domingo, marzo 27, 2022

Lo que Putin subestimó

 De una entrevista de The Economist a Volodymyr Zelensky, presidente de Ucrania:

TE: Let's talk about now, about where we are in this stage of the war. Do you think there is any chance you can win?

VZ: We believe in victory. It's impossible to believe in anything else. We will definitely win because this is our home, our land, our independence. It's just a question of time.

TE: What does a Ukrainian victory look like?

VZ: Victory is being able to save as many lives as possible. Yes, to save as many lives as possible, because without this nothing would make sense. Our land is important, yes, but ultimately it's just territory. I don't know how long the war will last, but we will fight to the last city we have. From the start, when you choose an option about what people should do or not do, people don't understand what a full-fledged war is. My job is to give a signal so that people know how to act.

And when you show how Ukraine is supposed to behave, you also have to behave accordingly [yourself]. There was a decision whether to stay or leave. We are all wounded and hurt in the same way. [My decision to stay] was my signal to people about how we should respond to the attack. It's about how the war started and how it's going to end. It will end with us still standing here defending.

That's my response to the question about what Ukraine's victory will look like. Our victory may be temporary, maybe without resolving all issues, but we have chosen the direction we will move in.

Rusia en el barro de Ucrania

 No quiero hacerme falsas expectativas, pero la blizkrieg de Putin se está pareciendo a la de Hitler sobre Rusia. No es simple, porque Rusia no admitirá perder, y la fuerza defensiva de Ucrania no pasará de su frontera. Pero hay algo que en este mes de guerra está claro: Putin no triunfará en Ucrania, ni aunque conquistara sus ciudades y tomara su gobierno, porque la población lo rechaza completamente. Y la estadía rusa en Ucrania sería tan hostil como lo fue en su derrota en Afganistán. La única oportunidad de Putin, es practicar el destierro en masa de población, algo de lo que hay historia en Rusia. Tampoco sería algo fácil de hacer.

Y entre tanto, se observa la existencia de rechazo a la invasión dentro de Rusia. Mas de la que hubiera imaginado.

domingo, marzo 06, 2022

M.Torres Aguilar en The Conversation: Bienvenidos al mundo de ayer: una visión de la guerra en Ucrania

 

 Manuel Torres Aguilar, catedrático de Historia del Derecho y de las Instituciones de la Universidad de Córdoba, escribe para The Conversation un análisis de la invasión de Ucrania que debería ser tenido muy en cuenta:

Confieso que al escribir este texto no puedo olvidar el conmovedor artículo recientemente publicado por Antonio Fernández Vicente bajo el título Guerra y desencanto en Stefan Zweig. Por supuesto que aún albergo la esperanza de que la mayor parte de las reflexiones que voy a exponer sean desacertadas lo antes posible.

En muchas ocasiones ni los analistas ni los políticos saben o quieren leer las intenciones reales que anidan en las declaraciones que se hacen por parte de los que manejan la geopolítica. Casi nadie vio que el proyecto de Putin era la restauración del Imperio zarista, la gran Rusia o algo lo más parecido posible a la URSS, aunque ahora se apuntan muchos a esta teoría.

Anteayer, como quien dice, todavía se hablaba de que su aspiración era asegurar que Ucrania renunciase definitivamente a Crimea, a acercarse más a Occidente y a aceptar a los independentistas del Donbás, para colocarla bajo control ruso, igual que hizo con Bielorrusia y Georgia.

Los símbolos de Putin

Ni las declaraciones ni los actos de los líderes políticos son casuales y los símbolos, precisamente porque lo son, tienen un valor comunicativo fundamental que, desde que el mundo es mundo, no se puede pasar por alto.

Cuando Putin accedió al poder recuperó el himno de la antigua URSS y adoptó el águila imperial zarista como emblema incorporado a la bandera tricolor. Muy pocos años después, en 2005, calificó la desaparición de la URSS como la mayor catástrofe geopolítica del pasado siglo. Entonces marcó la estrategia que iba a presidir su política durante estos casi veinte años.

