminar la guerra, a Salzburgo, hasta que comenzó a ser hostigado como judío alrededor de 1934. Su libreto de una obra de Richard Strauss fue vetado y la obra prohibida. Transladado a Londres, ya nunca volvería a Austria. En 1942 se suicidó con su esposa en Brasil, en la creencia de que el nazismo alemán ganaría la guerra y establecería su orden a nivel mundial.

En fin, cuando veamos la obra de estos intelectuales, no deberíamos perder de vista el contexto en que vivieron y padecieron. Cuando pensemos en la Europa central, recordemos que representan aún un foco de inestabilidad, como si viviéramos al pie del Vesubio. Lo saben bien en Sarajevo o Srebrenica.

La imagen, Achille Beltrame, Public domain, via Wikimedia Commons

viernes, septiembre 22, 2023

La escritura de Jorge Edwards

 


Roberto Merino, a propósito de Jorge Edwards, en Letras Libres:

Paralelamente a su elusión permanente del dramatismo, en los textos narrativos de Edwards –particularmente en los cuentos– predomina una melancolía deslavada. Son detalles sutiles, puestos en la línea del relato sin la menor estridencia. Los podemos ver, por ejemplo, en un libro muy bonito de 1961: Gente de la ciudad. El narrador se fija en fenómenos como la ausencia o la presencia de pasos humanos en una pieza contigua, en la luz encendida en la puerta de la casa vecina –como esperando el regreso de sus habitantes–, o en las risas y los destellos de una fiesta lejana en una carpa de balneario hacia el fin del verano. Lo otro es que encuentra siempre la palabra justa, la frase precisa para dar cuenta de la dinámica particular de las apariencias de lo externo.

Las fiestas como clave de la extrañeza del mundo. En El patio hay dos: una celebración familiar mostrada desde el punto de vista de un niño que se embriaga y un carnaval que se va deshilachando por las calles desde la mirada de una niña perdida.

La sombra del tío Joaquín. En su novela La chica del Crillón también aparece una fiesta ajena, distante, en la que la protagonista se siente recortada en el plano de la realidad.

Edwards escribió varias veces para Letras Libres, y otros lo hicieron a propósito suyo. Es oportuno recordarlo a través de esas participaciones. Por ejemplo, Historia de una Censura, y La noche de enfrente.

La foto, tomada de Letras Libres, tomada de ZUMA Press.

domingo, agosto 27, 2023

París a la carrera


 Con mi hija, su marido y mi nieta arreglamos una visita a París. Fue un paseo por la ciudad a la carrera, casi como los actores de Bande à part recorriendo el Louvre en diez minutos: no fue el Louvre, pero cerca estuvimos; la próxima vez, aquí o donde sea, me aseguraré de que lo que programamos sea realizable. Nuestro planes se demostraron poco factibles, pero con los días fuimos ajustando las posibilidades. Impagable, ver desde nuestra ventana todos los días y noches, a menos de un kilómetro, la torre Eiffel. Y salir a caminar temprano en la mañana por la orilla del Sena. Días de muchas impresiones, desde la llegada cruzando los campos y caseríos desde el aeropuerto de Beauvais, con automóviles volviendo en el anochecer a sus casas apartadas, o el metro en todos lados, o el Sena, o la sorpresa de un París en que el trabajo es africano: en las obras en construcción, en el metro o el tren, en los taxis, el trabajo está en manos de inmigrantes probablemente venidos de los territorios franceses de ultramar. Al menos, el taxista que nos llevó al hotel era de Martinica: nos aleccionó acerca de dónde ir y dónde no ir, con una gentileza y proximidad que nos despejó las dudas que teníamos después de los incidentes de junio. Esto fue común en el trato con todo el mundo, a quienquiera que preguntáramos: como nuestro francés es casi inexistente, hablábamos en inglés imperfecto, pero nadie torció la cara y trató de entender y responder. Lejos de leyendas conocidas sobre el idioma de comunicación: en un tren preguntamos algo, y alguien que oyó, aunque no era el interpelado, se tomó el trabajo de traducir con google nuestras preguntas y sus respuestas.

