Hace sesenta años una gran parte del sureste de Valencia era huerta, como otras areas circundando la ciudad. Conocí esa zona cuando ya la huerta había sido desplazada a la banda este de la avenida Antonio Ferrandis, y el resto era una traza urbanizada, pero con los vestigios de la huerta en toda su extensión. Solía ir a pasear con Puqui, mi perro, que todavía podía perderse en pastizales enmarcados en algunas alambradas. Higueras y moreras dispersas entre las manzanas apenas delineadas recordaban donde antes hubo alguna construcción, o al menos, trabajo de huertanos. Por algunos años, todavía se podía ver la huella de la calle que se había planeado como una diagonal desde la iglesia de Nuesta Señora de Monteolivete hasta la rotonda de Los Anzuelos. Sólo construída la actual avenida Alcalde Gisbert Rico hasta la rotonda de Urrutia (ahora Amado Granell Mesado, en esa costumbre de rebautizar la historia), desde allí la diagonal se pierde cortada por nuevas edificaciones. El anteúltimo tramo que sobrevivía continuaba la diagonal detrás del estadio de la Fonteta, limitando la escuela que todavía se mantenía, entre arbustos y escombros
Higueras subsistentes, 3/6 años atrás |
. En su traza se construyó la casa del Valencia Basket, y un campo de juego de la escuela. Un cambio transitorio que acaba de ser sacrificado sin más noticias: la escuela está en plena demolición, y será transladada trescientos metros a un nuevo edificio: ya no estarán los viejos eucaliptos y cipreses supervivientes de la antigua huerta, y en pocos días más se acabará el canto de los pájaros en esos árboles de cincuenta o más años. Ya los estorninos habían comenzado a ser expulsados en la medida en que cortando los árboles donde se reunían se reducía su presencia. Ahora finalmente tendrán la batalla perdida, no habrá más torcazas por la mañana, ni los cientos de pájaros que anidaban. En su lugar habrá un parque de acceso al nuevo estadio Valencia Arena, camino llano y despejado para que miles accedan al estadio. Dudo que aún manteniendo esos árboles, los pájaros vuelvan allí. Ya no será un lugar para caminar. Sólo un acceso a un estadio.
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