viernes, noviembre 28, 2025

Lengua valenciana y su historia

 


Durante un siglo y medio, el origen de la lengua hablada  en la comunidad valenciana ha sido discutido y cuestionado, inicialmente por las corrientes lingüísticas predominantes en España y en Europa, y luego por las corrientes lingúísticas catalanistas. Es durante el siglo XX cuando se hace fuerte la defensa del valenciano como una unidad de cultura y lengua distinta del catalán. En verdad se trata de una polémica política originada en el interés del nacionalismo catalán, ajena a la vida diaria de la gente, que habla la lengua tal como evoluciona en la sociedad, en los pueblos y las ciudades. Sin necesidad de normativas elaboradas en academias partidistas, ni policía ideológica que encauce el habla a lo que un cenáculo quiere. El debate de la lengua es estimulado por líneas editoriales bien definidas, cuestionando y torciendo argumentos según conveniencia. Lo que sigue es una afirmación de la evolución propia del valenciano. Si algo positivo tiene este aire polémico, es el estimular el estudio de la lengua y la historia de una España compleja y diversa.

En "Habla romance mozárabe del Reino de Valencia",  María Teresa Puerto Ferre, catedrática valenciana, describe en pocas palabras,la historia del valenciano:

Hasta 1898 hubo la falsa tesis de la muerte de los dialectos romances de la España Islámica defendida por lingüistas como Martínez Marina, Dozy, Hanssen y Baist. Pero la publicación del “Glosario” de Simonet (1888) modificó la anterior tendencia ratificada documentalmente por el arabista valenciano Julián Ribera que demostró, fehacientemente, la difusión de la “parla romanç valenciana” entre gentes de raíces hispanas:
En su libro Simonet incluye al cadí Sulayman b. Aswad, nombrado por Muhammad I (852-886) conversando en “romanç” (no en árabe) con una mujer que le pedía justicia. Y hay muchos testimonios que demuestran la dificultad de muchos habitantes hispanos del Reino Moro de Valencia de hablar en la lengua árabe de sus conquistadores. Simonet ofrece múltiples ejemplos de la existencia de las diferentes “hablas romance” del solar hispano, entre ellas la “parla romanç valenciana”.

No hay ningún medievalista riguroso que dude de la pervivencia de los dialectos romances. Así lo afirman los mejores historiadores como Menéndez Pidal (“Primera Crónica General de España que mandó componer Alfonso el Sabio”) cuenta que el Cid, tras la conquista del Reino Moro de Valencia, encargó la custodia, vigilancia y defensa de la ciudad a los mozárabes: “porque fueran criados con los moros et fablavan assy como ellos et sabien sus maneras e costumbres”. O Sánchez Albornoz (“todos la empleaban en la España musulmana: los cristianos los muladies o neomusulmanes y los mismos islamitas de origen oriental” ( “El Islam de España y el Occidente”).

S.M. Stern, distinguía cinco modalidades lingüísticas en la España musulmana:

    El árabe vulgar (hablado por los musulmanes indígenas o inmigrados)
    el romance vulgar, hablado por los mozárabes, pero segunda lengua de musulmanes y hebreos
    El árabe clásico usado por la clases cultas como lengua literaria de los musulmanes (a veces usada por los mozárabes)
    El latín, que era la lengua litúrgica de los cristianos
    El hebreo, lengua literaria de los judíos, que usaban el árabe o el romance vulgares como lengua común. 

Y, según T. Glick, en la situación multicultural de muchas áreas mozárabes, los hombres eran bilingües árabe-romances; las mujeres eran monolingües romanceadas y las transmisoras de la lengua y de la fe cristiana.

El historiador A.Huici, es quien traduce el Documento de la Capitulación de Valencia entre Jaume I y y el rey moro Zayán y en él se relata la buena convivencia entre musulmanes y cristianos, tanto en la época de dominio islámico como en la de dominio cristiano: “Los moros que quisiesen permanecer en el término de Valencia se quedarían salvos y seguros bajo la protección del rey, y deberían ponerse de acuerdo con quienes tuviesen las propiedades”.

El Catedrático medievalista, A. Ubieto Arteta, afirma: ”Ni siquiera el idioma era una dificultad , ya que estos musulmanes habían tenido como idioma oficial el árabe, mientras que en la conversación ordinaria utilizaban un romance, que era distinto al que hablaban en las restantes zonas del solar hispano” (“Orígenes del Reino de Valencia”, 1979) .  

Un artículo más entre tantos otros existentes. Me parece de interés, por enumerar algunas de las características que defienden su especificidad: estudiar la lengua es conocer la historia y la sociedad.

María Teresa Puerto Ferre en  Wikipedia.

La autora en Dialnet.

La foto en https://www.lenciclopedia.org  

 

domingo, noviembre 23, 2025

Las redes como policía ideológica


Eugenio Palopoli, en Seul, comentando el libro The digital reversal, de Andrei Mir (Miroshnichenko) 

Mir desarrolla la reversión que va de su noción del “editor viral” de la era de los blogs y las primeras redes sociales, una suerte de inteligencia colectiva que permitía la validación de noticias y el intercambio de ideas mediante el mecanismo de la viralidad, al “inquisidor viral” de la actualidad, un mecanismo igualmente colectivo que ahora funciona como policía ideológico. La viralidad ya no sólo sirve para validar información sino que vigila actitudes, castiga desviaciones, impone ortodoxias. Las redes sociales se convirtieron en el espacio típico de la cultura de la cancelación, el destino de ostracismo que les espera a quienes no demuestren suficiente lealtad a los valores de un grupo determinado. 

