domingo, mayo 16, 2010

Hacia el bicentenario: el impacto del virreynato del Rio de la Plata


El 1 de agosto de 1776, el rey Carlos III crea el Virreynato del Rio de la Plata, formalizando un cambio económico y político que llevaba aproximadamente un siglo de gestación. El virreynato fue el reconocimiento de los cambios económicos ocurridos desde la primera época de la conquista, tanto en la importancia del Perú, como en el crecimiento del comercio sobre el Atlántico. De la colonia forjada como proveedora artesanal de manufacturas y alimentos, con centros poblados en las regiones de Tucumán, Santiago del Estero, Córdoba, Cuyo, Asunción, la primacía económica fue pasando a Buenos Aires y Montevideo. El modelo económico de la corona, proteccionista y monopolista, no podía resistir las fugas comerciales hacia sus competidores europeos (alternativamente, Holanda, Inglaterra, Portugal, Francia). Una nueva clase comercial se establecía en el río de La Plata, explotando las dificultades de la corona de controlar sus extensos territorios, para comercial al filo de la legalidad. Las amplias costas atlanticas facilitaron el desarrollo del contrabando, aflojando los lazos de lealtad entre los notables americanos y nuevos recién llegados, y la corona. Lo más destacado de las decisiones tomadas en la creación del nuevo virreynato lo constituye la liberalización comercial que se le otorgaba, que en cierto modo legalizó el contrabando entre la colonia y Europa.
Así, desde su nacimiento, el virreynato prefiguraba el futuro: el divorcio con la corona, los nuevos intereses de la sociedad costera frente a las "viejas" ciudades del interior, la alianza de conveniencia entre comerciantes locales y portugueses, ingleses y franceses, el desarrollo de una tendencia liberal y una "conservadora". Los grandes cambios están en la costa: comerciantes españoles interesados en abrir operaciones más libremente con Europa, negociantes ingleses, franceses, portugueses, tratando de abrir una puerta hacia los centros mineros, buscando alianzas con los viejos encomenderos y feudatarios del Tucumán y Alto Perú, los cultivos del interior, los cueros y salazones bonaerenses de los nuevos incipientes ganaderos. Lo que durante siglos fuera un páramo sin interés, la pampa desierta, era para entonces una nueva fuente de riqueza, con un gran flujo de ventas hacia los centros de cultivos esclavistas de Brasil y el Caribe. El movimiento económico ya no tenía centro en España, sino entre las colonias (españolas o no), y con los adversarios de la corona. Los cambios de Carlos III reconocen una nueva relación en el imperio, pero llega tarde. Todo está listo para abrir la caja de Pandora.

La imagen: Primer virrey del Rio de La Plata, Pedro Antonio de Cevallos Cortés y Calderón, en Wikipedia.

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