viernes, diciembre 26, 2008

Felices Fiestas...

A pesar de llegar parcialmente tarde, quiero igualmente desear unas felices fiestas al puñado de lectores que pasan por esta página, con suerte diversa. Debería haberlo hecho hace al menos dos días, pero lo he tenido presente aunque no pudiera escribir. Así, con disculpas, como lo he hecho en mi otro blog, les deseo a todos un felíz nuevo año, tanto como sea posible en este tiempo árduo, y espero que hayan podido celebrar el Nacimiento de Navidad.

domingo, diciembre 21, 2008

Pedir perdon a Uruguay

José Benegas escribe sobre el conflicto con Uruguay, convencido que habrá que pedir perdón, por un conflicto insostenible. Benegas sostiene que el problema no era ecológico, sino estético:
El reclamo contra las pasteras en Uruguay siempre fue estético, pero se lo disfrazó de ecologista. Pensemos en los años de cortes de puentes internacionales, el mantenimiento de un conflicto con un país más que amigo, el escándalo internacional, las declaraciones altisonantes, las estupideces inventadas y reproducidas por los irresponsables de niños desmayados y obreros internados, el bochorno de esta señora que preside el país en su discurso inaugural amonestando al presidente uruguayo (”enérgico” le decía La Nación) el programa de Majul transmitiendo desde el puente, la prohibición en el país del documental de Montes Bradley que contaba todo tal cual era, ejecutivos de Botnia procesados a la carta por deseos oficiales y las relaciones cortadas entre Fray Bentos y Gualeguaychú. La verdad nunca: la planta es fea.
Que habrá que pedir perdón, no hay duda; que el problema fuera que la planta fuera "fea", pudiera ser otra faceta, especialmente para aquellos que en Gualeguaychú vivieran del turismo. Pero que más pesara en algunas "fuerzas vivas" la pérdida de un negocio que hubieran deseado entrerriano, lo creo más posible. Y a eso, sumarle la soberbia, la tremenda insensatez de <<gente “instruída” y acomodada>> a todo nivel: pobladores, periodistas, gobierno, que piensan que debemos vivir en un estado de asamblea insurrecional permanente. Alguna vez, China vivió así, hasta que a la Revolución Cultural, también se le "cerró la cuenta".

miércoles, diciembre 17, 2008

Crisis: Daño colateral I

Hace pocos años atrás, saliendo de la anterior burbuja, la quiebra de la empresa Enron terminó arrastrando a Arthur Andersen, la mayor auditora contable del mundo. La investigación de la quiebra fraudulenta comprometió seriamente la calidad de la auditoría de Arthur Andersen, a tal punto que en poco tiempo no sólo desapareció Enron, sino la consultora. El resultado final de la crisis, aparte del vendaval que redujo a polvo las punto.com, fue que quedaran sólo Cuatro Grandes auditoras, y la ley Sarbanes-Oxley, de reforma de las normas contables norteamericanas.
Sin embargo, aquellas advertencias provocadas por Enron y Arthur Andersen, evidentemente no fueron suficientes, o peor, fueron ignoradas, para recaer en un fallo que parece que será mucho mayor.
Hoy comienza a discutirse con fuerza qué hizo posible que una burbuja financiera como la actual, progresara más allá de los controles esperables de parte de los bancos centrales de todo Occidente. Algo que ha tomado más fuerza con el caso Madoff, sólo posible existiendo negligencia o algo peor de parte de quienes debieran auditarlo. A pocos días de su estallido, aparecen elementos vistos también antes en Enron: conflictos de intereses de parte de quienes debían evaluarlos, y sorprendentemente frágiles criterios de valoración. Dos muestras tomadas de las noticias económicas españolas:

(...)el fiscal general de Estados Unidos, Michael Mukasey, se ha tenido que inhibir del caso porque uno de sus hijos representa a uno de los ejecutivos de la empresa de Madoff presuntamente implicados en la estafa millonaria, según informa el The Wall Street Journal, que cita fuentes del Departamento de Justicia.

Se trata de Marc Mukasey, abogado que trabaja para el bufete Bracewell & Giuliani, uno de los despachos más conocidos de Nueva York, que en estos momentos está representando a Frank DiPascali, un alto ejecutivo de la empresa Bernard L. Madoff Investment Securities que también podría estar implicado en el escándalo.

Mientras, la Comisión de Valores ha abierto una investigación para examinar la relación de una sobrina de Madoff casada con un inspector de la institución, según su presidente, Christopher Cox, quien incluso reconoció que la institución tuvo conocimiento de que, al menos desde 1999, se habían recibido acusaciones sobre las malas prácticas de Madoff pero que nunca se tuvieron en consideración.

