Sólo la pasividad de un gobierno timorato y suicida puede permitir lo que se está viendo en Cataluña: una minoría totalitaria e irresponsable, conduciendo a toda España a la ruina: la suya, la de los catalanes,y la del resto de la nacion. Esto es lo que dá de sí el nacionalismo: un fraude de democracia, donde se considera que la "expresión del pueblo" es la concurrencia a un acto sin agentes fiscalizadores, donde la posición se expresa públicamente presionando a los demás, con un recuento de votos "a la carta", sin control de datos de los participantes, sin ninguna garantía de imparcialidad. Menos de dos millones de votos, a pesar de que se aceptó la participación de jóvenes de 16 años, residentes de todo orígen, sin hablar de las promesas a la comunidad musulmana prometidas al viento de un futuro nuevo país...y esperaremos hasta quince días para que cualquier remolón mal orientado tenga tiempo de expresarse.
Una vez más, la coalición de la utopía republicana socialista, pretende imponer su voluntad a un conjunto de descaminados, y a una mayoría ajena que no desea ese camino. ¿Hasta dónde seguiremos?
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