domingo, mayo 30, 2010

Del bicentenario al futuro

Como se ha dicho repetidamente, el presente argentino trae consigo riesgos a su futuro. A doscientos años de su independencia, la confianza de sus fundadores ha cedido el lugar a una generación de dirigentes sin cabeza, más preocupados en el enriquecimiento personal y la disputa de posiciones de poder, que en su destino como Nación. Un rasgo de los tiempos, que lleva veinte años quizá extendiéndose, es la la pérdida del control de sus empresas.
Si bien el mundo contemporáneo es y será interconectado y multinacional, la diferencia entre países dueños de su futuro y las simples factorías, es la acción de sus dirigentes. Emilia Subiza, para La Nación, reseña el estado de la empresa en Argentina, que muestra un presente poco prometedor desde este punto de vista:

Hace 200 años la Argentina inició el camino de la independencia, que fue finalmente declarada seis años después en Tucumán. En el marco de los festejos por el Bicentenario, LA NACION se propone reflexionar sobre cuán dependiente es hoy la economía argentina del exterior, en función de variables como el comercio, la inversión, la deuda y la titularidad de las principales empresas.

En 2009, la balanza de pagos arrojó un superávit comercial de US$ 18.621 millones, lo que implica que el país exportó más de lo que importó de afuera. De las 200 empresas que más facturan en la Argentina, 128 están en manos extranjeras. Mientras que la inversión externa directa del último año representó sólo el 7,7% del total de inversiones. Con respecto a la deuda, actualmente el 34% está en manos del Estado; el resto se divide entre tenedores locales y extranjeros.

"No somos más o menos dependientes; dependemos del exterior de una forma distinta. Hoy la Argentina es mucho más abierta que en los años 90 y en las cinco décadas previas; estamos en sintonía con el mundo", dice Bernardo Kosacoff, el director de la Comisión Económica para América latina y el Caribe (Cepal) de Naciones Unidas.

Kosacoff explica que el superávit comercial hace que la Argentina ya no sufra el problema de disponibilidad de divisas, como se dio desde 1930 hasta el inicio del nuevo milenio. No obstante, señala que se depende del exterior en las importaciones, que hoy son necesarias para darle un mayor valor agregado a los bienes.

En 2009, las importaciones de mercancías totalizaron US$ 37.130 millones, siendo los bienes de capital e intermedios necesarios para la producción nacional, los de mayor peso. El saldo comercial de 2009 representa el 5,5% del PBI, con un fuerte peso de las exportaciones de manufacturas de origen agropecuario e industrial. Al comienzo del milenio, en los años 2000 y 2001, el superávit representaba apenas el 0,4% y 2,3% del PBI, respectivamente, según datos de la consultora Abeceb.com. En los últimos 20 años fue en 2002 y 2003 cuando el saldo comercial tuvo más peso sobre el PBI: 17% y 12,4%, respectivamente.

Pero para el especialista en Comercio Exterior de la Fundación Standard Bank, Félix Peña, la vinculación de la Argentina con el mundo hay que analizarla teniendo en cuenta el crecimiento de la población urbana esperada para 2025. "Podemos seguir siendo el granero del mundo o convertirnos en la góndola para llegar al exterior con productos que proporciones creatividad y valor agregado".

Para él, la cuestión clave a futuro es cuánto se va a necesitar importar por cada dólar de producción industrial. Convertirnos en la góndola implicaría un aumento significativo de las importaciones para lograr la modernización necesaria para elevar el componente de tecnología y valor agregado a las exportaciones. Esto, indefectiblemente, reducirá el superávit comercial.

Hoy, la balanza de servicios ya muestra déficit por US$ 758 millones. Los viajes de argentinos en el exterior es el rubro de más peso, seguido por transportes. La exportación de servicios argentinos recibe los mayores aportes del turismo receptivo y de los servicios empresariales, profesionales y técnicos.

Los tiempos cambian

El concepto de independencia económica tuvo distintas acepciones a lo largo de la historia. El investigador del Conicet, Andrés Regalsky, cuenta que empezó a circular en la Argentina luego del Centenario (1910) como crítica al modelo agroexportador. Planteaba, por un lado, la diversificación económica y también cuestionaba los términos de relación con el capital extranjero.

En 1810 y los albores de la Revolución de Mayo, entretanto, el concepto de independencia económica estaba vinculado a la relación directa con las grandes potencias, ya definitivamente, sin la intermediación de España. Mientras que, en la actualidad, Regalsky dice que se asocia más al grado de protección y vulnerabilidad frente a las crisis.

De las 500 empresas más grandes de la Argentina (no financieras), el 66% (330) son de capital extranjero, según el último informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) en 2009 sobre la base de datos de 2007. Entonces, éstas representaron además el 83,8% del valor agregado de producción y el 90,2% de las utilidades. Sin embargo, con respecto al empleo hay que destacar las empresas nacionales, que suman el 33% (170) del total, generaron el 37,1% de los puestos de trabajo.

"Tenemos una economía abierta con las empresas transnacionales actuando como agentes fundamentales de la producción de bienes y servicios", dice Kosacoff. Y destaca que la "novedad" del nuevo milenio son las "brasileñas multilatinas" [por las grandes empresas brasileñas que tienen presencia regional], que compraron compañías argentinas como frigoríficos, siderúrgicas, curtiembres y cementeras.

