En un artículo de Claudio Andrade, en Seul:
La indiferencia hacia la verdad es una característica cada vez más notoria de la sociedad digital. El lector ya no despliega su diario con todo el día por delante, sino que se expone a una multiplicidad de pantallas con el ánimo bien provisto de ideas propias y ajenas. La oferta es casi infinita y funciona como caldo de cultivo para la inexactitud y el dato cautivo. Y es ese dato políticamente conveniente el que le da sentido a los millones que se sientan frente a un televisor o una computadora para entretenerse.
Los titulares disparados al cielo digital con premura y deseo militante le hicieron un mal difícil de mensurar a una profesión ya de por sí muy cuestionada. A esta altura, la única manera de defender nuestro trabajo no es a través de lo que “dicen todos”, sino los que saben y, sobre todo, con los datos obtenidos en el terreno, ahí donde sucedieron los hechos. Atrapar una porción de realidad suele ser engorroso, pero nos lleva a caminos menos obvios y menos enfermos.
Se refiere a tres casos conocidos en Argentina, dos de ellos vinculados a un frente que no existía en el país: los reclamos de organizaciones indigenistas asociadas a los mapuches en el sur. Por largos años, este fue un problema sólo de Chile, donde estas organizaciones practicaban (probablemente hoy también) el terrorismo y la persecución de granjeros y colonias. En ocasiones estas acciones terminaron con el incendio de las casas y en extremo, con la muerte de granjeros. Desde hace algunos años, poco más de una década, estas acciones han llegado a Argentina. Los dos casos comentados por Andrade pertenecen a militantes indigenistas que murieron o participaron en acciones violentas, y que fueron respaldados desde buena parte del periodismo y redes, a pesar de que finalmente quedó claro que los supuestos ataques que sufrieran no sucedieron como se sostenía. Este es un tema que suena lejano, si no lo asociamos con los nacionalismos europeos. No funcionan distinto.
Las fake news no serían posibles sin una predisposición a la verdad preestablecida: se asiente como verdadero a aquello que previamente coincide con postulados aceptados en la tribu.