La crisis universal en curso tiene, aparte de los bancos, financieras y aseguradoras globales, otro gran afectado: la industria automotriz. Lo que fuera un símbolo de la civilización industrial durante prácticamente todo el siglo XX, inicia el XXI con problemas severos, y con su núcleo americano amenazado de desaparición. A mediados de los pasados 50 0 60's, hubiera parecerecido una imaginería de ciencia ficción catastrofista, pero ahora está sucediendo a nuestras puertas: la posibilidad de que las tres grandes automotrices norteamericanas desaparezcan está pendiente del resultado de tres meses de gestión, o casi.
Pero, sin duda, la crisis no es el orígen del problema, sino el catalizador: claramente, un "daño colateral". La difícil situación de GM y Ford se preanuncia desde hace tiempo, y la de Chrysler es una realidad desde hace varios años. Poco antes de que lo peor del año 2008 sucediera, Toyota alcanzó a GM en sus ventas mundiales, pero desde hace tiempo la compañía japonesa le lleva la delantera en su estrategia de gestión, a las tres americanas. Lo que durante los noventa fue sorpresa e interés, se ha convertido hoy en la posibilidad de la pérdida de la supremacía en el propio mercado local. El sistema de producción y gestión de Toyota (Toyota Production System, TPS) es observado y copiado en diverso grado por casi toda la industria, pero falta tiempo para que el resto obtenga sus logros.
Es que para resolver esta crisis, le esperan a la industria americana grandes cambios: en las relaciones laborales, en la gestión, en las técnicas de producción. Si en la década de los cincuenta posteriores a la segunda guerra mundial los japoneses aprendieron de Estados Unidos (Juran, Deming), hoy las empresas americanas miran sin duda la experiencia de Toyota. Y no será fácil: los cambios que introduce TPS son culturales, e involucran a la gente. Un gran desafío por delante.
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