Diario de viaje, notas al azar de alguien que se dedica a la tecnología, y alguna vez (allá lejos y hace tiempo) fue un estudiante de filosofía. Aquí caerán las notas que excedan la tecnología y la educación, que es lo que en general más me ocupa...
miércoles, diciembre 16, 2020
A propósito de Piglia
martes, noviembre 24, 2020
Un país perdido
¡Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte, para que sacudiendo el ensangrentado polvo que cubre tus cenizas, te levantes a explicarnos la vida secreta y las convulsiones internas que desgarran las entrañas de un noble pueblo!
Así comienza el Facundo de Sarmiento, un día de mayo de 1845, en Chile. Faltaban años todavía para la Campaña en el Ejercito Grande, para la nueva fundación de las Provincias Unidas, y para los nuevos años de sombras terribles, de ensangrentado polvo y cenizas, y de fantasmas que ya no se levantarían. El cinismo de hablar de civilización y ejecutar barbarie. Los Padres Establecidos dejaron dos grandes cementerios: la guerra de la Triple Alianza, y la Conquista del desierto...un minucioso plan de aniquilación y reparto, hasta las raíces, hasta los huesos, para cimentar un páramo sin memoria. Así nacimos, así crecimos. Con estas bases y puntos de partida hemos construído en doscientos años este país triste, solitario, y final.
domingo, junio 07, 2020
1984
Now 50, Mr. Liu decided to publicly release the images with the help of Humanitarian China, a California-based organization that gives grants to impoverished dissidents and their families.Mr. Liu said he had been motivated after he realized that his teenage daughter, who had been going to school in China until 2016, had never heard about the massacre.
(The New York Times, 19 de mayo de 2019)
sábado, mayo 02, 2020
Borges y Kafka
Tenía guardada esta nota de El País desde 2015. Por una casualidad relativa, ya que Kafka fue siempre un objetivo de lectura, leo en estos días sus Diarios, de 1910 a 1923. En cierto modo dan una imagen mas próxima e integral de su vida. Lo veo cercano al teatro de su época, compartiendo la actividad diaria y los intereses de actores, escritores y su comunidad judía, sus ritos e intereses, su familia, su padre.
El libro que estoy leyendo es usado. Por una rara casualidad, es una edición rústica de Emecé, argentina, de 1953. Raro porque encuentro a uno de los pares de esta edición a miles de kilómetros de la otra: de la misma editorial tuve, durante años, La Muralla China. Andando los años, perdí éste y gané los Diarios. Idas y vueltas de la biblioteca, ganada y perdida no menos de tres veces.
Pero, bueno, por el Diario vuelvo a Borges conversando sobre Kafka, recupero sus palabras de 1983 desde El País. El artículo está en primera persona, mientras Borges desenvuelve sus pensamientos frente al periodista, con la misma actitud de siempre, palabras simples, conversación llana, tratamiento sencillo, actitud memoriosa. Veo que prefiere los cuentos de Kafka antes que sus novelas, que destaca algunos de los cuentos de La Muralla China. Lo comparto.
Me llamó la atención que Kafka escribiera tan sencillo, que yo mismo pudiera entenderlo, a pesar de que el movimiento impresionista, que era tan importante en esa época, fue en general un movimiento barroco que jugaba con las infinitas posibilidades del idioma alemán. Después, tuve oportunidad de leer El Proceso y a partir de ese momento lo he leído continuamente. La diferencia esencial con sus contemporáneos y hasta con los grandes escritores de otras épocas, Bernard Shaw o Chesterton, por ejemplo, es que con ellos uno está obligado a tomar la referencia ambiental, la connotación con el tiempo y el lugar.Es también el caso de Ibsen o de Dickens.
Kafka, en cambio, tiene textos, sobre todo en los cuentos, donde se establece algo eterno. A Kafka podemos leerlo y pensar que sus fábulas son tan antiguas como la historia, que esos sueños fueron soñados por hombres de otra época sin necesidad de vincularlos a Alemania o a Arabia. El hecho de haber escrito un texto que trasciende el momento en que se escribió, es notable. Se puede pensar que se redactó en Persia o en China y ahí está su valor. Y cuando Kafka hace referencias es profético. El hombre que está aprisionado por un orden, el hombre contra el Estado, ese fue uno de sus temas preferidos.
Yo traduje el libro de cuentos cuyo primer título es La trasformación y nunca supe por qué a todos les dio por ponerle La metamorfosis. Es un disparate, yo no sé a quién se le ocurrió traducir así esa palabra del más sencillo alemán. Cuando trabajé con la obra el editor insistió en dejarla así porque ya se había hecho famosa y se la vinculaba a Kafka. Creo que los cuentos son superiores a sus novelas. Las novelas, por otra parte, nunca concluyen. Tienen un número infinito de capítulos, porque su tema es de un número infinito de postulaciones.
A mí me gustan más sus relatos breves y aunque no hay ahora ninguna razón para que elija a uno sobre otro, tomaría aquel cuento sobre la construcción de la muralla. Yo he escrito también algunos cuentos en los cuales traté ambiciosa e inútilmente de ser Kafka. Hay uno, titulado La biblioteca de Babel y algún otro, que fueron ejercicios en donde traté de ser Kafka. Esos cuentos interesaron pero yo me dí cuenta que no había cumplido mi propósito y que debía buscar otro camino. Kafka fue tranquilo y hasta un poco secreto y yo elegí ser escandaloso.
Empecé siendo barroco, como todos los jóvenes escritores y ahora trato de no serlo. Intenté también ser anónimo, pero cualquier cosa que escriba se conoce inmediatamente. Kafka no quiso publicar mucho en vida y encargó que destruyeran su obra. Esto me recuerda el caso de Virgilio que también le encargó a sus amigos que destruyeran la inconclusa Eneida. La desobediencia de estos hizo que, felizmente para nosotros, la obra se conservara. Yo creo que ni Virgilio ni Kafka querían en realidad que su obra se destruyera. De otro modo habrían hecho ellos mismos el trabajo. Si yo le encargo la tarea a un amigo, es un modo de decir que no me hago responsable. Mi padre escribió muchísimo y quemó todo antes de morir.
Kafka ha sido uno de los grandes autores de toda la literatura, Para mí es el primero de este siglo. Yo estuve en los actos del centenario de Joyce y cuando alguien lo comparó con Kafka dije que eso era una blasfemia. Es que Joyce es importante dentro de la lengua inglesa y de sus infinitas posibilidades, pero es intraducible. En cambio Kafka escribía en un alemán muy sencillo y delicado. A él le importaba la obra no la fama, eso es indudable. De todos modos, Kafka, ese soñador que no quiso que sus sueños fueran conocidos, ahora es parte de ese sueño universal que es la memoria. Nosotros sabemos cuáles son sus fechas, cuál es su vida, que es de origen judío y demás, todo eso va a ser olvidado, pero sus cuentos seguirán contándose.
En El País, nota del 3 de julio de 1983, reeditada el 9 de abril de 2015.
La foto es del artículo.
lunes, abril 27, 2020
Leyendo a Román Gubern
Que en la mitad completa del libro encuentre sólo una página para dedicar al cine mexicano, y tres líneas al cine argentino, habla de mala predisposición. Ignorancia no, porque habla en estas dos líneas de Luis Sandrini y Hugo del Carril. Pero deja a un lado el hecho de que para cuando Sandrini (el primer film de Sandrini es de 1933) o Del Carril estaban en el cine, había detrás de ellos casi treinta años de crecimiento y algunos muy buenos directores y artesanos de oficio. Me había extrañado que no hubiera ninguna mención -ni una- para la década de 1930, pero el silencio para la decada de 1940 y 1950 ya es una toma de posición. No puedo creer otra cosa. En un momento posterior habla de "cine cursi": ni habrá tanto, ni será lo único. Recuerdo personalmente algunas obras incluso anteriores a 1940 que no lo son, y por lo demás, estas, cualquiera fuera su valor, dieron los cimientos de un cine vigoroso en los años 40. Existe hoy en Wikipedia un buen artículo en pleno desarrollo sobre la historia del cine en Argentina, que no estaría mal repasar. El mercado de cine latinoamericano no era sólo territorio de Hollywood, sino que especialmente el cine argentino y mexicano se veían en todo el continente, y sus actores eran conocidos, no solo Sandrini. Quisiera decir que Georges Sadoul muestra más interés en este cine.
