Ejemplos de su visión pueden encontrarse en sus estudios del Quijote, las "leyendas catalanas", o el Tirant Lo Blanch.
Su versión comentada del Quijote está probablemente entre las mejores presentaciones de la novela, aclarando su contexto, ubicando en los antecedentes de la época, explicándolo en las corrientes literarias y culturales de España y Europa . En particular, en aquellos capítulos que conciernen a Cataluña, no se desprende de su glosa al Quijote que Cervantes recorra dos naciones distintas con sus personajes. No hay en sus comentarios y análisis ningún énfasis en diferencias nacionales, ni en literaturas separadas: en la lengua, más bien particularidades sociales y dialectales. Su aproximación al Quijote está hecha desde un punto de vista español.
Riquer dedicó su libro " Llegendes històriques catalanes" a la explicación histórica de algunos mitos locales, alguno de los cuales resultaba "fundacional" del catalanismo. Preguntado alguna vez sobre esto, su respuesta está lejos de la mistificación:
-¿Cree que alguien puede ofenderse al descubrir por su libro que la leyenda de las cuatro barras nació de un demasiado imaginativo historiador valenciano y a partir de una crónica castellana?Finalmente, en su introducción al Tirant Lo Blanch no existen referencias a Cataluña: circunscribe su comentario al carácter valenciano de Joanot Martorell y las circunstancias evocadas en la historia, siempre en el interior de la sociedad, "en un momento floreciente y brillante de la historia de Valencia".
-No, nadie, porque es un hecho. Las leyendas son leyendas, y punto. No hay que confundirlas con la historia y no hay nada que discutir. Así es.
-Entre esos datos objetivos que son un hecho está la falsedad del Llibre de fets d"armes de Catalunya, tal como usted especifica en el prefacio de su libro.
-Sí, es un libro que se suponía escrito por Bernat Boades en 1420, y durante años se creyó verdadero. Eso hacía pensar que las leyendas históricas catalanas estaban muy definidas en el siglo XV. Pero luego se descubrió que era una falsificación del siglo XVI, y las cosas cambiaron mucho.
-La leyenda de las cuatro barras del escudo de Guifré el Pelós, afirma en su libro, es un invento de gente culta. Un historiador con imaginación la toma prestada, y los intelectuales románticos y de la "Renaixença" la ensalzan hasta hacerla muy popular.
-Tan popular que sería difícil encontrar hoy a un catalán culto que no la conozca. Si fuera cierto que el emperador franco mojó los dedos de Guifré el Pelós en sus heridas de guerra y los pasó luego por el escudo dorado, formando las cuatro barras verticales que dieron lugar al emblema heráldico, tendríamos que aceptar que ese escudo fue creado a finales del siglo IX. Y los escudos no nacieron hasta el siglo XII, cuando los reyes empezaron a luchar con el rostro cubierto por el yelmo y necesitaron un lugar visible donde hacer ver al enemigo sus señales de referencia.
Parecen referencias intrascendentes, pero basta ver el tratamiento de Martorell o su obra en Wikipedia, sólo por hablar de una cita "neutral", para comprender el alcance de la actitud de Riquer.
En el mismo reportaje mencionado antes, el entrevistador pregunta a Riquer sobre el catalanismo:
-¿Profesa usted algún tipo de catalanismo?
-¿Qué quiere decir?
-¿Cuál es su forma de ser catalán?
-La normalidad absoluta. La regularidad. Cuando un libro requiere que lo lea en catalán, lo leo en catalán. Si necesita que lo lea en castellano, lo leo en castellano. Y hago lo mismo cuando me planteo la escritura de algún trabajo. [...]. No tengo ningún criterio respecto al nacionalismo. Cuando estudio y escribo pienso en otras cosas.