Uno de los signos de los cambios de equilibrio de fuerzas en el mundo es la industria automotriz. Mientras persisten los rumores de venta de Chrysler, siguen produciéndose cambios en el peso de las compañias japonesas Toyota y Honda en Estados Unidos, y crecen los problemas de los dos grandes competidores mundiales, General Motors y Ford: tanto una como la otra planean reducciones de plantilla, que en el caso de Ford afectan a España, entre otros.
En este marco, los cambios también se notan fuera de Estados Unidos. Lejos está la época en que América Latina era mercado de las dos marcas noteamericanas: es un hecho la creciente presencia asiática en todo el continente. Como signo de los tiempos, lo ya comentado sobre Fíat, asociándose a Tata para fabricar en Argentina, y la decisión del grupo Macri, de abrir la producción de vehículos de la china Chery [1]. China no es Japón, pero el cambio es demostrativo.
Es probable que estos cambios no sean definitivos: Toyota revolucionó los métodos de producción, pero, en definitiva, sus fundamentos en Calidad Total (TQM) están originados en la asimilación de ideas de teóricos americanos Deming y Juran, y una nueva generación de ingenieros estudia las nuevas técnicas.
Tampoco será definitiva la diferencia de costos: de hecho, Toyota compite en el mismo terreno que General Motors y Ford, con plantas americanas que mantienen los estándares japoneses, con costos y recursos humanos americanos.
Ver el análisis de los especialistas Mark Graban, Jon Miller, Kevin Meyer, o Peter Abilla.
[1] Chery en Wikipedia.
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