domingo, enero 28, 2007

Argentina: Crecimiento económico, descenso institucional

Esteban Rafele de La Nación, publica hace unos días un resúmen de números económicos de Argentina, que reflejan la continuidad durante 2006, de las cifras del fuerte crecimiento, y su distribución por áreas. Pero las excelentes cifras no pueden dejar de balancearse con otras más duraderas, las que hablan de las instituciones y la sociedad, que son publicadas hoy por el mismo diario, comentadas por Adrián Ventura, y que ponen al país en las últimas posiciones de cualquier comparación. No tengo más datos a mano que el resúmen de Ventura, pero las cifras me suenan familiares.
La economía, resumida por Rafele:
El producto bruto interno (PBI), hasta noviembre de 2006, creció un 8,5%, en su 47º mes consecutivo de expansión; las exportaciones habrían llegado a los US$ 45.000 millones en todo el año; la recaudación y el superávit fiscal se incrementan a buen ritmo, y la tasa de desempleo es cada vez menor. (...)
El director del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina (UIA), Diego Petrecolla, reflejó las expectativas: "La industria va a crecer entre 7,5 y 8%; no veo problemas en el mediano plazo. El desempeño desde la salida de la convertibilidad fue espectacular, subió 70% y está un 15% por encima de 1998".
El sector financiero, el más rendidor:
"Quienes más ganaron este año fueron los bancos -afirma, sin rodeos, Orlando Ferreres, del Centro de Estudios Económicos-. Tuvieron un resultado grandísimo tanto en la expansión de volumen como en la de la rentabilidad. El sector financiero no sabe cómo mostrar ganancias razonables", agrega.
El crecimiento de la intermediación financiera, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) superó el 20% en los primeros tres primeros trimestres de 2006. LA NACION consultó a la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), que no realizó declaraciones.
En realidad, el sector comenzó a recuperar terreno hace dos años, después de perder, entre 2002 y 2004, 22.700 millones de pesos.
Según el informe sectorial del Banco Central, la banca duplicó los beneficios que había obtenido en 2005 y alcanzó el año pasado los $ 4100 millones de ganancia.
(...)
"Hubo mucha expansión del crédito para el consumo, con tasas altas, de alrededor del 30% en promedio -explicó Ferreres-. Y pagan una tasa de plazo fijo del ocho por ciento. La diferencia, sacando los gastos, es ganancia. El financiamiento de electrodomésticos ha sido un negocio extraordinario. No son grandes créditos, van de los $ 1000 a los 15000, pero el volumen es importante". Los bancos también fueron importantes para sostener el tipo de cambio. El Estado ubicó Lebac y Nobac para esterilizar las compras de divisas, lo que les dio a las entidades financieras rendimientos del 8% en promedio.Las manufacturas, empujadas por el alza del consumo, también mejoran, pero todavía por debajo de su capacidad:
Las manufacturas, creciendo en base al incremento del consumo interno:
La producción de manufacturas, en tanto, siguió disfrutando el buen clima que comenzó a vivir con el fin de la convertibilidad. El sector creció un 8,3% en 2006, poco más que en el año anterior (7,7%). La utilización de capacidad instalada supera el 70% y la mayoría de las industrias realizan inversiones, lo que da margen para que los buenos índices se sostengan este año.
La construcción, también en avance:
Ya se dijo: son la construcción y el sector automotor las vedettes, pero los economistas coinciden en que no hay perdedores entre quienes forman parte de esta obra. La construcción es la estrella del modelo desde que comenzó la recuperación económica, y cerró 2006 con un crecimiento de entre el 16 y el 19%, según distintas estimaciones.
(...) Fernando Lago, de la Cámara Argentina de la Construcción, encuentra las causas en los altos niveles de inversión, por encima del 24% del PBI. Afirmó que el sector se lleva el 60%. "Entre 1998 y 2002 nuestra industria se redujo a menos de la mitad. Hicieron falta casi cuatro años para recuperar el nivel del 98 y hoy estamos un 20% por encima", dijo.
El real state sigue y seguirá siendo un negocio por demás apetecible para el inversor extranjero. Ferreres dio un ejemplo: "Vendiendo un departamento en Londres se pueden comprar 11 acá". Y si bien algunos analistas comienzan a ver atisbos de desaceleración, nadie se alarma: "Es imposible crecer todos los años a más del 20%", dijo Lago, a la espera de que lleguen los tan ansiados créditos hipotecarios.
Pero la agricultura, 2%, y el petróleo, 2%, son los sectores de menor crecimiento:
Para Enrique Ambrosetti, economista de la Sociedad Rural (SRA), "fue un año lleno de incertidumbres, con falta de previsibilidad y muchas medidas que disminuyeron la inversión, especialmente en ganadería, y también en los granos". La inversión ganadera cayó un 30%. Ni hablar de las subas de retenciones a la soja con las que el sector comenzó 2007.
Sin embargo, este panorama de buenos negocios y crecimiento económico, debe ser observado, como se indica al comienzo, moderado por las observaciones de las prácticas institucionales y sociales, que no dan lugar a demasiado entusiasmo, siempre que se estime que una sociedad productiva con buenas prácticas garantiza su crecimiento, y por lo contrario, mina sus posibilidades. Así, el análisis del Foro Económico, comentado por Ventura, pone a Argentina en los peores puestos en una lista crucial de transparencia y lealtad comercial y productiva, lejos de las economías que están garantizando una sociedad mejor:
