sábado, julio 06, 2024

José Antonio Conde, un precursor


Precursor del enfoque actual en los estudios de la época de la dominación árabe, José Antonio Conde ha recuperado reconocimiento en décadas recientes. Por más de un siglo fue desacreditado, ignorado y repudiado, por su adhesión al régimen de Napoleón durante la invasión francesa, y quizá en el fondo por su ideario liberal. Sin embargo, su trabajo inició un cambio de perspectiva en el estudio de la dominación árabe de España. Es él quien comienza a traducir documentos, para terminar proponiéndose la redacción de una historia de la dominación árabe a través del análisis de las crónicas y papeles subsistentes de los propios autores orientales. Así, inicia la catalogación y archivo de todos aquellos documentos que pudiera conseguir, profundiza su estudio de lenguas con el conocimiento del árabe, trabajando en éste análisis con Antoine-Isaac Silvestre de Sacy a quien escribe a Francia durante varios años, y finalmente visita. Éste es considerado como el fundador de la tradición científica del arabismo francés. En 1802 es nombrado miembro de la Real Academia, y en 1804, de la Real Academia de la Historia.

 Su trabajo de traducción e investigación fue extenso y adelantado a su época. Particularmente destacable es su descubrimiento de los escritos aljamiados , que analiza y discute con Silvestre de Sacy. Su Historia de la dominación árabe se publica finalmente en 1820, el año de su muerte. Puede consultarse la edición de 1840  en The Internet Archive. La obra fue reconocida en toda Europa, y se tradujo al francés, alemán e inglés durante el siglo XIX. El estilo de su Historia es cuestionado por investigadores posteriores. Así como Viardot en 1840 lo considera un trabajo desordenado y mal fundamentado, en años posteriores, Reinhart  Dozy, investigador holandés, realiza una crítica muy fuerte a su trabajo. Dice Manuela Marín:

el holandés Reinhart Dozy (1820-1883), que ya se había hecho un nombre como arabista, publicó sus Recherches sur l’histoire et la littérature de l’Espagne pendant le Moyen Âge, que supusieron una renovación de los estudios andalusíes a partir de un exhaustivo análisis de las fuentes árabes y una preparación histórico-filológica de gran calidad. A estas cualificaciones científicas añadía Dozy un carácter muy crítico hacia el trabajo de sus colegas y/o predecesores, de manera que no dudó en dedicar unas cuantas páginas de sus Recherches a un examen demoledor de la Historia de Conde, en el que no sólo señalaba sus diversos errores de interpretación, sino que llegaba al punto de acusarle de no conocer del árabe sino los signos de su alfabeto y cometer fraudes y engaños deliberados en su narración.

 Francisco Simonet, autor de una Historia de los mozárabes de España publicada a fines del siglo xix, le da un reconocimento aguado al mencionar a los investigadores que le precedieron:

(...) En éstos y otros autores de nuestro siglo encontramos, sobre el sazonado fruto de los estudios anteriores, algunas noticias ignoradas hasta el día y tomadas en gran parte de los autores arábigos, nuevo y copioso raudal de luz que ha venido a esclarecer las tinieblas históricas de la Edad Media; aun cuando muchas de estas noticias les hayan venido por el conducto poco crítico de D. Antonio Conde, a quien ha prestado demasiada e inmerecida fe la mayor parte de los historiadores de nuestro siglo, así extranjeros como españoles.

Terminando sus estudios, un colega de claustro lo denunció a la inquisición por sus opiniones anticlericales. Desde entonces, durante su vida, su adhesión al pensamiento liberal y luego a Napoleón, lo acompañó y lo marcó en todo momento. Habiendo tomado cargos en el gobierno de José Napoleón, tuvo que huír a Francia a la vuelta de Fernando VII. No acomodado a la vida de exiliado en Francia, prefirió volver a España a riesgo de ser detenido o algo peor. Su esposa y su hijo murieron en el mismo parto, y esos años en buena medida vivió de la ayuda de amigos y familia. Sólo en sus últimos años de vida fue restablecido en su trabajo de archivero y repuesto como miembro de las Reales Academias de la lengua y de la historia. Merced o reconocimiento, todo llegó tarde. No vio publicada su obra, por años fue criticado, y sólo un siglo después, se valora su trabajo.

Para abundar en su historia, hay dos trabajos que lo hacen muy bien: la semblanza de Manuela Marín, para el bicentenario de su muerte, y la presentación de su labor, de la propia academia de la historia, firmada por Martín Almagro Gorbea.

La imagen, la traducción de Descripción de España de Al Idrisi (1799)

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