Es verdad que si no fuera por ese increíble sistema de protección social llamado familia, tan denostada por nuestros próceres y tan vilipendiada por los apóstoles del relativismo, probablemente ese estallido social sería inevitable. Aun así, los ciudadanos no podemos seguir escondidos, esperando sólo a resolver las cosas en una sola jornada, la de las elecciones, por muy democrática que ésta sea. No es suficiente, hace falta dar más pasos, exigir compromisos reales y verdaderos por la regeneración democrática…
No puede ser que haya cinco millones de parados y que al mismo tiempo haya políticos incompetentes cobrando del erario público, es decir, de nuestros impuestos. No puede ser que la política se convierta en una profesión para la que lo único que hace falta es tener un buen ‘padrino’ que consiga puestos en las listas, mientras la gente hace colas en los comedores sociales para llevarse a la boca un mendrugo de pan. No puede ser que haya casi un millón y medio de hogares en los que no entra ni un solo jornal, mientras que de nuestros impuestos se obtienen fondos para evitar la quiebra de entidades financieras penosamente gestionadas por los propios políticos, sin que nadie asuma responsabilidad alguna por ello, y teniendo además que aguantar que esas mismas entidades financieras hayan cerrado el grifo del crédito al sector privado y a las familias.
Diario de viaje, notas al azar de alguien que se dedica a la tecnología, y alguna vez (allá lejos y hace tiempo) fue un estudiante de filosofía. Aquí caerán las notas que excedan la tecnología y la educación, que es lo que en general más me ocupa...
sábado, abril 30, 2011
Casi cinco millones
Federico Quevedo, en El Confidencial:
jueves, abril 21, 2011
Facetas de la educación finlandesa
José Ignacio Moreno León, en América Economía, habla de aspectos de la política de educación de Finlandia, que deberían tratar de emularse. Contrariamente a otros casos, no puede argüirse que su esfuerzo sea el de un país poderoso; más bien, se trata de un país pequeño y lateral, que por medio de sus políticas se transformó, lo que aboga en favor del esfuerzo colectivo, de las virtudes sociales y políticas, de la inteligencia en la aplicación de reglas de gobierno. La existencia de casos como el suyo, son la demostración viva de que ningún país viable puede ni debe renunciar a forjarse un futuro, y que no deben tolerarse gobiernos ramplones.
Volviendo a Moreno León, su nota:
Volviendo a Moreno León, su nota:
Finlandia, un pequeño país de apenas 5,3 millones de habitantes, hasta hace pocas décadas uno de los más pobres del norte de Europa, con desarrollo sustentado básicamente en la explotación de la madera, inició su modernización en los años 80, respondiendo a la demanda de los nuevos tiempos, mediante una estrategia de inversión en investigación y desarrollo para construir una economía del conocimiento, en el contexto de la mundialización que pondera como más preciados los productos de la innovación que las tradicionales materias primas.
La estrategia de ese modesto país para insertarse, con ventajas en la nueva economía, ha estado, desde sus inicios, soportada en una profunda reforma educativa que lo ha colocado en menos de cuatro décadas en los primeros lugares en el campo científico y tecnológico; primero en el número de científicos per cápita, primero en el ránking de competitividad internacional del Foro Económico Mundial; primer puesto entre los países más democráticos y menos corruptos del mundo, y entre los 16 primeros en el Índice de Desarrollo Humano.
Cuando se analiza el desarrollo científico y tecnológico y los grandes avances en materia de calidad de vida de Finlandia, no hay dudas que el éxito logrado por ese país nórdico radica en la excelencia de su sistema educativo, la cual está presente desde las raíces del mismo, es decir, el preescolar, hasta la educación universitaria.
El liderazgo político y la sociedad de ese país han concebido estos cambios fundamentales con una visión integral y de largo plazo, basada en un consenso político y en el criterio de que la innovación y la competitividad son piedra angular para alcanzar el desarrollo con sentido humano en la economía global.
Desde el comienzo de la reforma educativa, el país comenzó a requerir de los docentes una formación universitaria estricta y permanente, y se implantó un proceso continuo de evaluación para impulsar y preservar la calidad de los mismos. La sociedad está organizada alrededor de la escuela y la educación, que a nivel primario es responsabilidad de los municipios.
Los docentes tienen poder de decisión en las instituciones educativas y gozan de mucho prestigio social, con amplio reconocimiento comunitario a los gerentes sociales y a los maestros.
El ingreso a la carrera del magisterio es muy exigente, solo se acepta entre 10 y 11% de los que aplican a esta profesión, que es muy bien remunerada; los docentes universitarios promedian ingresos anuales de US$100.000. Se requieren maestrías, con buenas calificaciones para dictar clases en secundaria. Es un sistema meritocrático, en el que profesores e instituciones universitarias son evaluados periódicamente por los mejores centros educativos del mundo, como Harvard, MIT y la Universidad de Oxford.
El empeño por la excelencia educativa en Finlandia se fundamenta en la ideología que orienta ese gran proyecto nacional y que prescribe que los mejores sistemas escolares son los que imparten, con eficiencia, una educación de alta calidad y a todos los alumnos, sin discriminar por extracción social; esa constituye la verdadera equidad en un sistema educativo, y es la razón por la cual los profesores de ese país que se empeñen en enseñar a aprender, se comprometen con el éxito de cada alumno y hacen gran énfasis en clases participativas y en el desarrollo de competencias.