Para el director de la Cepal hay que mejorar la calidad de participación de las empresas transnacionales para que cambie el patrón de especialización hacia bienes más complejos. "Las principales empresas del mundo están en la Argentina, el desafío es que tengan un aporte sustantivo de calidad", opina.

Por rubros, las empresas de capital extranjero se agrupan fundamentalmente en la industria manufacturera y también en alimentos y combustibles. En minas y canteras se da la mayor relación entre cantidad de empresas con capital extranjero respecto de aquellas con capital nacional, con un ratio de 34 versus sólo cinco compañías locales.

El diputado de Proyecto Sur Claudio Lozano opina que la titularidad de las empresas influye en la dependencia del exterior pero no es lo único. Para él, la independencia tiene que ver con la capacidad de decisión nacional sobre el rumbo de la economía y el perfil productivo.

"Hoy la Argentina depende absolutamente del exterior, porque la capacidad de decidir sobre los recursos naturales que generan renta extraordinaria está en manos extranjeras", señala el diputado de Proyecto Sur, y explica que si el Estado controlara recursos como la minería, la tierra y la pesca, podría financiarse con estas rentas para su propio desarrollo.

Sobre la base de un estudio de la cúpula empresaria que coordinó Lozano, se observa que de las 200 empresas que más facturan en la Argentina, 128 son extranjeras, 58 son locales, 7 son estatales y 7 son asociaciones entre grupos argentinos y capitales extranjeros. El estudio también señala que se evidencia un crecimiento sostenido de la extranjerización, que en 1997 representaba el 64,3% de las ventas; en 2005, el 75,8%, y en 2007, el 77,3 por ciento. Aunque en número se mantienen estables en los últimos años, la participación en el monto de facturación se expandió considerablemente.

Un esquema arraigado

Kosacoff explica que las transnacionales tienen una presencia estructural en la economía argentina. Y aunque hubo freno en los flujos de inversión, no pasó lo mismo en el stock. De acuerdo con los datos del Indec, en 2009 las multinacionales giraron al exterior US$ 8109 millones, de los cuales se reinvirtieron US$ 3090 millones.

En 2009, la inversión extranjera directa fue de US$ 4900 millones, lo que representó un 7,7% de la inversión total (US$63.000 millones), según datos del Estudio Orlando Ferreres & Asociados.

Entre los años 1994 y 2000, durante el apogeo y el final de la convertibilidad, la inversión externa directa en la Argentina fue de US$ 355.000 millones, y representó el 19% del total de inversiones. En el período comprendido entre 2004 y 2009, los años del kirchnerismo, la inversión externa directa fue de US$ 36.000 millones, un 11% de la inversión total que fue de US$ 316.000 millones.

En un mundo globalizado como el actual, la independencia económica también se basa en las relaciones. El economista de la Universidad del CEMA, Jorge Avila, opina que la relación con otros países contribuye al enriquecimiento de las naciones e incluye cuestiones estratégicas como el comercio bilateral. Para él, la independencia se mide en función de tres variables: PBI, ingreso por habitante y población.

El historiador de la Universidad Nacional de Tres de Febrero Eduardo Jozami comenta: "En un mundo tan fuertemente integrado, la independencia económica no puede concebirse actualmente sino en el marco de una asociación estrecha entre los países latinoamericanos".

martes, mayo 25, 2010

Serás lo que debas ser, o si no, no serás nada...


Hoy se cumple doscientos años del primer gobierno independiente argentino. Todavía algunos años más faltaban para una declaración formal, pero el camino iniciado entonces no tuvo marcha atrás. En una encrucijada, doscientos años después, está por verse cuál será su futuro. Hace ciento cincuenta años se extinguía el viejo país federal (Caseros, Cepeda, Pavón, la Triple Alianza), y nacía otro nuevo, poco reconocible, con otras voces...
Este segundo centenario también está viendo morir una época, agotada, decrépita, intolerante; pero no es claro qué vendrá, y nadie puede asegurar que será mejor...
Para conmemorar el bicentenario, quisiera recordar palabras de José de San Martín, el dirigente más importante y decisivo durante los primeros años, quien dijo alguna vez que "Serás lo que debas ser, o si no, no serás nada"...Argentina debe en estos días, decidir si quiere SER, o no ser nada...

domingo, mayo 23, 2010

Hacia el bicentenario:de Trafalgar a Ayacucho

José Carlos Chiaramonte, en una entrevista en La Nación, describe el momento de la revolución de mayo como uno de transición e incertidumbre, donde muy pocos veían el acontecimiento como el inicio de una independencia nacional. A las preguntas del periodista (Pablo Mendelevich), Chiaramonte responde:

-¿Por qué usted ha sostenido que no hay nacionalidad preexistente hacia 1810?

-La historia de la formación de las naciones, no sólo la argentina, ha sido deformada por un enfoque ideológico que se suele llamar principio de las nacionalidades, que se difundió con el romanticismo. De acuerdo con esto, los estados nacionales existen como proyección de una nacionalidad preexistente. Los historiadores, tanto europeos como norteamericanos, han demostrado que esto no corresponde a la realidad de ninguna de las grandes naciones que hay en el mundo. Le digo más, en 1810 no existía siquiera el concepto de nacionalidad. En las primeras ediciones del diccionario de la Real Academia Española, del siglo XVIII, nacionalidad era una palabra que indicaba pertenencia a un Estado, nada más.

-¿Y el concepto de argentino?