Evocaciones a cada paso, desde los días de 1789 contados por Grace Elliot o Chateaubriand, hasta la estación del metro de Bir Hakeim, donde comenzábamos nuestros paseos diarios: a cada paso, los símbolos del poder de Francia en los siglos pasados en sus edificios públicos, en sus palacios, en los nombres puestos al metro. Encontré en Versalles el lugar que seguramente Luis XIV se forjó en la historia de Francia. Su relación con la nobleza francesa recuerda a la infancia de Jaime I de Aragón: reyes que superaron las intrigas y presiones de su nobleza para convertirse en fundamentales de sus dominios. Las pinturas de Luis XIV en Versalles resultan tan elocuentes como el propio palacio. 

Pero no sólo es el pasado. Encontramos una ciudad amable, merecedora de largos paseos y visitas. Aquí no hubo latinoamericado pintor, escritor, poeta, que no hubiera estado: Cesar Vallejo, Cortázar con su Rayuela. En esta ciudad han trabajado Camus, Sartre, Robbe-Grillet, Resnais, Godard, Bresson, Melville, Tati, Truffaut, sólo por recordar sus imágenes todavía próximas al París de hoy: esta Francia es la suya. Un primer viaje que pide otros.

martes, agosto 22, 2023

Más lejos, más allá

 


Lo dice Tomás Uprimny Añez, en "El viaje de un loco", en Letras Libres, agosto de 2023, a propósito de Magallanes y su cronista, Antonio Pigafetta:

 Conviene aclarar que el mérito de la expedición magallánica no es geográfico, en el sentido estricto de la palabra. Toda persona culta sabía entonces que la Tierra era redonda, pero lo sabía en abstracto, así como sabemos que el universo está cuajado de agujeros negros aunque sean invisibles para nuestros telescopios. Magallanes demostró que la Tierra era finita y al mismo tiempo infinita: uno puede recorrer el globo sin parar, tal y como una lombriz puede rodear una manzana tantas veces como lo desee. Y lo que Magallanes demostró, Pigafetta lo cantó con sus palabras insultantemente libres. Leyéndolo, he tenido la sensación de que el mar, intimidado, se extendía más y más, se desenrollaba hasta el infinito con el propósito inalterable de evitar que este puñado de marineros llegara a su destino, porque ahí guardaba su tesoro de leche y miel. Creo que es precisamente en esa obsesión por ir más lejos, en ese profundo deseo de derrumbar murallas y ampliar el radio de lo cognoscible, en ese anhelo felizmente infantil de descubrir lo desconocido y arrojar luz en las habitaciones más penumbrosas del corazón, es ahí que radica el excepcional mérito poético y humano de la Armada de las Molucas. Lo dijo mejor Paul Éluard: “Hay otros mundos, pero están en este.”

domingo, agosto 06, 2023

Cosío Villegas en el Fondo de Cultura Económica

 


A propósito del Fondo de Cultura Económica, Cosío Villegas y México, asunto comentado antes, un artículo de Javier Garcíadiego en Letras Libres mejora y precisa la información que dispusiera entonces.

Dice Garcíadiego:

Como tantos jóvenes de su generación, estudió derecho a falta de otras opciones profesionales. Después hizo estudios de economía en Estados Unidos y Europa. Impactado por la crisis económica de 1929, fue pieza clave en la creación de la carrera de economía en el país. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que en México se carecía de los libros especializados con los que los profesores debían enseñar y los alumnos estudiar. Hacia 1932 fue invitado por el gobierno español a impartir unas conferencias sobre economía agrícola y la reforma agraria en México, lo que aprovechó para plantear a las principales casas editoriales españolas la pertinencia de fundar una editorial, o al menos una colección, de temas económicos. Para su sorpresa, su propuesta no suscitó mayor interés.

 Quisiera puntualizar la pujanza de Cosío, a sus treinta años, poco más o menos, que lo llevó tomar compromisos de primera línea en México. En cuanto a su propuesta descartada en España, Garcíadiego hecha un manto de olvido sobre esas reuniones. Poco tiempo después los acontecimientos dieron la oportunidad, de todas formas.

