¡Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte, para que sacudiendo el ensangrentado polvo que cubre tus cenizas, te levantes a explicarnos la vida secreta y las convulsiones internas que desgarran las entrañas de un noble pueblo!
Así comienza el Facundo de Sarmiento, un día de mayo de 1845, en Chile. Faltaban años todavía para la Campaña en el Ejercito Grande, para la nueva fundación de las Provincias Unidas, y para los nuevos años de sombras terribles, de ensangrentado polvo y cenizas, y de fantasmas que ya no se levantarían. El cinismo de hablar de civilización y ejecutar barbarie. Los Padres Establecidos dejaron dos grandes cementerios: la guerra de la Triple Alianza, y la Conquista del desierto...un minucioso plan de aniquilación y reparto, hasta las raíces, hasta los huesos, para cimentar un páramo sin memoria. Así nacimos, así crecimos. Con estas bases y puntos de partida hemos construído en doscientos años este país triste, solitario, y final.