domingo, abril 17, 2011

Nuevos tiempos en Cuba (ecos del muro de Berlín en 1989...)

Mientras los chupatintas elogian, los responsables tuercen el rumbo...La intelectualidad de izquierdas sudamericana, a contramano del mundo, pone por los cielos experiencias que están lejos de ser paraísos, y en primer lugar Cuba. Y mientras tratan de emular sus "principios", lo que estamos viendo en realidad son sus "finales". Mauricio Vicent, en El País, hoy:
Raúl Castro inauguró ayer el VI Congreso del Partido Comunista Cubano (PCC) con un rapapolvo histórico a la organización partidista que durante medio siglo ha ostentado el monopolio político y regido los destinos de Cuba. El presidente cubano y Segundo Secretario del PCC criticó con dureza al Partido por entrometerse en las labores de Gobierno y usurpar funciones que no le son propias, además de exigirle "desterrar el inmovilismo fundamentado en dogmas y consignas vacías" y no frenar las reformas económicas que impulsa su Gobierno en busca de un nuevo modelo económico. Castro hizo a los 1.000 delegados al Congreso una propuesta que nadie esperaba: limitar a dos periodos de cinco años el tiempo que pueden ejercer el poder los principales cargos del Gobierno y el PCC.

El mandatario cubano afirmó - visiblemente enfadado - que el PCC en muchas ocasiones ha bloqueado decisiones políticas convirtiéndolas en papel mojado. También ahora. "Hay que despojar al Partido de las funciones que no le corresponden", dijo en el discurso, que fue muy duro contra el sector más ortodoxo del Partido, refractario a los cambios. Castro reconoció las resistencias internas y hablo de la tarea de domesticar la burocracia y a los dogmáticos en términos de una batalla: "Ya veremos cómo va a ser la pelea, cómo se van a librar los combates". Y añadió: "Pero esperamos ganarla".
El presidente cubano aseguró que el proceso de reformas iniciado, llamado oficialmente "actualización del modelo", va a continuar, aunque aseguró que es una tarea compleja que requerirá de al menos de "un quinquenio". Habló de la necesaria descentralización del Estado y la reducción de su papel, y también confirmó que se ampliarán los márgenes de la iniciativa privada -en los últimos meses se han concedido cerca de 200.000 licencias para ejercer el trabajo por cuenta propia -. Eso sí, aclaró que las transformaciones persiguen preservar el socialismo, no destruirlo. No habrá "políticas de choque" neoliberales, aunque la libreta de racionamiento tiene los días contados y los gastos sociales se reducirán, indicó. El proceso de reducción de empleos - está previsto liquidar 500.000 puestos de trabajo estatales - seguirá, pero acomodado a las circunstancias y con "flexibilidad" en los plazos.
Sobre nuevas medidas económicas, se refirió a tres que en estos momentos se preparan y están en fase de redacción legal: la esperada ley de compraventa de casas y automóviles; la ampliación de los límites de tierras ociosas que el Estado puede entregar a los campesinos privados; y la resolución que permitirá a los bancos conceder créditos a los trabajadores por cuenta propia.
También se refirió también al proceso de excarcelación de presos políticos - "contrarrevolucionarios", según la terminología oficial - ocurrido en los últimos meses. Dijo que había sido una decisión soberana y alabó a la Iglesia Católica, en especial al cardenal Jaime Ortega, agradeciendo también al ex ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, su contribución a la solución humanitaria. Raúl Castro aseguró que la colaboración emprendida con la Iglesia consolidaba también la unidad del pueblo cubano, frase que debe haber chirriado a los jacobinos que en ese momento le escuchaban.
Como en Europa del Este, nuestros intelectuales "progresistas", podrían encontrarse en un futuro encharcados en historias que no serán de su gusto, cuando las sociedades oprimidas por el totalitarismo castrista reclamen por la cruda realidad de dictaduras corruptas expuestas y descubiertas. El muro de Berlín tarde o temprano también caerá en otras latitudes, y entonces, será bueno escuchar las excusas de las buenas conciencias.

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