-El desplome de la monarquía española origina un vacío de poder. En Hispanoamérica, en las principales ciudades surge un tipo de gobierno llamado juntas, que se proponen, justamente, ocupar ese vacío. El pueblo de Buenos Aires actúa como una de las tantas soberanías que surgen al caer la monarquía. La palabra argentinos era sinónimo de porteños. No de los nativos, porque las castas no cabían en esa denominación. Un español también era argentino mientras viviera en Buenos Aires.

-¿No había un sentimiento antiespañol?

-Había una disconformidad bastante grande, pero salvo una minoría que tenía intenciones de independencia, lo que la mayoría buscaba era cierto grado de autonomía política sin abandonar la pertenencia a la monarquía hispana. Es el estallido de la reacción española lo que va radicalizando la postura hasta llegar a la Independencia de 1816.

-¿En la cabeza de quiénes estaba esa idea cuando se produce la Revolución de Mayo?

-De muy poca gente. Pero de esto no hay pruebas fehacientes. La monarquía castellana había sucumbido ante Napoleón, pero nadie sabía qué iba a pasar: si Napoleón iba a ser el triunfador final, si iba a desaparecer, si los monarcas Fernando VII o Carlos IV iban o no a volver al trono. El panorama era muy incierto. Sacar al virrey era entonces algo transitorio, a la espera de saber qué pasaba en la corona. Era una medida imprescindible a juicio tanto de criollos como de españoles para constituir un gobierno local que, sin abandonar la monarquía, diera satisfacción a las pretensiones de tipo económico y político. La Primera Junta de Gobierno no es la Primera Junta de la nación que no existía sino una reunión de diputados que no eran como los actuales, "de la Nación", sino apoderados o procuradores de las entidades soberanas que los habían elegido, las ciudades. La ciudad fue la primera forma de soberanía independiente en toda Hispanoamérica.

Para el sesquicentenario de la Revolución de Mayo (1960), la Biblioteca Argentina del Congreso publicó una gran colección de documentos originales que abarca desde las invasiones inglesas (1806/1807) hasta la batalla de Ayacucho (1825): cartas, declaraciones, publicaciones en diarios de la época, oficios librados; una pintura directa y en movimiento de las acciones que fueron pasando gradualmente de posiciones conciliadoras a reconocer que ya no había lugar para otro camino que un gobierno independiente. Lo que estos papeles revelan es la existencia de un espacio de ideas y objetivos confluyentes, que gradualmente fueron forjando tendencias que se prolongaron por mucho más tiempo que el que ocupó la independencia. En alguna manera, ese espacio se cerró definitivamente, para el viejo virreynato del Río de La Plata, con la caída de Solano López en Paraguay. O más cabalmente, lo que se cerró allí fue el último proyecto de construcción federal, objetivo de casi todos los notables del virreynato, exceptuando a una minoría liderada desde Buenos Aires.
Pero en la revuelta época de comienzos del siglo XIX, la derrota de la armada española en Trafalgar, y por último la entrada de Napoleón en España, tuvieron un impacto irreversible: Inglaterra se encontró libre para asediar todos los territorios españoles del mundo, y las colonias americanas, desconcertadas. ¿Todos querían ser independientes? Probablemente, muchos sólo esperaban lograr un modelo de relación colonial más liberal, acorde con el espíritu predominante desde la época de Carlos III. San Martín, entre otros, pensaban y actuaban en función de un proyecto de Cortes liberales en España y América: hasta sus últimas negociaciones con el ejército español, apelaba a la posibilidad de un acuerdo liberal. ¿Y los notables de las ciudades del interior, qué se proponían? Asunción, Potosí, Cochabamba, Santiago, Tucumán ¿pensaban en la independencia, o trataban de mejorar sus fueros locales frente al Rey? ¿Si la respuesta de Fernando VII hubiera sido integradora, qué destino hubiera tenido este levantamiento continental? Pero así fue, día tras día, desde mucho antes, dentro y fuera de España.

La imágen: Napoleón en Somosierra.

lunes, mayo 17, 2010

China: la inmigración interna


En Estados Unidos, el problema de la inmigración ilegal viene siendo motivo de una enconada, difícil discusión, con la sociedad norteamericana dividida en dos en cuanto a cómo resolverla. La solución de este problema es uno de los dos grandes compromisos encarados por Obama, junto con la salud. Brett Edkins, en Slate, dedica una nota el 14 de mayo a comparar el caso norteamericano con el chino. Una comparación con algunas analogías, pero con grandes diferencias, que se desprenden de su relato, sin hablar de toda la información conocida sobre las distintas características sociales involucradas.
Edkin describe lo que llama la mayor violación de derechos humanos en China: los derechos de los migrantes internos, la sociedad campesina que emigra a las ciudades en busca de trabajo; una gran masa de doscientos millones de personas, capaces de desequilibrar completamente el país. El punto central de la discriminación lo constituye el sistema de control y seguimiento del lugar de residencia de las personas, que facilita el resto de las injusticias económicas asociadas (menores ingresos, desconocimiento de derechos de salud y educación, etc):

Chinese newspapers, "Netizens," and even Communist officials are calling for reforms. Their main target is China's 50-year-old household registration, or hukou, system. Began as part of China's state-run economy, the hukou system labels individuals as "rural" or "urban," indicating their proper place of residence and binding laborers to the land. Today, rural residents are permitted to travel to the cities, but they can still be fined or forcibly returned home if they are caught working or living outside their designated hukou. Obtaining a temporary urban-residency permit from the police is beyond the means of most migrants, requiring a fee and employment documentation. Permanently changing one's hukou by attending university or joining the military or the Communist Party is similarly out of reach.