El método educativo se fundamenta en optimizar el tiempo en el aula y no en el número de horas de clase. A nivel de primaria, solo se imparten 31 horas por semana, con un docente y dos de apoyo por 16 alumnos y por 13 estudiantes en secundaria. La repitencia es mínima, ya que cinco de cada 1.000 estudiantes repiten clases; 99,7% terminan la educación obligatoria que abarca hasta los 16 años, con una gratuidad que incluye suministro de libros, comida, transporte y ayudas especiales a los familiares necesitados.
La familia está permanentemente involucrada en el proceso educativo, con frecuentes reuniones con los profesores y un enlace de Internet, que los mantiene informados de la evolución escolar de sus representados.
El compromiso con la innovación y el emprendimiento se evidencia en la educación superior finesa, con la recién creada Universidad de la Innovación (la Universidad de Aalto), administrada por una fundación privada, con importante aporte financiero del gobierno y con flexibilidad autonómica para crear empresas privadas, gestionar financiamiento bancario, lanzar nuevos productos al mercado y realizar diversas actividades comerciales. Todo ello integrando la enseñanza de las ingenierías, la administración de empresas y las artes para formar gerentes creativos y capaces de estimar el gusto de los consumidores.
Finlandia no tiene complejos frente a la globalización y la sociedad del conocimiento. Su educación se fundamenta en la conquista del futuro y no en la nostalgia del pasado, entendiendo, como también lo están haciendo los países exitosos del Asia, que las desigualdades no se corrigen con la masificación educativa, sino con educación de calidad.
En tiempos de reforma, el ejemplo de Finlandia debe ser referencia obligada para lograr en Venezuela una educación de excelencia que responda a las exigencias de la postmodernidad.
domingo, abril 17, 2011
Nuevos tiempos en Cuba (ecos del muro de Berlín en 1989...)
Mientras los chupatintas elogian, los responsables tuercen el rumbo...La intelectualidad de izquierdas sudamericana, a contramano del mundo, pone por los cielos experiencias que están lejos de ser paraísos, y en primer lugar Cuba. Y mientras tratan de emular sus "principios", lo que estamos viendo en realidad son sus "finales". Mauricio Vicent, en El País, hoy:
Raúl Castro inauguró ayer el VI Congreso del Partido Comunista Cubano (PCC) con un rapapolvo histórico a la organización partidista que durante medio siglo ha ostentado el monopolio político y regido los destinos de Cuba. El presidente cubano y Segundo Secretario del PCC criticó con dureza al Partido por entrometerse en las labores de Gobierno y usurpar funciones que no le son propias, además de exigirle "desterrar el inmovilismo fundamentado en dogmas y consignas vacías" y no frenar las reformas económicas que impulsa su Gobierno en busca de un nuevo modelo económico. Castro hizo a los 1.000 delegados al Congreso una propuesta que nadie esperaba: limitar a dos periodos de cinco años el tiempo que pueden ejercer el poder los principales cargos del Gobierno y el PCC.Como en Europa del Este, nuestros intelectuales "progresistas", podrían encontrarse en un futuro encharcados en historias que no serán de su gusto, cuando las sociedades oprimidas por el totalitarismo castrista reclamen por la cruda realidad de dictaduras corruptas expuestas y descubiertas. El muro de Berlín tarde o temprano también caerá en otras latitudes, y entonces, será bueno escuchar las excusas de las buenas conciencias.
El mandatario cubano afirmó - visiblemente enfadado - que el PCC en muchas ocasiones ha bloqueado decisiones políticas convirtiéndolas en papel mojado. También ahora. "Hay que despojar al Partido de las funciones que no le corresponden", dijo en el discurso, que fue muy duro contra el sector más ortodoxo del Partido, refractario a los cambios. Castro reconoció las resistencias internas y hablo de la tarea de domesticar la burocracia y a los dogmáticos en términos de una batalla: "Ya veremos cómo va a ser la pelea, cómo se van a librar los combates". Y añadió: "Pero esperamos ganarla".
El presidente cubano aseguró que el proceso de reformas iniciado, llamado oficialmente "actualización del modelo", va a continuar, aunque aseguró que es una tarea compleja que requerirá de al menos de "un quinquenio". Habló de la necesaria descentralización del Estado y la reducción de su papel, y también confirmó que se ampliarán los márgenes de la iniciativa privada -en los últimos meses se han concedido cerca de 200.000 licencias para ejercer el trabajo por cuenta propia -. Eso sí, aclaró que las transformaciones persiguen preservar el socialismo, no destruirlo. No habrá "políticas de choque" neoliberales, aunque la libreta de racionamiento tiene los días contados y los gastos sociales se reducirán, indicó. El proceso de reducción de empleos - está previsto liquidar 500.000 puestos de trabajo estatales - seguirá, pero acomodado a las circunstancias y con "flexibilidad" en los plazos.
Sobre nuevas medidas económicas, se refirió a tres que en estos momentos se preparan y están en fase de redacción legal: la esperada ley de compraventa de casas y automóviles; la ampliación de los límites de tierras ociosas que el Estado puede entregar a los campesinos privados; y la resolución que permitirá a los bancos conceder créditos a los trabajadores por cuenta propia.
