Reproduzco aquí algunas de las reflexiones de Joaquín Morales Solá, en La Nación:
Hay cosas en la Argentina que no tienen sentido ni explicación. ¿Para qué, por ejemplo, obligaron al país a bascular entre dos ciudades importantes para celebrar una fecha patria? ¿Para qué, en última instancia, dividir a la sociedad entre amigos y enemigos? La división que se notó en ambos actos fue algo más que política. En Salta había más pobres que en Rosario. ¿Por qué negarlo? Resulta inexplicable, en cambio, que el propio gobierno se empalague con tales divisiones sociales. La Presidenta ya había subrayado que los productores rurales no son trabajadores.(Las fotografías son de La Nación del 26 de mayo).
El kirchnerismo es especialista en divisiones, pero nunca había llegado tan lejos jugando con el propio entramado social del país. Eso define también un futuro sombrío. El gobierno de los Kirchner está mostrando signos de desesperación porque otros le están sacando el liderazgo de amplios sectores sociales y, para peor, están en condiciones de convocar a actos cuya magnitud no se puede comparar con ninguna concentración que haya hecho el kirchnerismo.
[...]El pronóstico no es optimista. Silencio e indiferencia de la Presidenta. Conviene preguntarse entonces para qué se montó el escenario de Salta. ¿Para qué se gastaron fortunas en traslados de personas, en vituallas y en compensaciones? ¿Para qué obligaron a los gobernadores a abandonar sus provincias en un día donde los actos patrios se realizan en todas las capitales del país? La liturgia del peronismo no resolverá nunca nada y sólo podría explicarse como un elemento festivo en un país feliz. Esas condiciones están ahora muy lejos de la Argentina.
La única explicación es la competencia sin alma que siempre instala Néstor Kirchner con cualquier adversario. Perdió ayer si se tratara sólo de números.
Pero el problema es más grave que ése: la conversión del campo en un adversario a batir y la condición estéril de las concentraciones, reiterativas hasta la extenuación, sólo fortalecen los ya sólidos argumentos de los escépticos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario