Cada cuatro años se produce en la política española uno de los espectáculos más singulares. Diputados y senadores en ejercicio compiten con los aspirantes de su propio partido para ganar un escaño. Pero en contra de lo que parece razonable, no son los ciudadanos o los propios afiliados quienes deciden quién debe ser candidato, sino que son las cúpulas de cada formación quienes marcan la casilla, al menos en los partidos con probabilidades reales de gobernar: ‘Tú, sí; tú, no’...
No es desde luego ninguna novedad. Ya ni siquiera es noticia. Pero sorprende que cierta opinión pública (y publicada) continúe aceptando con naturalidad el método de cooptación como el más eficaz para la confección de listas electorales. Este sistema no tendría mayor importancia (al fin y al cabo todas las organizaciones sociales son endogámicas por naturaleza) si fuera inocuo. Intranscendente. Pero sucede todo lo contrario. La baja calidad de la democracia española explica en buena medida por qué estamos donde estamos. Si los diputados socialistas hubieran hecho bien su trabajo, es probable que este país no tuviera hoy cinco millones de parados y una deuda desbocada (99.613 millones de euros de endeudamiento nuevo los últimos doce meses). Y si los órganos reguladores encargados de fiscalizar la acción pública (Tribunal de Cuentas, Banco de España…) hubieran funcionado, es probable que todo hubiera sido distinto.
No lo han hecho y durante la actual legislatura han permitido que un visionario de la política rodeado de simples correveidiles, gestione la mayor crisis económica en más de medio siglo. El grupo socialista ha sido cooperador necesario de una mala política económica. Y su actitud condescendiente con decisiones equivocadas, ha devaluado la labor del parlamento como cámara independiente y autónoma del poder ejecutivo. Ni una palabra crítica en los días de vino y rosas.
(...) Aún no están cerradas las listas del Partido Popular, pero a tenor de lo que se conoce todo hace indicar que más de lo mismo. El sistema de elección de candidatos al Parlamento tiene que ver con la correlación de fuerzas dentro del partido, pero no con la democracia, lo cual es extraordinariamente inquietante en un contexto como el que se avecina. Los mediocres al poder.
Diario de viaje, notas al azar de alguien que se dedica a la tecnología, y alguna vez (allá lejos y hace tiempo) fue un estudiante de filosofía. Aquí caerán las notas que excedan la tecnología y la educación, que es lo que en general más me ocupa...
domingo, septiembre 18, 2011
La rueda de la contínua desesperanza...
Publicado por Carlos Sánchez hoy, el El Confidencial:
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