También se refirió también al proceso de excarcelación de presos políticos - "contrarrevolucionarios", según la terminología oficial - ocurrido en los últimos meses. Dijo que había sido una decisión soberana y alabó a la Iglesia Católica, en especial al cardenal Jaime Ortega, agradeciendo también al ex ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, su contribución a la solución humanitaria. Raúl Castro aseguró que la colaboración emprendida con la Iglesia consolidaba también la unidad del pueblo cubano, frase que debe haber chirriado a los jacobinos que en ese momento le escuchaban.
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El despertador
Un reportaje de enero de este año en La Nación a Gerardo Della Paolera. El mundo cambia, y las desigualdades entre lo que Argentina es y lo que hubiera debido ser, se agigantan:
(...) Suena a político opositor, pero Gerardo Della Paolera es uno de los economistas argentinos más reconocidos en el mundo y se define a sí mismo como un académico que nunca hizo política (aunque, en rigor de verdad, algo de eso hace). Es el presidente de Global Development Network (GDN), una organización internacional que trabaja para incrementar el uso de la investigación y la evidencia en las políticas en pos del desarrollo con equidad de todos los países.
Della Paolera afirma que, para ser viable, la Argentina necesita un rediseño territorial, que habilite luego un nuevo pacto federal fiscal entre la Nación y las provincias porque, si no, "siempre que lo necesita, el gobierno central manotea la plata donde la encuentra, en las jubilaciones, en los depósitos o donde sea". Reconoce que cambiar el esquema del país y solucionar el drama del conurbano nunca fue ni será sencillo porque necesita de alguien que tenga mucho poder y esté dispuesto a ser un presidente impopular y tener un solo mandato.
Además, diferencia el crecimiento económico del desarrollo económico y afirma que apostar decididamente por la educación y el capital humano es lo único que hará que la Argentina pegue el salto que tiene postergado.
Casado con la economista Verónica Rosana Pipp desde hace 26 años y padre de tres hijos, este argentino de 51 años que estudió toda la vida en universidades privadas asegura que una reforma de la UBA sería crucial para mejorar el país.
Doctor en Economía de la Universidad de Chicago, ex rector de la prestigiosa Universidad Americana de París y fundador y ex rector de la Universidad Torcuato Di Tella, vive en Nueva Delhi, en India, desde hace dos años y, de paso por Buenos Aires, luego de presidir la semana última en Bogotá la XII Conferencia anual de GDN, habló de su desazón y optimismo respecto del futuro de la Argentina.
-¿Cuáles considera los temas centrales de la agenda global de desarrollo?
-Obviamente, la Argentina tiene una agenda diferente de la global, porque nuestro país está en un lugar muy particular. Pero la cuestión de la economía urbana y de cómo las ciudades absorben masas enormes de población tras la introducción de tecnología en el ámbito rural está empezando a ser un tópico de desarrollo económico muy difícil de manejar.
-¿En qué países por ejemplo?
-En 1982 Nueva Delhi tenía tres millones de habitantes y hoy tiene 24: el desarrollo económico tiene esta contracara. En Bombay, por ejemplo, hay casi 11 millones de personas que viven prácticamente en la calle. Lo que vemos en GDN es que hay una relación muy estrecha entre temas rurales, migración y economía urbana. Una segunda cuestión es cómo evitar que haya una división en el mundo entre los países que logran que sus poblaciones se incorporen en los mercados mundiales de trabajo y los que no. Ahí aparece lo que llamo la revolución educativa. Estamos viviendo una revolución más importante que la industrial, que es la revolución de la economía digital y de las redes sociales y cómo hacer uso de ellas. Este segundo punto refiere, entonces, al capital humano y a las revoluciones educativas que se deberían dar en los países pobres. La revolución educativa permite que un país pobre salte a ser un país avanzado, como lo han hecho Corea del Sur, la India y China -aunque con un modelo especial por no ser democrático- y como lo están haciendo en América latina Chile, Perú, Colombia y notablemente Brasil. Lamentablemente, la Argentina, Bolivia y Venezuela son países postergados que están desperdiciando grandes oportunidades.
-¿El tercero?
-El tercer punto es la gobernabilidad, que el Estado acompañe a los individuos y a la creación de valor en una sociedad. Cómo crea las condiciones mínimas para que haya gobernabilidad en materia de derecho de propiedad, derecho a la educación y a la salud. Conectado con este tema, aparecen las políticas sociales, centrales para las clases menos aventajadas. En América latina hay dos países que han ido en avanzada en materia de política social: México, con el plan Progresa Oportunidades, y Brasil, con el esquema Bolsa Familia. La Argentina intentó hacer algo similar, pero hay una línea muy fina entre un diseño de políticas óptimas y el populismo. Las políticas tienen que estar diseñadas para que haya movilidad social. Si, en cambio, existe un sistema populista y lo único que se hace es transferir dinero y no hay incentivos claros, se está anclando a estas poblaciones y a los hijos de quienes reciben estas transferencias a esa capa de ingresos bajos.
-Usted hizo dos referencias a la Argentina no del todo felices. Quiero retomarlas: dijo que nuestro país no está haciendo todo lo que podría en materia de capital humano.