A pesar del desaire, Cosío Villegas estaba convencido de la urgencia de contar en español con la bibliografía básica de la economía, escrita sobre todo en inglés. Así, en 1934 fundó el Fondo de Cultura Económica, editorial que se concentraría en publicar la revista El Trimestre Económico y en traducir algunos libros de economía. Los tiempos en el país eran complejos, con el inicio del sexenio cardenista, por lo que los comienzos de la editorial fueron difíciles. Para colmo, a mediados de 1936 aceptó un mediano puesto diplomático en Portugal –“encargado de negocios”–. Paradójicamente, su breve estancia en Lisboa fue el parteaguas de su vida, pues al mismo tiempo que llegaba estalló la Guerra Civil en España.

Dado que pronto desarrolló una buena amistad con el embajador español en Portugal, el notable historiador Claudio Sánchez-Albornoz, el tema de la guerra de los intelectuales españoles fue el que predominaba en sus conversaciones. Cosío Villegas, siempre atento a los problemas internacionales, estaba plenamente enterado de la obligada huida de numerosos intelectuales alemanes de origen judío, quienes estaban siendo acogidos por las mejores universidades inglesas y norteamericanas. Con tal ejemplo, Cosío percibió la conveniencia de que México diera cobijo temporal a algunos científicos, académicos y artistas españoles. Su propuesta fue aceptada por el gobierno de Lázaro Cárdenas, y para 1938 se fundó La Casa de España en México.
De hecho, se le pidió que fuera su organizador, nombrándosele su secretario. Por lo mismo, al regresar a México Cosío Villegas pudo retomar la dirección del Fondo de Cultura Económica, que pronto habría de transformarse radicalmente. Sucedió que con la derrota del gobierno republicano y el triunfo franquista se multiplicó el número de exiliados españoles, llegando a contar La Casa con un número inmanejable –y creciente– de refugiados. La Casa de España fue una institución peculiar. Pensada para durar unos dos años, pues se tenía un diagnóstico totalmente optimista del conflicto bélico en España, no necesitaría instalaciones ni tendría programas de estudio propios. En rigor, sería una oficina coordinadora con un solo objetivo: enviar a sus miembros a que impartieran cursos, cursillos y conferencias en las principales universidades y centros culturales del país. Cosío Villegas, hombre pragmático y con perspectiva empresarial, facilitó a La Casa un par de cuartos del Fondo de Cultura Económica, cuyo local estaba en la céntrica calle de Madero. Con su proverbial desenfado, Alfonso Reyes, presidente de La Casa, le dijo a su amigo y mentor Pedro Henríquez Ureña –radicado en Argentina– que eran “instituciones gemelas que despachamos en oficinas contiguas y pasamos el día trabajando juntos”.
Compartir ese espacio fue la circunstancia más provechosa para la historia del ámbito editorial de habla hispana, pues Cosío Villegas pronto se dio cuenta de que los refugiados españoles que laboraban en La Casa se dedicaban a casi todas las ciencias sociales y las humanidades. Además, todos eran cuando menos bilingües: desde principios del siglo XX, y para contrarrestar la “crisis del 98”, en España se había impuesto un proyecto “regeneracionista” que buscaba “europeizar” al país. Muchos jóvenes fueron “pensionados” para hacer estudios de posgrado o de especialización en diferentes universidades europeas. Al regresar a España empezaron su vida académica y a traducir los libros con los que habían estudiado. Se dio entonces un gran impulso a la traducción de libros académicos en editoriales como Revista de Occidente, Espasa-Calpe, Labor y Aguilar. Para desgracia de España, y para beneficio de México, este proyecto se canceló con el triunfo del franquismo.

Muchos de aquellos “expensionados” fueron los que recalaron en México y se integraron a La Casa o a El Colegio de México. Cosío Villegas inmediatamente procedió a reestructurar el Fondo, para que dejara de ser una editorial exclusivamente de economía, aunque esta seguiría siendo la temática principal. Con sus nuevos colegas reorganizó el Fondo en colecciones disciplinarias: a la preexistente Economía se le agregaron las de Política y Derecho, Sociología, Historia y Filosofía. Cada una de ellas sería organizada por un español refugiado, y todos estos harían las traducciones de los libros seleccionados. Sería la posibilidad de continuar con las labores de traducción que habían iniciado en España, y de mejorar sus ingresos sin tener que desplazarse por una ciudad que apenas conocían; tampoco tendrían dos patrones: solo uno, el “visionario” Daniel Cosío Villegas.

