Es verdad que si no fuera por ese increíble sistema de protección social llamado familia, tan denostada por nuestros próceres y tan vilipendiada por los apóstoles del relativismo, probablemente ese estallido social sería inevitable. Aun así, los ciudadanos no podemos seguir escondidos, esperando sólo a resolver las cosas en una sola jornada, la de las elecciones, por muy democrática que ésta sea. No es suficiente, hace falta dar más pasos, exigir compromisos reales y verdaderos por la regeneración democrática…
No puede ser que haya cinco millones de parados y que al mismo tiempo haya políticos incompetentes cobrando del erario público, es decir, de nuestros impuestos. No puede ser que la política se convierta en una profesión para la que lo único que hace falta es tener un buen ‘padrino’ que consiga puestos en las listas, mientras la gente hace colas en los comedores sociales para llevarse a la boca un mendrugo de pan. No puede ser que haya casi un millón y medio de hogares en los que no entra ni un solo jornal, mientras que de nuestros impuestos se obtienen fondos para evitar la quiebra de entidades financieras penosamente gestionadas por los propios políticos, sin que nadie asuma responsabilidad alguna por ello, y teniendo además que aguantar que esas mismas entidades financieras hayan cerrado el grifo del crédito al sector privado y a las familias.
Diario de viaje, notas al azar de alguien que se dedica a la tecnología, y alguna vez (allá lejos y hace tiempo) fue un estudiante de filosofía. Aquí caerán las notas que excedan la tecnología y la educación, que es lo que en general más me ocupa...
sábado, abril 30, 2011
Casi cinco millones
Federico Quevedo, en El Confidencial:
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