-Esto es obvio. Nadie entiende en el exterior cómo la Argentina está cómo está. Yo estoy viviendo en la India, un país con 1300 millones de habitantes, donde se hablan más de 100 lenguas y no hay ningún idioma que unifique a la nación. Nadie comprende que un país que tiene 2.600.000 kilómetros cuadrados, la riqueza de la Argentina y 40 millones de habitantes no pueda tener un Producto Bruto Interno (PBI) de 25.000 dólares per cápita. Ni yo puedo dar respuestas tan claras de a qué se debe que la Argentina tenga un PBI de 8000 dólares. Nadie entiende que desperdiciemos así nuestro país y cómo no podemos ponernos de acuerdo para lograr una nación viable. Ojo, soy muy optimista respecto del futuro de la Argentina, pero siento frustración por ver el avance de otros países. Nuestro país tiene en su historia una serie de bendiciones que, en el fondo, uno no sabe si la benefician o la perjudican. Ahora, por ejemplo, tenemos la revolución de los commodities, pero somos un caso único de crecimiento sin inversión.
Esto está relacionado con la educación y la cultura política: la Argentina está muy preparada para consumir y mucho menos para producir. Hay que ir a una revolución hacia la producción. Las clases medias, en las que me incluyo, viven una gran decadencia cultural y educativa. No hay una cultura del esfuerzo y como la Argentina está aún muy aislada geográficamente del mundo, no somos conscientes del gran destino que podemos tener como país si nos integramos. Al contrario, la Argentina ha tenido siempre una visión pesimista respecto de lo que otros países del mundo le podían brindar. No soy pesimista, siento más bien fastidio respecto de mi propia patria.
-Ultimamente se habla de la oportunidad que tenemos como país por el crecimiento de China e India.
-Si tomamos el tema de la India y China como que nos ganamos la perinola, vamos mal. En este mundo no sólo existen la India y China, que son fenomenalmente diferentes en materia cultural. Estados Unidos se ha equivocado en su política exterior con América latina porque en los últimos 12 años la ha abandonado, pero no hay que olvidarse de que, para 2040, los hispanos serán allí la primera minoría. Además, la Argentina desperdicia la relación con sus propios pares. América latina como bloque es una de las áreas sociales y económicas más importantes del mundo. China y la India pueden resolver una parte, pero para tener un crecimiento sustentable necesitamos un volumen de inversiones muy importante, y los agronegocios tienen un límite. Se necesita diversificar. Por eso hago tanto hincapié en la educación, porque educando al ciudadano se puede cambiar. La Argentina no tiene dramas climatológicos, tiene mares y junto con Chile y Uruguay tiene el 40 por ciento de la provisión de agua dulce del mundo, por eso el segundo tema de la agenda argentina es el rediseño territorial. La República federal está mal diseñada.
-Me perdí... ¿el primero cuál es? ¿Es el del capital humano y la educación?
-Exacto. Hay provincias sumamente pujantes, pero tienen siempre la sombra del gobierno central y, al revés, la sombra de algunas provincias que no son viables. Creo que hay que avanzar hacia un rediseño importante.
-¿Se refiere a la provincia de Buenos Aires como la no viable?
-Buenos Aires es viable. Lo que no es viable es el conurbano. Hay que revisar profundamente cómo se soluciona el tema, porque es fácil decirlo y difícil implementarlo. Se me ocurre un rediseño desde el punto de vista político, para luego ir a un pacto fiscal que tenga un sistema de incentivos mucho más justo que el actual.
-Usted escribió un libro sobre la historia de la solvencia fiscal argentina. ¿Qué opina de la solvencia fiscal del Gobierno?
-Que no hemos cambiado nada desde que tuvimos la República Constitucional. Hay una relación incestuosa entre los gobernadores y los gobiernos centrales de turno que impide tener reglas de juego claras, previsibilidad. Cuando el gobierno central necesita hacerse del dinero, ya sea para el clientelismo del conurbano o el clientelismo de políticas inviables, manotea lo que haya para manotear. Manotea las jubilaciones como antes los depósitos. Ahora estamos en una bonanza, pero cuando se acabe, dado que la Argentina no cambia su pacto fiscal, habrá otro manotazo. Estamos todavía con ideas muy viejas, como "o comemos o exportamos", cuando la revolución tecnológica del agro ha sido inmensa y ese es, sin duda, un falso dilema. Por estas bocanadas de prosperidad que tiene la Argentina, los partidos y el sistema político no usan el capital humano. Los partidos no internalizan la idea de tener cuadros tecnocráticos. Acá lo importante para acceder al poder es hacerse del botín.
-Dada la radiografía que hizo del país, la pregunta del millón parece ser cuál es el incentivo de quien llega al poder para modificar el pacto fiscal.
-Para modificar el pacto fiscal, un presidente tiene que tener mucho poder y estar dispuesto a no ser reelegido. Sería un George Washington, que estuvo cuatro años en la presidencia de los Estados Unidos y, cuando le propusieron que se presentara para la reelección, dijo que no para sentar un antecedente para el país. Junto con Alexander Hamilton, armó un modelo de país federal viable. Yo no veo absolutamente a nadie o ningún liderazgo o masa crítica en el horizonte (y eso no quiere decir que no exista) yendo en esa dirección. Cuando el Gobierno dice que tenemos los cinco años más importantes de la historia, está desconociéndola. Dadas las condiciones objetivas que estamos teniendo desde el punto de vista geográfico, de los recursos naturales, de los científicos, nuestro producto bruto per cápita es vergonzoso.
