Cómo lo ve Carlos Sanchez, en El Confidencial:
(...)Hay razones para pensar que los mismos que ayer jaleaban al nuevo líder del PSOE acudirán a su entierro político dentro de unos meses. Y no sólo por la probable derrota electoral del Partido Socialista. Sobre todo, porque Rubalcaba representa volver al viejo socialismo del centralismo democrático. O de la democracia orgánica, como se prefiera. Aquel invento del franquismo que consistía en articular la representación popular a través de la familia, el municipio y el sindicato. En este caso, a través de los barones regionales, que en realidad son quienes controlan el partido. Ninguno ha tenido la honestidad política de dimitir tras el desastre electoral. Al contrario, todos y cada uno han salido reforzados del comité federal, como si el hundimiento del PSOE no fuera con ellos.Ayer era conmovedor verlos responder a los periodistas de forma ufana en Ferraz -incluidos Alarte o Tomás Gómez-, como si no hubiera pasado nada.¿Pero es que esto sería distinto con otro partido? O, yendo mucho más lejos, ¿He visto algo distinto en Argentina o Chile? O como recuerda Sanchez, ¿es distinto el PRI?. Se puede suscribir su afirmación de que el caudillismo es anterior a la propia existencia de España, y fue legado a América. Estamos todos en el mismo barco...
Los barones sin baronía han descubierto que el mejor camino para ganar unas elecciones -y mantenerse en el poder- es cargarse el único bastión de libertad dentro de un partido político: la existencia de elecciones primarias. Y el caballo de Pavía que ha roto las reglas del juego no ha sido otro que el lehendakari López. O mejor dicho, el hombre de confianza de Rubalcaba en el País Vasco, y que responde al nombre de Rodolfo Ares. La propuesta de convocar un Congreso no era más que una provocación destinada a poner al partido (aparentemente) al borde del abismo con una sola intención: reventar la candidatura de Chacón. Objetivo cumplido. La ministra de Defensa -sin fuste para liderar nada después de su espantá- no ha sido capaz de aguantarle el primer pulso a Rubalcaba. Probablemente por esa incapacidad que tiene los partidos españoles para discutir abiertamente sobre ideas o nombres sin romperse (ver el caso de Álvarez Cascos). ¿Se imaginan que sucedería en EEUU si a demócratas o republicanos se les hubiera ocurrido suprimir de facto unas elecciones primarias?
España es desde Viriato un país de caudillos, y eso explica la necesidad que tienen los partidos de encontrar no un líder, sino un guía que señale el camino. Aunque sea sin programa y sin hoja de ruta. ¿Conoce alguien la ideología de Rubalcaba?
El hecho de que APR vaya a ser candidato por aclamación -la convocatoria formal aprobada ayer es una pantomima- sólo demuestra que los indignados -al menos en este punto- tenían razón cuando reclamaban un nuevo sistema político en el que los afiliados y simpatizantes tuvieran algo que decir a la hora de elegir sus líderes. No ha sido así, y el PSOE vuelve al pasado más oscuro. Cuando las camarillas de Ferraz –felipistas y guerristas- dirigían el partido con mano de hierro.
Ironías de la historia, dando la razón a aquello que decía Gabriel Arias Salgado refiriéndose a Franco: los caudillos, sostenía el mayor manipulador informativo del régimen, surgen del desmoronamiento de las instituciones, y eso hace que el pueblo se ponga en mano de un individuo con cualidades excepcionales para suplir, precisamente, esa ausencia. Y esta es, en última instancia, la tragedia de la decisión socialista: de nuevo, la democracia sucumbe ante el caudillaje.
Lo curioso del caso es que el comité federal ha quebrantado un principio emanado de un Congreso, lo cual es abiertamente antirreglamentario. La apertura formal de las elecciones primarias no es más que un fraude de ley, como lo demuestra la intervención de Chacón el pasado jueves. No habrá candidatos simplemente porque la dirección (o sea, Rubalcaba) no quiere. Probablemente porque el ministro sabe -él mismo lo ha reconocido en privado- que pese a su dilatada trayectoria política, nunca ha ganado una batalla orgánica. ¿Por qué será?
Esta decisión convierte al PSOE en un partido vulgar y anacrónico -algo que le hubiera podido diferenciar del PP- y le aleja un poco más de sus bases sociales. Lo peor, con todo, es que el auto golpe de Estado de Ferraz sobre Moncloa (indigno el papel de un personaje como Gaspar Zarrias) debilita al presidente del Gobierno en unos momentos particularmente importantes para España. La talla intelectual de Zapatero, en todo caso, la ofrece este discurso pronunciado ayer –probablemente el más importante de su vida política- plagado de lugares comunes y de ocurrencias de adolescente. (...)
Merece la pena leer este artículo del profesor Bentolila para darse cuenta de que los problemas de este país no sólo se arreglan con la marcha de Zapatero, sino con una nueva forma de hacer política que desde luego no pasa por la cabeza de Rubalcaba. Recuerda Bentolila que si hace cuatro años la tasa de paro de los cabezas de familia era del 6% y la de los cónyuges del 8%, ahora ambas son del 18%. Pero es que de los 17,3 millones de hogares, en nada menos que 1.8 millones (11%) el cabeza de familia está parado y en 850 mil (4%) no hay ningún perceptor de renta laboral (salario, prestación por desempleo o pensión). En un trabajo reciente, José Mª Casado, Cristina Fernández y Juan F. Jimeno destacan que un 40% de los parados vive en hogares en los que ningún miembro trabaja, superándose la cota del 38% alcanzada en 1994.
Como se ve un panorama desolador. Pero ayer ningún miembro del comité federal desmintió a Zapatero cuando dijo que el nivel de protección social es 'el más alto de la historia de nuestro país'. Nadie dijo nada. Sólo el aplauso fácil y acrítico con el poder.
Es en este contexto social en el que un presidente irresponsable anuncia que no se volverá a presentar. Pero en lugar de promover un proceso de sustitución ordenado y de acuerdo a las instituciones del PSOE, lo que hace es meter en un mismo saco partido y Gobierno, reforzando esa idea de democracia orgánica que no sólo recuerda al franquismo, sino también al mexicano PRI. El hecho de que el candidato a sustituir a Zapatero en el partido sea al mismo tiempo vicepresidente primero (Rajoy saltó del Gobierno con el ‘dedazo’ de Aznar) liquida tanto la autonomía del partido como la del propio Consejo de Ministros, algo esencial en una democracia sin apellidos, como le gusta decir a Esperanza Aguirre.
No es un asunto baladí. En un sistema electoral de listas cerradas como es el español, son los dirigentes de los partidos -y no los electores- quienes deciden el poder legislativo. y por eso, es fundamental autonomía del partido respecto del Ejecutivo, y vicerversa, porque de lo contrario, al final no habrá separación de poderes. La canibalización del partido por el Gobierno es, por ello, una mala noticia que no parece importar a nadie. ni por supuesto a una formación que ha puesto rumbo a ninguna parte.
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