Aunque la transformación del Fondo es fácilmente medible en términos cuantitativos y temáticos, sus consecuencias son invaluables. En síntesis, entre 1934 y 1938, antes de la llegada e integración de los españoles, se habían publicado veinte números de la revista El Trimestre Económico y diez libros de economía, con un promedio de dos por año. A partir de 1939 el cambio fue radical. Limitada la estadística hasta el año de 1945, en esos seis años aparecieron 62 libros de Economía, 47 de Política y Derecho, 35 de Sociología, veintiséis de Historia y once de Filosofía. No era un asunto meramente lingüístico, pero la editorial pudo empezar a llamarse Fondo de Cultura “Ecuménica”.

Aunque con ligeras variantes, todas las colecciones –o secciones– tendrían la misma estructura y los mismos componentes –o series–. Se publicarían los “clásicos”, para dar profundidad a cada disciplina mediante el estudio de sus raíces y fundamentos; también se publicarían las grandes aportaciones recientes de cada disciplina, así como algunos textos coyunturales, para comprender desde diferentes ángulos la problemática del día; por último, se publicarían algunos manuales y libros introductorios, que servían en la docencia universitaria, a la que se dedicaban también los traductores,
y con lo que se conservaría el propósito original de la editorial.

Sin el deseo de convertir este texto en un simple listado bibliográfico, la gran aportación del Fondo solo puede apreciarse describiendo lo que fueron esas colecciones, con sus diferentes contenidos. Comencemos por Economía: algunos de los ‘cásicos’ serían Adam Smith, David Ricardo y, obviamente, Karl Marx, prueba evidente de su eclecticismo teórico e ideológico; en cuanto al principal autor reciente, se publicó a Keynes en 1943 apenas siete años después de la edición original inglesa; por lo que se refiere a los economistas importantes de esos tiempos, fueron varios los publicados: Maurice Dobb, John Hicks, Joan Robinson, Joseph Schumpeter y John Strachey, entre varios más. Por lo que se refiere a los manuales y libros introductorios, el Curso superior de economía de F. C. Benham –cuidada su edición por el propio Cosío Villegas– fue por muchos años el libro más vendido de la colección. Por lo que se refiere a la sección de Política y Derecho, algunos de los autores “clásicos” traducidos y publicados fueron Hobbes, Locke y Edmund Burke; entre las grandes aportaciones del siglo XX sin duda destacaban las de Herman Heller y G. D. H. Cole, profesor en Oxford, activista Fabiano y en sus ratos libres –seguramente pocos– autor de novelas policiacas. Por su parte, fueron varios los libros coyunturales dedicados al fascismo y a la Segunda Guerra Mundial, como el Behemoth; por último, pocos manuales tan útiles y longevos como la Historia de la teoría política, de George Sabine, profesor en Cornell, traducida por Vicente Herrero, uno de los dos coordinadores de la colección.

Por lo que se refiere a la sección de Sociología, entre sus “clásicos” se publicó a Comte y a Max Weber; entre los grandes sociólogos del siglo XX figuraron Karl Mannheim y Thorstein Veblen; de los libros coyunturales, es de destacarse la Anatomía de la Revolución, de Crane Brinton, y Raza, de Ruth Benedict; por último entre los manuales, la enorme Historia del pensamiento social, de Harry Elmer Barnes, así como un par de libros del propio Medina Echavarría. En Historia la organización fue la misma: “clásicos”, como von Ranke, Burckhardt y Mommsen, único historiador que por su capacidad narrativa recibió el Premio Nobel; principales autores del siglo XX: Bury, Benedetto Croce, Johan Huizinga y Henri Pirenne; “coyunturales”’, Carl Becker; manuales de introducción a la historiografía, los de James Shotwell y George P. Gooch. Sin duda la colección de Filosofía tuvo características singulares: si bien se publicaron clásicos como Spinoza y Hegel, la opción fue publicar a los grandes autores de las principales corrientes filosóficas “de nuestros días”, como Martín Heidegger y Edmund Husserl, pero también a Ernst Cassirer, Collingwood, John Dewey, Nicolai Hartmann y Werner Jaeger.