-Usted, que por su cargo en GDN tiene contacto con investigadores de todo el mundo, ¿cómo ve el desempeño de los argentinos en esas competencias globales?
-Esa es la gran paradoja. En los investigadores argentinos hay muchísima capacidad, pero hay una diáspora enorme. Si tengo que rescatar algo de los últimos 10 o 15 años, pienso que ha habido algo más de conciencia respecto de la importancia de rescatar al Conicet y hacer bien las cosas. La Argentina tiene estos reflejos de muy buenos científicos e investigadores, pero no se los utiliza de una manera orgánica.
-Ve un puente quebrado entre ellos y los políticos y la sociedad...
-Hay un puente roto y, en el área de las políticas públicas, no hay en la clase política valoración de que el conocimiento es importante. Esto viene de la década anterior a Perón. La desjerarquización del conocimiento y la tendencia argentina, por ser un país rico, a la "masomenería". Todo se empieza y nada se termina. Es algo difícil de vencer porque, aunque hay mucha desigualdad de ingreso, la Argentina es un país mucho más fácil para vivir que otros. Hay que estar en China, la India o Indonesia para entenderlo.
-¿Hay una correlación inversa entre recursos naturales y atención al capital humano?
-En la Argentina hay una maldición de los recursos naturales importante. Estamos más acostumbrados al consumo que a valorar el esfuerzo por producir algo. Esto también se ve en los países africanos. Los países que están continuamente en guerra civil son los que tienen petróleo, como Nigeria y Costa de Marfil. Donde hay recursos infernales existen estas peleas rentísticas entre las distintas tribus políticas. En la Argentina esto está algo más aminorado, pero tiene un conflicto a la africana más suave porque tuvo la suerte de tener a un Domingo Faustino Sarmiento. La persona más excepcional del país es Sarmiento, porque él pensó a la educación como un factor de unificación con la lengua y la educación pública.
-Aún vivimos de Sarmiento. ¿Suena algo deprimente?
-No sé si es deprimente, porque podríamos haber estado mucho peor. Lo que hace falta es dar el salto a tener una clase dirigente destacada. No lo hemos podido hacer. Hay algo que nos lo está impidiendo. Lo entiendo, porque en la Argentina, para las personas serias, la política es una mala palabra por el alto índice de corrupción y los niveles de clientelismo que existen. La carrera política acá es más lucrativa que el sector privado, pero si tenés ciertos valores, no estás en el sistema: o te autoexcluís o te expulsan. Cuando uno repasa mil años de historia ve que hay sociedades que han desaparecido. Los romanos, cuando empiezan a entrar en la corrupción y la decadencia, desaparecen como civilización. Esto no quiere decir que la Argentina vaya a desaparecer o ser una provincia de China, pero no descarto (aunque suene exagerado para algunos) que los chinos digan: "Ustedes están desaprovechando el territorio, no hacen nada y nosotros la verdad que necesitamos ese impresionante reservorio de agua dulce". Y, aunque a muchos les suene absurdo, como historiador económico sé que estas cosas han pasado. La Argentina desperdicia oportunidad tras oportunidad. La Argentina es, en el concierto de las naciones, el gran desperdicio. Pero los argentinos tenemos tolerancia al desperdicio. Somos bonchas. Debemos ser más exigentes con nuestros gobernantes. Más exigentes a la hora de votar. Más exigentes en tener cuatro o cinco ideas claras y llevarlas adelante.
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Convivencia lingüistica en Finlandia
Siguiendo a Dashiell (en una nota suya de fines de 2010), otra faceta de la vida en Finlandia que, por lo menos, sive para abrir ideas sobre el problema en España. No es una solución definitiva, como las mismas observaciones de algunos de los comentaristas exponen, pero ofrece un interesante equilibrio.
Finlandia sufrió en la primera mitad del s. XX fuertes tensiones entre las diferentes comunidades del país con idiomas nativos distintos: lapones en el norte cuya lengua está lejanamente emparentada con el suomi ,suecoparlantes en la costa oeste, una región que representa el 5% de los ciudadanos de Finlandia y multitud de dialectos del finés a lo largo de toda la geografía de la nación. Este es el insólito modelo de convivencia lingüística resultante:
PRIMERO: La Carta Magna establece que los idiomas oficiales del país son el sueco y el suomi mientras que los derechos lingüísticos de los lapones se desarrollan en una ley diferente. El que el país se defina como bilingüe lleva aparejadas una serie de importantes consecuencias, como por ejemplo, que exista un canal de televisión en sueco a nivel nacional o que el himno pueda cantarse en todas las lenguas.
SEGUNDO: A excepción de en el archipiélago de Ahvenanmaa no existe una regulación idiomática distinta dependiendo de las diferentes regiones, los municipios se clasifican en bilingües o monolingües atendiendo a criterios poblacionales, en ese estado de cosas cualquier ciudad en la que al menos un 8% de sus habitantes tenga como idioma nativo el sueco o el finés se considera a todos los efectos como bilingüe y mantiene esa categoría hasta que ese porcentaje no se reduzca por debajo del 6% en los registros (actualizados cada 10 años).
