Hasta el inicio de la crisis, un aspecto destacado del equilibrio global lo constituían los países emergentes, especialmente China, India, Brasil. Aún durante el desarrollo de la crisis subprime, era una afirmación bastante generalizada el sostener que la crisis no los alcanzaría, y que aún representarían un factor de equilibrio y recuperación.
Pero los acontecimientos continuaron, y lo harán todavía, y cada mes las consecuencias som más duras: las previsiones optimistas se desvanecen, y muchos análisis y aserciones debieron cambiarse. Entre ellas, las que sostenían la independencia de los emergentes respecto a la crisis.
Como era previsible, en este caso la crisis llegó a través de las exportaciones: la baja de volúmen y la consiguiente baja de precios toca a todos: petróleo, agricultura, manufacturas. China conoce sus primeras bajas, y afronta un período complicado en la ocupación en la industria. Sus grandes fondos soberanos, comprometidos en títulos estadounidenses, establecen una dependencia difícil de resolver respecto de la economía norteamericana. India ve descender su negocio de outsourcing, con bajas incluídas. Venezuela puede encontrar problemas serios para sostenerse en su modelo económico, tanto como haya gastado a cuenta de un crecimiento infinito del precio del petróleo. Argentina pierde el motor agrícola, sin reemplazos visibles.
Ni qué decir de aquellos que pretendían explicar a las grandes economías cómo debían hacerse las cosas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario