sábado, julio 21, 2007

Chile: Cómo procesar un buen momento...

En Senior Blog, hace algún tiempo atrás:
Gracias al auge de los precios del cobre, Chile está inundado de efectivo. Sin embargo, eso puede ser un gran problema. Y para evitar el riesgo, en una medida muy discutida, destina las ganancias excepcionales que generan los altísimos precios del cobre a un “Fondo de Estabilización Económica y Social”.
La abundancia de recursos naturales ha doblegado a naciones inestables en Medio Oriente y África por culpa de la corrupción y las guerras que derivan de ella. Incluso los países ricos se ven en problemas cuando pasan por olas alcistas en los bienes básicos que producen. Esto puede revaluar las monedas locales, perjudicar a las empresas exportadoras, y generar derroches insostenibles en las importaciones.
(...) La economía holandesa se estancó después de que se descubrieran depósitos submarinos de gas natural cerca de sus costas, en los años ‘60, constituyendo un caso muy estudiado por los economistas. Actualmente, Venezuela y otros países petroleros que disfrutan de auges de consumo impulsados por el alza en los precios del crudo son vulnerables a la “enfermedad holandesa”, especialmente si los precios del petróleo bajan.
Y Chile está tratando de vacunarse. El Gobierno está ahorrando lo que considera como ganancias inesperadas de su cuprífera estatal y los impuestos generados por las minas privadas. Invierte lo recaudado con instrumentos de renta fija en el exterior y ahora también está considerando comprar fondos especializados en acciones internacionales. Así, cuando la economía chilena se debilite, el Gobierno podrá recurrir al “Fondo de Estabilización Económica y Social” para obtener ingresos.
“La pregunta que acosa a Latinoamérica y otros mercados emergentes es la siguiente: ¿Cómo se evitan las subidas y bajadas en los ciclos de los commodities? —plantea el Ministro de Hacienda de Chile, Andrés Velasco (foto)—. En Chile tenemos una respuesta fácil: gastar lo que es permanente y ahorrar lo que es transitorio”.
Hasta ahora, Chile ha ahorrado u$s 6000 millones y espera agregar otro tanto para fines de este año a su fondo de estabilización, un total que equivale al 10 % del PIB del país. Se trata de un enorme logro político. Costaría imaginar que Estados Unidos destinara un billón de dólares —el equivalente a un 10 % de su PIB—, a un fondo de estabilización que invirtiera en bonos y acciones de otros países. Sería una tarea casi imposible, tomando en cuenta las habituales presiones en el Capitolio para elevar el gasto o reducir impuestos.
(...) El Ministerio de Hacienda afirma que sus políticas de estabilización han sido exitosas. Al descontar la inflación, el peso se negocia actualmente alrededor de su nivel promedio de los últimos 20 años. Sin embargo, algunos exportadores están menos impresionados. Desde mediados de 2003, el peso chileno ha subido cerca de un 25 % frente al dólar, después de considerar la inflación. “Con el peso en ese nivel, muchas empresas exportadoras registran márgenes bajos”, se lamentó Recaredo Ossa, Director de Viña Veramonte, un importante productor de Casablanca, región cercana a Santiago que concentra a varios establecimientos vitivinícolas. Para refutarlo, un funcionario del Ministerio de Hacienda señaló que el tipo de cambio se habría disparado sin la política de estabilización. En coincidencia, Álvaro Saieh, Presidente de la Junta Directiva de Corp Group, un grupo financiero chileno, advirtió: “Si nos gastamos todo el dinero en consumo, no nos quedará nada; Estamos poniendo el capital a salvo”..
En el mismo artículo, Fernando Flores disiente con ésta decisión:
“Ahorrar tanto dinero es un crimen —señala el senador chileno Fernando Flores, que fue Ministro de Hacienda durante el gobierno de Salvador Allende y después acumuló una fortuna en el sector del software en California—. Necesitamos un modelo de inversión y educación para crear nuevas industrias”
Sin mucho dudarlo, Flores parece estar más cerca del acierto que el Ministerio de Hacienda chileno. Sin embargo, desde el punto de vista de los instrumentos y las estrategias de administración estatal, quisiera simplemente retener el estilo chileno de planear el futuro, frente al argentino. Podemos agregar esta estrategia de planificación del ahorro, al conocido sistema de pensiones. En comparación, mientras Chile mantiene y completa su sistema de pensiones y de manejo de los fondos, Argentina reproduce una vez más su línea constante de administración: en una década construyó un sistema, al que por lo demás forzó a acompañar el destino de la administración del estado, y en la década siguiente lo traiciona.

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