TERCERO: En los municipios bilingües existe la obligación de que todas las comunicaciones oficiales se realicen en ambas lenguas así como criterios más exigentes a la hora de facilitar el contacto con el ciudadano tanto en una como en otra. Las ciudades monolingües, en cambio, solo tienen la obligación de
garantizar el derecho individual a poder ser atendido en la lengua minoritaria al acudir a las
administraciones públicas locales.
Trasladado el ejemplo a España vendría a significar que un pueblo de la provincia de Guipúzcoa considerado bilingüe habría de publicar todos los documentos oficiales en ambas lenguas así como atender en euskera y castellano a los vecinos, mientras que en una ciudad de la provincia de Jaén solo existiría la obligación de que alguien en el ayuntamiento dominase el vasco (o el catalán) como para poder resolver las dudas de cualquiera que se presente hablando ese idioma.
CUARTO: Legalmente se considera a un ciudadano como sueco, finés o lapón parlante por el mero hecho de haberse inscrito en el registro como tal. Los padres deciden, en definitiva, la lengua en la que estudiarán sus hijos y eso determina el que acudan a una escuela que imparta clases en un idioma u otro. Solo en los municipios bilingües existe la obligación de que haya colegios públicos en ambas lenguas.
Aun así todos los alumnos del país estudian como segundo idioma el sueco o el finlandés y tienen el deber de demostrar que han alcanzado cierto nivel en el otro.
Un modelo similar en España supondría que los alumnos de Extremadura, Cantabria o La Rioja deberían estudiar euskera como segunda lengua en sus colegios y demostrar al final del bachillerato que han alcanzado el nivel exigido en él. También a la inversa, cualquier familia de Burgos que se trasladase a Tarragona o Vizcaya tendría el derecho a escolarizar a sus hijos en castellano si en la ciudad en la que se instalan al menos un 8% de los vecinos tienen como lengua materna el español.
QUINTO: Teniendo en cuenta que los funcionarios públicos han de poder satisfacer las necesidades de la minoría suecoparlante ello determina que se ha de contar con suficientes trabajadores que dominen esa lengua lo que a su vez causa que las universidades hayan de disponer de cuotas mínimas de alumnos de idioma nativo sueco (especialmente en leyes y medicina).
SEXTO: Fuera de las regiones de Pohjanmaa/Varsinais-Suomi y Laponia (donde se concentran respectivamente los sueco y samiparlantes) el finlandés es la lengua materna de casi la totalidad de ciudadanos. A pesar de ello se trata de una lengua enormemente dialectializada lo que conduce a que exista una cierta distancia entre la versión formal que se utiliza en la literatura o en los noticiarios y la hablada en la calle. Esto se traduce en que la práctica totalidad de los finlandeses usen en el día a día su dialecto en vez de la manera culta de comunicarse.
Si en España la evolución del latín hubiese sido semejante el castellano solo existiría a la hora de redactar currículums, escribir novelas o como idioma empleado por los medios. Los habitantes del país hablarían mayoritariamente, fabla aragonesa, bable o leonés antiguo.
SÉPTIMO: La moralidad finlandesa penaliza con fuerza el tratar de aparentar algo que no se es lo que conduce a que los ciudadanos utilicen el dialecto que hablan no solo con sus vecinos sino, incluso, con personas de regiones diferentes que usan un registro distinto del idioma. Al contrario que en otros países donde los más humildes se ven forzados a esconder su condición modesta o ridiculizados por provenir de zonas rurales en Finlandia un hablante de "savo", por ejemplo, continuará usando ese dialecto cuando se traslade a la capital.
OCTAVO: El sistema de convivencia lingüística en Finlandia no está exento de detractores, particularmente debido a su gran coste económico y de esfuerzo social (el sueco y el suomi son dos idiomas tan alejados como pueden serlo el euskera y el español) pero a pesar de las diferentes críticas se reconocen los aspectos positivos del modelo, las tensiones nacionalistas que demandaban a principios del s. XX la independencia de los territorios suecoparlantes han desaparecido y en la actualidad existe un gran sentimiento de pertenencia a una nación común.
Saltando del sartén a las brasas...
Dejando de lado el fiasco que significó la desmentida china y quatarí sobre financiación de las cajas, un interesante análisis sobre el impacto de un eventual soporte chino a España. Victor Alvargonzález en Cotizalia:
El espectáculo de ver cómo se intenta solucionar el “marrón” de las cajas de ahorros sin perjudicar a la clase política ha pasado de inmoral a surrealista.
Empezó siendo simplemente inmoral. La burbuja inmobiliaria se desinfló y lo lógico es que a partir de ahí se hubiera procedido a una voladura controlada de la burbuja financiera que financió la locura del ladrillo. En aquella época no habría pasado nada por proceder a una reestructuración ordenada -de verdad- del sector financiero, es decir, liquidar entidades inviables, vender otras por lo que valían -entonces todavía valían algo- y, por qué no, sacar las menos malas a bolsa. Entonces todavía habría colado. Efectivamente, en aquel momento contábamos con un colchón de provisiones genéricas único en el mundo que habría permitido la venta o salida a bolsa de algunas entidades. Otras se habrían tenido que cerrar, pero se habría podido hacer protegiendo a los clientes, en lugar de utilizar el dinero para crear el nefasto FROB.
