A propósito del problema de la lengua en España (particularmente en el mundo de las influencias occitanas), me propuse tratar de dejar a un lado opiniones y postulados de periodistas, políticos, historiadores y lingüistas embanderados con una u otra posición, repartidos entre catalanistas hegemónicos y valencianistas. a partes iguales. Para tratar de despejar las banderías, he tratado de conocer lo que lingüistas e historiadores razonan, y retroceder en el tiempo a cómo se veían estos asuntos no sólo en el siglo xx, sino en el siglo xix, en el siglo de oro, y en la historia más remota. Y diría que lo único que consigo son más incógnitas. Hay un punto de inicio en la controversia: qué había en Valencia y su región antes de que Jaime eliminara al dominio moro. La posición generalizada entre valencianistas sostiene que había un sustrato de población cristiana ("cristianos viejos" al modo de Cervantes) que se mantuvo en la tierra desde épocas visigóticas, yendo a extremo. Buscando en ese horizonte del comienzo del siglo XIII, ¿qué hay en Valencia? ¿qué huella escrita, o en piedra, o en construcción, que pueda llamarse mozárabe? ¿qué registro de propiedad de la tierra? y por el contrario, ¿qué huella existe de la dominación mora?. Sin profundizar mucho por ahora, sin duda es muy fuerte el registro de la presencia mora, y por lo tanto, de su lengua y cultura; no sólo en el período que va del breve reinado del Cid a la entrada de Jaime, sino posteriormente, durante siglos, hasta la expulsión definitiva. ¿Eso implica que no se hablara "valenciano"? ¿Qué dice el libro del repartimiento?...La controversia va a los detalles: el estado de los originales, las prácticas notariales de la época, la labor de los copistas. Lo que resulta mas evidente es que los documentos y testimonios son más escasos de lo esperable, que las controversias y refutaciones interesadas vienen de lejos, que el estado de guerra y persecución de la época hizo perder muchísimos documentos (que varios miles de escritos árabes en al menos una ocasión fueron quemados), que los recursos de la historiografía y la lingúistica eran limitados y rudimentarios, que las banderías estuvieron arraigadas repetidamente, y que deben mirarse con cuatro ojos las afirmaciones de los historiadores. Un ejemplo: Luis Viardot, francés, escribe una "Historia de los árabes y los moros en España", publicada en 1844. En la obra, basada en una similar Historia... de José Conde publicada alrededor de 1820, Viardot suele adjetivar con poca imparcialidad los hechos de árabes y cristianos, más dispuesto a conceder mérito a los primeros que a los segundos. La obra de Conde, de casi novecientas páginas, se condensa a las trescientas de Viardot. En una nota final, el traductor (traduttore traditore), anónimo pero con evidente peso, confiesa que no le gustó la valoración de Viardot sobre el Cid, y que había estado a punto de omitir la referencia en la traducción, pero que cambió su decisión por cerrar el libro con la nota y un romance antiguo que lo exalta.
La foto:El pendón de la rendición a Jaime I. En Wikipedia (Source: http://www.antiblavers.info/galeria/albums/bandera/peno_de_la_conquesta.jpg)
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