domingo, marzo 23, 2025

Sarlo en sus memorias


En diciembre pasado, a los ochenta y dos años, murió Beatríz Sarlo , y en estos pocos meses mucho se ha escrito sobre ella, en algún caso con un poco de veneno. Quiero citar el mejor recordatorio que leí sobre ella, escrito por Gustavo Noriega en Seúl. Son comentarios escritos a propósito de la publicación de su último libro, "No entender. Memorias de una intelectual".

Sarlo hizo un camino extraordinario, con dos senderos muy distintos, que pueden dar la sensación de que se iban alejando. Políticamente, como dijimos, abandonó junto a sus compañeros las posiciones más radicales, más extremas, en favor de una moderación y reconocimiento de la democracia que mantenía, cómo síntomas de una formación de izquierda, la desconfianza automática ante cualquier movimiento que no respondiera a la misma tradición y una permisividad natural ante el peronismo. Muy tempranamente descubrió la impostación revolucionaria del kirchnerismo y le hizo frente con elegancia y desdén. La radicalización quedó reservada al mundo del arte, al mundo de las experiencias “que no se entienden”.

Hay mucho más en No entender que este manifiesto en favor del arte “difícil”. La primera persona, la idea de verse en perspectiva, con distancia, en una vida increíblemente rica que va cerrándose, le permite hablar con soltura y dejar ideas muy buenas, pensamientos sueltos, recuerdos. La niña Sarlo que pasaba tardes junto al tablero de su prima que estudiaba arquitectura, la relación natural con la muerte de los animales en el campo, las amistades con David Viñas y Juana Bignozzi, la defensa de la agresividad al discutir y, por extensión, al modo de las redes sociales (“Construyo frases agresivas incluso cuando estoy elogiando […] Por eso no creo en los elogios y creo en las agresiones, que me parecen un signo más confiable de reconocimiento y, sobre todo, de sinceridad”), las fotos, las fotos de niñas, los juegos en la nieve con Rafael Filippelli, el reconocimiento de su sabiduría jazzera, observaciones filosas como cuando recuerda los almuerzos luego de trabajar en Centro Editor de América Latina: “Aprendí a hablar en esas mesas, en las que se tomaban algunos vasos de un tinto oscuro, característico de aquellos años anteriores al refinamiento de los boliches y la conversión de sus parroquianos en enólogos”. Tengo el libro todo subrayado, con muchas frases que me hicieron reír, otras pensar y en algún caso, que Beatriz me perdone, emocionar hasta la lágrimas.

Con Sarlo se va toda una época. Los ’60 están terminando, cerrando su ciclo en la vida de las personas, hasta formar un lejano recuerdo sostenido por otros. A mí me resulta increíble que ya no esté. Confieso que algunas frases las escribí con el temor que ella generaba por sus juicios y su aparente severidad. “¿Le molestará que ponga esto?”, pensé más de una vez. Ya no hay Beatriz, no hay Rafael, ni muchos de los mencionados en este libro más luminoso que crepuscular. Que su lectura sostenga el recuerdo de una personalidad única.

 En su comentario, Noriega señala un límite del libro de Sarlo, que seguramente merece un tratamiento separado:

(...) en la introducción, Sarlo dice que en el libro va a desechar algo que evidentemente fue central para ella: la política. Luego de hacer un resumen de sus posiciones a lo largo de su vida (fue simpatizante del peronismo, militante del marxismo leninismo pro-chino y socialdemócrata sin partido), dice: “No voy a contar esa historia en este libro. (…) No escribí este libro para repetir ideas de libros anteriores y que han aparecido en centenares de notas y entrevistas. No escribí este libro para repetirme, sino para conocer algo”. En otro momento, comentamos aquí sobre las derivas de este grupo de intelectuales de izquierda, nucleados alrededor de la revista Punto de vista, de su aproximación al maoísmo y su reconversión, en el fin de la dictadura, a posiciones liberales, valorizando la democracia burguesa. Señalamos su rechazo a la violencia, incluso en los momentos más álgidos de la historia argentina, y su gran deuda: el analfabetismo y el desdén por el conocimiento económico, un seguidismo del populismo peronista que los diferenció de sus pares latinoamericanos
La foto, en perfil.com

jueves, marzo 13, 2025

Los Soprano


Alejo Schapire, en Seúl

De memoria de periodistas de la Casa Blanca, nadie recuerda un espectáculo semejante. Más que en el Despacho Oval, la escena del 28 de febrero parecía transcurrir en el Bada Bing!, el cabarulo de Los Soprano. Con su acento neoyorquino, Tony “ofrecía protección que no podía rechazar” al ucraniano, una víctima de la mafia rusa, a cambio de la mitad de sus “tierras raras”. El invadido preguntaba lo elemental, si a cambio al menos obtendría seguridad. Entonces, Paulie se pasaba una mano por el jopo y, encabronado, le espetaba que estaba “disrespecting the boss”. “Deberías dar las gracias”, le repetían quienes acorralaban al ucraniano, pese a que ya había agradecido a Estados Unidos su ayuda no menos de 33 veces en todos los idiomas y soportes, incluyendo en esa misma reunión.

La foto, en Rolling Stone

domingo, marzo 09, 2025

Un yanqui en la corte del rey Arturo


 A la manera de Mark Twain, Osvaldo Bazán, periodista argentino, se pregunta lo que muchos americanos de lengua castellana se preguntan

(...) veo en X un tuit de una señora en catalán diciendo no sé qué pero, como además incluía a Pilar Rahola, habitual invitada a opinar sobre temas argentinos, se me ocurrió preguntar por qué, si saben español y con esa lengua podrían comunicarse con 950 millones de personas en todo el mundo, insisten en comunicarse entre ellos y dejarnos a todos los demás afuera. Entiendo que quieras preservar tus raíces y todo lo que signifique algo importante para vos, pero… ¿es necesario para eso autovetarse la posibilidad de comunicarse con millones de hispanohablantes? ¿No te perjudicás? “ES PREGUNTA”.