Parecía relativamente sencillo, pero hete aquí que los políticos se dan cuenta que un proceso así comportaría auditorías (en caso de venta), “due dilligence” (en caso de salidas a bolsa) o incluso intervención judicial de oficio (en caso de quiebras o liquidaciones). Y claro, eso ponía en peligro a toda la clase política sin excepción, con su maraña de favores, influencias y pactos inconfesables. Por el hilo saldría el ovillo, y vete tú a saber dónde estaba el ovillo. Así que un cafelito y un acuerdo muy simple: “esto no nos beneficia a nadie. Si salta puede salpicar a cualquiera, porque todo el mundo está pringado y no se sabe por dónde puede saltar la liebre. Así que la solución está clara: protejámonos todos. Que no se cierre, ni se venda ni quiebre ninguna entidad. Tapemos los agujeros con dinero de los impuestos (nacimiento del FROB) y eso nos dará margen para juntar unas entidades con otras (fusiones), pasarles un trapo y darles una mano de pintura para sacarlas a bolsa y problema solucionado”.
Utilizar el dinero de los españoles para evitar que la clase política pase por los juzgados a la vez que se recortan derechos sociales e inversión pública (hospitales, colegios, etc.) es inmoral. El espectáculo posterior en que se ha convertido la “venta de la moto” es, además, surrealista.
Primer acto: “Ya me ocupo yo, que es que estoy rodeado de inútiles”
Se enorgullecía hace tiempo el presidente del Gobierno de que tuvo que ser él quien decidiera el trazado del AVE al pasar por Barcelona porque los ingenieros no se ponían de acuerdo, o algo así. En general es conocida su tendencia a estar en todo (y no digo que no lo haga con su mejor voluntad, cuidado). Y en este caso no ha sido distinto. ¿Que hay que colocar las cajas? “Ya me ocupo yo, que si no es por mi…”.
Así que el presidente orienta sus viajes a vender la moto (de la Alianza de Civilizaciones a la Diplomacia Económica). Primero en los países árabes y ahora en Asia. Y además vende como lo hace un político (lógicamente, es un político), es decir, no con números, “business plan”, análisis de riesgos y tonterías de esas típicas de los economistas, sino en plan “mira, yo tengo este problema y, si me ayudas, a cambio yo…”. Porque si no, ¿cómo se pueden vender “las cajas” en su conjunto y no una a una, si cada una es de su padre y de su madre? Lo lógico sería llevar un caso concreto, estudiarlo y ponerle precio, ¿no? O varios, pero analizados por separado y bien definidos.
Pues no, no se ha planteado así. Y, luego tenemos a los pobres actores secundarios, es decir, los propios ejecutivos de las cajas, viajando por su cuenta a buscar inversores. Y digo los ejecutivos, muchos de ellos gente seria y trabajadora que ven cómo los políticos del consejo de administración, los verdaderos culpables del desaguisado, se lavan las manos. Que trabajen los curritos. Un “show”.
Segundo acto: “engañarlos como a chinos”
Este ha sido el mejor. No entraré en el patinazo de todos conocido de los 9.000 kilos, sino en otro “show” que se ha desarrollado en paralelo, como los distintos escenarios de un festival de teatro. O más bien de un circo. Me refiero a la inocencia de muchos medios de comunicación y analistas españoles. En esta película todo el mundo habla de que los chinos iban o van a comprar cajas españolas porque les parecen un negocio interesante, y lo mismo ocurre con la deuda. Con respecto a la deuda puede ser así, ya veremos, pero ¿las cajas?
Pero cómo puede pensar tanta gente que realmente los chinos son tan fáciles de engañar. Si China acaba comprando “bancocajas” será simplemente porque a cambio España les va a dar una entrada privilegiada al mercado europeo y al propio mercado español. Para entendernos: nos sacarán del apuro a cambio de pasar del “chino” de la esquina y del restaurante “La Gran Muralla” a la fábrica de coches o de microchips, a los macrocentros comerciales, a la distribución paneuropea de sus productos a través de empresas españolas, a la licitación -a la baja- de obra pública desde empresas españolas, sin las limitaciones que tienen las chinas, a las compañías petroleras y a la tecnología española en energías limpias -básicas para su crecimiento- y, por supuesto, al sector financiero, donde los “bancocajas” y su ficha bancaria servirán como punta de lanza de operaciones realmente rentables en el mundo de la banca, los seguros, etc. Eso es lo que les interesa a los chinos, no comprar empresas (cajas) en un sector claramente sobredimensionado y donde levantar la alfombra da miedo. ¿Pero alguien se cree de verdad que ellos no saben que comprar un “bancocaja” en España es como comprar un astillero o una mina de carbón? Que aquí sobran entidades financieras, no faltan.
No digo que lo que pretenden de verdad los chinos sea ni bueno ni malo. Según se mire. Al fin y al cabo si la cosa funciona nos quitarán de encima un problema importante. El precio será alto, pero mejor pagar caro que pagar con una recesión a la japonesa. Es más, entre la “alemanización” que va a sufrir España como consecuencia de las condiciones del “aval alemán” y la competitividad y trabajo duro que nos van a imponer los chinos, esto va a ser como el libro del Lute “Camina o revienta”. O reventamos o acabamos en la “Champions League”. Y esta vez de verdad.