Los dictadores son personas extraordinariamente narcisistas y se consideran llamados a desarrollar un proyecto que les dará gloria después de su muerte. Están demasiado ocupados en ejecutar ese gran plan como para ocuparse de las vidas de los demás y, sobre todo, eliminan cualquier obstáculo que pueda oponerse a ese ideal trascendente. Putin construyó un régimen autoritario porque sin opinión pública es fácil tomar decisiones, y con ese fin eliminó uno a uno a todos sus adversarios. Todo esto lo hemos estado viendo desde Occidente.

La negra mano de Putin en Europa

Y no solo esto. También ha desplegado una estrategia destinada a minar las democracias occidentales, apoyando a partidos antieuropeos, xenófobos y autoritarios. En España, varias organizaciones se han beneficiado directa o indirectamente del apoyo financiero de personas o empresas cercanas a Putin. En Estados Unidos no hace falta recordar sus argucias para fomentar el apoyo a Trump, un líder de tinte autoritario como él y con el que tenía negocios en común.

Los tanques rusos ya han entrado en Kiev. Especialmente en este momento no podemos olvidar que muchas empresas rusas han hecho negocios con países e instituciones de Europa que no están mostrando toda la firmeza que deberían a la hora de adoptar sanciones contra Rusia. Italia, por ejemplo, no se mostró especialmente partidaria de expulsar al sistema bancario ruso del código SWIFT, lo que supondría el aislamiento total de esos bancos. Por supuesto Hungría, de momento, tampoco.Putin ha conseguido generar una línea de intereses, no solo políticos sino también económicos, en el seno de las democracias occidentales que, o no percibieron el peligro o se preocuparon más de su lucro que de defender los valores democráticos de Occidente.

Ahí es donde estamos, frente a un Putin que pretende recuperar su espacio vital perdido y fortalecer su régimen autoritario, eliminando el poder ejemplificador que las democracias occidentales pueden significar para su población. ¿Cómo tolerar estos regímenes junto a su frontera?

Zelensky fue elegido democráticamente y, aunque a Ucrania le falta aún cumplir determinados ítems para ser una democracia al menos imperfecta, sin duda es un país en el que hay más libertad que en Rusia.

La Unión Europea también es un objetivo a destruir y, por eso, Putin fomenta los partidos que defienden valores nacionalistas y autoritarios y propugnan una mayor debilidad de lo que ellos llaman los burócratas de bruselas.

Lo triste es que muchos votantes occidentales están comprando su discurso. Muy parecida sintonía a la del pasado siglo. Ese deseo del espacio vital para justificar su expansionismo es muy similar al objetivo que inspiraba a Hitler. Las tropas de la OTAN no van a actuar porque Ucrania no es miembro. ¿Qué pasará si fija su atención en las repúblicas bálticas? ¿Tendremos que asistir otra vez a un nuevo Chamberlain y su política de apaciguamiento?

El problema es que en esta ocasión hay otra clave distinta: estamos frente a una superpotencia nuclear y frente a una persona que podría usar su arsenal atómico si llegase el caso.

Personalmente, considero que su misión existencial está por encima de la vida de todos, incluida la suya propia. Solo fíjense en sus ojos y su mirada: ahí está todo escrito, como unos nuevos renglones de la obra en que Zweig describió lo que él y su generación sufrieron.

 Hasta aquí, el análisis de Torres Aguilar. Quisiera destacar algunas ideas que expresa, que hubiera preferido simplemente marcar con resaltador, pero The Conversation solicita no editar el texto, por lo que agregaré un par de líneas redundantes. Siguen a continuación: 