Por impresionante que parezca, la lista anterior es solo una parte de los muchos autores publicados durante los años que Cosío Villegas dirigió el Fondo: más de doscientos, muchos de ellos “clásicos” modernos y contemporáneos, y todos los demás relevantes. Alfonso Reyes se quejaba poco antes –en 1936– de que México no disfrutaba aún del “banquete de la civilización”. Habíamos tenido durante la época colonial una educación dominada por una Iglesia católica contrarreformista; nuestra Ilustración fue escasa y tardía; el siglo XIX se caracterizó por la violencia ideológica, y fue hasta el siglo XX, con Justo Sierra y Vasconcelos, que se dio prioridad a la educación y a la cultura. Sin embargo, el nacionalismo revolucionario nos aisló por unas décadas de las principales corrientes artísticas e intelectuales del mundo. Sin duda, el Fondo de Cultura Económica fue una de nuestras primeras ventanas al exterior.

Varias características distintivas tuvo el Fondo de Cosío Villegas. Para comenzar, era muy clara su preferencia por los pensadores modernos, pues prácticamente no publicó a clásicos grecolatinos ni a autores medievales; pocos renacentistas y algunos ilustrados, sin duda la mayoría pertenecía al siglo XIX y a la primera mitad del XX. De hecho, el Fondo de Cultura Económica puso a México, y a todo el mundo hispanoamericano, en contacto con los autores que definían la modernidad: Marx, Max Weber y Martin Heidegger, por cierto los tres alemanes, gran aportación para un continente que se había nutrido de pensadores franceses e ingleses. Cierto es que el Fondo apostó por un cuarto autor, Wilhelm Dilthey, al que atribuyó la misma importancia que a Marx, Weber o Heidegger. Probablemente el equivocado diagnóstico procedía del gran aprecio que Ortega y Gasset, maestro de varios de los exiliados, tenía por él. En cambio, no publicó a los otros pilares de la modernidad: Darwin, Nietzsche y Freud. La explicación es sencilla: el pragmático Cosío Villegas sabía que ya habían sido generosamente publicados en España o Argentina, lo que no era el caso de Marx, Weber y Heidegger.

Dos últimos grandes méritos destaco de Cosío Villegas. Coadyuvar a que se estudiaran seriamente la economía, la política y la sociología era ofrecer una mucho mejor opción que las propuestas de solución a los problemas sociales del país que hacían nuestros políticos y funcionarios exrevolucionarios, quienes podrían tener gran sensibilidad social pero adolecían de una terrible baja escolaridad. En este sentido, Cosío Villegas era un leal representante de la generación de 1915, la de “Los Siete Sabios”, convencidos de que la solución a los problemas nacionales debía ser técnica, con diagnósticos y propuestas profesionales. Gabriel Zaid, gran estudioso de los esfuerzos y logros editoriales de Cosío Villegas, subraya su impacto “público”, que puede considerarse auténticamente democratizador. Gracias a su obra en el Fondo y en otros ámbitos, aumentó el número de lectores en el país y se enriqueció la conversación pública con autores como Marx, Werner Sombart, G. D. H. Cole y muchos más. Sin duda, así creció la calidad y el rigor de la crítica de los mexicanos.
También es digno de admiración que toda esta labor la haya hecho Cosío Villegas durante la Segunda Guerra Mundial y los inicios de la Guerra Fría, años de comunicaciones muy deficientes, a lo que se debe agregar las paupérrimas condiciones bibliotecarias del país. En efecto, hubo casos de libros que se querían traducir pero de los que no había ejemplares en México, y hubo casos de autores que pidieron que las regalías y derechos se les pagaran “en especie”. Tal fue el caso de Alfred Weber, hermano de Max y autor de una Historia de la cultura que tuvo una gran acogida durante varios años.
(...) Cosío Villegas abandonó el Fondo para concentrarse en su desarrollo como historiador. En 1947 había publicado su influyente ensayo “La crisis de México”, y uno de sus más lúcidos críticos –José Revueltas– le señaló que carecía de perspectiva histórica. Fue entonces cuando se hizo historiador. Empezó a preparar su voluminosa Historia moderna de México, de la que fue autor y coordinador. Al mismo tiempo fundó, en 1951, la revista Historia Mexicana, que hoy se sigue publicando puntualmente en los términos en los que la creó Cosío Villegas. Diez años después fundó la revista Foro Internacional, para politólogos e internacionalistas, la que también se sigue publicando como él la diseñó. Con estas dos revistas académicas Cosío Villegas volvía a sus orígenes, cuando creó El Trimestre Económico. Continuaba pensando en robustecer la discusión pública y en que los problemas nacionales debían resolverse con una perspectiva técnica. Luego asumiría otra faceta como editor, al fungir como coordinador de un par de obras colectivas dedicadas a la historia del país, ya fueran pequeñas o grandes: la Historia mínima de México, que apareció en 1973, y la Historia general de México (1976), sin duda las obras más influyentes en la conformación de la conciencia histórica sobre el país.

lunes, julio 24, 2023

Tony y Amy...