 El artículo de Palopoli, del cual esta cita es solo una parte mínima, refiere el intercambio de ideas entre Andrei Mir y Martín Gurri. De estas conversaciones  se deriva esta reflexión de Gurri.

Andrei Mir es un alias. El nombre completo es Andrei Miroshnichenko, por ese nombre encuentro información en el dominio wiki7.org, que diría que es parte del dominio wikipedia. La página en Wikipedia de desambiguación basada en su apellido muestra abundantes entradas similares.

La foto, en Wikipedia

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sábado, noviembre 22, 2025

Traduttore traditore

 


Dice David Bowman, en Zenda (El crimen del doblaje)

“Para muchos españoles, Ramón Langa (reconocido actor, doblador y locutor español) es el sonido de Bruce Willis o Kevin Costner”, se comentaba recientemente en Zenda. El comentario atribuía al fenómeno valores positivos… para disgusto de servidor, que tiene el doblaje por fraude.

El doblaje nunca es bueno: no existe un buen doblaje. El doblaje es un pegote, y su existencia misma un desastre. Se trata de una técnica de último recurso, concebida para maquillar desaguisados, y que en España se impuso por ley después de la guerra para cualquier película extranjera. Una censura disimulada: en la versión española de la película Casablanca, por ejemplo, se hurtaba que Rick, el personaje de Bogart, había luchado por la República Española. La manipulación criminal de los diálogos, cada vez más audaz, dio lugar a equívocos legendarios. Hoy hace hablar “macarra” a los jóvenes afroamericanos y, en resumen, convierte a los actores en monigotes de guiñol. Por su culpa, actores con tanto arte como Patrick Stewart, Kate Winslet, Sophia Loren, Isabelle Hupert o Meryl Streep son perfectos desconocidos en España: el doblaje los ha convertido en marionetas.

 El arma de los actores es su voz. Y su voz su marca al agua, su insignia y su bandera. Una bandera que el doblaje les arrebata. ¿Alguien concibe a Alfredo Landa, José Sacristán o Marisol sin sus respectivas voces? No: sin su voz propia (y sonando, encima, como un anuncio de seguros) son inimaginables. ¿Y a los desaparecidos Paco Rabal, Pepe Orjas o Ismael Merlo? ¿Y a Fernán Gómez, Gracita Morales o Mari Carmen Prendes? Pues no: sin su voz son irreconocibles. Pues exactamente igual en el panorama internacional. ¿Qué decir de leyendas como Gregory Peck, Lauren Bacall o Richard Burton, cuyo prestigio profesional, al margen de su condición de estrellas, pivota en el uso brillantísimo que hicieron de su voz? Una voz no pocas veces corriente y moliente, de andar por casa y jamás de locutor de anuncio… hasta que ellos la convirtieron en arte.

No es casualidad que Richard Burton, con una voz vulgar que él llevaba siempre al nivel exacto de sus personajes, hiciera un Hamlet memorable en teatro antes de ser consagrado como dios por el cine, los dólares y Hollywood. Tampoco es extraño que Lauren Bacall cimentara su aura de femme fatale en una voz que aún hoy suena como cuando arrugas el papel de estraza; debidamente modulada por una actriz llena de recursos, conmovió al cabrón de Howard Hawks, que ya es conmover, y hasta al mismísimo Humphrey Bogart. Y a mí, que heredé de mi padre el culto a La Flaca.

 Gregory Peck, que tenía un físico impactante (y que manejaba con elegante soltura), se beneficiaba también de una voz impactante que gobernaba con similar elegancia. No es extraño que el Destino le reservara personajes que él hizo carismáticos, como Atticus Finch, el Hombre de Boston o los literarios capitanes Horace Hornblower y Acab.

El doblaje, señores, es un delito. Exactamente igual que el robo o la falsificación de moneda. El doblaje es, literalmente, el timo de la estampita. Un escamoteo. Una tomadura de pelo.

No faltará aquí el listo de turno que quiere “entender lo que dicen” sin mirar “cartelitos”. No me parece mal. Tampoco me parece mal que haya quien coma gato.

Pero, por Dios, que no me ofenda afirmando que es liebre.

 Más claro que el agua...El doblaje es hermano de la traducción litararia. Particularmente, si comienzo a ver una película o serie en HBO, Netflix, Prime o cualquier otro servicio similar, tan pronto como comienzo a oirlo doblado, paso a otra cosa. Resulta impasable oír un doblaje, que pierde el dramatismo del sonido original, y oir una voz que trabaja por catálogo: la voz para Dark Vader, la voz para Bruce Willis, para Stallone, que luego oimos pasando un aviso publicitario o doblando otro actor americano. ¿Oir doblada una película italiana con Anna Magnani, una francesa con Pierre Arditi, André Dussolier y Sabine Azéma o una japonesa con Toshiro Mifune o Chishū Ryū? es un crimen sin duda. ¿Oir a Samuel L. Jackson en sus monólogos de Pulp Fiction en otra voz? ¿Oir en castellano a Richard Burton y Elisabeth Taylor en Quien le teme a Virginia Wolf?

La fotografía , en Blog The End