Un par de comentarios de los últimos días son particularmente duros con la estrategia de gobierno del Partido Popular en España, quizá uno especialmente de Carlos Sánchez, en El Confidencial (¿De qué se ríen?). Sin embargo, como otras veces, ha sido el escritor Arturo Pérez-Reverte quien resumiera en pocas y ácidas palabras el desencanto o la indignación con el curso de los acontecimientos. Es que alcanzar seis millones doscientos mil desocupados, y estirar nuevamento las esperanzas de cambio a dos, tres años, manteniendo impuestos y mirando impasibles la emigración, es algo que algunos ya no pueden tragar.
Estas son sus palabras, extractadas por El Economista:
"lo del Consejo de Ministros del viernes y su conferencia de prensa
fue, literalmente, para irse fuera de España a vomitar", subrayando "esa
vileza dialéctica, esa cobardía moral, esa descarada asunción de
impotencia y ese desprecio a la inteligencia de quienes los escuchaban".
"Y mientras, su jefe en la Moncloa, fumándose un puro, incomunicado,
ajeno a todo, impasible como Don Tancredo", lamenta, asegurando que
empieza "a creer que si Aznar era un arrogante y Zapatero un imbécil,
Rajoy es un sinvergüenza".
"Está quemando su mayoría (y nunca nadie la tendrá igual) sin tocar
un pelo de este monstruoso e inviable derroche autonómico. Tiene miedo
de que se rebelen los sicarios, los trincones de lo caliente, los
barones locales que han hecho de este disparate su negocio. Así que
Rajoy lo exprimirá todo y a todos antes que tocarles el negocio a los
compadres y desmantelar este disparate burocrático"
(...) "las empresas públicas vinculadas en directo a la política son las
únicas empresas que en 2012 aumentaron sus plantillas". "Hay un sistema
clientelar de 20.000 asesores políticos y compadres varios trincando de
lo que el Estado expolia"
"ni 6,2 millones de parados han convencido aún a estas ratas de
alcantarilla estatal de reformar la Administración que asfixia a
España". "Ahora dicen 'esto se va al carajo', pero en bonito, y se
encogen de hombros, y siguen apretando a empresas y familias sin darse
cuenta que cuando la desesperación estalla de verdad, a esa no hay quien
la gestione con silencios, perífrasis y cigarros puros"
"aún no hemos visto dimitir a ningún ministro, y eso significa que están
de acuerdo con la infamia que el Gobierno de su jefe impone", y resume
que "la poca vergüenza, la cobardía moral y el cinismo político se los
reparten entre todos, sin inocentes, ese Gobierno, esa gentuza"
Lejos de las promesas iniciales, no hay a la vista esperanzas: a un gobierno inútil le ha seguido otro igual, y entre ambos suman mayoría electoral, y poco se puede esperar de las siguientes mayorías...¿es que una vez más, la solución estará fuera de España?
Diario de viaje, notas al azar de alguien que se dedica a la tecnología, y alguna vez (allá lejos y hace tiempo) fue un estudiante de filosofía. Aquí caerán las notas que excedan la tecnología y la educación, que es lo que en general más me ocupa...
domingo, abril 28, 2013
domingo, abril 07, 2013
Huis clos
Desde fines del siglo XIX, acompañando la ola de optimismo técnico y económico desatada en el mundo occidental, la conquista del espacio se convirtió en algo posible, cercano. hasta que pasada la segunda guerra mundial, la posibilidad se puso manos a la obra: las dos grandes economías del mundo, Estados Unidos y Rusia, comenzaron una competencia furiosa por poner un hombre en órbita terrestre, y en la luna después. Tras ellos, Francia, China, India...Una ola de satélites se dispararon a casi todos los planetas del sistema solar, al punto que el material circundando la tierra ha devenido un problema de seguridad. Los interrogantes de cinco mil años de historia astrológica se convirtieron en fotografías, muestras de roca, graficas de evolución y espectro de luz. De pronto vivimos la colaboración espacial, la construcción de laboratorios y observatorios en órbita, la planificación de estaciones lunares de lanzamiento, el desarrollo de transboradores capaces de ir al espacio y volver: la imaginación, la fantasía literaria de la ciencia ficción se confundieron con los proyectos reales discutidos en las organizaciones científico-militares de las grandes economías del mundo. Todavía hoy enfocamos radares, asociados con millones de computadores, que tratan de encontrar señales de vida inteligente "ahí afuera"...Desde fines de la segunda guerra mundial, febriles imaginaciones encuentran vehículos extraterrestres visitándonos periódicamente, con objetivos que varían entre la salvación universal y el Apocalipsis. Durante el siglo XX, la literatura (y el cine, y la televisión) convirtieron la conquista del espacio en las nuevas novelas de caballería del medioevo...
Las cifras invertidas fueron enormes, insultantes para economías menores...hasta que la realidad alcanzó a todos, convirtiendo tal prodigalidad en un recuerdo del pasado. Primero Rusia, luego Estados Unidos, los grandes proyectos fueron enterrados. Adíos a las series interminables de cohetes impulsores, adios a los transboradores, y pronto adios a los laboratorios. Sólo permanecen algunos proyectos, aquellos capaces de ser solventados por consorcios de múltiples países, aquellos que muestren alguna viabilidad económica.
