Con esta memoria a sus espaldas, lleva seis años en China. Muy pocas de sus notas no han sido de interés, y algunas de ellas aportan facetas que permiten vislumbrar el futuro del gigante. Hoy publica una entrevista a un diputado a la Conferencia Política Consultiva del Pueblo Chino, que muestra la distancia que existe entre la sociedad campesina y trabajadora, y la burocracia gobernante. Y lo hace con ironía y hastío por una clase que quizá esté viviendo también su crepúsculo. Recomendable de leer.
Está claro que el Profesor X no está afiliado a su "partido" por ideales. En un momento dado, cuando intuye mi bien disimulada decepción al constatar que ni la propuesta es suya, ni me ha explicado absolutamente nada, me dice lo principal; "en los años ochenta, cuando era estudiante, queríamos cambiarlo todo, ahora ya tengo cuarenta años y soy mas realista". Lo que en realidad me está diciendo es que su presencia en la CPCPC es puro carrerismo, que es un conformista-escalador y un adulador del poder, y que le importa tres rábanos todo; un cínico completo. Animado por mi ausencia de agresividad (voy encajando toda esta pérdida de tiempo con las tragaderas de San Francisco de Asís), el Profesor X se extiende sobre los periodistas occidentales que sólo explican las "cosas malas" de China. Le doy la razón educadamente (...)Sobre Rafael Poch, su currículum en La Vanguardia:
Mi ayudante ha estado por la mañana con un grupo de obreros impagados (trabajaron y no se les pagó; algo que hace tres años, afectaba al 70% de los más de 100 millones de trabajadores emigrantes de este país, y que en su discurso anual el Primer Ministro ha dicho ésta semana que está "prácticamente resuelto"- entendiendo por "prácticamente", que aun no lo está). Aprovechando un momento en el que el Profesor X está ocupado respondiendo a una llamada de su móvil, le digo a mi ayudante, que le pase el dosier de esos pobres trabajadores estafados, para ver si el inútil Profesor puede hacer algo por ellos. Cuando mi ayudante le explica, en chino, el asunto en cuatro palabras, y le extiende los papeles, el Profesor X, hace ademán de rechazarlos con asco, y, sin ni siquiera mirarlos, dice algo así como, "deja, deja, que estos extranjeros sólo quieren armar follón…". Para muchos chinos con responsabilidades políticas, ese es el contenido del lema oficial, "servir al pueblo".
Todo me recuerda a la URSS de los años setenta, aquel mundo de cinismo e irresponsabilidad, donde frecuentemente sólo llegaban arriba los más canallas, los más corruptos, los más asociales y despolitizados. Cuando, a finales de los ochenta, el sistema les ofreció libertad y autonomía, aquellos sujetos la usaron para lo único que les importaba: llenarse los bolsillos. La falta de pluralismo condena a China a este tipo de fenómenos. ¿Cuántos diputados pertenecen a la escuela del Profesor X?. No son pocos. Al negar la crítica y premiar el conformismo, el sistema los propicia.
Rafael Poch-de-Feliu (Barcelona, 1956) estudió historia contemporánea en Barcelona e historia de Rusia en Berlín Oeste.
Fue corresponsal de "Die Tageszeitung" en España, redactor de la agencia DPA en Hamburgo y corresponsal itinerante en Europa del Este de 1983 a 1987.
Desde 1988 hasta 2002 fue corresponsal de LA VANGUARDIA en Moscú, donde ha sido uno de los periodistas occidentales más longevos. Corresponsal de este diario en China desde agosto de 2002.
No hay comentarios:
Publicar un comentario