Como siempre, se desató una tormenta en X (Twitter), sacando lo mejor de cada casa. Recuerdo que hace años, me extrañaba que se llamara racistas a los catalanes (algunos catalanes, los nacionalistas). Sin embargo, con las últimas negociaciones entre el PSOE de Pedro Sánchez y Junts de Carlos Puigdemont, ya pocas dudas quedan: tratan a sus compatriotas españoles como extranjeros susceptibles de ser expulsados, y quieren autoridad para eventualmente expulsar a cualquier extranjero que consideren. El gobierno de Sanchez ya ni siquiera responde a los reclamos de respeto a la lengua española en las escuelas catalanas, y es cuestión de tiempo que declare la obligatoriedad de una sola lengua en la región. Si en las manos de los nacionalistas estuviera, iniciarían un proceso de limpieza étnica abiertamente. Abiertamente, porque disimuladamente esto ya sucede, en manos de la minoría nacionalista, con la vista gorda del PSOE nacional.

La foto, en Libertad Digital, Puigdemont, de Junts

domingo, marzo 02, 2025

Nuevo orden II

 


Dice Leon Krauze, en Letras Libres de México:

La humillación de Volodímir Zelenski en la Casa Blanca, frente a los ojos del mundo entero, confirma un hecho que, aunque muchos ya intuían, era importante dejar en evidencia: este gobierno de Estados Unidos es, en los hechos, un aliado de Rusia.

El deplorable espectáculo presenciado en Washington, protagonizado por el presidente y el vicepresidente de Estados Unidos ante un Zelenski que lucha por la supervivencia de su país tras tres años de agresión brutal por parte de un régimen encabezado por un dictador imperialista y cleptócrata, quedará registrado en la historia como un acto de ignominia. Y de cobardía, también.

Un país que durante décadas ha defendido –al menos en el discurso– la libertad y la soberanía de los pueblos se ha doblegado ante la lógica del agresor, tratando con desprecio a la víctima. Es un mensaje no solo para Ucrania, sino para el mundo entero: los principios que solían regir la política exterior estadounidense han sido abandonados en favor del cinismo, la conveniencia y la sumisión, ahora abierta e innegable, a Rusia.

Habría que ver qué trato recibiría Vladimir Putin si se encontrara cara a cara con Donald Trump y J.D. Vance en la Casa Blanca. ¿Tendrían la valentía de enfrentarlo, de contradecirlo? ¿O le concederían un lugar de honor, le sonreirían y lo tratarían con todo el respeto y la deferencia que le negaron hoy a Zelenski?
Trump y Vance han optado por encarnar la peor versión del ugly American, pateando al débil, al que ha sido agredido, al que necesita y merece respaldo. Es fácil abrumar y amedrentar cuando el interlocutor está debilitado por la guerra, la desesperación y, ahora, la traición de aquellos que prometieron apoyarlo. Pero enfrentar al verdadero agresor, al hombre que ha desafiado el orden mundial con una invasión ilegal y sanguinaria, eso sí requiere valentía.

No se trata de coquetear con la Tercera Guerra Mundial (como dijo Trump, utilizando una de las herramientas retóricas más recurrentes de la propaganda rusa). Respaldar a Ucrania supondría tomar una posición firme en la defensa de los principios más básicos del derecho internacional. El problema es que en Washington hoy no hay valentía, solo servilismo y la voluntad de encabezar (¿o solo participar?) en un nuevo eje autoritario.

Lo de hoy no fue solo una escena vergonzosa. Fue un mensaje peligroso. Uno que Putin, y todos los autócratas que ven en él un modelo a seguir, han recibido con absoluta claridad: Estados Unidos está de su lado.

A pesar de la demostración de ira y prepotencia, lo más destacable de esta acción de Trump es el servilismo: fuerte con los débiles, meloso con los fuertes. Recuerdos de Fernando VII.

La foto, en CDN de Santo Domingo.

viernes, febrero 28, 2025

Nuevo orden

Editorial de The Economist el 27 de febrero:

The end of the post-1945 order
Donald Trump has begun a mafia-like struggle for global power

 The rupture of the post-1945 order is gaining pace. In extraordinary scenes at the UN this week, America sided with Russia and North Korea against Ukraine and Europe. Germany’s probable new chancellor, Friedrich Merz, warns that by June NATO may be dead. Fast approaching is a might-is-right world in which big powers cut deals and bully small ones. Team Trump claims that its dealmaking will bring peace and that, after 80 years of being taken for a ride, America will turn its superpower status into profit. Instead it will make the world more dangerous, and America weaker and poorer. (sigue...)

Hace una década nadie hubiera pensado que la política en España llegaría a estar al borde de la disolución, impulsada por sus propios gobernantes. Hace seis meses nadie hubiera pensado que el presidente de los Estados Unidos votaría en Naciones Unidas con Rusia, China o Corea del Norte para forzar la resistencia de Ucrania. La pérdida de la hegemonía norteamericana se ilustra bien con una bajada de pantalones.

sábado, febrero 15, 2025

Obediencia y sumisión

 Una reflexión de Alberto Olmos sobre obediencia y . sumisión . Lo hace recordando la historia contada en Compliance, una película de Craig Zobel, de 2012. La historia suena inverosímil, pero destaca esa sensación de sumisión ante una autoridad (un policía) que se impone de manera imperativa, y logra, desde su oficina, mediado por un teléfono, que un grupo de personas reunidas en un lugar de comidas, cumplan sus ordenes crecientemente aberrantes, sin cuestionarlo. 

Después de una hora de ver a todo el mundo obedecer, coge el teléfono un cliente desastrado y mayor. Creemos que caerá también bajo el influjo de la autoridad; anticipamos que el policía conseguirá a su vez que este hombre mantenga relaciones sexuales con la joven empleada. Sin embargo, el viejo es de oro. Escucha las, en fin, chorradas del policía y se extraña; enseguida le dice: “Eso no está bien”. Y luego cuelga sin más. Es lo que tendrían que haber hecho una por una todas las víctimas, colgar sin más.

El gesto tiene algo de castellano, de la desconfianza natural en provincias por el charlatán que llama a la puerta. Hay que deshacerse de ese charlatán cuanto antes, sin dejarle casi hablar, sin dejarle desplegar su tela de araña. En cuanto la palabrería se instala en tu cabeza, todo se confunde; en cuanto cedes un poco, te abocas a ceder muchísimo en las vueltas siguientes de la conversación. El anciano nota enseguida que “eso no está bien”, y rompe las cadenas del engatusamiento. Creo que hoy vivimos una situación parecida como sociedad en relación a los políticos.

 Los políticos, sin duda, son charlatanes, y tienen ocasión de charlatanear públicamente a diario y con altavoces de gran alcance. Hablan sin parar, desplazan sermón a sermón y parloteo a parloteo el sentido común fuera de su quicio. De pronto estamos discutiendo si algo que está mal está de hecho no tan mal y, al cabo, bien. Por ejemplo, allanar una casa y quedarse en ella a vivir. Está mal. Después de años de allanamientos impunes, nos parece defendible que una persona no pueda recuperar su casa, sea su cuarta residencia en la playa o su segunda. ¿Cómo puede alguien quitarme la casa y permanecer en ella durante años? Nos han convencido de que eso puede ser, en efecto; y es.

 ¿No diríamos que esta trama se repite con distintos matices a nuestro alrededor?

miércoles, enero 22, 2025

El Diccionario de autores de Cesar Aira

 


Publicado este lunes 19 en Seul: "Un acto de anticipación", firmado por Quintín. Un detallado artículo sobre la reedición del Diccionario de autores latinoamericanos escrito por Cesar Aira en 1984. Sabía que existía ese libro, pero no le había prestado mucha atención, en parte porque todavía no entiendo qué es lo importante de Aira. No leí mucho suyo, y lo que conozco no me entusiasma. Pero este artículo de Quintín me da otra perspectiva, con Aira como crítico: el que puede analizar y desarmar, seguramente también estará capacitado para rehacer. El artículo mezcla la redacción de Aira y las preferencias de Quintín, por lo que hay momentos en que estamos ante el libro que le gustaría leer a Quintín, no el que se hizo.

Puntos que me resultaron interesantes:

A propósito de Elena Garro, a quien elogia y pone por encima de Paz, su visión de la literatura mexicana no muestra mucha simpatía. Aparte de los elogios a Garro, críticas a quien fue su marido, Octavio Paz, así como a Carlos Fuentes, Literatura machista.

Sobre el boom de la "nueva novela latinoamericana":

ésas [1984] eran épocas en las que aún no se había disipado el humo del boom latinoamericano, y los escritores que en su momento tuvieron lugar en esa operación editorial tenían el estatuto de próceres y seguían vendiendo. García Márquez venía de ganar el Nobel en 1982, Vargas Llosa lo ganaría en 2010 y en el mundo todavía se hablaba con reverencia del realismo mágico como producto exótico. En las entradas respectivas, Aira trata al elenco del boom con un tono más cercano al desdén que a la admiración, aunque no deja de señalar méritos cuando los encuentra. Pero en pasajes casi dichos al pasar emite sus opiniones más contundentes. Por ejemplo, cuando elogia calurosamente Yo, el supremo de Roa Bastos y la califica como “una de las pocas novelas realmente buenas de las incluidas en el boom de la literatura latinoamericana”. 

Sobre la industria editorial, mucho que decir:

Su diccionario... se puede leer entero siguiendo el orden alfabético, pero es ante todo la gran obra de consulta para esquivar las trampas que a cada paso construye la industria editorial y académica

(...) no se había disipado el humo del boom latinoamericano, y los escritores que en su momento tuvieron lugar en esa operación editorial tenían el estatuto de próceres y seguían vendiendo

A propósito de Lugones (y de la opinión de Borges sobre él:

Aira interviene en la demolición del viejo canon argentino, especialmente contra la valorización que hizo Borges de Lugones, a quien prácticamente maldice cada vez que lo nombra. Al comentar La guerra gaucha dice: “La insensibilidad literaria de Lugones se manifiesta definitiva e irremediable en este libro”.

...y de Sábato, Cortázar, Mujica Láinez, Silvina Bullrich:

... es contundente en sus reproches a los autores más vendidos de la época, especialmente a Ernesto Sabato y Julio Cortázar, cuyos personajes públicos se toma en broma. Tampoco es muy entusiasta con otros best-sellers de la época, como Mujica Láinez o Silvina Bullrich, de quien, con su habitual ojo clínico, rescata Teléfono ocupado, “deliciosa intriga sentimental que podría haber filmado Lubitsch”.

 Sobre los autores que aprecia:

La literatura argentina que rescata Aira contiene algunos de los grandes nombres del pasado como Sarmiento, Borges, Arlt (“el mejor novelista argentino”), Silvina Ocampo (“de las mejores y más originales cuentistas de Hispanoamérica, en cuya literatura no es fácil encontrarle antecedentes”) y Hernández (aunque cuestiona su canonización por Rojas y Lugones), pero no se entusiasma con la gauchesca ni con el “pensamiento verboso, fatalista y vago” de Martínez Estrada, ni “con la combinación de género fantástico y costumbrismo plebeyo dominada por la ironía paternalista y el desdén” que le atribuye a Bioy Casares.

Autores excluidos:

...excluye expresamente a los que surgieron alrededor de 1965, aunque hace excepciones. En particular las de Manuel Puig y Juan José Saer, quienes empezaron a publicar después de esa fecha y a quienes elogia con cierto entusiasmo, aunque luego cambiaría de opinión con respecto al segundo, como seguramente le ocurrió con otros autores recogidos en el Diccionario. Por otra parte, se la ha reprochado a Aira que excluyera a una serie de escritores algo anteriores a él que alcanzaron estatuto de culto en ciertas capillas: entre otros Ricardo Zelarayán, Osvaldo Lamborghini y su hermano Leónidas, Copi, Juan Rodolfo Wilcock, Néstor Perlongher, Néstor Sánchez, aunque Aira sería el gran divulgador de Lamborghini y después escribiría favorablemente sobre Copi.

La referencia a los que faltan en el recuento argentino sobra, tal como la que en otro momento hace de Bolaños. Simplemente no los tomó en cuenta y es su posición, no las preferencias de Quintin. En realidad Bolaños trasciende después de la redacción del diccionario.

Gombrowicz y Hudson:

Personalmente, me habría gustado que Witold Gombrowicz, de quien Aira escribió favorablemente en esa época, hubiera figurado en el Diccionario. Es cierto que Gombrowicz escribió en polaco, pero fue tan argentino como Guillermo Enrique Hudson, al que Aira le dedica una entrada merecidamente elogiosa, que nació en Quilmes pero escribió toda su obra en inglés. Por otro lado, tengo la sospecha de que Aira no se quería meter en la lucha en el barro que implicaban algunas obras que en ese momento empezaban a discutirse con fervor. O tal vez no tuviera una opinión definitiva. Me gustaría preguntárselo si alguna vez conversamos, así como sobre sus intenciones al proponerse el Diccionario, más allá de que la redacción deja traslucir que le resultó una tarea grata.

Vale lo mismo que otros excluídos: por lo que fuera, Gombrowicz no obtiene una entrada.

Sobre la literatura brasilera:

Como si intentara refundar el Mercosur por otros medios, Aira intentó siempre que se le prestara más atención a la literatura brasileña. La presencia de un segundo idioma en el Diccionario es parte de ese proyecto. Pero la xenofobia argentina con la región se agudiza en el caso de Brasil, a pesar de todos los esfuerzos de la diplomacia cultural en ese sentido. Aira siempre pensó que la literatura brasileña merecía otro tratamiento y en un artículo de 1986, la época del diccionario, se quejó de “la desdeñosa ignorancia que sufre entre nosotros la más rica de las literaturas latinoamericanas”. Tal vez por eso los artículos dedicados a algunos escritores brasileños destilan una contagiosa admiración.

Si un efecto general del Diccionario es el deseo imperioso de leer a ciertos escritores, es imposible no sentirse en falta si uno no ha leído a Machado de Assis, de quien Aira empieza diciendo: “De todos los buenos novelistas que hubo en Latinoamérica en el siglo XIX, ninguno puede ponerse a la altura de Machado de Assis. Su lugar está entre los más grandes. Habría que pensar en Henry James o en Flaubert para incluirlo en la compañía que más le conviene”. La entrada correspondiente habla del autor de las Memorias de Bras Cubas, Quincas Borba y Don Casmurro con el cariño que despierta un pariente que hizo algo importante en la vida. Algo parecido puede decirse de dos autores cuyos libros más importantes (Os Sertoes y Grande sertão: veredas) comparten en el título la geografía y a quienes Aira declara imprescindibles, aunque corresponden a dos siglos y dos posiciones en el mundo literario. Mientras Euclides da Cunha fue un periodista militante que se convirtió en clásico por un único libro fundamental, João Guimarães Rosa fue médico, diplomático y, durante la última parte de su vida, un mago secreto de las letras que alcanzó “la culminación de la novela moderna”. Aira encuentra un particular deleite al narrar la vida de este escritor tan modesto que no se decidía a aceptar su silla en la Academia por miedo a la emoción que podía provocarle (de hecho, cuando lo hizo, murió de un infarto).

En ese artículo, Aira le reprocha a Borges no haber disfrutado de ningún autor brasileño y declara a Brasil como “el país de la nacionalidad triunfante y feliz”, en el que triunfaron “todas las escuelas literarias europeas mientras que fracasaban en los países hispanoamericanos”. Esas escuelas, sostiene Aira, dieron escritores que, en muchos casos, fueron superiores a sus influencias. El artículo termina afirmando que la riqueza literaria brasileña se cortó hacia la segunda mitad del siglo XX y apenas dio escritores útiles para el turismo como Jorge Amado. Aira destaca que Susana Zanetti fue de las pocas estudiosas que trató de incluir las letras brasileñas en el currículum universitario argentino y termina declarando que no cree que la situación pueda revertirse.

 Sobre la literatura chilena

En primer lugar, Joaquín Edwards Bello: Las letras chilenas ocupan una parte importante del Diccionario y Aira hizo con ellas lo mismo que con el resto: separar la paja del trigo valorando a los escritores exclusivamente por su mérito literario. Gracias al diccionario, descubrí a Joaquín Edwards Bello, oveja negra de la familia dueña de El Mercurio, que tras una juventud disipada en París, vivió modestamente del periodismo, no fue funcionario ni diplomático y escribió no sólo El roto, una de las novelas chilenas más notables, sino una colección de extraordinarias crónicas, parientes de las Aguafuertes de Arlt, que abarcan varias décadas. Aira nunca distinguió entre izquierda y derecha a la hora de elogiar y castigar.

Elogia a Manuel Rojas, que no conozco, y critica duramente a  Pablo de Rokha y Carlos Droguett: El problema con De Rokha y Droguett, como bien observa Aira, no es que sean de izquierda, es que son ilegibles: basta hacer la prueba con sus libros tremendos, groseros en un caso, amaneradamente virtuosos en el otro. Aira dice que a De Rokha solo se le daban bien las injurias, aunque “la megalomanía no siempre cumple su función de hacer entretenida la lectura […] en su exceso constitutivo, la poesía de Rokha hoy solo puede apreciarse leyendo salteado aquí y allá”

Como se ha dicho, Bolaños queda fuera del diccionario, sea por horizonte temporal o por preferencias personales.

 La foto, en Wikipedia: De Alfashop22 - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=19580031

viernes, enero 17, 2025

Argentina virreinal: Francisco Hermógenes Ramos Mejía

 


Cuando comenzaron las guerras de independencia (a partir de 1810), España llevaba más de trescientos años en América, y alrededor de 274 en Argentina, si contamos como inicio la primera fundación de Buenos Aires (en 1536), y un poco menos si la cuenta la hacemos por la ocupación estable, con la fundación de Asunción en 1537, y la de  Santiago del Estero en 1553 por la corriente colonizadora del norte. En esos doscientos setenta años corrió mucha historia, en América y en España. Para 1776, año en que se creó el virreinato del Rio de la Plata, su territorio constituía un espacio común e intercomunicado, dependiente del virreinato del Perú, cuyas grandes distancias de hasta dos mil kilómetros hacían de Buenos Aires, Asunción o Santiago de Chile, regiones casi autónomas.Se trataba de una sociedad cerrada, con escaso o nulo contacto con la cultura e ideas de otras potencias europeas, con monopolio económico, que cuidaba celosamente de la injerencia política,  económica o cultural de los rivales europeos, particularmente Portugal, Inglaterra, Holanda, Francia. Para esa época, Lima, Cochabamba, Oruro, La Plata, Buenos Aires, eran ciudades atractivas para la llegada de familias españolas a establecer sus negocios con España desde allí, o a iniciar emprendimientos de comercio, mineros  o agrarios, además de funcionarios destinados a América desde España. Una sociedad criolla basada en españoles afincados en América, emparentados con nativos guaraníes, aymarás, quechuas, se movía entre estas ciudades por sus negocios y creaba una clase acomodada, con acceso a puestos de la administración virreinal. Las nuevas generaciones desarrollaban sus estudios en las Universidades americanas (Cordoba, Lima, Santiago de Chile, Cuzco, Chuquisaca, Concepción), o , si sus posibilidades lo permitían, viajaban a estudiar a la metrópoli. A la vez, familias españolas, como los Álzaga, movieron su residencia a América, especialmente a Buenos Aires a partir de la mayor flexibilidad comercial abierta coincidiendo con la creación del virreinato. Durante el siglo XVIII se produce un ingreso reducido pero contínuo de extranjeros europeos, especialmente italianos, franceses, portugueses, ingleses, irlandeses, como el caso de los jesuitas Falkner (inglés), Cardiel y Strobel (austríaco), Santiago de Liniers (francés), la familia Périchon de Vandeuil (franceses), el médico irlandés Thomas O'Gorman, Guillermo Pablo Thompson, padre de Martín Jacobo, primer marido de Mariquita Sanchez, Domingo Belgrano, italiano, padre de Manuel, por nombrar algunos conocidos. 

Cuba y Brasil eran fuertes centros agrarios, donde se desarrollaron grandes plantaciones de caña de azúcar y algodón con mano de obra esclava, que consumía la carne salada de las pampas, sea legalmente llevada o mediante contrabando. La ganadería en la pampa obtuvo volumen e independencia en el comercio con estos centros. Buenos Aires era puerto de llegada de barcos negreros ingleses (en uno de los cuales Thomas Falkner llegó a la ciudad como médico de abordo). El comercio de esclavos existía desde el siglo XVII por lo menos, fuera autorizado o no: era una buena excusa la llegada de un barco con carga que estuviera averiado, o con una plaga, o cualquier razón que obligara a dejar amarrar en el puerto de Buenos Aires, y que se liquidara la carga mientras se reparaba al barco. Este movimiento comercial fue uno de los principales causantes del interés por Buenos Aires y Montevideo de negociantes españoles y de toda clase de orígenes. Hay mucho más para hablar sobre el contrabando, la decisión de crear el Virreinato del Rio de La Plata, y la aparición de nombres portugueses, ingleses y franceses rondando las puertas de Buenos Aires, que requieren foco aparte.

Estando brevemente puesto en contexto, quería recordar el caso de uno de estos pobladores, que permite medir aquella sociedad: se trata de Francisco Hermógenes Ramos Mejía, que coincide con Falkner, Cardiel y Strobel en su interés por las tierras del sur de Buenos Aires, y en su acercamiento a los indios pampas de la zona de la futura Mar del Plata y las sierras de Tandil. Nunca dispuse de demasiada documentación sobre su vida, pero lo conocido es particularmente interesante. Para peor, una parte de la información que conocía está a miles de kilómetros y décadas atrás. Miro Wikipedia, y hay que hacerlo con cuidado, porque la información parece parcial y a veces, mal respaldada.

Francisco Ramos Mejía nació en Buenos Ares en 1773, hijo de Gregorio Pedro Joseph de Santa Gertrudis Ramos Mejía y Márquez De Velasco, sevillano, y de María Cristina Ross y del Pozo Silva, su madre, hija de escoceses protestantes. Estudió en Real Colegio Seminario de la Purísima Concepción de la Virgen y en el Real Colegio de San Carlos, donde estudiaba toda la sociedad porteña. En 1797 partió al  Alto Perú, a estudiar en la Universidad Mayor Real y Pontificia San Francisco Xavier de Chuquisaca, y ese mismo año comenzó a trabajar en un cargo en una población cercana, Tomina. En 1801 fue nombrado Juez subdelegado en la Provincia de Pacajes, del departamento de La Paz. por el Virrey Arredondo.

 En 1804 Francisco se casa en La Paz con María Antonia de Segurola y Roxas, de 15 años de edad, hija de Sebastián de Segurola Çelayarán y Oliden y María Josefa Úrsula de Rojas y Foronda. María Antonia aporta al matrimonio una cuantiosa dote en moneda, joyas y propiedades. Es que este Sebastián de Segurola, nacido en 1740, natural de Azpeytia en Guipúzcoa, muerto en 1789 siendo para entonces gobernador intendente de La Paz, había sido en 1780 uno de los principales represores del movimiento de Túpac Amaru con instrucciones directas del Virrey de Perú. De toda la confianza de las autoridades virreinales, llegó a ser tercer suplente del virrey Nicolás Antonio de Arredondo, en el nuevo Virreinato del Rio de La Plata. Visto lo que luego sucede en Buenos Aires, es muy probable que la experiencia de la represión de la terrible sublevación de Tupac Amaru, así como la visión diaria de la vida de los nativos haya hecho reflexionar a Francisco.  

En 1806 muere el primer hijo del matrimonio, y deciden partir a Buenos Aires, vendiendo todas sus propiedades, emprendiendo un largo viaje con personal de sus haciendas y doscientos esclavos desde La Paz en Alto Perú a Buenos Aires. Estos dos años son muy convulsos en la ciudad, debido a los dos serios intentos formales de los ejércitos ingleses de tomar el control de la ciudad. No se puede descartar el peso que sobre su actividad hubiera tenido la resistencia local a la invasión. Sin duda, estos dos años forjaron las instituciones que en 1810 hicieran caer al virreinato. El hecho es que en octubre de 1808, hay registro de su presencia en Buenos Aires, al comprar una gran extensión de campo en cercanías a la ciudad: seis mil hectáreas compradas al hacendado, Comisario de Guerra y Juez Real Martín José de Altolaguirre. La estancia Los Tapiales está en pleno estado de explotación, como lo describe la escritura de la compra. En ella trabaja tres años, asumiendo en 1810 tareas en el Cabildo rebelde (primero Regidor, luego juez de menores, luego alférez real y finalmente alcalde provincial), hasta que en 1816 abandona toda participación en actividad pública.

A partir de 1811 se inician los acontecimientos que marcan la divisoria entre Francisco Ramos Mejía,  y muchos otros hacendados de la pampa: el trato a los indios. En este año, Francisco se interna en el desierto con una partida de personal de su estancia encabezada por su capataz, José Luis Molina, intérprete de lenguas indígenas y soldado de muchas batallas en el sur. Cruzan el río Salado, frontera de los dos mundos, y se dirigen a negociar a  la laguna Kaquel Huincul. Allí compran a los indios pampas   64 leguas cuadradas de tierras en 10000 pesos fuertes: si una legua eran aproximadamente 5,5 kilómetros, una legua cuadrada serían unos 30 kilómetros cuadrados, y 64 leguas, 1920 kilómetros cuadrados, es decir 192000 hectáreas. Es la primera vez que alguien compra tierra a los indios, reconociéndoles su propiedad, al menos su usufructo. El acuerdo no acaba aquí: Ramos Mejía invita a todos los pampas que quisieran a fijar sus tolderías en estas tierras, y los alienta a cultivar: Allí aprendieron a sembrar utilizando el caballo para arar, cosecharon trigo, cebada y maíz, y plantaron árboles (cedros, robles, castaños y frutales). El excedente de lo que producían se vendía en Buenos Aires y su producto les pertenecía. Los aborígenes podían abandonar la hacienda en cualquier momento, ninguna servidumbre los ataba a la tierra o a su dueño. Por otro lado, aquellos que prefirieron no asentarse tenían garantizado el libre y pacífico tránsito [En wikipedia]

A la disposición de Ramos Mejía hacia los indios, se le debe agregar su posición religiosa, una visión personal de la vida cristiana lejana a la doctrina católica, y más próxima al protestantismo, influenciada por el jesuita chileno Manuel Lacunza. Ramos Mejía puso en práctica sus ideas, aplicándolas en la vida de las tribus en sus campos. La distancia a la vida religiosa ordinaria de Buenos Aires, el acercamiento a las tribus pampas, y la molestia de los ganaderos por la amenaza a sus negocios, no sólo generaron rumores, sino que fueron creando las condiciones para darle un golpe a su influencia.

Ramos Mejía llamó a la nueva estancia creada "Miraflores", como otra que la familia Segurola poseyera en Alto Perú. En 1815 recibió la autorización de la compra de las tierras, pero otorgadas "en merced"; sólo en 1819 recibe la propiedad de la tierra. Al formalizarse la compra, encuentra la oposición de Juan Manuel de Rosas, preocupado por la influencia de Ramos Mejía en las tribus indias. Andando los años, la política de Rosas se acercó a estos criterios; pero en 1819 Ramos Mejía era una excepción que contravenía la actividad de los ganaderos. 

1820 fue un año de graves problemas políticos en Buenos Aires, y el gobierno bonaerense trató de liberarse de compromisos en el sur para atender los que sí afectaban entre caudillos provinciales. Así, el gobernador Martín Rodríguez se propuso, contando con Ramos Mejía, alcanzar un acuerdo de paz con los indios. Las conversaciones se realizaron en la estancia de Miraflores. El 7 de marzo de 1820, en representación de 16 jefes indígenas pampas, Ramos Mejía firmó con el gobierno de Buenos Aires el Tratado de Paz de Miraflores, que si bien reconocía la situación existente planteaba una relativa reciprocidad en las concesiones. Así, el artículo 4° del texto del tratado reconocía como nueva línea de frontera las tierras ocupadas por los estancieros, pero estos debían permitir a los indígenas el libre paso por sus tierras. El artículo 5° obligaba a los indios a devolver la hacienda robada, pero los blancos debía respetar los bienes de aquellos. Ramos Mejía se negó a suscribir un par de puntos, como el de que el indio debía ajusticiar a los blancos huidos a su territorio.

Fue firmado por Martín Rodríguez con los caciques Ancafilú, Tacumán y Tricnín, quienes había sido autorizados en las tolderías del Arroyo Chapaleufú a representar también a los caciques Carrunaquel, Aunquepán, Saun, Trintri Loncó, Albumé, Lincón, Huletru, Chañas, Calfuyllán, Tretruc, Pichilongo, Cachul y Limay, y por los caciques firmó Francisco Ramos Mejía.
[En Wikipedia]

Pero hacia finales de año, la montonera del chileno José Miguel Carreras (Carreras merece un trato aparte) efectuó malones en algunas poblaciones de la provincia, Lobos y luego Salto, y esto fue la excusa del gobernador  Martín Rodriguez para destruír Miraflores. Armó una partida de represalia, y en lugar de dirigirse contra la montonera de José Miguel Carrera, que se retiraba hacia San Luis, realizó un ataque contra las tribus amparadas en Miraflores: cuando Rodríguez destacó una fuerza con objeto de capturar a los indios de Miraflores; “éstos trataron de defenderse, pero el Sr. Ramos los disuadió de ello asegurándoles que él conseguiría su libertad. Los indios se rindieron y fueron conducidos prisioneros. Al día siguiente D. Francisco Ramos se dirigió en busca del general con el objeto de obtener la libertad de los indios, y en el tránsito encontró en el campo los cadáveres de más de 80 de ellos. Cuando llegó al campamento se le dijo que habían intentado resistir durante la marcha y había sido necesario usar de las armas [Alvaro Barros, en su libro Fronteras y Territorios Federales en las Pampas del Sur]. Ramos Mejía y su familia son intimados a volver a su estancia de Tapiales, apartándolos de Miraflores. Dice Gabriel Muscillo: Agustín de Elía asegura tener vivo en su memoria el relato de Magdalena Ramos Mexía, hija de Ramos Mejía y abuela suya. Según éste, al enterarse de que el
heresiarca y su familia debían abandonar la estancia por orden del Gobierno, algunos grupos de indios, que representaban a los caciques de las tolderías de Ailla Mahuida y Marí Huincul, se presentaron espontáneamente en Miraflores, disgustados y apenados. FH “los recibió en su casa y los tranquilizó, asegurándoles que nada grave le pasaría, dando de inmediato las órdenes para emprender el viaje. Como muchas tribus querían seguirlo hasta Los Tapiales, se convino en que sólo un pequeño número lo acompañaría, algunas tribus a guisa de escolta únicamente hasta las cercanías de Ranchos; y desde allí, muy pocos indios llegarían al punto final"
. [Gabriel Muscillo, Francisco Hermógenes Ramos Mexía, El Hereje de las Pampas]

