Un artículo de La Nación comenta razones del desbalance del comercio entre Brasil y Argentina, hoy desfaborable a Argentina. En resumen, dos elementos confluyentes: por un lado, no existe un mercado suficiente para la entrada de productos argentinos, debido a la persistente falta de poder adquisitivo de los sectores medios brasileros. Por otro, mala gestión comercial empresaria y gubernamental desde Argentina, perdiendo oportunidades, comparadas con las buenas prácticas de negocios de los empresarios brasileros. En palabras del autor del artículo, Luis Esnal:
El sentido común apuntaría que el perjudicado en la relación comercial debería ser Brasil, que tiene una moneda un 3% más valorizada -el real-, que tiene una tasa de interés altísima que encarece el crédito para la producción y una carga tributaria que dobla a la de su competidor, la Argentina.
El problema es que la economía brasileña continúa produciendo un fenómeno particular que impide que las exportaciones argentinas expandan su presencia aquí en Brasil. Podría resumirse así: Brasil es bueno para vender, pero no tanto para comprar.
¿Por qué? Simplemente, porque la desigualdad de ingresos histórica del país hace que Brasil cuente con una elite empresarial ágil para adaptarse a la globalización, pero un mercado consumidor reducido para lo que es el tamaño del país.
Mientras en los últimos años los empresarios fueron adaptándose a la competición global a fuerza de diversas circunstancias y políticas exitosas de estímulo a la exportación, la proporción de brasileños que accedieron a un mercado de consumo que podría comprar los productos argentinos se mantuvo prácticamente estable.
La
salida de la extrema pobreza de una parte de la población brasilera, no cambia la ecuación:
¿Y los seis millones de brasileños que salieron del estado de miseria para el de pobreza, durante el gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva? Ellos no son potencialmente consumidores de productos argentinos porque básicamente tienen un ingreso de apenas un dólar por día, suficiente para comprar arroz, porotos y algún otro bien básico de subsistencia, mercado acaparado y conocido por los productores locales. (...)
Si se desea descubrir cómo venderle más a Brasil, es necesario saber primero quién podría comprar. Y es entonces cuando se encoge un poco la imagen atractiva de un mercado de 190 millones de personas servido al alcance de unas pocas horas de vuelo y sin arancel de exportación. Sólo unos 18 millones de personas, un 10% de la población, tienen un poder de compra como para consumir en cualquier parte del mundo y unos 22 millones consumen con cierta comodidad. El resto está entre un nivel básico de consumo y la pobreza total.
Pero esta no es ni puede ser la única razón:
[Carlos Cavalcanti, director del Departamento de Relaciones Internacionales y Comercio Exterior de la Federación de Industrias del Estado de San Pablo]: "La Argentina sólo va a lograr reducir el saldo comercial negativo si sus empresarios vienen a buscar mercado a Brasil y si vienen con el precio correcto. La Argentina tiene grandes oportunidades comerciales acá y puede estar perdiéndolas".
Cavalcanti también criticó la política de comercio exterior argentina. "Eso de restringir exportaciones o cobrarles aranceles en lugar de estimularlas es una política malísima. La Argentina podría estar vendiendo muchísimo trigo y carne en Brasil, si no fuera por esas últimas restricciones del Gobierno."
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