lunes, abril 30, 2012

España/PP: Un comentario desencantado (o indignado)

Roberto Centeno, en Cotizalia, dedica hoy un durísmo comentario a la calidad y expectativas que permite vislumbrar el gobierno español, pasados unos primeros meses con pocas realidades y muchas continuidades. Una emergencia dramática adelante, y una casta política nacional añorando sostener un estado de cosas que ya no será posible...:
España ha entrado oficialmente en recesión por el descenso continuado del consumo privado y el frenazo de las exportaciones, según los datos del BdE publicados la pasada semana. Y, lo que es más grave, el Banco de España advierte que lo peor está por llegar. Se trata por tanto de una doble recesión, algo que jamás había ocurrido en nuestro país desde la Guerra Civil. Sin embargo, y como viene siendo habitual, la situación es mucho peor de lo que reflejan los datos oficiales. Para Paul Krugman, “ya no se puede hablar de recesión, España se encuentra en una depresión en toda regla”. Es decir, una grave crisis económica prolongada, profunda y acumulativa, con incrementos anormales del paro, caídas profundas del consumo, la inversión y la riqueza, y cuya duración puede extenderse entre tres y diez años.
Con una tasa de paro oficial del 24,4% y real del 26,5% -sumando los 435.000 “parados desencantados” que la semana de la encuesta no habían realizado búsqueda activa de empleo y que el INE clasifica como inactivos- (una tasa  superior a la de EEUU en el peor momento de la Gran Depresión), un 51% de paro juvenil, una población crecientemente empobrecida de la que un 23% vive por debajo del umbral de la pobreza, unos 1,7 millones de hogares con todos sus miembros parados y cuatro de cada diez parados sin subsidio, hablar de recesión supone un engaño a los españoles. Si no se han producido todavía casos graves de hambre es solo debido a la impagable labor de Cáritas y de las órdenes religiosas, que se encuentran literalmente desbordadas, mientras unos sindicatos depredadores y corruptos aún no han ofrecido ni un plato de sopa a un hambriento.
Desesperanza generalizada
La velocidad y la profundidad en la destrucción de la riqueza de las familias jamás había alcanzado la dimensión actual en tiempos de paz: el equivalente a un 50% del PIB desde enero. La pérdida de valor de las empresas del IBEX supera los 100.000 millones de euros desde esa fecha, que se añaden a los 200.000 perdidos desde 2008; la pérdida de valor de las viviendas, 1,5 billones desde 2008 o 400.000 millones, también desde enero. La renta disponible de las familias, el motor fundamental de una economía, despuésde cuatro años ininterrumpidos de caídas, volverá a caer en mas de 40.000 millones de euros en 2012 no solo por el paro, la inflación y la caída de remuneraciones reales, también por la fuerte subida de impuesto sobre la renta, y el aumento brutal de los impuestos sobre el ahorro y el impuesto de bienes inmuebles. Y mientras millones de familias luchan por sobrevivir sabiendo que sus hijos vivirán peor que ellos, Rajoy sigue desaparecido y sin liderazgo.
Y por si este entorno de depresión no fuera ya lo suficientemente dramático, el déficit del Estado en el primer trimestre alcanzó un 1,85% del PIB (el 7,4% en tasa anual, que con el déficit de CCAA y Ayuntamientos supera el 10% del PIB), un 75% más que el año anterior, para financiar gasto corriente, para que las CCAA puedan continuar el despilfarro. Después está la Seguridad Social, porque los ingresos no cubren ya los gastos de la misma y la diferencia está creciendo exponencialmente. Y, además, aunque no cuenta como déficit computable, tenemos el río de dinero para mantener cajas que deberían haber sido cerradas, la última, Caixa Catalunya, que costará 8.800 millones de euros a los contribuyentes, o con una Bankia inviable y, según el FMI, desastrosamente gestionada cuya intervewnción está cantada y nos costará 50.000 millones. ¿Con qué derecho Rajoy saquea el erario público otra vez, gracias a lo expoliado de renta y ahorro de los españoles, en lugar de cerrar las cajas y procesar a los responsables? Es algo intolerable para la nación.
¿Hasta cuándo piensan estos irresponsables seguir auxiliando a unas CCAA que no están en absoluto comprometidas con la estabilidad presupuestaria? No dicen que van a intervenir las CCAA que no cumplan, ¿pues a qué esperan para intervenir Valencia, Murcia o Castilla La Mancha, que ni cumplen ni van a cumplir?; ¿y qué hay de Andalucía o Cataluña, que ya han anunciado categóricamente que no piensan cumplir, mientras reciben miles de millones del erario público para tapar sus agujeros? Estamos en manos de insensatos que utilizan el dinero de los españoles como si fuera escombro. Y ahora Montoro dice que España necesita endeudarse en 114.000 millones, pagando el 90% más de interés por las letras, con un bono a 10 años al que los seguros de deuda (CDS) dan ya un 50% de posibilidades de impago, a lo que se suman 148.000 millones más por vencimientos de deuda. En total, 262.000 millones o el 25% del PIB.
