El cuatro de julio, Martín Varsavsky dedica en su blog una nota al lugar que ocupan la lengua castellana y la lengua inglesa en la cultura, o, en forma más amplia, en el conocimiento. La posición de Varsavsky se resume en el título de su nota. Quizá debiera cambiarse la palabra "cultura" y "culto" por una menos cargada de connotación elitista, que motivó contestaciones airadas, pero en esencia, creo que es claro.
Quiero reproducir aquí algunos párrafos, recomendando leerla con atención:
¿qué pasa entonces cuándo gran parte de la producción literaria y científica del planeta está en inglés? El que no entiende inglés, ¿puede ser realmente culto? Lo considero muy difícil. El inglés es el segundo idioma del mundo en términos de la cantidad de personas que lo hablan, pero por lejos el primero en producción cultural y científica. El inglés, además, es la lengua franca de la economía, la investigación académica, el arte, la política y, especialmente, de la ciencia que es uno de los pilares de la cultura. Algunos datos: el 45% de las publicaciones científicas son en inglés, más del 50% de la producción científica proviene de los países anglófonos (especialmente Estados Unidos), el 80% de los correos electrónicos se escribe en inglés y el 45% de las páginas web están en inglés. El inglés lo habla, al menos, el 55% de los ciudadanos actuales de la Unión Europea. Las reuniones informales y de trabajo en la Unión Europea se realizan, sobre todo, en inglés y las conversaciones reales y en directo entre jóvenes europeos son, cada vez más, en inglés. El resultado es que la masa crítica cultural del inglés es imbatible. ¿Cómo puede entonces una persona que no habla inglés mantenerse al tanto de lo que sucede en el mundo y alimentar así su cultura?
(...) El punto es que si uno de los atributos claves de la persona culta es su capacidad de descubrir y editar la cultura que lo rodea, la gente que únicamente habla castellano se encuentra en desventaja. No sólo porque gran parte de la cultura contemporánea viene del inglés y de algunos pocos idiomas más (principalmente mandarín, alemán, japonés, francés, italiano y ruso), sino porque un pobre porcentaje de estas obras se traducen en algún momento al castellano. Eso se nota, por ejemplo, en cualquier librería de Nueva York. Allí uno se da cuenta de lo pobre que es en comparación una librería en Madrid.
(...)Sucede también que pese a que los que hablamos castellano somos unas 500 millones de personas, el castellano no es un mercado tan importante cultural como el inglés debido al lamentable estado del ciudadano promedio que habla castellano. En comparación con el Reino Unido o Estados Unidos, los ciudadanos que hablamos castellano producimos mucha menos ciencia en proporción a cada habitante y consumimos muchos menos libros por persona. Esto se debe a que, lamentablemente, aunque somos muchos los que hablamos castellano, nuestro idioma es uno de los que más pobres tiene y no solo pobres en términos económicos, sino también de espíritu.Una persona que habla Alemán tiene un 5% de probabilidades de ser pobre, una persona que habla castellano tiene un 50% probabilidades de ser pobre. El resultado es que somos muchos, pero con una capacidad de producción cultural muy limitada y con una distribución de la riqueza especialmente mala, lo que dificulta ser culto y hablar sólo castellano. El alemán y el francés, por ejemplo, son hablados por menos gente, pero tienen una creatividad científica y una producción cultural mayor que el castellano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario