Hemos hablado de esto antes. Existía una resolución "no de ley" que intimaba al gobierno a terminar con esta práctica, pero la medida sigue allí: en España, un deudor hipotecario que no puede pagar, va a juicio, pierde su casa, pero continúa debiendo al banco. Una medida defendida por el gobierno socialista invocando la necesidad de sostener el sistema bancario. Más aún, considerada como un pilar de la "fortaleza del sistema bancario español".
El sistema ha motivado la publicación de un artículo firmado por Suzanne Daley en el New York Times del 27 de este mes, que describe la medida casi como una condena a la esclavitud económica de por vida.
En distintas oportunidades, el gobierno socialista ha mostrado una conducta que diverge enormemente de sus palabras. Esta es una de ellas, pero además, probablemente la más escandalosa, por sus consecuencias sociales.
Una forma de hacer negocios que subraya la costumbre del privilegio como forma de sustentar negocios: lejos del riesgo empresarial, los bancos que aceptaron dar crédito a quien no debían, y que tasaron a valores irracionales, ahora no quieren las consecuencias de sus malas decisiones: quien hizo un mal negocio, debe aceptar sus pérdidas. Un deudor liquida su deuda devolviendo la vivienda. Al menos, así es en casi todo el mundo...
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