Estos irresponsables pensaban que las compras de los bancos españoles con el dinero del BCE, del que se están llevando los dos tercios del total de la eurozona, no tenían final, pero resulta que sí. Santander y BBVA no compran más deuda al Tesoro. ¿Quién, entonces, les va a comprar los casi 200.000 millones que faltan para cerrar el año? Aún peor, la rebaja de rating de S&P en dos escalones y con perspectiva negativa, a solo tres peldaños del bono basura, obligará a fondos y bancos internacionales a vender masivamente deuda española. ¿Con qué dinero va seguir financiando entonces Rajoy el despilfarro autonómico y un sistema financiero quebrado?; ¿a qué coste inasumible piensan colocar tan ingente cantidad de deuda? Unos y otros están hundiendo el país para los próximos cien años.
Una pérdida de credibilidad histórica
Frente a todo esto tenemos un Gobierno sin plan ni estrategia alguna, sin cohesión, dedicando sus mejores esfuerzos a apuñalarse los unos a los otros. Ni se plantea recuperar la soberanía económica dividida en 17 pedazos, lo más esencial junto con la recuperación del crédito para superar la crisis. El Ejecutivo es tan cobarde  que ni siquiera ha acometido la reforma del BdE, cuyo prestigio está por los suelos, ni destituido a su gobernador, principal responsable junto con Zapatero de nuestra ruina económica. Un Gobierno que ni siquiera se plantea una alternativa energética racional, ni de lucha contra los monopolios, lo que nos lleva a pagar los precios de los productos petrolíferos antes de impuestos, del gas, de la electricidad, de las telecomunicaciones y de los servicios bancarios más caros de Europa. Cualquier gobierno sensato hubiera tomado medidas drásticas de recorte de gastos inútiles, algo sencillo cuando el despilfarro de dinero público supera los 110.000 millones.
Nunca en la historia de las democracias un presidente había perdido tan enorme caudal de credibilidad y de esperanza en tan poco tiempo. Todas y cada una de las afirmaciones de Rajoy, desde “hay que bajar impuestos” a “jamás implantaré el copago” pasando por “tenemos un plan perfectamente diseñado para salir de la crisis” o “no emplearemos un euro de dinero público en rescatar a la banca”, se han demostrado falsas en poco más de 100 días. Ha subido impuestos, ha implantado el copago y no tenía plan alguno. A día de hoy, ya da igual lo que Rajoy diga o prometa: su credibilidad en los mercados es cero, solo las cifras de déficit y paro cuentan, y son desastrosas. Mientras, los mercados empiezan a descontar ya que hasta los grandes bancos tendrán que ser intervenidos y la fuga de capitales se convierte en un torrente. Todo lo demás es música celestial.
La intervención: el único camino
Cada vez resulta más difícil evitar una sensación de desesperación y de impotencia. La casta política, empezando por un Gobierno ineficaz y siguiendo por la oposición (que hace todo lo que está en su mano para desestabilizar el país), los nacionalistas (en chantaje permanente a la nación) y los sindicatos (con su larga tradición de destrucción de empresas) está llevando a España hacia el desastre. Una nación no puede continuar viviendo así año tras año, de promesas vanas e incompetencia manifiesta, viendo como se destruye cada día su riqueza, como la clase media, el gran pilar que ha sostenido el crecimiento de nuestra economía, está siendo eliminada y sin el más mínimo horizonte de esperanza. La intervención es la única esperanza posible antes de una revuelta social cada día más cercana. La intervención supondría que España pasaría a ser dirigida por verdaderos profesionales de la economía, en lugar de por políticos incompetentes y moralmente corruptos que jamás nos sacarán de la crisis.
La intervención supondría que, ante una propuesta a boleo de “recortar” 10.000 millones en Sanidad y Educación, se hubiera implantado la propuesta de Esperanza Aguirre: devolver al Estado Justicia, Sanidad y Educación, lo que hubiera supuesto un ahorro de 48.000 millones, sin copagos ni tasas; la intervención supondría que antes de subir un solo impuesto se acabaría con los 34.000 millones en duplicidades; que antes de subir el gas, la electricidad o los servicios bancarios, se acabaría con los monopolios; que antes de recortar inversiones e investigación se recortaría gasto corriente; que antes de dejar al Estado sin dinero para funcionar correctamente se cerrarían las diputaciones, incluidas las vascas, porque o sobran las Diputaciones forales o sobra el Gobierno Vasco.
En todo caso el diagnóstico es claro: el problema no es el PP, no es el PSOE, no es IU, ni siquiera los nacionalistas. El problema son todos ellos, todas estas mafias legales dedicadas a saquear España, instaladas como casta parasitaria, privilegiada, financiada íntegramente con el expolio a los contribuyentes, con 500.000 cargos de designación política, el doble que Italia y 300.000 más que en Alemania, aparte de los cientos de miles de familiares, amigos y correligionarios, y donde la oligarquía económica está exenta, vía SICAVs, de la mayoría de impuestos. O desmantelamos esa casta o no hay supervivencia posible.