Aquí se termina la historia de Ramos: aunque siguió administrando sus estancias, ya no salió de Tapiales, donde continuaron conviviendo con tribus amigas hasta su muerte durante una plaga en 1828. Un último hecho, quizá legendario, sucede con su muerte. Este es el relato de Gabriel Muscillo:

“El mismo día de la muerte de Ramos Mexía su familia inició trámites para darle descanso en un sepulcro edificado en el parque de su chacra. [Como hereje, la Iglesia prohibía estrictamente su inhumación en tierra consagrada, en camposanto]. Dos días con sus noches pasaron sin lograrse el consentimiento para la inhumación. Transcurría ya la tercera noche y Ramos Mexía continuaba entre cuatro hachones en una de las estancias de su casa. Imprevistamente, cuando ya clareaba, ocho indios pampas, de los que llegaron con él desde el desierto y acampaban desde entonces en ‘Los Tapiales’, entraron silenciosamente en el cuarto del túmulo, tomaron la caja en la que Ramos Mexía yacía y marcharon con ella hasta el portalón. Allí la posaron en una carreta y detrás de ella formaron cortejo con toda la indiada que estaba de guardia. El indio boyero movió su picana, chillaron los ejes y la lerda carreta inició su marcha, entre cercos de tunas y plantas esbeltas, con rumbo al desierto. Los indios amigos montados en pelo, con el sol ya alto, cruzaron el río Matanzas y en señal de honra y a sones de duelo siguieron al carro que escoltado entonces por cañas tacuaras y gritos de teros, se perdió a lo lejos.” Mucho nos gustaría suscribir esta poética noticia sobre el destino de los restos de FH. Sin duda, se merecía un funeral indio como el descrito. Sin embargo, Enrique Ramos Mejia cita una libreta con apuntes domésticos, que FH llevaba escrupulosamente, y en la que alguien anotó: “Falleció Francisco Ramos Mejía, 25 años y 10 meses después de su casamiento, alcanzado por la misma fiebre que llevó a sus hijos. Sus restos fueron llevados a su última morada con la modestia y serenidad que él había deseado.” Dicho autor, descendiente directo del Profeta de las Pampas, y que se basa en documentación familiar hasta entonces inédita o poco consultada, nada más agrega sobre el sitio de sepultura.
Que documentación usé:

Wikipedia, en este caso poco fundamentada.

El artículo recopilado por Carlos F. Bunge en Geni, una web de estudios genealógicos

El articulo de Gabriel Muscillo, Francisco Hermógenes Ramos Mexía, El Hereje de las Pampas, y sus referencias a Alvaro Barros, Enrique Ramos Mejía , José María Pico, José María Bustillo, Clemente Ricci

El artíclo de Miguel Ángel Scenna, Un Fraile de Combate: Francisco de Paula Castañeda, en Todo es historia, Año XI, Nº 121, BA, junio de 1977, un poco recordado y otro poco en Muscillo

La base de datos DB~e, de la Real Academia de la Historia.


sábado, enero 04, 2025

El árbol y el bosque

Encarni Bao Aguirre, en su boletín semanal de Las Provincias, este pasado lunes 30 de diciembre:

«Hay que castigar a Europa por todos los medios a nuestro alcance: políticos, económicos e híbridos. Y por eso es necesario ayudar a cualquier proceso destructivo. ¡Vivan las multitudes de inmigrantes que cometen atrocidades y destruyen con odio los valores europeos del arcoíris». La arenga es de Dmitri Medvedev, ex primer ministro ruso y ahora número dos del Consejo de Seguridad Nacional. A falta de hordas de inmigrantes, Rusia hace lo que está en su mano para perturbar la seguridad europea. Cargueros propios o asociados llevan meses arrastrando las anclas por el Báltico y destrozando cables submarinos eléctricos o de telecomunicaciones.

Fuerzas finlandesas abordaron el viernes el petrolero ‘Eagle S’ y comprobaron su capacidad de sabotaje y también su equipo de espionaje de alta tecnología, anormal en un mercante. Es el primer barco de la ‘flota fantasma’ con la que Putin va eludiendo las sanciones occidentales. Y se atrevió con él Finlandia, uno de los últimos en incorporarse a la OTAN. Visto lo visto, la Alianza reforzará su presencia en el Báltico, el mayor punto de salida de petróleo ruso por mar.

La OTAN se mueve despacio y la UE afronta con preocupante calma el próximo episodio de guerra energética. Ucrania interrumpirá el tránsito de gas ruso en cuanto comience el nuevo año, para inquietud de Hungría y Eslovaquia, ambos socios comunitarios. El primer ministro eslovaco, Robert Fico, que visitó recientemente Moscú, amenaza a Kiev con negarle electricidad de emergencia para complementar los daños que causan al sistema ucraniano los ataques rusos. Un servicio por el que Ucrania paga 200 millones al año. Polonia garantiza el suministro si la bravuconada de Fico va adelante pero desde Bruselas, silencio.

O Europa tiene mucha confianza en sus fuerzas, o el árbol le tapa el bosque. 
Este invierno será muy frío.

viernes, diciembre 27, 2024

Tulio Halperin Donghi


 Conocía la existencia de Halperin Donghi y su trabajo de análisis de la historia argentina, pero por prejuicios, nunca lo leí antes: lo asociaba quizá con Gino Germani, que no tenía buena prensa, y con el Instituto Di Tella, que era próximo al desarrollismo. Pero tampoco podría fundamentar este prejuicio sobre Germani en su propio trabajo. 

Esto cambió por una vía inesperada: leyendo materiales sobre la historia valenciana, encontré referencias y citas a investigaciones de un Halperin Donghi, que resultó ser él mismo: su tesis de graduación de la carrera de Historia de la Universidad de Buenos Aires en 1954 la hizo documentándose en archivos españoles, particularmente valencianos. Y su trabajo fue lo suficientemente riguroso como para merecer ser tomado en cuenta por muchos otros trabajos de historiadores españoles en general y valencianos en particular. Según leo, en esa época (primeros años cincuenta del siglo xx), recibió clases de José Luis Romero y Claudio Sanchez Albornoz, y estudió en la École Pratique des Hautes Études con Fernand Braudel. Su tesis sobre los moriscos en el Reino de Valencia fue publicada en Buenos Aires en 1955, y en 1980 por el Instituto "Alfons el Magnánim" y la Diputación de Valencia.