Sólo para abrir algunas vías de conocimiento, se pueden puntualizar estos hechos:
para la década de los 40 (poniendo esta década como límite de horizonte) se pueden anotar
-tres grandes estudios cinematográficos: Argentina Sono Film y Lumiton, desde 1933, y los Estudios San Miguel algo después.
-Varios empresarios dedicados a la producción cinematográfica, Susini y los Mentasti (Atilio y Angel), especialmente.
-Más de una decena de directores valiosos y experimentados, entre ellos José Ferrreyra desde la década del 20 con cine mudo y luego sonoro; Carlos Borcosque, chileno, desde 1922; Leopoldo Torres Ríos, desde 1923; Mario Soffici desde el 24; Luis Saslavsky desde 1931; Luis José Moglia Barth, autor del primer film sonoro argentino (1933); John Alton y su importante aporte desde el 33 hasta fines de la década; Enrique Cahen Salaberry (desde 1933); Enrique Susini, productor y director desde 1933; Alberto de Zabalía, desde 1935; Manuel Romero, desde 1936; Luis César Amadori, desde 1936; Julio Sarraceni desde 1937; Lucas Demare desde 1938; Catrano Catrani desde 1942. Y más...
- Una vasta lista de actores y actrices reconocidos, y en muchos casos, excelentes.
Un panorama probablemente casi completo (dejando la reserva de que algo haya faltado, por la razón que sea) se puede ver en Wikipedia, en un anexo de películas filmadas por año, desde 1897 a 2020.
Gubern tiene todo su mérito, pero se le ha pasado algo.
domingo, abril 05, 2020
A propósito de la "Historia del Tiempo" de Stephen Hawking
La Historia del Tiempo de Hawking es un breve y claro libro de divulgación del estado de la investigación de las leyes físicas a escala cósmica (y subatómica), que historia y condensa los descubrimientos y controversias de la física, hasta los comienzos del siglo actual. Sus conceptos, en general, se han ido confirmando con el avance del conjunto de instrumentos de observación que se van disponiendo
Cada día que pasa trae un nuevo indicio de la fragilidad no ya de la raza humana, sino de todo el concepto de vida universasl en que hemos nacido y crecido. Los hallazgos científicos revelan poderosas, colosales fuerzas no sólo capaces, sino también inevitablemente operantes, frente a las cuales nuestro ámbito de vida es una pequeña burbuja molecular. Cosmos infinito, inabordable, donde una explosión puede durar cien millones de años, y abarcar de manera abrasadora un espacio de millones de años luz, cuyo orden es el de las fuerzas desatadas por la física, y cuya razón se expresa en fórmulas matemáticas que todavía estamos adivinando. Un evento catastrófico podría estar desarrollándose frente a nuesros ojos, por el espacio de cien generaciones, y no advertirlo, porque su tiempo de desarrollo es superior a la existencia de nuestro sistema. Realmente, nuestra conciencia del mundo es como en el mito de Platón en la caverna.
Y frente a este universo atroz, en nuestra infinitesimal burbuja de medio segundo de existencia, construímos nuestro cosmos inmaterial: uno que se propone reflexionar sobre sí mismo, que se propone encontrar un sentido, construír una conducta. Hay un espacio sin tiempo ni fronteras, el de la memoria...un espacio contínuo que recuperamos en los sueños y en el pensamiento. Donde vuelven sucesos perdidos en un momento remoto y conviven con otros cercanos. Los que nos han dejado, los que queremos, los que preferiríamos olvidar, los desconocidos que vimos en un relámpago, nos acompañan siempre, hablamos con ellos, les tendemos las manos...quien haya extendido su vida un tiempo, más allá de los primeros años, acumulando historias, sueños, propósitos, forma otro universo, uno que trata de establecer ética en la irracionalidad, coherencia en la duración sin principio ni fin, sin vida ni muerte.
¿Tendrán las abejas y las hormigas una cosmovisión, una ética, una teoría de finalidades?