domingo, septiembre 05, 2010

Retraso tecnológico y transparencia tributaria

Sin asegurar que lo mismo que describo no sea igualmente escaso respecto a otros casos europeos, y hablando del transporte sólo en Valencia, un pasajero está acostumbrado a usar su tarjeta magnética o con chip que le permite subir al autobús, apoyarla sobre la lectora, y pasar adento; el conductor sólo se ocupa de asegurarse que cada persona lo haga, cobrar un ticket -que se registra- en los ocasionales casos en que un pasajero no tiene tarjeta, y de manejar el vehículo. Al fin de su día de trabajo, retira un ticket que cierra su actividad. Un manejo más descansado, y cuentas claras. Más aún, desde hace pocos días, un pasajero que cambia de autobús (usando una tarjeta con chip) durante el período de una hora, hace el/los siguientes viajes sin costo. El sistema está integrado, y probablemente lo estará más: pasas de una compañia a otra con el mismo software, y probablemente se hará también con el Metro. Hay otros aspectos interesantes, pero no están relacionados con la recaudación, que es lo que motiva esta observación.
Ahora, vayamos a la noticia de La Nación de hoy: sólo el 3% de los colectivos (autobuses) urbanos de Buenos Aires, ha adoptado el boleto (billete) electrónico. ¿Por qué?

El chofer del interno 70 de la línea de colectivos 152 todavía pide monedas y el de la unidad 489 del 130 dice que ya van a llegar las máquinas para pagar con tarjeta, pero que, por ahora, el dinero metálico es el que manda. Sucede que, pese a los anuncios oficiales, aún no funciona el Sistema Unico de Boleto Electrónico (SUBE), que mejoraría una de las tareas más molestas de la rutina diaria: sacar un pasaje para viajar en el transporte público.
Sólo 500 colectivos están equipados para aceptar el SUBE: el 3% del total. Se supone que a fin de este mes comenzarán a funcionar 3000 de las 17.000 máquinas que se requieren para equipar las 340 líneas que recorren la Capital Federal, según alguien cercano a la operación. Se suponía que iban a estar operando a fin de agosto. La misma fuente explicó que la demora se debió en gran medida a la oposición de las empresas de colectivos, que no querían perder el control de la recaudación. "Y menos dejar en manos de otros el conteo de pasajeros, del que depende la entrega de subsidios", acotó.
Luego de esa primera etapa de 3000 máquinas, el plan del secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, es instalar 2000 lectoras por mes hasta llegar a las 10.000, que fueron compradas a Siemens, Indra y Metronec (Roggio). Provenientes de la República Checa, las de la primera firma, y de Brasil, el resto, las máquinas descansan en la actualidad en un depósito a la vera de la ruta 8. Desde la Secretaría de Transporte dijeron que sólo garantizan que se cumplirá con la instalación de las 10.000 máquinas este año, pero que no fijan un fecha cierta para el comienzo del sistema. "Se largará con las líneas que se vayan completando", respondieron.
El 4 de febrero de 2009, la presidenta Cristina Kirchner presentó el SUBE y prometió que tres meses después cinco millones de pasajeros iban a poder usar tarjeta magnética para viajar. Al vencer ese plazo, el entonces secretario de Transporte, Ricardo Jaime, aclaró que se trataba de días hábiles y lo extendió hasta fin de junio. Un año y dos meses más tarde de esa fecha prevista, sólo funciona en el sistema Monedero, del grupo Roggio (subtes, ferrocarril Urquiza), en el tren Belgrano Norte y en los colectivos 5, 8, 20, 50, 61, 62 y 101.
¿Qué pasó en el medio? "Siempre se pensó que sería un sistema que permitiría la entrada de varios jugadores, que el SUBE sería sólo un canal entre muchos otros, pero no el único como se planteó finalmente", comentó una fuente que trabaja en el transporte y no quiso ser nombrada. "Eso demoró, porque no todos estábamos de acuerdo", acotó.
Una vez que eso se destrabó esta cuestión y se definió que sólo funcionaría SUBE y que el clearing estaría a cargo de Nación Servicios (Resolución 362/2010  de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte), surgió otro problema. Las empresas de colectivos se opusieron a llevar en sus unidades un sistema en el que ellas no tuvieran injerencia, lo que les quitaba la caja y el conteo.
Así las cosas, las cámaras de autotransportistas de pasajeros y concesionarios de trenes se unieron y formaron la Asociación Civil del Transporte (Acitra), para la "coadministración y control" de los recursos del SUBE. Poco después, el decreto 988 del Gobierno les autorizó una mayor participación en el programa. Asunto solucionado. Aun así, lo único concreto es el trabajo de instalación que se comenzó en otras 15 líneas. "Hoy te subís al 39 y ya está el validador a bordo, también el GPS y el tablero para el chófer, pero no se va a largar hasta que no esté en todas las unidades de cada línea, para no crear peleas", dijo un hombre que participa de la instrumentación.
Aún no funcionan las primeras dos etapas, pero ya hay problemas con la segunda: las pymes de la industria electrónica reclaman por irregularidades en las licitaciones de otros 7000 equipos. Las adjudicatarias, con las que se firmaron los contratos hace 15 días, son Siemens, Láser Argentina y Tallion, de presuntos vínculos con el empresario Cristóbal López.
El dinero para las máquinas (2000 dólares cada una) será puesto por el Estado y los transportistas pagarán 4% de lo recaudado por el servicio de operar el sistema. "Esto no les gustó a los empresarios, pero se calmaron con la promesa de que se los dejará armar su propia red de carga", confió un hombre cercano al ministro de Planificación, Julio De Vido.
El tiempo dirá si esta vez el anuncio se hace realidad. Mientras tanto, sólo las monedas son capaces de arrancar de las expendedoras el papelito que dice "Pasaje con subsidio del Estado nacional".
CRONOLOGIA 5 DE FEBRERO DE 2009
Anuncio oficial
Cristina Kirchner presentó el SUBE y prometió que en 90 días cinco millones de pasajeros podrían usar la tarjeta.

6 DE MAYO DE 2009
Aclaración
El entonces secretario de Transporte, Ricardo Jaime, aclaró que los 90 días eran hábiles y que el SUBE se largaría el 22 de junio de 2009.

5 DE SEPTIEMBRE DE 2009
Pocas líneas
Sólo tienen SUBE siete de las 340 líneas y se están equipando otras 15.

FINES DE 2010
Promesa
Estarían equipados 10.000 colectivos.
¿Por qué? porque controles digitales implican conocer las reales transacciones, y a nadie le interesa eso. En un país con una historia de doble contabilidad, una pública y otra real, un importante porcentaje de actores no está interesado en medir y publicar el valor de sus operaciones. De esta forma, la medición de la riqueza nacional está distorsionada, con su consecuencia en las posibilidades de elaborar presupuestos y planificar inversiones. En una retroalimentación circular, la sociedad encubre sus riquezas, y perjudica su crecimiento. ¿Cómo medir eficiencia, si del ocultamiento de las transacciones todas las partes se benefician? ¿Cómo poner al día la tecnología y competir con el mundo, si el negocio inmediato se opone a su existencia?

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