(En El Economista, 17/12/2008)

El Economista, en otro artículo, describe el marco en que se desarrollaban las operaciones de Madoff, que suenan muy poco creíbles:
(...) Para gestionar el ingente patrimonio confiado a Madoff Investment, la agencia de valores contaba con un equipo de alrededor de 20 personas, una cifra casi ridícula.Y ésa era sólo la menor de las -rarezas- que, en los últimos años, habían llegado a asustar a unos cuantos gestoresde hedge funds -fondos de inversión libre-.

Madoff fue en su momento uno de los pioneros de la negociación electrónica de valores, y fundador del mercado Nasdaq. Sin embargo, nunca permitió a sus clientes consultar en tiempo real la situación de sus carteras. De hecho, ni si quiera enviaba electrónicamente las confirmaciones de las operaciones que realizaba en nombre de sus fieles. Las notificaciones siempre se enviaban por correo tradicional.

Y según aquellos que decidieron no contratar sus servicios, la información que facilitaban esas cartas era vaga y demasiado imprecisa. Todo lo contrario de lo que ocurre habitualmente con la información que proporcionan los hedge funds.

La información no sólo era escasa: era dudosa. Trimestralmente, Madoff Investment Securities debía detallar sus posiciones en el mercado a los reguladores. Para una firma con 17.000 millones de dólares bajo gestión, el valor de las acciones en su poder siempre era sorprendentemente bajo. ¿La explicación? Que trimestralmente Madoff deshacía todas sus posiciones y acumulaba liquidez. Esta simple respuesta convenció a los reguladores durante años.

(Sobre la empresa que auditaba a Madoff) todos aquellos que se molestaran en hacer el viaje para conocer a los auditoresy pedir información sobre Madoff se encontraría con otra sorpresa más. La sede era en realidad un pequeño despacho de poco más de 20 metros cuadrados y uno de los socios que le da nombre es en realidad un jubilado que vive en Florida. Una secretaria era toda la plantilla con la que contaba la auditoría.

Que family offices y gestores profesionales picaran es sorprendente y un buen reflejo de la ligereza con la que en los últimos años se ha confiado en los brokers de éxito. Que lo hicieran las autoridades es todavía peor. Madoff Investment Securities sufrió la primera denuncia de fraude en 1992, pero la superó con éxito. La SEC volvió a recibir reclamaciones en 1999, y la revista Barron's cuestionó sus métodos en 2001. Y en 2005 y 2007 aprobó de nuevo sendos exámenes del regulador.

Pero esto ahora destacado, favorece la conjetura de que no sólo Madoff operaba con escaso o nulo control, sino una franja muy amplia de las instituciones financieras, ante la negligencia -al menos- de quienes debieran controlarlos.
¿Veremos en el futuro una rectificación de estas prácticas de supervisión livianas, o sólamente padeceremos un ajuste de lo que otros hacen mal, para luego volver a los buenos negocios?

domingo, diciembre 07, 2008

Conflictos de frontera, un editorial a propósito

Unos pocos días después de recordar el problema, la Secretaria de Ambiente de Argentina es despedida de su puesto por "cuentas raras". Su papel es recordado por un editorial de La Nación que refuerza algunos puntos comentados antes:
No es nada común, en países constitucionalmente organizados, que grupos ciudadanos se atribuyan facultades para decidir sobre el tránsito por puentes y rutas del dominio público y, menos aún, por aquellas que sirven de vínculo físico con otros Estados. No son nada comunes, claro, otros sucesos que de manera habitual se producen en el territorio argentino y que por su reiteración deberían alarmar a todos los sectores de la sociedad argentina.

La interrupción de algunas de las principales vías de comunicación entre nuestro país y Uruguay, y en particular lo que sucede con el puente San Martín, que une Gualeguaychú con Fray Bentos, significa haber dejado la política exterior argentina en manos de un grupo de vecinos. Primero, éstos se arrogaron por sí mismos tan insólita facultad. Luego, el ex presidente Kirchner, en un viaje insólito a Gualeguaychú, azuzó, con el cortejo del gabinete nacional en pleno y 19 gobernadores, a perseverar en el despropósito.

Kirchner hizo lo contrario de lo que hubiera cuadrado en un jefe de Estado: procurar, con la disuasión de la palabra, el levantamiento de las medidas de fuerza dispuestas para protestar contra la planta papelera de Botnia y tomar, en caso de que se hubiera desoído el requerimiento, los recaudos a los que lo habilitaba, con la participación de la Justicia, la ley y el orden constitucional al que aquélla se ajusta. Urge que la Presidenta asuma los deberes propios del cargo y se mueva en dirección contraria. Así se corregirá el desbarajuste al que ha contribuido su marido en violación de normas y de la tradicional convivencia argentino-uruguaya.