Life for a city dweller with a rural hukou is difficult. Their hukou denies them urban welfare and access to public housing. It also excludes them from publicly funded health-insurance schemes. Since fewer than 3 percent can afford health insurance, most avoid medical care altogether. City judges often impose harsher sentences on rural migrants, and employers frequently withhold wages, knowing undocumented workers cannot complain to police without risking exposure.

Even more devastating, children inherit their parents' rural status. By demanding "donation" fees and proper work papers, public schools deny education to more than 30 million migrant children, in violation of Chinese law. Many migrant families now rely on unauthorized, poor-quality private schools.

Un sistema feudal de control de la población implantado con el inicio del gobierno comunista; probablemente no muy distinto de lo que fuera de uso común hasta su llegada, pero sin duda ajeno al siglo veinte occidental. Un trato discriminatorio entre ciudadanos reconocidos del mismo país, similar al sistema de castas indú. Un sistema del que "no se debe hablar", en el marco de las fábulas que visten la dominación totalitaria china.
El desequilibrio social es el talón de Aquiles de China: algo que se hará presente en la medida en que el país incermenta su fortaleza económica, y que constituye el principal aviso de que falta mucho tiempo para que China supere a Estados Unidos como potencia hegemónica. Han sido los mismos chinos quienes han usado siempre la figura de "gigantes con pies de barro", o "tigres de papel". Un país con tales diferencias, por mucho tiempo tendrá pies de barro.
Edkin comenta las alternativas manejadas, al interior de la sociedad china:

For hundreds of millions of Chinese citizens, reform of the hukou system would mean higher-paying and safer jobs, housing, police protection, access to health care and welfare, and education for their children. And reform is now closer than ever. China's leaders are taking an acute interest, fearing that growing inequality could trigger social unrest and threaten their hold on power. Chinese city-dwellers are three times wealthier than their rural counterparts—the most lopsided urban-rural inequality in the world.

Abolishing the hukou system altogether to allow unconstrained freedom of movement from rural to urban areas may seem the simplest way to reform, but many fear that migrants would flood China's cities. Mass migration could bust municipal budgets—costing an estimated $242 billion over five years as new residents qualify for public housing, education, and welfare. Costs forced the city of Zhuhai to end its attempt at reform in April 2008.

Chinese scholars have proposed other options. Hukou reform could be done gradually, granting urban hukou to wealthier or skilled migrants at first, then expanding to reach poorer residents in much the same way that U.S. immigration laws favor educated and skilled green-card applicants. Shanghai recently took this approach, granting urban hukou to residents who had contributed to the city's welfare system for seven years. To offset the costs of public housing, cities might alter property rules so migrants can develop collective housing. Small or medium-sized cities could undertake pilot reforms to try alternative approaches, much as they did in the 1990s.

The Chinese government is committed to reform, though it remains vague on specifics. In 2006, the Public Security Ministry proposed allowing migrants to transfer their hukou to urban areas, and this year the central committee issued a policy paper calling for fundamental hukou reform and greater integration of rural and urban populations. Large cities are becoming more receptive as well. In March, Beijing officials publicly pledged to educate the city's 300,000 rural hukou children after parents petitioned the city government.

Cualquiera sea la solución, tendrá costos y derivaciones insospechables en este momento.
Edkin piensa en el propio caso estadounidense, abogando por una salida humanitaria que responda a la historia del país. Indudablemente el impacto que tendrá el reconocimiento de sus inmigrantes será mucho menor que el que tendrá el suyo para China.

domingo, mayo 16, 2010

Hacia el bicentenario: el impacto del virreynato del Rio de la Plata


El 1 de agosto de 1776, el rey Carlos III crea el Virreynato del Rio de la Plata, formalizando un cambio económico y político que llevaba aproximadamente un siglo de gestación. El virreynato fue el reconocimiento de los cambios económicos ocurridos desde la primera época de la conquista, tanto en la importancia del Perú, como en el crecimiento del comercio sobre el Atlántico. De la colonia forjada como proveedora artesanal de manufacturas y alimentos, con centros poblados en las regiones de Tucumán, Santiago del Estero, Córdoba, Cuyo, Asunción, la primacía económica fue pasando a Buenos Aires y Montevideo. El modelo económico de la corona, proteccionista y monopolista, no podía resistir las fugas comerciales hacia sus competidores europeos (alternativamente, Holanda, Inglaterra, Portugal, Francia). Una nueva clase comercial se establecía en el río de La Plata, explotando las dificultades de la corona de controlar sus extensos territorios, para comercial al filo de la legalidad. Las amplias costas atlanticas facilitaron el desarrollo del contrabando, aflojando los lazos de lealtad entre los notables americanos y nuevos recién llegados, y la corona. Lo más destacado de las decisiones tomadas en la creación del nuevo virreynato lo constituye la liberalización comercial que se le otorgaba, que en cierto modo legalizó el contrabando entre la colonia y Europa.
Así, desde su nacimiento, el virreynato prefiguraba el futuro: el divorcio con la corona, los nuevos intereses de la sociedad costera frente a las "viejas" ciudades del interior, la alianza de conveniencia entre comerciantes locales y portugueses, ingleses y franceses, el desarrollo de una tendencia liberal y una "conservadora". Los grandes cambios están en la costa: comerciantes españoles interesados en abrir operaciones más libremente con Europa, negociantes ingleses, franceses, portugueses, tratando de abrir una puerta hacia los centros mineros, buscando alianzas con los viejos encomenderos y feudatarios del Tucumán y Alto Perú, los cultivos del interior, los cueros y salazones bonaerenses de los nuevos incipientes ganaderos. Lo que durante siglos fuera un páramo sin interés, la pampa desierta, era para entonces una nueva fuente de riqueza, con un gran flujo de ventas hacia los centros de cultivos esclavistas de Brasil y el Caribe. El movimiento económico ya no tenía centro en España, sino entre las colonias (españolas o no), y con los adversarios de la corona. Los cambios de Carlos III reconocen una nueva relación en el imperio, pero llega tarde. Todo está listo para abrir la caja de Pandora.