  • La ambición de Putin de recuperar el imperio, sea el de los zares, o el de la URSS, cuyas fronteras aproximadamente coinciden. Quizá ningún otro gobernante ruso lo expresa con mayor claridad. No se trata de un reclamo fronterizo, por minorías rusas afectadas en una fracción de territorio lindante. Se trata del espacio vital de Hitler, usando el mismo argumento de proteger a las minorías de connacionales para entrar en otro país. Las amenazas a países bálticos, Suecia (¡Suecia!), Finlandia se corresponden con esta ambición. Hitler y Stalin discutieron el reparto de estos territorios en el pacto que precedió a la segunda guerra Mundial. Como dice Torres Aguilar, nadie debe engañarse; no es Donbás lo que se discute, ni siquiera Ucrania.
  • Putin se considera un dirigente predestinado, que no duda en eliminar a cualquier opositor que pueda amenazarlo. Su objetivo es superior a cualquier obstáculo que se le oponga.
  • Europa democrática es un objetivo a dispersar y eliminar. Putin se alía con fuerzas de extrema derecha para dividir sus países. Populistas, nacionalistas y separatistas son alentados. Recordar que el separatismo catalán negociaba apoyo ruso en su intento de independencia.
  • El escenario en que un nuevo Chamberlain mire para otro lado en sucesivas y crecientes amenazas es uno posible, ahora acompañado de una realidad: Rusia es una potencia nuclear.

Manuel Torres Aguilar, Catedrático de Historia del Derecho y de las Instituciones y director de la Cátedra UNESCO de Resolución de Conflictos, Universidad de Córdoba

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

Este artículo está publicado por The Conversation con licencia Creative Commons. He tratado de respetar la publicación en los términos que recomienda The Conversation, pero el código que sugieren no es aplicable en este blog de Blogger. Espero que acepten la republicación en estos términos. 

Considerando que solicitan que no se edite el texto, he retirado todos los resaltados que deseaba destacar, convirtiéndolos en comentarios puntualizados por separado.

sábado, marzo 05, 2022

Ucrania en el Parlamento Europeo

A diez días del comienzo de la invasión rusa a Ucrania, la resistencia prosigue, y Europa aumenta su posición de rechazo absoluto a las acciones rusas. El día primero de marzo se trataron en la Unión Europea medidas a tomarse, y hubo un discurso que debemos recordar. 

Sigue una transcripción del discurso de Josep Borrell, encargado de las relaciones exteriores ante el Parlamento Europeo, el primero de marzo de este año:

 Señor presidente del Consejo Europeo [Charles Michel], señora presidenta del Parlamento Europeo [Roberta Metsola], señora presidenta de la Comisión Europea [Ursula von der Leyen], presidente [de Ucrania, Volodímir] Zelenski; presidente del Parlamento de Ucrania [Ruslan Stefanchuk],

 Estimados miembros del Parlamento Europeo,

Intentaré compartir con ustedes mis reflexiones sobre el significado de los trágicos acontecimientos que estamos viviendo y las lecciones provisionales que podemos extraer de ellos, especialmente para la Política Común de Seguridad y Defensa, que tengo el honor de intentar desarrollar y que sigue siendo una política intergubernamental. Una política que sigue estando en manos de los Estados miembros, pero que no puede aplicarse eficazmente sin la fuerte cooperación de las competencias de la Comisión. Creo que este es el momento en que la Europa geopolítica está naciendo.

Esta es la partida de nacimiento de la Europa geopolítica. El momento en el que tomamos conciencia del reto al que nos enfrentamos. El momento en que Europa debe hacer frente a sus responsabilidades. El momento en que nos damos cuenta de que, por primera vez desde el final de la Segunda Guerra Mundial, un país está invadiendo a otro y ese país tiene armas nucleares, lo que aumenta su capacidad de intimidación. Me pone enfermo pensar en la analogía histórica con los acontecimientos del inicio de la Segunda Guerra Mundial.

Pero, en realidad, es el retorno de la tragedia, a lo que Europa se enfrenta hoy. El retorno de la tragedia, lejos de asustarnos, debería galvanizarnos.