Todos hemos pagado el precio de la improvisación y de las chambonadas callejeras. A la vuelta de dos años, nada de valor tienen para celebrar quienes se han soliviantado contra el sistema de derechos y garantías individuales que protege al conjunto de los argentinos. Por el contrario, hasta informes técnicos, procedentes de insospechables medios universitarios argentinos, han terminado por hacer saber que no existen indicios de contaminación de aguas por la planta de procedencia finlandesa.

En el ínterin, un tribunal jurisdiccional del Mercosur ha llamado la atención a la Argentina por la "falta de diligencia" de sus autoridades para poner coto a una situación de fuerza que violenta el tránsito internacional de personas, mercaderías y vehículos y otros derechos esenciales, como los de trabajo y comercio. El Banco Mundial, de forma tácita, ha actuado en igual sentido. Concebida, pues, como un recurso extremo e ilegal para lograr la frustración del principal proyecto papelero del Uruguay, la protesta se encuentra a estas alturas en medio de una absurda situación. Lo único serio es mantener abierta una negociación internacional que permita establecer las bases de un contralor permanente y confiable de la calidad de las aguas y de la atmósfera.

martes, diciembre 02, 2008

"Algo está podrido en Dinamarca..."

La foto muestra la ribera uruguaya del río Uruguay, con la vista lejana de Argentina. La tomamos en 1999, durante un viaje de trabajo a Montevideo. Entonces nuestra preocupación eran los errores informáticos del año 2000; y el presidente Vázquez aún era sólo el intendente de Montevideo. Fueron unos días de trabajo, que aprovechamos también para pasear, con la compañía de mi esposa y mis hijos. Fray Bentos era una ciudad tranquila de provincia, con una hermosa playa de aguas cristalinas, donde alquilamos por un día una casa para aprovechar nuestro último día antes del regreso. Una semana de buen trato y trabajo concentrado...
Nueve años después, estamos lejos de Argentina, y los ecos que nos llegan son de confrontación, obcecación y agravio. No sé cuán cristalina estará la playa, ni cuánto habrá cambiado la ribera del Uruguay, aunque tengo indicios de que no tanto. Parece que las plantas papeleras de Finlandia sabe cuidar el medio ambiente mejor de lo que lo hace la industria argentina.
Pero no hay duda de que lo que sí ha cambiado es la relación de las dos poblaciones antes unidas y hoy separadas por el puente. La ciudad de Gualeguaychú se ha convertido a mi vista en la muestra más cabal del estado de enfermedad de la sociedad argentina, una enfermedad que no deja de empeorar desde hace años, ya no sé cuántos, ni tampoco hasta cuánto pueda agravarse.

Hace poco se han cumplido dos años de bloqueo del puente, con todos los inconvenientes económicos imaginables: un paso vital entre Uruguay, Argentina y Brasil cerrado al tránsito de mercancías, un creciente rencor entre las dos bandas del río, la enemistad a nivel de gobiernos.
Y en el centro, un actor desorbitado, sordo a cualquier razón, violento y sectario: la asociación de vecinos de la ciudad, que bloquea el puente, organiza incursiones en la ciudad de Fray Bentos, se atribuye la representación y voz de los pobladores uruguayos, y ahora, ante la aparición de las primeras grietas en el convencimiento de su justificación, agrede y persigue a sus propios compatriotas disidentes. Violencia, soberbia en el sostenimiento de sus puntos de vista, agravio grosero del que está enfrente, han sido manifestaciones constantes en estos dos años. Y para peor, y una de las tantas acciones injustificables del gobierno argentino, inacción y mirada para otro lado de quienes debieran haber puesto por delante el futuro de las relaciones entre dos países. La agresión de estos años la pagaremos por décadas.

¿Pero es distinta esta violencia, soberbia y falta de respeto por el otro, de otras manifestaciones de la vida social y política argentina? ¿No es lo mismo que se encuentra en cualquier asunto que implique disensión? ¿No es lo que se puede leer al pie de cualquier nota de un diario, en los comentarios de lectores? ¿No es lo que traslucen muchos blogs nacionales, o quienes los comentan?

Creo que nos podemos retrasar muy atrás, quizá tanto como nuestra historia independiente...Pero ese pasado remoto más bien alimentó una mitología, una saga que ha sido convocada en décadas más recientes. Progresivamente quienes debieran haber dedicado su tiempo a mejores propósitos, quienes forman la cultura, el conocimiento, las prácticas sociales, fueron degradando el trato entre compatriotas hasta un punto muy peligroso. Así como el siglo XXI nos encuentra desarbolados económicamente, así también nos encuentra al borde de la disgregación o la confrontación. Nada parece intentar contrarrestar una marea que insensiblemente nos lleva a peores destinos.