sábado, abril 28, 2012

Un poco de racionalidad sobre YPF

Jorge Ávila escribió este 25 de abril una corta nota sobre la expropiación de YPF, que pone el acento en las consecuencias futuras de la decisión, y el escenario en que la acción se produjo. Cuando el futuro esté entre nosotros, seguramente tendrá más comprensión que la que puede esperar ahora:
Para defininir la confiscación de YPF anunciada por la presidente Kirchner el pasado lunes 16, no encontré mejor síntesis que las declaraciones del canciller español. A los pocos minutos del anuncio, el canciller señaló que la decisión es pésima para España, pésima para Argentina y pésima para el sistema jurídico internacional, pero que, por sobre todas las cosas, es pésima para el pueblo argentino.
La confiscación de YPF es el acto más descarado e irresponsable tomado por los Kirchner desde que llegaron al gobierno nacional, hace ya nueve larguísimos años. Supera en daño económico, institucional y de imagen internacional a la tribuna que le armó el expresidente Kirchner a Hugo Chávez en 2005, en Mar del Plata, para que insultara al entonces presidente Bush, al grito bárbaro de ¡ALCA, ALCA, al carajo! Supera incluso en daño económico e institucional a la estatización de las AFJP, ejecutada en 2008 en contra de la opinión de los aportantes al sistema privado de jubilaciones.
Con gran tristeza y desesperanza he escuchado y leído muchas opiniones sobre la confiscación. Los funcionarios de todo rango y los legisladores celebran la decisión presidencial, y cuando se les pide que la justifiquen se limitan a repetir los argumentos de la presidente: que la inversión se desplomó, que la producción cayó, que Argentina en lugar de exportar hidrocarburos ahora los importa y que el déficit energético es intolerablemente alto. Por su parte, los analistas políticos y económicos se limitan a describir asépticamente la medida y a señalar, como si fuera un gran aporte, que ellos la "veían venir". A su vez, Macri y el PRO se oponen a la expropiación por razones legales pero se apuran a aclarar que de llegar a la presidencia en 2015 no reprivatizarán YPF. Por último, como frutilla del postre, Menem anunció que votaría a favor de la confiscación puesto que las circunstancias han cambiado; no aclara, por cierto, a qué circunstancias se refiere, si a las del país o a las suyas.
Pero la confiscación de YPF merece una descalificación contundente, pues es un desastre jurídico, un desastre económico y un desastre internacional. El fondo y las formas de este acto de salvajismo revelan que en el gobierno argentino reina una escalofriante desubicación, demagogia, inmadurez o vaya uno a saber qué.
El gobierno sostiene que "expropia" YPF porque: a) Repsol vació la empresa, b) Repsol bajó la inversión, la producción y la exportación, y c) la nueva YPF estatal aumentará la inversión y la producción y equilibrará la balanza energética.
Sobre a) El gobierno argentino vendió YPF en 1999 y Repsol la compró de buena fe y por un monto que ambas partes consideraron justo. El 57% de YPF pasó a ser de esta manera propiedad de Repsol, conforme a la Constitución argentina, la ley internacional y tratados bilaterales de protección de las inversiones. Una empresa puede hacer con su propiedad lo que le parezca más conveniente. Puede explotarla bien o mal. Puede venderla en su totalidad o en partes. Puede incluso cerrarla o vaciarla, como dice con horror la señora presidente. Vaciar una empresa significa distribuir entre los propietarios todos sus beneficios sin dejar margen para la reinversión. Lo que no se preguntan la Sra. de Kirchner y sus seguidores, ni Macri ni Menem, es por qué poderoso motivo una empresa constituida para el lucro habría optado por distribuir beneficios y reducir inversiones imprescindibles para el mantenimiento de su negocio. Esta es la pregunta clave. Nadie, dentro del estado argentino, se la ha formulado.
Sobre b) Todo el mundo quiere ganar plata. Argentinos y extranjeros, la industria petrolera y cualquier otra. Para ganarla deben cumplirse dos condiciones, aparte de una buena gestión. Un precio remunerativo para la producción y un plazo de recupero de las inversiones tan prolongado como lo exija el negocio. Ninguna de estas condiciones se cumplía en el caso de Repsol. Por su petróleo recibía un 40% del precio internacional y por su gas, menos de un 30%. El plazo de recupero, o la estabilidad del negocio, era tan precaria que ya en 2008 se vio forzada a ceder a la familia Eskenazi un 25% de las acciones de la empresa por presión del expresidente Kirchner. En declaraciones públicas de entonces, Repsol aclaró que tomaba esa decisión con el objeto de tener mejores contactos en el gobierno nacional. ¿Cuál es la conducta de cualquier empresario en circunstancias como las descriptas y las que siguieron? ¿Es racional intensificar la inversión y la producción? ¿Qué haría cualquiera de nosotros sino distribuir más dividendos que los generados, minimizar la inversión y apostar a un cambio realista de la política energética? Esto hizo Repsol.
Sobre c) Inicié mi vida profesional como funcionario de carrera de la Secretaría de Hacienda a fines de la década de 1970. YPF era entonces una empresa del estado. Recuerdo muy bien que una de las grandes preocupaciones que sobrevolaban las reuniones de preparación del presupuesto nacional era el gasto en inversión en exploración de pozos que demandaría YPF. Hasta su privatización, el déficit de YPF fue parte importante del déficit fiscal argentino; desde ella, YPF fue el mayor contribuyente de los gobiernos nacional y provinciales. Vaticino que muy pronto YPF será, una vez más, parte significativa del déficit fiscal nacional. Que la cantidad de empleados crecerá desmesuradamente. Que será desplumada por la patria contratista y la patria sindical. Y que a la larga también será desplumada por los consumidores, pues el gobierno nacional los verá como votantes y no se atreverá a cobrarles por los combustibles lo que cuestan. No tengo mucho más que decir en relación con las empresas del estado que lo que dije en 2003 en un debate con el ahora canciller Timerman.
Estoy cansado. Espero que la señora de Kirchner se vaya cuanto antes con el menor daño institucional posible. Este es mi deseo más ferviente.