En primer lugar, desecha la idea de que el proyecto europeo había perdido su impulso porque el horizonte de la guerra se había desvanecido. Por desgracia, no es así. Esto nos recuerda que el mal, la tragedia y la guerra nunca se desvanecen. Y se trata de la relación con la guerra, con el uso de la fuerza, con la violencia, sobre la que llevamos años debatiendo, para saber si Europa puede contrarrestarla. Por eso en los últimos años hemos hablado más que en el pasado de cuestiones de defensa y hemos empezado a establecer programas militares conjuntos. Por eso el propio Parlamento Europeo ha votado la creación de este Fondo Europeo de Defensa, y los Estados miembros han creado este Fondo Europeo de la Paz que ahora estamos movilizando para proporcionar armas a Ucrania.

El Consejo Europeo, en las próximas semanas, adoptará la Brújula Estratégica. Y con la invasión de Ucrania por parte de Rusia, debemos ampliar nuestra reflexión, ajustar nuestros medios y anticipar nuestras respuestas. Porque una de las lecciones que hemos tenido que aprender con la invasión de Ucrania es que, más que nunca, Europa debe pensar estratégicamente sobre sí misma, su entorno y el mundo. Ya no es un lujo, es una necesidad. Europa debe ampliar su reflexión sobre las cuestiones de seguridad, y el Parlamento Europeo ha tenido un papel importante en este sentido. Hay que reflexionar sobre el instrumento de coacción, de represalia y de contraataque frente a adversarios temerarios, porque lo único que hay que entender es que para hacer la paz hay que ser dos, pero para hacer la guerra basta con ser uno. Esto es exactamente lo que nos dice Putin. Y por eso tenemos que aumentar mucho nuestra capacidad de disuasión. Tenemos que aumentar nuestra capacidad de disuasión para evitar la guerra. Y está claro que nuestra disuasión no ha sido lo suficientemente fuerte como para detener la agresión de Putin. Y desde que comenzó esta agresión, hemos reaccionado en los últimos días de una manera que Putin no esperaba. Y le estamos demostrando que nunca sacrificaremos nuestra libertad, y la de los demás, en el altar de nuestro bienestar y prosperidad.

Siendo presidente de este Parlamento en 2007, tuve la oportunidad de decirle a Putin, cara a cara, tras el asesinato de una periodista, Anna Politkovskaya: "No vamos a cambiar los derechos humanos por su gas". Y este es el momento de repetírselo, y de actuar en consecuencia. No vamos a compartir, no vamos a abandonar la defensa de los derechos humanos y de la libertad porque seamos más o menos dependientes de Rusia. Y tenemos que empezar a trabajar rápidamente, como ha propuesto la Comisión, para anular esta dependencia.

El sábado pasado, después de haber celebrado otro Consejo de Asuntos Exteriores y de asistir al debate del Consejo de la Unión Europea, estuve hablando con usted, presidente Michel, y me dijo: "¿Estamos haciendo todo lo que podemos? ¿Hay algo más que podamos hacer? ¿Es suficiente? ¿Somos tan impotentes?" Y usted me dijo: "Piensa, haz, actúa. Tenemos que presionar a los Estados miembros para que adopten decisiones sobre el SWIFT y saquen a Rusia del sistema financiero. Piensa en cómo podemos armar a Ucrania. No país por país, uno tras otro de forma descoordinada". Y me animó a volver a hablar con los Estados miembros, y en pocas horas acordamos utilizar este Fondo Europeo para la Paz con el fin de aportar ayuda financiera y coordinar a los Estados miembros para armar al ejército y al pueblo ucranianos. En menos de 24 horas, otro tabú había caído.

Y la presidenta de la Comisión mostró inmediatamente un fuerte liderazgo y empezó a trabajar para conseguir un acuerdo con nuestros socios internacionales, con el fin de hacer posible desconectar a Rusia del sistema financiero. Y, ¿saben qué? Ahora la mitad de las reservas del Banco Central de Rusia están completamente fuera de su control, están congeladas. ¿Se lo pueden imaginar? Esto es capacidad de coerción. Hace tres días era imposible, y ahora es posible, y Rusia empieza a sentir las consecuencias en términos de inflación y caída de su moneda.

Sí, tenemos capacidades. Hemos movilizado esas capacidades y tenemos que seguir haciéndolo, poniendo en común las capacidades de los Estados miembros y de la Unión Europea.