 Estaba el televisor encendido, y , en el ir y venir de la familia en casa, me pareció que hablaban de la muerte de Tony Bennett. Sólo más tarde pude confirmarlo, y sólo hoy pude recordarlo como se merece. Me hubiera gustado conocerlo, pero inevitablemente me deberé conformar con sus duetos de los últimos años, y sus interpretaciones de baladas. En su recuerdo, su dueto con Amy

martes, julio 18, 2023

Il compagno

 Cesare Pavese escribió toda su obra en no más de quince años, desde 1936 hasta 1949-50. Confinado por el régimen fascista en 1935 por una incidencia menor, poco después comienza a publicar

su trabajo literario. Il compagno recoje impresiones y el ambiente de Italia en esta época. Lo que sigue es la última página de la historia

Ese día Gina quiso cerrar el taller. Guardé la guitarra, pero antes toqué. Gina escuchó y me dijo: -Vamos a aquél figón. Quería decir aquella carretera del campo, donde habíamos ido con los otros. la primera vez, aquella noche al aire libre. La subí a la barra y cruzamos Roma. Me hacía una curiosa impresión ver las calles. Entre la cárcel y que me marchaba esa noche, me parecía una nueva ciudad, la más hermosa del mundo, donde la gente no comprende que está contenta. Como cuando uno piensa que ha sido niño y dice: "Si lo hubiera sabido. Podía jugar" Pero si alguien te dijera: "Puedes jugar", ni siquiera sabrías por dónde se empieza. Yo era ya otro, despegado y contento. Miraba las tascas, los árboles negros, los edificios, las piedras viejas y las nuevas -y comprendía que un sol así no se ve dos veces. Cuánta fruta vendían en Roma. Aquellos verdes, aquellos rojos, aquellos amarillos en los mostradores, eran el color del sol. Se me vino a la cabeza que en Turín comería fruta y sentiría el sabor de Roma así.

Llegamos a aquél sitio. Gina me dijo: -cuántas cosas querría hacer.

-Ya sabes como es -dije entonces-. Nunca se tiene tiempo, es como en la celda. Uno dice: "Cuando salga pienso desahogarme. Pienso hacer las cosas más locas" Pero cuando sales y puedes todo, siempre sólo haces las cosas de antes.

-Quisiera que fuera el primer día. Cuando aún tenías que venir.

-Mañana será como dices.

-Qué espanto. Tú a Roma viniste por casualidad.

- No es eso lo que importa. Las cosas suceden. Basta con querer realmente lo que haces.

Estábamos sentados al aire libre, al sol.

-Son pocas las cosas que quiero -le dije-. Menos aún que antes.

-Scarpa dice que en la cárcel es como los muertos -dijo ella-, da miedo pensarlo.

-No debes pensarlo.

Después le dije: -También están los muertos. Todo consiste en aguantar y en saber el por qué.

Nos quedamos un rato en aquél figón, bebiendo. Gina jugaba con el enrejado y miraba al sol. Los pájaros volaban bajos, Vino un gato y saltó sobre la mesa. También Gina estaba inclinada y concentrada. 

Hablamos de nuevo de Turín y de mi casa. Ella me habló de Carlottina y de mi madre. -¿Las veré cuando vaya a Turín? -decía.

Regresamos a pie, al atardecer. Había un sol de oro entre las piedras y las plantas. Era la hora en que en la cárcel golpean los hierros. Le conté a Gina de Amelio. Ella se quedó oyéndome, agarrada de mi brazo.

-Vendrán a Roma -le dije-, vendrá él también. Como los otros.

Después nos separamos en la puerta de la tienda. Era ya de noche.

 

Final de Il compagno, novela de Cesare Pavese, fechada en 1946, publicada en 1947.