domingo, abril 22, 2012

Viajando a contramano

En un nuevo hito, Argentina ha expropiado la participación accionaria de Repsol en YPF, de tal forma que obtiene el control de la empresa. Recuerdo tres momentos con similares escenarios y reacciones en los últimos treinta años: la invasión de Malvinas, recibida con clamor popular y apoyo político generalizado, donde personalidades de todo tipo luchaban a codazos por aparecer en primera fila en diarios, radio y televisión...Luego, la declaración ante el Congreso Nacional del presidente de una semana, Adolfo Rodríguez Saa, de que Argentina no pagaría la deuda externa, en medio de aclamaciones de diputados y senadores, y, nuevamente, con la aprobación general pública; y ahora, el abordaje a YPF, con similares aprobaciones. Todavía hoy vivimos bajo las consecuencias de aquellos dos momentos, y probablemente el futuro próximo, y por algunas décadas, esté determinado por un nuevo acto de oportunismo e irresponsabilidad.
Ciertamente, debe haber pocos argentinos que no quisieran ver a sus antiguas grandes empresas estatales de nuevo bajo su control, así como quisieran ver Argentina como un país próspero, pujante, avanzado. Pero, sin embargo, este encadenamiento de hechos históricos justamente han marchado en el sentido contrario, hundiendo más y más sus posibilidades futuras. No puede esperarse que un país en el que gobierno y oposición consideran irrelevante el derecho, la propiedad ajena, el respeto de sus propios compromisos y la continuidad de los actos de gobierno, vaya a recibir a un inversor o un socio de proyectos de larga duración. El comienzo del milenio ha traído a Argentina gobiernos que entienden las reglas de la política bajo las condiciones de la guerra: actos de confiscación y libertad de pillaje. Quiero que alguien de entre aquellos colegas y amigos que hoy están contentos, me demuestren que haber vendido hace casi trece años YPF en 15.000 millones de dólares, en una decisión aprobada en el Congreso y con el respaldo mayoritario de los gobiernos provinciales, y ahora expropiarla, es un acto racional de gobierno. Ni siquiera tiene sentido discutir qué votó hace trece años cada uno de los que hoy vota su expropiación: los hechos son muy cercanos y las declaraciones son públicas.
Quiero puntualizar dos elementos: cuando YPF y otras empresas se privatizaron dos razones fundamentales fueron la contínua pérdida que representaban para el presupuesto nacional, y el desgobierno en que se manejaban (corrupción al contratar, reparto político de cargos, ineptitud para planear, retraso tecnológico). Ahora, quienes no fueron capaces de fiscalizar su funcionamiento como entidades públicas primero, y luego como entidades privadas, serán quienes se harán cargo del negocio (¿negocio de quién?). Y, entonces, a cambio de otros nuevos cincuenta años de corrupción e ineptitud garantizada, lo que hemos ganado es el repudio y extrañamiento de cualquier posible socio de negocios, privado o público, para muchas décadas. Quiero saber qué banco, institución o país estará dispuesto a establecer negocios duraderos con Argentina en los próximos cuarenta años. Sí, por supuesto, Brasil, a cambio de la parte del león, o China, como nuevo colonialista.