Tristemente, los dos grandes proyectos americanos de exploración del sistema solar y exterior, las series Pioneer y Voyanger, continúan su viaje a ninguna parte, con los Voyanger aún procesando y enviando información, pero aquí ya prácticamente nadie los escucha...sólo un puñado de científicos, con un presupuesto limitado, procesan sus débiles señales. Sus primeros años de información fueron conservados en medios tecnológicos obsoletos y abandonados, y se han perdido o se han salvado por milagro, porque algún científico ya jubilado conservó su copia. Los satélites llegarán, si existen todavía, en cientos o miles de años, a tocar algún otro sistema estelar, todavía dentro de nuestra galaxia, mientras que en su base, probablemente mucho tiempo antes ya nadie recuerde que existen. Y si acaso el metal sobrevive, en otros cientos de miles de años, quizá abandonen la vía láctea, para nadie y para nada. El sueño de Sagan, su mensaje al universo, se evaporará seguramente sin que nada ni nadie lo descifre.
Es que las cifras cósmicas son abrumadoras. Hasta las distancias más cercanas ponen problemas a la vida humana, y no solo por el tiempo, sino también por el medio ambiente. Salir de nuestro sistema representa una tarea de generaciones, y alcanzar otro sistema es una tarea que afecta a la raza humana en su totalidad. ¿Y alcanzar los límites de la Vía Láctea?
El espacio y el tiempo cósmico nos devuelve la soledad, la misma que encontramos en cada fotografía de Mercurio, de Venus, de Marte, de Ío, de Plutón. La escala de los fenómenos cósmicos es pavorosa y ciega, y un millón de años de evolución representan prácticamente nada en esta escala. La fragilidad de la vida convierte en absurdas las esperanzas de trascender nuestro pequeño mundo cercano.
Las fotografías: Nebulosa Carina, y proyectos Pioneer y Voyanger , a propósito de los cuarenta años del proyecto Pioneer.
Las cifras invertidas fueron enormes, insultantes para economías menores...hasta que la realidad alcanzó a todos, convirtiendo tal prodigalidad en un recuerdo del pasado. Primero Rusia, luego Estados Unidos, los grandes proyectos fueron enterrados. Adíos a las series interminables de cohetes impulsores, adios a los transboradores, y pronto adios a los laboratorios. Sólo permanecen algunos proyectos, aquellos capaces de ser solventados por consorcios de múltiples países, aquellos que muestren alguna viabilidad económica.
Tristemente, los dos grandes proyectos americanos de exploración del sistema solar y exterior, las series Pioneer y Voyanger, continúan su viaje a ninguna parte, con los Voyanger aún procesando y enviando información, pero aquí ya prácticamente nadie los escucha...sólo un puñado de científicos, con un presupuesto limitado, procesan sus débiles señales. Sus primeros años de información fueron conservados en medios tecnológicos obsoletos y abandonados, y se han perdido o se han salvado por milagro, porque algún científico ya jubilado conservó su copia. Los satélites llegarán, si existen todavía, en cientos o miles de años, a tocar algún otro sistema estelar, todavía dentro de nuestra galaxia, mientras que en su base, probablemente mucho tiempo antes ya nadie recuerde que existen. Y si acaso el metal sobrevive, en otros cientos de miles de años, quizá abandonen la vía láctea, para nadie y para nada. El sueño de Sagan, su mensaje al universo, se evaporará seguramente sin que nada ni nadie lo descifre.
Es que las cifras cósmicas son abrumadoras. Hasta las distancias más cercanas ponen problemas a la vida humana, y no solo por el tiempo, sino también por el medio ambiente. Salir de nuestro sistema representa una tarea de generaciones, y alcanzar otro sistema es una tarea que afecta a la raza humana en su totalidad. ¿Y alcanzar los límites de la Vía Láctea?
El espacio y el tiempo cósmico nos devuelve la soledad, la misma que encontramos en cada fotografía de Mercurio, de Venus, de Marte, de Ío, de Plutón. La escala de los fenómenos cósmicos es pavorosa y ciega, y un millón de años de evolución representan prácticamente nada en esta escala. La fragilidad de la vida convierte en absurdas las esperanzas de trascender nuestro pequeño mundo cercano.
Las fotografías: Nebulosa Carina, y proyectos Pioneer y Voyanger , a propósito de los cuarenta años del proyecto Pioneer.
lunes, abril 01, 2013
Una oportunidad
De pronto, la elección del Arzobispo de Buenos Aires como Francisco, papa, puede significar un cambio inesperado para Argentina y América del Sur...Cuando intelectuales y gobiernos van en otro sentido, de pronto una voz potente puede hacerse oir...Su importancia es evidente: la frialdad de su recibimiento en los medios "progresistas", recuerda al de Karol Wojtyła por el gobierno comunista polaco en 1978.
Dice sobre esto Héctor Leis, ex militante montonero, en una entrevista en La Nación:
Dice sobre esto Héctor Leis, ex militante montonero, en una entrevista en La Nación:
Es difícil hablar del papa Francisco para los argentinos, un pueblo mental y emocionalmente saturado por políticas e ideologías del pasado. En ningún país del mundo ocurre que cuando se recibe la noticia de la elección de un papa connacional no surja inmediatamente una alegría y emoción unánime. Las críticas mezquinas hechas a la elección de Bergoglio muestran, una vez más, que la Argentina es un país dividido por resentimientos originados en el pasado. Si Francisco continuase la obra de Bergoglio, ciertamente el Vaticano comenzará una nueva etapa. Su acción será espiritual y pastoral sin distinción de identidades políticas o ideológicas. Su compromiso será con los pobres y los necesitados. Su mensaje será de amor, reconciliación y fraternidad. Mi impresión es que un papado con esas características tendrá una gran contribución en América latina y en el mundo. Pero tengo mis dudas de que eso valga para la Argentina. Mi esperanza es que Francisco nos ayude a abrir nuestros corazones y mentes al amor, la verdad y la reconciliación con nuestro pasado que tanto precisamos. Pero sin un acto de contrición de nuestra parte, eso no será posible.
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