domingo, junio 07, 2020

1984

En la primavera de 1989, un movimiento estudiantil reclamando libertades democráticas creció en las grandes ciudades de China, hasta desembocar en una gran reunión de protesta. Finalmente, una  multitud de estudiantes tomó la plaza de Tiananmen de Pekin por semanas, ganando titulares en todo el mundo.Hasta que el 4 de junio de 1989 el ejército tomó por la fuerza la plaza, provocando un número jamás determinado de muertos y prisioneros, silenciando la protesta de modo radical.  Tan radical que treinta años después es raro que algún ciudadano raso chino sepa de qué se trata. Si alguno lo recuerda, es una minoría rigurosamente en silencio. El país prosperó, una nueva clase media se desarrolló, un nuevo capitalismo creció a pasos de gigante, y los intereses y objetivos de los ganadores están muy lejos de lo que esos manifestantes de 1989 tenían en sus preocupaciones. De tal forma que las protestas sociales de Hong Kong reclamando el mantenimiento de su estatus democrático e independiente, hoy son vistas en China continental con reprobación y airada indignación.
Por años, la circulación de fotografías y  videos de aquél terrible acontecimiento estuvo limitada y  recortada: nunca supimos qué pasó con aquél hombre con dos bolsas de la compra que se enfrentó a una columna de tanques por un momento. Pero alguien, Jian Liu, guardó sus fotograrfías quizá como otros. Tapiando su recuerdo,  sellando su boca y sus oídos, rehaciendo su vida, hasta que casi treinta años después, en 2016, recobró sus negativos y los hizo públicos



Fotografías publicadas por NPR ilustrando su reportaje a Jian Liu

“Those days passed by in a blur,” he said. “Everyone walked with their head lowered, up till today.”
Now 50, Mr. Liu decided to publicly release the images with the help of Humanitarian China, a California-based organization that gives grants to impoverished dissidents and their families.Mr. Liu said he had been motivated after he realized that his teenage daughter, who had been going to school in China until 2016, had never heard about the massacre. 

(The New York Times, 19 de mayo de 2019)

Lo que Orwell previó hace setenta años es hoy una temible realidad en el país más grande de la tierra. Un mundo felíz, donde votas a los que te dicen, oyes lo que te ponen, ves lo que te muestran, y combates a los que el Gran Hermano indica.




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