La imagen: Primer virrey del Rio de La Plata, Pedro Antonio de Cevallos Cortés y Calderón, en Wikipedia.

sábado, mayo 15, 2010

La expansión China II: África

Francesc Relea publicó el 9 de mayo una nota en El País que describe la actual hegemonía china en África, que está pasando a ocupar el lugar que dejara vacante Europa, nunca reemplazado ni por Rusia ni por Estados Unidos a pesar de ser uno de los escenarios de la Guerra Fría. China ha mantenido lazos con África desde los primeros pasos del gobierno comunista, pero los ha potenciado en la última década. Así lo describe Relea:

Desde Argelia a Mozambique, de Sudán a Zambia, o de Mauritania a Congo, la huella de China es cada día más visible. La ecuación es simple: el gigante necesita materias primas para mantener un ritmo de crecimiento imparable (entre 7% y 9% de promedio en la última década). Petróleo, madera, cobre, hierro, níquel, aluminio, carbón?oro, diamantes y otras piedras preciosas, viajan desde África a Extremo Oriente para alimentar una maquinaria insaciable. A cambio, miles de obreros chinos trabajan a destajo en la construcción de carreteras, puentes, presas, centrales eléctricas, estadios, edificios públicos. La cara de muchos países africanos ha empezado a cambiar desde el aterrizaje masivo de la cooperación china. El presidente Hu Jintao prometió en el cuarto Foro de Cooperación China-África, celebrado en Egipto en noviembre pasado, un préstamo de 10.000 millones de dólares para poner en pie un sistema financiero robusto en el continente africano.

China ha desplazado a Estados Unidos como mercado principal de diversos minerales y, en consecuencia, tiene mucho que decir en la configuración de los precios internacionales. Todo ha ocurrido muy rápido. La necesidad de materias primas determina en gran medida la política exterior de una potencia. Ha sucedido con Reino Unido y Estados Unidos desde el siglo XIX, y lo mismo ocurre con China.

(...) Los intercambios comerciales de China con África se han multiplicado por siete desde el cambio de siglo. En 2008 alcanzaron 107.000 millones de dólares en valores absolutos, una cifra que queda lejos todavía del comercio de China con la Unión Europea (425.000 millones de dólares), y con Estados Unidos (334.000 millones). En el terreno político, el gigante asiático ha logrado un éxito más rotundo con el respaldo de la mayoría de naciones africanas al principio de "una China", que implica el desconocimiento de la independencia de Taiwan.

(...) La llegada de los chinos a Zambia se remonta a los años setenta, cuando construyeron el Tazara, ferrocarril Tanzania-Zambia, la primera gran obra de infraestructura de África. Durante seis años, 25.000 chinos enviados por Mao Zedong instalaron 1.860 kilómetros de vía, perforaron montañas y cruzaron ríos. El tren recorre el trayecto desde la ciudad zambiana de Kapiri Mposhi hasta el puerto de Dar-es-Salaam, capital de Tanzania. Esta obra mastodóntica permitió una salida hacia el océano Índico para el cobre zambiano.

Tras la inauguración del Tazara, los chinos se marcharon y no regresaron a Zambia hasta los años ochenta, en una nueva oleada de expatriados. Como la doctora Kenan Gao, de 61 años, que llegó a Lusaka en 1988 para trabajar en el hospital militar, primero, y abrir un consultorio de dentista más tarde. "Los zambianos ven hoy a los chinos con otros ojos. En la época comunista, China construyó el ferrocarril, carreteras, sin pedir nada a cambio. Ahora vienen con los bolsillos llenos para seguir llenándolos. Su actitud es otra: negocio, negocio, negocio".

(...) Sudán es el aliado más incómodo de China y, probablemente, el que tiene peor imagen. Omar al-Bashir, el presidente reelegido en los comicios del pasado 11 de abril que fueron boicoteados por la oposición, tiene una orden internacional de captura del Tribunal de La Haya por crímenes de lesa humanidad. La guerra entre el Norte y el Sur, y posteriormente el conflicto de Darfur han causado millones de muertos y de desplazados. Las denuncias de violaciones de derechos humanos contra el régimen de Bashir son una constante, y el país sigue sometido desde 1997 a sanciones económicas de Estados Unidos.

El petróleo es un elemento esencial en la política de Sudán, primera fuente de ingresos y motor del crecimiento económico. China aprovechó la retirada de muchas empresas occidentales y llegó a Sudán con inversiones millonarias. Según el Gobierno de Jartum, ha desembolsado más de 6.000 millones de dólares en 50 proyectos, que incluyen oleoductos, refinerías, la mayor presa de África (Merowe, en el Nilo), plantas eléctricas, carreteras y todo tipo de obras públicas. Con las nuevas infraestructuras, Sudán ha aumentado la producción de petróleo, por encima de los 500.000 barriles diarios. A cambio, el 43% del crudo que se extrae de los pozos sudaneses navega rumbo a China en los petroleros que zarpan de las terminales de Port Sudán y Port Bashir, en el mar Rojo.

