El reclamo contra las pasteras en Uruguay siempre fue estético, pero se lo disfrazó de ecologista. Pensemos en los años de cortes de puentes internacionales, el mantenimiento de un conflicto con un país más que amigo, el escándalo internacional, las declaraciones altisonantes, las estupideces inventadas y reproducidas por los irresponsables de niños desmayados y obreros internados, el bochorno de esta señora que preside el país en su discurso inaugural amonestando al presidente uruguayo (”enérgico” le decía La Nación) el programa de Majul transmitiendo desde el puente, la prohibición en el país del documental de Montes Bradley que contaba todo tal cual era, ejecutivos de Botnia procesados a la carta por deseos oficiales y las relaciones cortadas entre Fray Bentos y Gualeguaychú. La verdad nunca: la planta es fea.Que habrá que pedir perdón, no hay duda; que el problema fuera que la planta fuera "fea", pudiera ser otra faceta, especialmente para aquellos que en Gualeguaychú vivieran del turismo. Pero que más pesara en algunas "fuerzas vivas" la pérdida de un negocio que hubieran deseado entrerriano, lo creo más posible. Y a eso, sumarle la soberbia, la tremenda insensatez de <<gente “instruída” y acomodada>> a todo nivel: pobladores, periodistas, gobierno, que piensan que debemos vivir en un estado de asamblea insurrecional permanente. Alguna vez, China vivió así, hasta que a la Revolución Cultural, también se le "cerró la cuenta".
Diario de viaje, notas al azar de alguien que se dedica a la tecnología, y alguna vez (allá lejos y hace tiempo) fue un estudiante de filosofía. Aquí caerán las notas que excedan la tecnología y la educación, que es lo que en general más me ocupa...
domingo, diciembre 21, 2008
Pedir perdon a Uruguay
José Benegas escribe sobre el conflicto con Uruguay, convencido que habrá que pedir perdón, por un conflicto insostenible. Benegas sostiene que el problema no era ecológico, sino estético:
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