jueves, febrero 04, 2010

Un poco más sobre el Valle de Arán


Tras el revuelo de estos días, una corta visita a la historia del Val d'Aran, tomada de Wikipedia, que muestra a la región como un ejemplo más del crisol que es España. Ya su etimología es elocuente:
La comarca toma el nombre del valle en que se encuentra. El nombre Val d'Aran es aranés. La teoría más difundida establece que Val d'Aran es en sí mismo un pleonasmo, ya que significaría Valle del Valle (val significa valle en aranés y aran, del antiguo euskera haran, también significa valle), ya que el euskera se habló en pueblos pirenaicos de Lérida hasta los siglos XII - XIII. La denominación Val d'Aran (en aranés) a menudo aparece escrita como era Val d'Aran usando el artículo femenino en aranés como parte del nombre (tanto en aranés como en catalán, la palabra "valle" (val, vall) es femenina). En catalán, se denominaría la Vall d'Aran y en castellano el Valle de Arán
Es decir, hasta la entrada de los francos alrededor del siglo ix, la región registra población vasca. Los mismos francos registran relaciones formales con los vascos a través de los condados de Tolosa y Ribagorza, además de ser forjadores del condado de Rosellón. La lengua occitana y gascona llegan a través de todas estas influencias enlazadas. Las proximidades y tensiones entre señoríos francos, navarros y aragoneses recorren todo el período que va desde la derrota visigoda a manos de los musulmanes hasta la consolidación de la monarquía castellana:

Las primeras referencias concretas al Valle de Arán aparecen en el siglo X en el que el valle aparece vinculado al condado de Ribagorza. Pedro I de Aragón intervenía en estas tierras cuando murió en el Valle el 28 de septiembre de 1104.

Fundamentalmente, la documentación de la época desde 1108 hasta 1134 muestra de modo explícito que Alfonso I de Aragón reinó en Arán. Alfonso I nombró tenente de veinticuatro aldeas en el valle a Céntulo II de Bigorra en compensación por la ayuda prestada en la reconquista contra los moros (Céntulo y su hermano el vizconde Gastón IV de Bearne compartieron también la tenencia de Zaragoza y la de Uncastillo, entre otras, en 1119), esta sección se realizó sin tener en cuenta que el valle se encontraba bajo la administración de su primo, Bernard II de Cominges. Este último decidió actuar arrebatando al de Bigorra varios señoríos, como el de Labrust.

El valle cambia de manos varias veces durante los siglos XII y XIII, pasando sucesivamente a manos de los condes soberanos de Bigorra, a los condes de Cominges o a los reyes de Aragón.

En 1175, el valle pasa a formar parte de la Corona de Aragón mediante el Tratado de Amparanza (o Emperanza) firmado con el rey Alfonso II. En el año 1192 hay referencias de la construcción del Hospital de Viella para dar cobijo a los viajeros.

Pedro II de Aragón renunció a sus pretensiones sobre el valle cuando llegó a un acuerdo con Bernard IV de Cominges según el cual Bernard se divorciaba de su mujer María de Montpellier para que ésta se casase con el rey aragonés, a cambio éste le cedió una serie de señoríos, entre los que se encontraba el Valle de Arán. No se tiene constancia de que los condes de Cominges fueran vasallos de los reyes de Aragón por el valle de Arán, por lo que hay que suponer que su soberanía sobre el mismo era plena.

En 1298, gracias al convenio de Argelers, se determinó que el Valle de Arán permanecería provisionalmente bajo la administración del reino de Mallorca mientras las partes en conflicto no llegasen a un acuerdo. Finalmente, en 1313 el rey de Francia Felipe IV renunció a sus derechos soberanos sobre el valle, restaurando su propiedad a Jaime II. El rey de Aragón nombró un procurador general y otorgó al Valle de Arán el conjunto de privilegios denominado Era Querimònia. Tras ello, síndicos y procuradores juraron fidelidad como súbditos y vasallos a Jaime II el Justo.

En 1411, el Síndico (síndic) de Arán ofreció la unión libre y pactada de Arán con los condados catalanes, la cual fue aceptada por las cortes de Cataluña

La decisión de integración con los condados catalanes inicia la larga pertenencia ahora cuestionada. Sin embargo, a través de esos casi seiscientos años, distintos hechos mostraron que esa unión no fue perfecta (notablemente, en la sublevación de los segadores), hasta su reclamo de sus fueros durante la segunda república: "Durante la Segunda República española aparecieron nuevas demandas de la restauración del Consejo General de Arán. El Centre Aranés –constituido por la élite aranesa residente en Barcelona– pidió formalmente en una carta dirigida al presidente de la Generalidad de Cataluña que el Estatuto de Autonomía de Cataluña, que se estaba redactando en aquellos momentos, contemplase la restauración del Consejo General de Arán y la restauración de algunos privilegios históricos. Aquellas demandas no fueron contempladas en la redacción final del Estatuto de Núria"

Así, Arán es una muestra más de la complejidad de las fuerzas que integran España, representadas en su mezcla de lenguas: 38% de castellano, 34% de aranés, 19% de catalán, y el resto de "otras lenguas".
Si cada municipio decidiera independizarse, encontraría razones para hacerlo. Si cada uno lo intentara, encontraría la gran resistencia de su propia mezcla.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Otro comentario que he visto en la red es

http://juangregorioaviles.wordpress.com/2012/03/19/dos-viajes-en-el-tiempo-al-pirineo-catalan/

Jorge Ubeda dijo...

Gracias por el comentario. He leído el enlace, y me parece excelente, gráfico, para mostrar la desagradable intransigencia catalanista con el idioma.