Con Sudán, la cooperación no es sólo económica. China ha suministrado aviones de combate, helicópteros de transporte de tropas y otro material militar al régimen de Bashir, y desde su puesto en el Consejo de Seguridad ha maniobrado para evitar sanciones de la ONU a Sudán.

(...) Entre las opiniones recogidas y fuentes consultadas, las siguientes reflexiones resumen con lucidez la situación del continente: "Los africanos, las élites, los líderes, están más educados y mejor preparados que en el pasado para hacer frente a un eventual neocolonialismo chino" (Abdelrahman Ibrahim Elkhalifa, consultor político sudanés). "En los últimos 50 años, los países ricos transfirieron un billón de dólares en ayuda a África. ¿Ha mejorado esta asistencia la vida de los africanos? No". (Dambisa Moyo, economista zambiana, autora de Dead aid)

martes, mayo 11, 2010

La expansión exterior China


Forbes publica un cuadro interactivo que refleja el creciente interés de China en tomar posiciones en los mercados mundiales, tanto para asegurarse la provisión de materias primas, como para ampliar sus negocios, desde las manufacturas hasta las finanzas. Resulta muy esclarecedor el seguir su evolución en la línea de tiempo...No deje de ver el cuadro.
En otro artículo, Forbes avanza un poco más, acerca de su proyección futura:
The People's Republic of China will be among the world's largest investors for a long time to come. Its official foreign exchange reserves are closing in on $2.5 trillion and its financial institutions hold hundreds of billions more. The bulk of this investment is in U.S. Treasuries and other U.S. government securities, but those bonds serve more as places to park the money than as valuable assets. To the extent it can, China over the next decade will increasingly seek to divert its horde of dollars and euros to nonbond investments at home and abroad.

Where? China is investing in shares of non-Chinese multinationals, in joint ventures with those companies and in physical assets such as coalmines. Chinese state-owned enterprises, especially, are interested in American financial companies and natural resources around the world.

Chinese outward investment will likely set a single-year record of more than $60 billion in 2010, but, as is often the case, official Chinese data on this investment are flawed. Publication is often delayed and always revised sharply higher. (See "Ten Myths About China.") The data are also not useful in evaluating where the money is going: Beijing's statisticians say that two-thirds of Chinese outward investment is into Hong Kong, but most of that money is merely routed through Hong Kong on its way elsewhere.
...Y PricewaterhouseCoopers también prevé un gran crecimiento de las compras chinas (en El Economista):
El 45% de las nuevas multinacionales que se constituyan entre 2009 y 2014 procederán de India y China, según un análisis sobre la Internacionalización de los Países Emergentes realizado por PricewaterhouseCoopers (PwC), que destaca además que India superará en este periodo el potencial de China como creador de economías internacionales.
Un nuevo panorama forjado en el enorme superávit comercial chino, y en su correlativa posición financiera favorable. Es su momento de comprar, aunque los cambios financieros producidos por la crisis pueden modificar esta perspectiva.

domingo, mayo 09, 2010

Euro crisis


Cuando muchos actores y comentadores de la crisis iniciada hace ya dos años la estaban dando por superada, Grecia anuncia que aún está en curso, y falta mucho por ver. El centro de la tormenta se ha desplazado a Europa, pero todavía está por verse cómo responderá China, y, si hubiera fallos, cómo afectarán al mercado internacional. Presenciamos una cadena de acontecimientos que provocarán grandes cambios todavía, antes de alcanzar un real equilibrio.
Grecia, y las economías que han sido señaladas como similares (PIIGS -Portugal, Irlanda, Italia, Grecia, España), están alcanzando el límite de su capacidad de maniobra entre sus intereses en mantener un modelo económico y las posibilidades que les permite el marco regulatorio en que están inmersas. La Comunidad Europea como organización política y económica está bajo fuego, en severo riesgo de volar por los aires, en la tensión entre políticas muy diversas de sus miembros. ¿Qué sucedería si el euro dejase de ser una moneda única? El volúmen que alcanzaría la crisis en curso sería seguramente superior al que hemos atravesado.
Entre los innumerables papeles que analizan los riesgos de la Comunidad Europea, varios muy recientes son de destacar: Ricardo Cabral analizando el estado de deuda del grupo más comprometido, las observaciones de Domingo Cavallo, Gilles Saint-Paul, Charles Wyplosz. Muchos de ellos cuestionan las posibilidades futuras del euro.
¿Se sostendrá Europa? ¿a qué costo? . Dicen Steven Erlanger y Matthew Saltmarsh en New York Times el 7 de mayo:
Europe’s consistent inability to move quickly enough to get ahead of the financial markets during the Greece crisis is shaking the euro and the foundations of the European Union itself, as critics of the euro have long predicted would happen.

The question being raised with increasing urgency is whether the European Union can fashion a mechanism to speed decision-making before irreversible damage is done and the euro itself slips into history.

The delays are inevitable, most experts say, stemming from the nature of the European Union and its own institutional voids: no single government, no single treasury, no effective fiscal coordination, no mechanism for crisis management.

Every major decision on the euro must be negotiated among member states and European institutions, a torturous process that also plays up political fissures both within and among member countries. That breeds uncertainty and even panic among investors, who already doubt that the Greek deal that the European leaders finally sealed on Friday night will forestall an eventual restructuring of Athens’ crippling debt.