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sábado, abril 16, 2011
Editores a contracorriente
Alejandro Laso, en El Confidencial, vuelve sobre un tema que escuece en la industria del libro española, estrechamente vinculado a la fuerte presión en favor de los derechos de autor de parte del lobby empresario. Laso muestra el desvarío de una industria que se margina de la corriente mundial en favor de explotar las nuevas tecnologías. No es que el e-book sea una amenaza a los autores o empresas, como lo demuestra Amazon, motivo de la nota. De lo que se trata es de la negativa a cambiar un modelo de negocios, una negativa que puede llevarles a perder incluso su pequeña parcela, si acaso otro u otros de los competidores iberoamericanos tomara la delantera. Dadas las facilidades tecnológicas de comunicación que ya hay y se extenderán, el mundo no se acaba en la frontera...
Que dice Laso:
Que dice Laso:
La demanda de libros electrónicos y lectores digitales está viviendo una explosión a nivel mundial. Gracias al ‘boom’ de ventas de los iPad y a las nuevas funcionalidades que ofrecen los dispositivos tablets, cada vez son más usuarios los que apuestan por hacerse con uno. En España ya hay 50.000 unidades de estos gadgets al que se suman otras 100.000 unidades de e-readers. Un nuevo mercado en el que las editoriales españolas llegan tarde.Seguimos en espera de que se discuta seriamente una ley de propiedad intelectual, y de derechos de autor. Entretanto, seguimos en la cultura del Estanco.
Según los datos de encuesta de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), en el próximo año tan solo un tercio de las editoriales venderán la mitad de sus novedades en formato digital. Sólo un tercio de la mitad. Una cifra ridícula, máxime cuando en 2010 el mercado mundial de libros electrónicos creció más del 200% hasta alcanzar los 900 millones de dólares.
Efectivamente, hay mercado. Lo que no existe es el interés de las editoriales por potenciar este nuevo modelo que en España supone menos del 3% del dinero que mueve la industria. ¿Será porque las ganancias en formato papel son más jugosas que en el formato electrónico? ¿O será por el miedo a que editar los libros en digital haga que prolifere la piratería en un sector que, de momento, respira tranquilo?
El propio Ministerio de Cultura reconoce a través del Observatorio de la Lectura y el Libro que el número de libros editados en formato digital hoy en día es escaso: "El incremento de la oferta de dispositivos lectores no ha venido acompañada en paralelo por una oferta de contenidos suficientemente capaz de responder a las necesidades del lector digital". Blanco y en botella.
Aunque lo más llamativo es que este informe apunta a que el precio de los contenidos digitales está provocando que los usuarios den la espalda al formato del futuro. La culpa en este caso la tiene la Ley de la Lectura, el Libro y las Bibliotecas, aprobada por el Gobierno en 2007 y que obliga a los comercios a respetar el precio que establezcan las editoriales para cualquier obra y soporte, con un margen del 5%.
Por si esto fuese poco, la Unión Europea aprobó una normativa que ‘convirtió’ los ebooks en un contenido de Internet y no un libro, por lo que su IVA en España pasa del 4% al 18%. Esto supone que un mismo libro de una misma edición con el mismo número de palabras valga un 14% más caro en su formato digital por el simple hecho de descargarlo a través de Internet.
He aquí cuando las dudas asaltan a los lectores españoles: ¿Cómo es posible que el último libro de Ken Follet ‘La Caída de los Gigantes’ cueste 25€ en formato impreso y 17€ en ebook cuando en este último no tiene gastos de papel, de imprenta y de distribución? ¿Cómo es posible que el libro ‘En el Blanco’ del mismo autor se pueda comprar en formato digital a tan sólo 5 euros? De nuevo la respuesta está en la Ley española. Cuando la última novela de Ken Follett se reedite, la editorial fijará un nuevo precio que será un 70% más bajo, ahí es nada.
En este escenario es en el que Amazon tendrá que moverse para poder sacar adelante su negocio en España. La multinacional reponsable de que la cultura del ebook se popularice a nivel mundial con el lanzamiento de Kindle -el e-reader a bajo coste-, se verá atada de pies y manos para poder desarrollar su fórmula del éxito en nuestro país, una receta mágica que, sin embargo, sí que ha contentado a editoriales y usuarios en todo el mundo.
Por eso España no quiere a Amazon. No quiere a empresas que puedan revolucionar una industria asentada que no tiene el más mínimo interés en apostar por la innovación. Mientras que las leyes que se aprueben sean contrarias a la evolución natural de Internet y de sus usuarios, estaremos perdiendo tiempo. Dentro de muy poco tiempo veremos en los periódicos cómo las grandes editoriales españolas pondrán el grito en el cielo por las elevadas cifras de piratería que sufren y atacarán directamente a los usuarios que a su vez verán un insulto pagar 17 euros por un archivo. Será el eco de la Ley Sinde. Mientras tanto, seguirán proliferando empresas como Bubok, facilitando la vida a los autores y la compra al lector.
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