Alejo Schapire, en Seúl
De memoria de periodistas de la Casa Blanca, nadie recuerda un espectáculo semejante. Más que en el Despacho Oval, la escena del 28 de febrero parecía transcurrir en el Bada Bing!, el cabarulo de Los Soprano. Con su acento neoyorquino, Tony “ofrecía protección que no podía rechazar” al ucraniano, una víctima de la mafia rusa, a cambio de la mitad de sus “tierras raras”. El invadido preguntaba lo elemental, si a cambio al menos obtendría seguridad. Entonces, Paulie se pasaba una mano por el jopo y, encabronado, le espetaba que estaba “disrespecting the boss”. “Deberías dar las gracias”, le repetían quienes acorralaban al ucraniano, pese a que ya había agradecido a Estados Unidos su ayuda no menos de 33 veces en todos los idiomas y soportes, incluyendo en esa misma reunión.
La foto, en Rolling Stone
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