Uno de los rubros donde la Argentina saca las peores calificaciones es el de la calidad de las instituciones: de los 29 ítems evaluados fallamos en 27, en otro estamos en un discreto puesto intermedio y apenas nos destacamos en uno.
La importancia del estudio realizado por el Foro Económico Mundial en esta materia es que nos permite ver una radiografía de la inseguridad jurídica.
Ese concepto es un latiguillo habitual de las conversaciones políticas y económicas y parece algo abstracto y poco mesurable, pero se vuelve algo muy tangible cuando vemos las notas que la Argentina obtiene en materia de transparencia del Gobierno, eficiencia del Congreso, independencia de la Justicia, corrupción política, libertad de prensa plena y ética empresaria.
En una escala de uno a siete, donde siete es mejor y uno es peor, así aparece Argentina:
Actividad gubernamental:
* Mayor confianza en la honestidad de los políticos: Singapur, 1° (6,3 puntos); Chile, 21° (3,8); la Argentina, 115° (1,5).
* Mayor independencia judicial: Alemania, 1° (6,5); Uruguay, 37° (4,9); la Argentina, 115° (2,2).
* Mayor respeto del derecho de propiedad: Alemania, 1° (6,8 puntos); Chile, 30° (5,5); la Argentina, 121° (2,9 puntos).
* Mayor imparcialidad de los funcionarios, a la hora de decidir sobre políticas y contratos con empresas: Nueva Zelanda, 1° (5,6); Uruguay, 22° (4,0); Argentina, 115° (2,2 puntos, porque los funcionarios favorecen a las empresas mejor conectadas con el poder, según la evaluación).
* Eficacia del Congreso para solucionar los problemas: Singapur, 1° (5,9); Chile, 42 (3,9); Argentina, 119° (1,9).
* El Gobierno usa el presupuesto adecuadamente, para prestar buenos bienes y servicios: Singapur, 1° (5,9); Chile, 20° (4,3); Argentina, 106° (2,5).
* La burocracia pública no tiene peso para hacer negocios: Islandia, 1° (5,3); Chile, 21° (3,8); la Argentina, 104° (2,5).
* Países en los que la prensa no sufre censura o represalias por las notas que publica: Alemania, 1° (6,8); Perú, 16° (6,3); Argentina, 105 (3,7).
* Las contribuciones legales de las empresas a los partidos políticos no tienen influencia a la hora de tomar decisiones de gobierno: Singapur, 1° (6,2); Chile, 17° (5,3); la Argentina, 117° (3,1).
* No es habitual que los partidos reciban aportes ilegales: Singapur, 1° (6,7); Chile, 28° (5,3), Argentina, 116 (3,1).
Gobierno y empresas:
* El Gobierno, cuando decide cambiar una política, informa suficientemente a las empresas, es decir, no los sorprende: Dinamarca, 1° (6,1); Chile, 24° (5,0); Argentina, 115 (2,9).
* Eficacia del sistema legal para defender al sector empresario frente a decisiones arbitrarias del Gobierno: Dinamarca, 1° (6,6); Costa Rica, 32° (4,9); Argentina en el puesto 110° (con 2,6 puntos).
* Casi nunca pagan sobornos las empresas, para obtener beneficios del Gobierno: Islandia, 1° (6,7); Chile, 17° (5,8); Argentina, 111° (3,4 puntos, lo que indica que se pagan sobornos con mucha más frecuencia que en aquellos países).
Seguridad y crimen:
* La amenaza del terrorismo en su país no impone significativos costos a las empresas para hacer negocios: Finlandia, 1° (6,3); Uruguay, 2° (6,2); Argentina, 12° (5,9).
* No hay riesgo de crimen organizado ni mafias en: Islandia, 1° (6,8); Chile, 14° (6,2); Argentina, 89° (4,0).
* Las empresas no tienen costos significativos para protegerse del crimen común y de la violencia: Islandia, 1° (6,8); Chile, 55° (4,6); en cambio sí pagan mayores costos en la Argentina, 106° (2,9).
Ética empresaria:
* La amenaza del terrorismo en su país no impone significativos costos a las empresas para hacer negocios: Finlandia, 1° (6,3); Uruguay, 2° (6,2); Argentina, 12° (5,9).
* No hay riesgo de crimen organizado ni mafias en: Islandia, 1° (6,8); Chile, 14° (6,2); Argentina, 89° (4,0).
* Las empresas no tienen costos significativos para protegerse del crimen común y de la violencia: Islandia, 1° (6,8); Chile, 55° (4,6); en cambio sí pagan mayores costos en la Argentina, 106° (2,9).
* Transparencia de las auditorías contables que se hace sobre las empresas, el Reino Unido está en el primer lugar (6,5); Chile, 29° (5,5) y la Argentina, sí, logra trepar hasta la mitad de la tabla, quedando en un discreto puesto 75° (4,3 puntos)
Es posible adherir entonces a la conclusión de Ventura:
Un problema cultural

La cuestión no es sólo numérica, pues pueden extraerse varias conclusiones importantes:
* No hay que endigarle la culpa de todos estos resultados al Gobierno. La Argentina, por más haya perdido varios puestos en la clasificación general entre 2006 y 2007, no llegó a donde está por casualidad ni tampoco el deterioro se produjo sin que la sociedad haya tenido algo de culpa.
* El desarrollo tecnológico, la infraestructura, la calidad de la educación y del servicio de salud dependen, en cierta medida, de la capacidad económica de un país. Los gobiernos podrían dar esa excusa para sostener que no estemos en puestos más relevantes. Pero la calidad institucional no depende de temas económicos o financieros -por más que influya notablemente en ellos- sino de la voluntad de todos en cumplir con las leyes.

Por eso, lo que esos índices nos muestran es que el Gobierno y también la sociedad -incluido algún sector empresario- no tiene apego por las normas y las instituciones.

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