viernes, abril 20, 2012

Educación argentina, un futuro empobrecido

Van diez años lejos...a la distancia, las sombras se agrandan y quizá los matices se confunden...¿Será el futuro como se intuye? Un argentino en México, tiene impresiones parecidas. Reproducido por Mariano Amartino, triple espejo:
¿Conoces la película Idiocracy? Me parece una descripción futurista no-lejana perfecta de Argentina.
Tengo un pariente profesor de historia en escuelas secundarias y terciarias de Córdoba. Muchas veces he escuchado sus lamentos por el deterioro general del nivel educativo con que le “llegan” sus alumnos: problemas para comprender textos, trabajos prácticos donde por falta de información disponible vía Google sobre el río Dulce le copypastean datos del río Amarillo y otras bellezas.
Esas historias de aula, vienen usualmente acompañadas por otras, de dirección: no debe reprobar a tantos alumnos, porque el score de la escuela se ve mal. Otras veces los propios padres de un alumno en la frontera del analfabetismo aparecen en la escuela con un amparo judicial que indica que debe pasar al siguiente año a salvo de las injusticias administrativas que imponen leer y escribir como condiciones para llegar al cuarto año de secundaria.
El mes pasado, el profesor recibió nuevas instrucciones “desde arriba”: no hay que tomar examen inmediatamente después de un fin de semana o feriado para evitarle stress a los párvulos y está obligado a reducir la extensión de los exámenes a la mitad. No importa la complejidad del tema: la comprensión sobre el desarrollo y caída del Imperio Romano deberá ser evaluada en dos secciones, media cuartilla y todos contentos.
El profesor es un tipo creativo, y quiso proponer un crucigrama como uno de los puntos del examen. La respuesta: no haga trampa, un crucigrama contiene muchos temas, si dijimos dos, no innove.
¿Por qué semejantes ridiculeces? ¿Qué clase de stress es ese que pretenden evitarle a los alumnos? La única razón que se me ocurre es el dinero. Si un cierto porcentaje de alumnos pasa de año y/o tiene un cierto promedio de calificaciones, hay créditos disponibles del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo para el sector educativo con los que se cuenta para sostener el sistema.
¿Por qué deteriorar las condiciones educativas de un país si no para asegurarse el acceso a fuentes no genuinas de financiación en un estado que se dirige con determinación a la quiebra? Otro discurso no resiste examen.
Andrés, no jodas, la escuela es aburrida y funciona con base en planes de estudios desactualizados, mejor que pasen rápido y lleguen pronto a la universidad. Interlocutor ficticio, no creo que pienses que se puede pasar sin sobresaltos de un vacío total como el que pretenden imponer, al entorno universitario que aún mantiene rastros de dignidad y un muy diferente nivel de exigencia.
¿Cómo le irá a un chico que no termina de entender lo que lee y nunca jamás en su vida conoció los nervios pre-examen en una clase de 1000 alumnos como las que tuve en mis lejanos días en Ciencias Económicas de la UNCba?
Apuesto a que, con el correr del tiempo, las exigencias del sistema universitario van a bajar.
¿Me siguen? ¿Sabemos qué viene después? El deterioro de la capacidad emprendedora y empresarial argentina.
¿Quién va a emplear a estos chicos que jamás fueron entrenados para lidiar con un poco de stress, ni hablar de proveedores pinchaditos o clientes que no quieran pagar? Me aterra pensar que dentro de dos o tres generaciones de alumnos, toda la validación del conocimiento será un examen de opción múltiple por año y a volar.
Me aterra más pensar el destino que le espera al sector productivo cuando eso sea la única mano de obra disponible.
La humanidad se dirige hacia la “economía del conocimiento” y alguien desde el Ministerio de Educación (y el de Economía también) quiere evitarlo a toda costa.
Porque cuando no se conoce nada del mundo, no se puede comparar la mierda propia vs la mierda de otros.
Porque cuando no se tiene una base cultural relativamente sólida, es prácticamente imposible criticar con fundamento los desmanes que hacen “los de arriba”.
Porque cuando se empobrezca el sector productivo por la destrucción de la calidad de su mano de obra, el único empleador será el Estado.
El clientelismo político como sistema de gobierno. A perpetuidad.
Todos los que dicen que Argentina va hacia el infierno venezolano, se equivocan. Está yendo por la vía rápida para convertirse en San Luis, con un 98%* de empleados públicos. Mucho peor, porque es aparentemente perfecto.
Escrito por Andrés Bianciotto, cordooobés que vive desde hace 10 años en México y se entera de las novedades desde Argentina con una mezcla de incredulidad y pavor que no se compara con ningún examen universitario, pero se las aguanta bien.
*Léase “con un altísimo porcentaje”.

