Probablemente uno de los flancos más débiles de la Argentina actual es su política exterior; y casi con seguridad es una situación que traerá consecuencias prolongadas. Unas consecuencias quizá no visibles en la vida diaria, pero de impacto profundo, en su capacidad de negociación, de manejo de su comercio, de sus finanzas, en la confiabilidad de sus empresas y gobernantes.
Quizá esta nueva realidad se haya forjado progresivamente, paralela a la merma de su economía, de la calidad de las decisiones que durante décadas se continúan acumulando. Sin embargo, existen dos elementos recientes, vinculados entre sí, que son decisivos en el estado actual de sus relaciones diplomáticas: el quiebre de sus compromisos internacionales, que fue la variante externa de la violación de todos los compromisos jurídicos internos nacidos de la crisis económica de 2001-2002. Y la incompetencia de los dos últimos gobiernos, que parece tener una visión del mundo incapaz de superar sus dicotomías internas.
La enumeración de los agravios cometidos contra la sociedad interna, y contra la comunidad internacional, no han cesado en siete años. No es el caso de hablar de los comportamientos internos, que pasan disimulados por la sucesión de años económicos favorables, sino de las acciones internacionales, que hoy están a contraluz. Tampoco se trata de enumerar las ya remotas acciones de desconocimiento de compromisos financieros (conversiones forzosas, suspensiones de pagos, anulación unilateral de cláusulas de contratos) que afectaran a gobiernos, empresas y hasta pequeños inversionistas. Más cercanamente están los incumplimientos de contratos con Chile, las agresiones por omisión a Uruguay, el ambiguo trato con Estados Unidos. Y muy recientemente, producto de la alineación con el ala bolivariana de América, las impertinencias con Colombia.
En este marco de tristes actividades diplomáticas, una sucesión de visitas a América Latina de personalidades extranjeras están cosechando los esperables resultados: Condoleezza Rice, Secretaria de Estado de Estados Unidos, esquiva a Argentina; Angela Merkel, canciller alemana, no pasará en mayo, y ahora, tampoco lo hará la presidenta de India, Pratibha Patil. En una característica que es el común denominador, casi todos ellos harán su gira visitando en promedio a México, Brasil, y Chile.
Algunos párrafos del artículo de Colonna:
El que inicia hoy es el primer viaje oficial de Patil desde que asumió el cargo, en julio de 2007, y constituye una señal de la importancia que la India otorga a las relaciones con la región, según destacó en declaraciones periodísticas Nalin Surie, alto funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores indio.Sobre la importancia de las relaciones con la India, dice Colonna:
La visita de Patil a la región durará hasta el 25 de abril. Su agenda incluye reuniones con los jefes de Estado de los tres países y discursos ante los Parlamentos de Brasil y de México.
Otro signo de la trascendencia del viaje: la presidenta está acompañada por una nutrida delegación de diputados y empresarios. Se espera que la visita sirva para firmar varios acuerdos bilaterales, explicó Surie.
(...) En la embajada de la India en Buenos Aires procuraron restar trascendencia a la decisión de Patil de no incluir a la Argentina en la agenda. "La ausencia no fue pensada con motivos políticos", dijeron a LA NACION voceros de esa representación diplomática. Sin embargo, explicaron que la embajada hizo llegar un mes atrás una invitación personal de la presidenta de ese país a Cristina Kirchner para que ésta visitara la India en el transcurso de 2008, y aún no obtuvieron respuesta alguna.
La Argentina es uno de los principales exportadores de productos agropecuarios a la India, que representa el segundo mercado asiático para la soja y los aceites nacionales, detrás de China.Finalmente:
(...) Las relaciones con la India siempre fueron consideradas vitales para el gobierno de Néstor Kirchner, en vista de que ese país representa uno de los destinos clave de las exportaciones agropecuarias y, por ende, de las retenciones que nutren de recursos al Estado.
Para tener una dimensión del comercio, las exportaciones argentinas crecieron al 16 % anual en promedio desde 2002; en cambio, las ventas hacia la India crecen al 33%, es decir, el doble del promedio del crecimiento de las ventas al resto del mundo.
(...) En julio de 2006, el canciller Jorge Taiana viajó a ese país junto a funcionarios nacionales y provinciales, además de 40 empresarios pyme de todo el país, con el objetivo de profundizar lazos económicos y políticos.
Ocurre que la India es la décima economía mundial y es el segundo socio comercial asiático de la Argentina, después de China.
En 2005, el país asiático escaló al puesto 11 entre los clientes de la Argentina, al llegar el intercambio a 1007,88 millones de dólares, equivalentes a un aumento del 39,60 por ciento en relación con los 722 millones de 2004.
La de Patil no es la única ausencia de la alicaída agenda internacional de 2008: se suma a la lista de "faltazos" que inició la secretaria de Estado norteamericana Condoleezza Rice en su última visita regional y que profundizará la canciller alemana, Angela Merkel, que salteará al país en la gira latinoamericana que hará en mayo próximo.
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