Quiero recordarles que el Fondo Europeo para la Paz no forma parte del presupuesto que ustedes votan. Es otro presupuesto. Es un fondo intergubernamental, gestionado por los Estados miembros. Porque afirmamos que nosotros, la Unión Europea, somos una fuerza de paz y que no podemos proporcionar armas a nadie más. Sí, podemos. Sí, lo hemos hecho. En el próximo presupuesto, piensen en ello. Cuando voten su próximo presupuesto, utilicen la capacidad presupuestaria de esta institución para poner los medios para hacer frente a la próxima crisis y a la próxima agresión rusa.

Estamos trabajando también en el ámbito internacional para crear una coalición que condene a Rusia en las Naciones Unidas. Rusia no obtuvo ni un solo voto a favor [en el Consejo de Seguridad]. Todo el mundo estuvo a favor de la resolución y hubo algunas abstenciones que son muy significativas.

Ha habido países, tradicionalmente aliados de Rusia, que no han votado a favor suyo, se han abstenido. Y ahora hay que construir una coalición internacional para que en la próxima Asamblea General de las Naciones Unidas sea el mundo entero el que condene al agresor. Nadie puede mirar para otro lado.

Cuando un potente agresor agrede sin justificación alguna a un vecino mucho más débil, nadie puede invocar la resolución pacífica de los conflictos. Nadie puede poner en el mismo pie de igualdad al agredido y al agresor. Y nos acordaremos de aquellos que en este momento solemne no estén a nuestro lado.

Sí, hemos utilizado nuestra capacidad coercitiva, la capacidad de imponer, no necesariamente usando las armas. Cuando digo que Europa tiene que ser un hard power, la gente piensa únicamente en el poder militar. No, el hard power se ejerce de otras muchas maneras. La capacidad de condicionar, the coercive capacity, la capacidad de imponer al otro otra conducta no se hace solamente con las armas. Se hace como ha propuesto la Comisión de una manera extraordinariamente eficaz, gracias señora presidenta [Ursula von der Leyen], y como usted ha impulsado en los debates del Consejo Europeo, gracias, señor presidente [Charles Michel].

Tomar medidas como esta, que parecen de papel, que desde luego no movilizan misiles, pero que tienen un efecto trascendental sobre la solvencia de un país e impiden que Rusia vaya a gastar el dinero que pagamos por su gas para alimentar la guerra.

Esto es, creo, señoras y señores diputados, la lección más importante que tenemos que extraer de estas trágicas circunstancias. No podemos seguir confiando en que apelar al Estado de Derecho y desarrollar relaciones comerciales van a convertir el mundo en un lugar pacífico donde todo el mundo evolucionará hacia la democracia representativa.

Las fuerzas del mal, las fuerzas que pugnan por seguir utilizando la violencia física como una forma de resolver los conflictos, siguen vivos y frente a ellos tenemos que demostrar una capacidad de acción mucho más poderosa, mucho más consistente y mucho más unida que la que hemos sido capaces de hacer hasta ahora.

Hemos hecho mucho y hemos, sin duda, asombrado al mundo y sorprendido a Putin con una capacidad de reacción rápida y unida. Hay que seguir en este camino.

Y este acto, este momento parlamentario donde ustedes con sus aplausos quieren dar ánimos a las instituciones europeas para seguir en el camino que hemos aprendido, puede ser el momento en que los europeos entiendan que el mundo en el que viven es un mundo peligroso y para hacerle frente hace falta que refuercen su Unión.

La pandemia abrió la puerta a acciones innovadoras. La pandemia nos ha impulsado por el camino de unirnos más para hacer frente a los virus. Este momento trágico debe impulsarnos a unirnos más para hacer frente a aquellas acciones humanas que amenazan también la vida, la seguridad y la prosperidad de todos.

Muchas gracias. 

El discurso puede seguirse en el video del parlamento, en su original en inglés, con traducciones a las lenguas del sistema europeo. 

La transcripción sigue la publicada por ElDiario.es.