“The European Union is running behind events,” said Anne-Marie Le Gloannec, a political scientist at the Institut d’Études Politiques in Paris. While, for example, the United States could “shock and awe” the markets early in the global financial crisis

with the TARP bailout money and a huge stimulus program to restart the economy, there is no single European institution that can do the same. By contrast, every decision about Greece has been a painful, time-consuming bargain among the different national governments, with their own political requirements and concerns, and their own views of economic virtue.

“There are no more bullets in the gun right now,” said a senior French official who spoke on the condition of anonymity before the Brussels summit meeting on Friday that confirmed the $140 billion relief package for Greece. The deal was reached over a period of months with the European Union and the International Monetary Fund. “Markets are reacting now because they think it’s too little, too late,” Ms. Le Gloannec said. “And because it’s too late, it’s too little.”

The European Central Bank, too, has been largely inadequate to the task. On Thursday, the head of the European Central Bank, Jean-Claude Trichet, failed to calm the markets with his assurances that Greece would not default and that the bank was not considering buying up Greek, Portuguese or Spanish bonds, which many analysts consider an obvious next step.

Investors dismissed Mr. Trichet’s words as insufficient, saying that politicians were in denial. They say that governments have no credible exit strategy, that Greek debts will need to be restructured and that the budget rules that are supposed to limit member nations’ budget deficits to 3 percent of gross domestic product have been used as a floor, rather than a ceiling.

Instead of dealing with these substantive matters, however, European leaders have sharply attacked the markets and the ratings agencies that have downgraded Greek, Portuguese and Spanish bonds, calling them improperly regulated, unjust and greedy. Germany’s chancellor, Angela Merkel, called it “a battle of the politicians against the markets” and vowed, “I am determined to win.”

José Manuel Barroso, the European Commission president, attacked financial “speculators.” Prime Minister José Luis Zapatero of Spain told traders to look at economic data instead of “unfounded off-the-wall suggestions and speculation.”

Pierre Lellouche, the French minister for European affairs, said in an interview about the ratings agencies: “I’d be interested to know what these 30-year-old boys know about the disaster they are causing to people in Spain or Portugal or anywhere else. Where states have to renationalize the losses and people are out of a job and out of their houses. Where’s the accountability of these judges?”

European leaders have talked of a European Ratings Agency and a European Monetary Fund, at least for the future, and are slowly moving to trim budget deficits. But the problem is more fundamental, said Simon Tilford, chief economist at the Center for European Reform in London. “Most of the time, the gap between European rhetoric and reality is just an annoyance,” he said. “But that gap is simply lethal when it comes to the euro.”

Instead of attacking markets and forming a new European agency, he said, “the leaders need to focus on the issue that is driving the markets: the dire growth prospects for the southern rim” of the euro zone, meaning Greece, Portugal, Spain and even Italy. No matter how big the loan package, “the only way to ensure debt sustainability is to get them growing,” he said, and that means significant structural changes to the euro zone.

The southern countries are so uncompetitive compared with the others, especially Germany, that there are permanent trade imbalances that will destroy the euro, Mr. Tilford said, unless European leaders either fix the imbalances or accept more political and fiscal integration. “But the course we’re on is unsustainable,” he said, and Germany seems uninterested in changing its economic model to benefit the poorer south.

While individual countries will bear continual transfers of funds to poorer areas within the nation — to eastern Germany, for example, or to Corsica or Wales — “I don’t see the necessary social solidarity in the wider euro zone to provide this kind of fiscal supranationalism,” Mr. Tilford said. “The myth of European integration and solidarity has been exposed as wishful thinking.”

On Friday, the Austrian finance minister, Josef Pröll, took a firm northern line. Asked if Greek debt needed to be restructured, he said: “Most certainly not. We are providing 110 billion euros in loans. Greece has to plow through. I see no reason whatsoever to let the Greeks off the hook.”

Asked about necessary reforms, Mr. Pröll, who is on a European Union task force to propose them, was restrained. He talked about tough rules for national budgeting, even to the point of personal accountability in cases of outright fraud. But even these measures, he said, cannot be implemented until at least next year.

Sunday is the 60th anniversary of the Schuman Declaration, the proposal by France’s foreign minister, Robert Schuman, to create a supranational organization of states in war-ravaged Europe. It is now celebrated as Europe Day, and while it led first to a French and German trade zone on coal and steel, the European Union still lacks a common energy policy. And while that early pact led to the free-trade zone known as the European Economic Community, the European Union still lacks serious economic cohesion.

“Sixty years later, where is Europe?” Ms. Le Gloannec asked. “A lot has been built, but a lot has been taken for granted. Europe is living out of old policies and sleeping on its laurels. There is no love lost for Europe, but there is also no way out.

La imágen, en Forbes, "Let the euro die", Jeffrey Miron, 7 de mayo.

viernes, mayo 07, 2010

Hacia el bicentenario: Un párrafo sobre los orígenes riojanos

A pocos días del bicentenario, y para recordar que Argentina no comienza en 1810, ni en 1806, ni en 1776, reproduzco algunos párrafos de un estudio de Roxana Boixadós, sobre el nacimiento de la elite riojana. En dos o tres ocasiones hemos recordado la colonización del noroeste argentino, y la derrota de la nación diaguita. En este documento, Roxana Boixadós se dedica a la sociedad que se conformó a partir de ese momento:
Las relaciones hispano indígenas en la región fueron siempre difíciles. Aunque la fundación de la ciudad fue poco resistida, los españoles debieron emplear varios años y muchas vidas para conquistar toda la jurisdicción comprendida en el dominio de la ciudad. La conquista de los grupos nativos no sólo debió de ser progresiva sino que estuvo en serio riesgo durante el levantamiento de 1593 y especialmente durante la gran rebelión de 1630-1643. Hubo algunos movimientos posteriores entre 1657 y 1660, que no prosperaron. Recién a partir de esa fecha podemos hablar de una pacificación total del territorio (Lorandi, 1988).

