miércoles, marzo 07, 2007

Apuntes sobre la educación en Argentina

Esta nota reproduce la que inicié en mi otro blog, porque sería conveniente generalizarlo a toda la educación, más allá de la universidad. Por tal razón, lo que excede del ámbito tecnológico, cae aquí.

Como no podía ser de otra manera, la anarquía y desgobierno de la Universidad de Buenos Aires del año 2006, se ha continuado en acusaciones y descubrimientos de abandono administrativo y corruptelas. Y, como no puede tratarse de un fenómeno aislado, asuntos parecidos han sido denunciados en la Universidad de Tucumán. Una vez más, el problema educativo es más amplio que lo que trate una ley, y su solución todavía no ha empezado en Argentina.
Los incidentes más notables:

  • El 28 de diciembre de 2006, Rubén Hallú, el nuevo rector de la universidad, presentó una denuncia penal por la rendición de fondos 2005-2006 del Hospital de Clínicas.
(...)
"Los hechos apuntados pueden desbordar el carácter de una seria falta administrativa para configurar un eventual ilícito, que necesariamente debe ser investigado", mencionan los funcionarios en el escrito en el que describen una serie de irregularidades detectadas a través de una auditoría informática.
De acuerdo con la información difundida por el diario "La Gaceta", se constató que alumnos que aparecían como ausentes en las planillas de los profesores, eran cargados como aprobados, generalmente con un cuatro como nota, en el sistema inform tico de la facultad.
No vale la pena mencionar el tradicional inicio de clases primarias y secundarias en medio de huelgas docentes y discusiones sobre salarios, porque ya nos hemos acostumbrado a que el año escolar tendrá un mes o dos menos de los planeados, y eso especialmente en el inicio.
En fin, esto es lo que significa "el rey está desnudo", aunque todos lo declaren vestido.... Todavía está por verse cuándo esta sociedad decidirá cambiar su rumbo: no lo está si quienes estudian fraguan un título, o si defraudan una institución. Hacen falta profundos cambios en las personas, para que las expectativas sean otras.
Bien, hasta aquí lo ya escrito. Generalizando a las bases de la educación, quisiera destacar el editorial de La Nación de hoy, sin firma, que recuerda la historia de preocupación por la calidad de la enseñanza, llamando a recuperarla:
En primer lugar, el problema:
Las urgencias salariales de los maestros, las apetencias políticas de los sindicalistas, y la ambigüedad y las contradicciones de los gobernantes de turno (...) confluyen inexorablemente cada año para entorpecer el normal comienzo del ciclo lectivo en todo el país. Los más perjudicados terminan siendo los alumnos, sobre todo los de las escuelas públicas. Y este año no ha sido la excepción, pues, si bien empezaron las clases en buena parte del país, todavía persisten conflictos gremiales en varias provincias que postergaron el inicio del año escolar y frustraron la esperanza de miles de niños de comenzar a recibir las herramientas de una enseñanza formal que los prepare mejor para su futuro.
Pero no sólo los conflictos gremiales complicaron el normal desarrollo de las actividades en el primer día de clase. Hay decenas de escuelas que presentan falencias edilicias y otras tantas donde las obras de remodelación no han concluido. ¿Es coherente que las obras comiencen cuando faltan pocos días para la iniciación de las clases o, como indica el sentido común, tendrían que haberse hecho durante los poco más de dos meses de receso escolar? En Tierra del Fuego, por ejemplo, la actividad escolar empezará sólo el lunes próximo, porque las obras de remodelación de varias escuelas continúan inconclusas. Y en Corrientes, era triste y lamentable la imagen que entregaba la televisión desde una escuela muy pobre y sin la infraestructura adecuada, donde los chicos se descomponían en medio de un calor insoportable.
En segundo lugar, la propuesta:
[En el pasado] Los avances que la Argentina logró en materia educativa la colocaron al tope entre las naciones del continente americano, con los índices de alfabetismo más altos e integración social por medio de la escuela pública. Pero el sistema educativo lamentablemente no quedó al margen del deterioro sufrido por el país en términos económicos y sociales en las últimas décadas.
Hoy resulta fundamental recuperar la calidad educativa perdida y para ello se debe apostar por el futuro de las nuevas generaciones con la instrumentación de una política educativa coherente, que necesariamente debe contar con el respaldo financiero que la sostenga. Pero también es preciso que los dirigentes, tanto los representantes de los docentes como las autoridades, hagan un esfuerzo sustancial para avanzar hacia grandes acuerdos que saquen la tensión de las aulas y permitan a los chicos aprender sin interrupciones.
De nada servirán las buenas ideas para recuperar el terreno perdido ni las leyes aprobadas de financiamiento educativo y de educación nacional, si no hay un entendimiento de base que garantice el normal desarrollo del ciclo lectivo, porque con ello también se podrá reducir la brecha que existe en la sociedad.
Es decir, no solo ideas, sistemas, leyes, sino compromiso de los actores. En palabras de Alec Oxenford, Argentina adelantó su sociedad de manera duradera a fines del siglo XIX gracias a la energía de un presidente ( y su generación), que impulsó masivamente la educación, creando una sociedad distinta:
El caso del presidente Sarmiento en Argentina a fines del Siglo XIX es paradigmático. Sarmiento se da cuenta que para progresar como nación, se necesitaba educar al 70% de la población argentina que era analfabeto en ese momento. Dado que no se contaba en el Argentina con la tecnología para lograr este objetivo revolucionario, Sarmiento “importó” miles de maestras de Estados Unidos para ayudar a implementar su plan. Con esta decisión, Argentina preparó el terreno para los 40 años de mayor prosperidad de su historia. La productividad Argentina tuvo un crecimiento explosivo y en consecuencia, la nación se enriqueció brutalmente.
Argentina vive de los frutos de su pasado desde hace ya demasiados años. Es necesario cambiar, y los tiempos son apremiantes...Todavía se puede hacerlo, antes de que nuevas generaciones crezcan en la ignorancia y la pobreza de horizontes.

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