lunes, abril 09, 2012

España y la resistencia al cambio

España está enferma en su economía, pero también en su estructura administrativa, legislativa, de control, ...y mucho más. Mas de cinco millones de desocupados y una deuda nacional enorme son sus muestras más evidentes. Ante el abismo, no hay alternativas, por más que el PSOE clame por el "estado de bienestar", el que destruyeron pensando que las corruptelas y el reparto podían continuar hasta el infinito. Asomados al precipicio, todavía muchos actores (en gobierno y oposición) piensan que un poquito por aquí y un poquito por allí serán suficientes para enderezar el rumbo. Para ellos, día a día se hará más realidad la puerta del Infierno de Dante: "Lasciate ogne speranza, voi ch'entrate...". Las autonomías cambiarán, el crédito cambiará, la responsabilidad penal cambiará, el trabajo cambiará, la vivienda cambiará, el estado de bienestar cambiará...
El Economista reproduce un informe de una consultora financiera que muestra este estado de amenza e indefinición:
España inicia una nueva semana siendo el foco de atención en la City y Wall Street. En esta ocasión, Carmel Asset Management ha sido el encargado de realizar una profunda radiografía sobre la situación actual del país, que durante los próximos 12 meses deberá enfrentarse a importantes retos.
El gestor de fondos simplifica en cinco puntos los problemas que volverán a situar a España en la palestra internacional. La entidad augura una contracción del PIB que podría ser de hasta el 2% en 2012 y 2013, debido al nivel de impagos hipotecarios y a la caída del precio de la vivienda que todavía nos queda por vivir.

1. Los niveles de deuda son mucho mayores

Para los analistas de Carmel Asset Management, el ratio de deuda de España respecto al PIB es un 50% mayor al que baraja en estos momentos el consenso del mercado. De hecho, en estos momentos la cifra oscila entre el 60 y el 90%, pero corre el peligro de sobrepasar "el nivel de no retorno", es decir, el 90%, en los próximos 12 meses. Carmel asegura que el nivel real del ratio de deuda-PIB español alcanzará el 92% frente al 61% oficial. En 2013 este nivel ascenderá hasta el 110%.

2. El precio de la vivienda se desplomará un 35% más

La burbuja inmobiliaria y la caída en los precios de la vivienda continuarán haciendo de las suyas durante los próximos meses. Según Carmel, España ha construido una casa por cada persona nueva sumada a la población del país durante las últimas dos décadas. Mientras que el consenso espera que la caída en el precio de la vivienda todavía reste alrededor de un 15% al valor de las casas en nuestro país, la gestora de fondos cree que el precio de la vivienda todavía tendrá que ceder un 35%

3. España cuenta con bancos moribundos

Para Carmel Asset Management, buena parte de la banca española necesita más capital para hacer frente a las caídas en los precios inmobiliarios y los impagos que se avecinan. Si el consenso sitúa a día de hoy el nivel de impagos hipotecarios en el 2,8% para 2012, desde la gestora incrementan este porcentaje al 11%. Además, indican que muchas entidades no han comenzado todavía a reconocer realmente sus pérdidas.

4. La economía española continuará su deterioro

España cuenta con la mayor tasa de paro de las economías desarrolladas, un fuerte endeudamiento y uno de los mercados menos competitivos de Europa. Con los precios de la vivienda todavía en caída libre, los impagos hipotecarios al alza y una falta de estabilización en el mercado laboral, el PIB español se contraerá aproximadamente hasta un 2% este año y el que viene.

5. La UE no cuenta con fondos ni voluntad para rescatar a España

De nuevo, se advierte que frente al publicitado aumento en el fondo de rescate de la UE, la cifra es engañosa ya que tiene en cuenta capital que todavía no se ha conseguido ni adjudicado. Desde Carmel recuerdan que en 2012, España debe refinanciar alrededor de 186.100 millones de euros y que si no tuviera acceso a los mercados de financiación, su rescate requeriría un 60% de los fondos con los que cuenta la UE.

sábado, abril 07, 2012

España en época de grandes desafíos

Tres meses de gobierno, y dudas en todos los frentes en la crisis española. Una crisis que hace que España se asome al abismo: esta semana, máximos en diferencial de riesgo financiero, caída de la bolsa, debilidad general de los negocios, nuevo incremento del nivel de desocupación, advertencias de default financiero...Expectativas en caída, viendo un estilo de soluciones que no se propone cambios fundamentales, COMO SI EN ESPAÑA NO PASARA NADA. Y una oposición SUICIDA, que cree que podría volver al estado de reparto al que sometió al país por décadas, si sumamos gobiernos de PSOE nacionales y autonómicos. En una época madura para soluciones radicales, desesperadas, quisiera reproducir las palabras de Víctor Alvargonzález, publicadas hoy en Cotizalia:

¿Y si van y nos intervienen?