Si mencionamos la relación con los nativos, las guerras de conquista y las rebeliones es porque estos hechos constituyen la base de elaboración y de formación de la elite local como grupo de pertenencia. Las familias de la elite de fines del siglo xvii y principios del xviii son aquellas cuyos fundadores y principales miembros habían participado en la conquista de los pueblos nativos. En virtud de la acumulación de méritos y servicios a favor de la Corona, los españoles estaban en condiciones de solicitar al Rey las justas remuneraciones: las encomiendas de indios y la propiedad de la tierra. A través de las encomiendas los españoles tenían acceso a la mano de obra indígena de la que obtenían todo tipo de servicios en trabajo, tributos en hilados y una parte de lo cultivado en las tierras de comunidad de los pueblos de indios (Palomeque, 2000). Los encomenderos empleaban la mano de obra indígena para prosperar las tierras que habían inicialmente obtenido por merced real, y que con el tiempo se convirtieron en pequeñas chacras, estancias y haciendas. De este modo, aquellos que eran vecinos de la ciudad, es decir, que tenían casa poblada y familia dentro del ejido urbano, por lo general eran también encomenderos o feudatarios. Las encomiendas se heredaban de acuerdo con la ley de sucesión por dos y hasta tres vidas o generaciones. La condición de vecino y encomendero permitía a la vez el acceso a los principales oficios en el Cabildo local -órgano de gobierno municipal-, algunos de los cuales eran hereditarios. De esta manera se conectaba estrechamente el poder económico y social con el poder político. Igualmente, estos mismos personajes eran llamados a cumplir diversos oficios de administración y gobierno (jueces de residencia, visitadores, depositarios, tenientes de gobernador, etc) al tiempo que gracias a la inestabilidad de la relación con los indígenas locales todos ellos ostentaban puestos militares (desde cabo hasta general y maestre de campo).

Inicialmente, fueron 56 los vecinos que quedaron en la ciudad de La Rioja a menos de un año de su fundación. En 1620, su número ascendía a 250. Aunque no poseemos información sobre la cantidad de habitantes y vecinos de la ciudad, sabemos que siempre fue una población pequeña en comparación con ciudades vecinas de la Gobernación, como Córdoba o San Miguel de Tucumán. La ubicación periférica de La Rioja de las principales rutas comerciales, las grandes distancias, la inquietud que provocaron las rebeliones indígenas y las limitadas condiciones ecoambientales no hacían de esta jurisdicción un lugar atractivo como recepto de nuevos migrantes. De hecho, la producción local no era importante y estaba poco diversificada: los principales cultivos en oasis eran la vid, las frutas secas, trigo y maíz; el ganado menor se criaba en el oeste y el sur, restringido a las zonas con agua. La participación de la economía local en el espacio altoperuano, dominante por la extracción del mineral e integrador de la producción regional especializada en el mercado interno, fue siempre limitada. El vino riojano, el mosto y el aguardiente, competían con los producidos en Chile; el ganado, con el que se criaba en Córdoba con mejores pasturas. Sólo aquellos que estaban en condiciones de intervenir con sus productos en el mercado local y el altoperuano podían acceder a dinero en metálico para comprar bienes distintivos de la elite, cuyos precios eran muy elevados: géneros de tela de Castilla, ropa, piezas de plata y metal, muebles, armas, adornos, imágenes religiosas.

En conjunto, todos estos factores imprimieron unas especiales características a la configuración de las familias que a lo largo de tres a cinco generaciones lograron consolidarse como miembros de la elite, sorteando innumerables dificultades. Se trata de una elite de pequeñas dimensiones, diez o doce apellidos destacados, por lo general de poco caudal -no hay aquí grandes fortunas, solo uno o dos casos a principios del siglo xviii- aunque con mucho prestigio en la sangre por los méritos acumulados durante las guerras. La mayoría de ellas vivía en condiciones bastante modestas, con poca ostentacion. Los hombres de esta elite eran guerreros y descendientes de conquistadores; encomenderos, vecinos, dueños de pequeñas o medianas unidades productivas, algunos incluso propietarios de esclavos; ostentaban grados militares y oficios en el cabildo y estaban vinculados a las actividades comerciales.
En estos párrafos hay muchas líneas de análisis: El modelo de administración colonial en sus principios, que otorgara mucha independencia de acción a los vecinos, dado el laxo vínculo con la corona; la antigua tradición militar de las familias de elite de la colonia, algo absolutamente generalizable; el modelo productivo, que ni aún en las escasas regiones del noroeste argentino se basaron en el trabajo directo, sino en la encomienda, la merced de tierras, y aún el esclavismo; la escasísima acumulación de riqueza que las antiguas poblaciones argentinas.
De estos remotos antecedentes surgieron los hombres que tomaron la insólita decisión de gobernarse sin contar con la monarquía de la que venían, o quizá, que sólo querían que su participación fuera tomada en cuenta en un pie de igualdad.