Nuevamente, después de bastante tiempo tranquilo, comienzo a recibir con frecuencia spam como entradas de comentarios. Tanto aquí como en mi otro blog. Aquí, en particular, un colega paraguayo, probablemente, quiso publicar un largo artículo (quizá unas cuatro páginas) a modo de comentario, sobre la situación política paraguaya. El comentario no tenía ninguna relación con el tema que comentaba, ni con ningún otro, y efectuaba afirmaciones que ni puedo comprobar ni conozco. Decidí descartarlo, aunque, si hubiera dejado una dirección, quizá hubiera preferido conversar con él, para ver qué hacer. Pero el autor tampoco se identificaba de alguna manera que permitiera estar en contacto. Si todavía en algún momento lee estas notas, espero que este comentario le ayude.
Supongo que la casi totalidad de los sistemas de envío de spam son automáticos, por lo que mi respuesta puede interesarle sólo al que esté dispuesto a pagar una campaña de ese tipo. Para ellos, y para aquellas personas que no tienen interés en agregar un comentario, sino en usar una entrada para publicar algo que es simplemente un enlace a su propio material, quiero recordar que hace tiempo opté por moderar los comentarios: primero se aprueban, y luego se publican. No tengo problemas en que alguien use mi sitio para promocionarse, siempre que al menos lo que dice tenga que ver con el contenido relacionado. Pero no se molesten si van a escribir una novela y no sabían dónde ponerla, o si quieren publicitar una fábrica de camisetas (último spam recibido). En estos casos, más valiente, y bastante fácil, es abrir un blog propio, y hacerse cargo del contenido.
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