Desgraciadamente no es algo totalmente descartable. Ahora veremos por qué. Esa es la mala noticia. La buena es que se puede tener una cartera de fondos que no se vea especialmente afectada en ese –hipotético– escenario.
No me critiquen por hacer mi trabajo. Me pusieron de todos los colores por decir hace un par de años que no había que invertir ni un euro en renta variable o en deuda pública española, pero les aseguro que nuestros clientes (y los que no lo son pero me hicieron caso) están encantados con el consejo, especialmente porque sugerimos EE.UU. como destino alternativo (y porque este año añadimos los emergentes). Mi misión es cuidar el patrimonio de la gente, no hacer patrioterismo barato. Es más, hoy en día en España cualquiera que pague todos los impuestos que le corresponden es un auténtico patriota. A los niveles que están, y viendo en qué y cómo se emplea el dinero, pagar lo que te corresponde es ser auténticamente patriota, porque si lo pensamos dos veces, probablemente nos domiciliaríamos en otro país. Basta con ver a los políticos “presuntamente” corruptos que salen en la tele –especialmente los de alto nivel ¡y con la que está cayendo!– para sentirte como un auténtico patriota si no tratas de “huir” –al menos fiscalmente– a otro país.
También haré el “disclaimer” político. Pueden confiar en que mi análisis es 100% económico-financiero. No es que sea apolítico: es que me considero “antipolítico”. Salvo honrosas excepciones –el otro día tuve la oportunidad de almorzar con una, en este caso “uno”– no creo en la clase política de nuestro país, y si fuera presidente del gobierno una de las cosas que haría sería sentar las bases para que la gente brillante y honesta se sintiera atraída por trabajar en la administración pública. Mi propuesta llevaría el título “doble paga, doble pena” y si un día no les aburre mucho –y como excepción– en lugar de mercados o inversiones hablamos de ello. Y luego si quieren lo comentamos en mi blog (victoralvargonzalez.com)
Pero volvamos a nuestro negociado. Aclaremos primero en qué consiste una intervención. De entrada no implica para nada una devaluación o que lo uno lleve a lo otro, como piensa mucha gente. De hecho, la intervención trata de evitar la devaluación –la salida del euro en este caso– como veremos más adelante.
Una intervención se produce para evitar que un país se quede sin financiación externa y/o se arruine porque los intereses que tiene que pagar para que le presten dinero resulten inasumibles. Pero claro, eso tiene un precio: los prestamistas de último recurso, que suelen ser una combinación del FMI, el Banco Mundial y la Unión Europea (si el país es miembro del euro), prestan barato pero exigen mucho a cambio, de forma que, en la práctica, “intervienen” la economía del país. Mientras esté bajo su tutela se puede decir que deciden en qué se emplea el dinero. Por ejemplo, en España, los primeros que deberían atarse los machos si viniera una intervención serían los consejeros de los “bancocajas”, pues imagínense lo que puede pensar un interventor del FMI, que además sea alemán de nacionalidad, cuando se dé cuenta que dedicamos miles de millones a mantener abiertas entidades financieras “zombis” cuya eliminación no sólo sería posible sino beneficiosa, ya que ayudaría a que “corriera el aire” en el sector. Los clientes en principio no deben temer por el dinero que tengan en “bancocajas”, pero yo sí temería por los intereses de los “cajadepósitos”, pues si al alemán del FMI le iba a llamar la atención que empleemos 50.000 M€ en mantener a esos políticos en sus sillones, imagínense cuando se entere de que esas entidades pagan un 5% por los depósitos, extratipo que se financia con subvenciones del Estado, que, no nos engañemos, es lo que acabarán siendo los prestamos del FROB. Por impago, claro.
Así que primer consejo: en caso de intervención, vale más un 2% en un banco sólido que un 4% en un banco “zombi”. Si se nacionaliza  –o directamente se elimina– un bancocaja se protegerán los depósitos, por supuesto, no digo lo contrario, pero ya veremos qué pasa con los intereses, pues hay cobertura legal para no pagarlos en determinados supuestos. Y cobertura moral, porque ¿qué narices hace el Estado financiando los extratipos que paga una entidad financiera técnicamente quebrada que no pasaría nada si se liquidara ordenadamente?
Antes de seguir, mojémonos un poquito más. ¿Es posible una intervención? Pues desgraciadamente sí. El gobierno ha demostrado a Europa que es capaz de recortar gastos, pero también que no duda en subir impuestos. Y este es el problema: si al aplicar un régimen de adelgazamiento a un país te cargas el tejido muscular en lugar de la grasa, te cargas su capacidad de generar ingresos, y para pagar hay que generar ingresos. Sin músculo, una persona no puede volver a levantarse. La combinación de impuestos directos e indirectos que paga ahora un español –que puede a suponer el 70% o más de sus ingresos en los tramos altos– es claramente desmotivadora. Si a Mesi o a Cristiano Ronaldo les hicieran pagar eso, dudo mucho que estuvieran especialmente motivados para meter goles (que implica recibir muchas patadas de los defensas). Pues eso es lo que pagan los mejores “jugadores” en la escena empresarial española. Pues piensen Uds. la motivación que se está generando entre trabajadores y empresarios españoles, a los que, de paso, les bajan las pensiones futuras. Si además de desmotivar a los que realmente pueden sacar a España de la crisis, que no son los políticos, sino los trabajadores y los empresarios, le unimos la reducción del presupuesto en obra pública, no es extraño que los inversores vean venir una recesión de caballo, como ya dije hace tiempo (Post “No es esto”). Y lo peor es que se van a ahorrar en el Ministerio de Fomento lo podrían sacar de otros sitios, de los “michelines”. Desde vendiendo patrimonio inmobiliario del Estado –magníficos edificios y terrenos en las mejores zonas de las principales ciudades que obviamente se venderían sin problema– hasta eliminando el Senado y las diputaciones provinciales (¿realmente es tan vital para el país el “Senado”? ¿Para qué sirve exactamente? Lo que acabo de mencionar es solo grasa. Su eliminación no afecta al PIB. La reducción de obra pública o las subidas de impuestos, sí. Es perjudicar el músculo del país. Y eso lo entienden nuestros acreedores. Vaya si lo entienden.
En cuanto al tipo de inversiones que hay que tener si queremos que nuestra cartera esté preparada para una eventual intervención, no me extenderé mucho porque son exactamente las que llevamos recomendando desde hace años y ya explicamos entonces por qué (lo tienen todo en blogs anteriores). Cero renta variable española. Mucho mejor norteamericana. Y este año hemos añadido emergente. Europa, la justa, y que no sea periférica. Deuda pública española cero. Mejor los bonos de buenas empresas españolas –o extranjeras–, incluso de algún banco, que del Estado español. Hay que tener fondos que se beneficien de la volatilidad del mercado y, si no comprados, al menos tener fichados fondos que puedan apostar contra los índices europeos. Esta última recomendación es más reciente, aunque la hemos realizado periódicamente en otras ocasiones en las que aumenta la tensión. Y, como ven, sugiero que utilicen fondos de inversión (excepto en el caso de los bonos corporativos, que también puede hacerse directamente en los títulos para asegurar cupón). El patrimonio de los fondos de inversión es totalmente independiente del patrimonio de las entidades financieras. Es como si tiene Ud. un bono de Telefónica depositado en un banco que quiebra. Es intocable: Ud. dice que se lo depositen en otro banco y listo. El patrimonio invertido en fondos de inversión es totalmente independiente del activo o pasivo de una entidad financiera. Por ley.
Lo anterior son fondos que ya se pueden tener en cartera, pues no impiden seguir disfrutando del buen año que llevan los mercados (España es la excepción, no la regla). De hecho, así son las carteras de nuestros clientes desde hace tiempo, aunque últimamente hemos añadido algunas novedades. Eso sí, es una estrategia para amortiguar –que no evitar una nueva convulsión europea, no para eliminar la exposición a la renta variable. Es, en otras palabras, una estrategia para reducir el primer impacto, ese que o te has preparado antes o sino siempre te pilla. Luego vendrían, como en los aviones o los submarinos, las “contramedidas” tácticas: los fondos cotizados (ETFs) que invierten en oro serían un ejemplo, pero no el único.
En fin, es triste hablar de estas cosas, pero, aparte que es mi obligación, pensemos que, primero, no tiene porque ocurrir –lo de Grecia o Portugal era mucho más obvio– y, segundo, que a la larga puede tener sus ventajas. En Irlanda ha funcionado y de hecho es muy posible que pronto puedan volver a financiarse en el mercado. Y con una economía más saneada. En el caso español sería la “excusa” perfecta para cargarse algunas cosas surrealistas que nos cuestan mucho dinero, como determinadas duplicidades administrativas. Y quede claro que no hablo necesariamente de centralizar. Como economista también me vale todo lo contrario. Y la intervención nos daría espacio y tiempo para, si somos inteligentes y, sobre todo, pragmáticos, tomar las medidas para generar una clase política en condiciones para dentro de unos años. Es muy importante: son los que dirigen el país, los que tienen el BOE, los que pueden influir para que nuestro modelo productivo sea el “Monopoly” –como han hecho los últimos diez años– o que sea otro más competitivo y duradero (mi opinión la tienen en el post “España, Centro de Negocios”). Y nos daría tiempo también –y financiación a coste razonable– para ir retomando la confianza en un país que además de alicatar la costa hasta el techo sabe crear Zaras, Mercadonas y estupendas pymes. Y encima dejaríamos de mantener cajas de ahorros que, disfrazadas de bancos, detraen recursos que podrían ir a temas productivos. Una eventual intervención –que hoy por hoy es poco probable– sería terrible para España y para los mercados en el corto plazo, pero no tendría por qué ser mala a largo. Es más, a lo mejor basta con la amenaza de la intervención pero sin llegar a ella –y un gobierno valiente– para que hagamos de verdad todo lo que tenemos que hacer y nos centremos en la grasa y no en cargarnos el tejido muscular. Ese sí que sería un escenario positivo.