Revisando un inventario de su trabajo, veo que su obra enfoca especialmente tres temas vinculados: la historia argentina, la historia sudamericana en sus conexiones, y la historia de la relación de España con América, particularmente con Argentina. 

Su vida personal sigue la ruta de tantos otros intelectuales argentinos: enfrentado al peronismo, reconocido por su oposición; cargos en los períodos tranquilos de Argentina, emigrado en épocas de dictaduras militares. Como muchos otros, expatriado a Estados Unidos o Europa, con largos tramos de su actividad desarrollados en otro país. 

Trataré de recuperar su obra, según veo no republicada en los últimos años, al menos algunos de sus libros más importantes.


miércoles, noviembre 27, 2024

Idiotez, silencio y colaboracionismo de izquierdas

María Matienzo Puerto, escritora cubana, comenta acerca de la indiferencia y desconfianza recibida por parte de grupos feministas no cubanos, a raíz de un reciente encuentro en Costa Rica:

Hablamos (...) sobre la hegemonía del discurso de la Revolución cubana como una experiencia victoriosa sin que se cuestione esta idea; también sobre la complicidad de algunos grupos feministas con el régimen socialista y la relativización del tema de los derechos humanos cuando se trata de denunciar las desapariciones forzadas, las detenciones arbitrarias, el acoso y la persecución que viven tantos cubanos y cubanas.

(...) Después de las manifestaciones del 11 de julio de 2021, Cuba debió terminar de desmoronarse en el imaginario socialista de la izquierda latinoamericana, aferrada al Fidel Castro que vibraba en las montañas militarizando la región, pero no pasó. Si bien la ola represiva propició el acercamiento de algunos grupos sindicalistas y feministas a la sociedad civil independiente cubana para interesarse, no entendieron lo que había ocurrido. Les resultó más cómodo seguir pensando desde conceptos viejos como los de la “burguesía” de derecha que vive y manipula desde Miami. La realidad es que los cubanos no solo emigramos a Estados Unidos; tampoco salimos de la isla a hacer turismo, huimos de la miseria. Pareciera que acceder a servicios básicos –la salud, la vivienda, la electricidad, el agua potable u otros beneficios de la vida contemporánea– no forma parte de nuestros destinos y cualquier reclamación significa ser de derechas.

La solidaridad de estos grupos estuvo condicionada a la aceptación del mismo fantasma que recorrió Europa del Este el siglo pasado, el que dejamos entrar en la isla y nos ha llevado a vivir un infierno: el comunismo. Las más de 1,600 personas detenidas, torturadas y golpeadas a raíz de las protestas del 2021 parecían una invención nuestra. Nos preguntaron acerca del carácter pacífico o la filiación política de los manifestantes, como si hubiera una forma “adecuada” de protestar (...)

(...)  En el encuentro de Costa Rica tuvimos que vadear los mismos escollos con los mismos argumentos: “eso no es socialismo”, “eso no es izquierda”, “ el socialismo aún no se ha materializado”. Ahora bien, si Cuba no es todo “eso”, ¿entonces qué es? No solo las cubanas sino también las venezolanas chocamos contra un muro de contención ante las vivencias que contamos. Hacerse la pregunta de qué hacemos las feministas a las que el socialismo nos ha arruinado la vida nunca dejará de ser crucial para quienes lo hemos vivido. Deslegitimar nuestras vivencias preguntando por el papel que juega los Estados Unidos, restándole responsabilidad a dictadores de izquierda, es confirmar que la sororidad tiene color político (...)

Hablar del fracaso y de la miseria que genera la izquierda aferrada al poder es tema tabú, en especial si se menciona a Cuba. Se trata de un asunto incómodo porque saca de la zona de confort a muchas feministas al deconstruir el paraíso socialista, ese cuya expresión es La Habana, ciudad que se derrumba ¿Cómo no se puede entender que el socialismo tiene en su cuenta millones de muertes? (...)


domingo, noviembre 03, 2024

El desastre

 No sé qué decir, no sé qué se puede decir, salvo abrazar a todos los amigos, camaradas de trabajo, vecinos, que hoy están paleando barro en sus casas del sur de Valencia; a todos aquellos que se cruzaron desde la ciudad a los pueblos castigados, a colaborar como fuera posible, a todos aquellos que perdieron un familiar, o no saben dónde están.

Esta ciudad ensombrecida, hoy sólo registra sirenas de bomberos y ambulancias, y valencianos marchando al centro del desastre a ayudar en algo. Qué se puede decir. Sólo hacer

domingo, octubre 13, 2024

Finanzas a la argentina


 En un artículo de Eugenio Palopoli en Seul (Fugársela toda) describiendo la bicicleta financiera desde los 70' , se mencionan comentarios de Carlos Escudé de 2006 (Festival de licuaciones – Causas y consecuencias de la pobreza en Argentina):

Escudé recuerda a Carlos Correa, profesor suyo en la UCA y directivo de un banco extranjero, que lo convocó a él y a otros de su grupo de estudio. “Cuenta Bernardo Neustadt que pocos años más tarde se encontró con Correa, de quien era amigo, y que éste le dijo: ‘Bernardo, usted es un hombre público y no debe mostrarse en mi presencia, porque estoy por robar 40 millones de dólares’. Neustadt pensó que estaba bromeando, pero a los pocos días Correa estaba preso por alzarse con unos 35 millones de su banco. Algunos meses después Bernardo se lo encontró en Punta del Este y le espetó: ‘Así que fueron sólo 35 millones…’ y Correa contestó. “No, fueron 31. Los cuatro que restan fueron la coima que tuve que pagar para salir en libertad’”
La bicicleta financiera en una versión aséptica y acotada: Wikipedia.

La bicicleta en BBC en tiempos de Macri.

La bicicleta en Ambito Financiero, en 2022.

El concepto de bicicleta que aplica Palopoli abarca un período más amplio, que comienza en la dictadura militar de los 70, hasta hoy. A propósito de la anécdota de Escudé, la historia de Correa, en el párrafo siguiente, se completa así: Después, gozando ya de un patrimonio que aseguraba su comodidad, nuestro profesor se dedicó con éxito a los negocios en Estados Unidos.