domingo, julio 19, 2009

Un comentario sobre infraestructura comercial argentina

Durante algún tiempo, un descabellado proyecto sobre trenes rápidos de pasajeros estuvo a punto de convertirse en realidad en Argentina. La crisis internacional primero, y las sucesivas pérdidas de confiabilidad del gobierno argentino, lograron relegarlo. O, con más realismo, la imposibilidad de obtener un financista dispuesto a perder todo su dinero, evitaron que prosperara.
¿Por qué descabellado? Porque sonaba fuera de lugar, y más próximo a convertirse en fuegos de artificio disimulando una deteriorada y obsloeta estructura de transportes.
De esto ya se ha hablado mucho, ya sea a propósito del estado de los aeropuertos, de la red de ferrocarriles y caminos, tanto de pasajeros como de cargas. Un tren de alta velocidad sería el corolario de una infraestructura sólida, capaz de servir con eficiencia pasajeros y comercio, y no es esta la situación.
En este contexto, Jorge Rey Iraola, el representante de la UIA ante el Consejo de Cargadores, puntualiza en un reportaje el impacto de la mala estructura logística argentina. Esto es lo que dice:

"En materia de logística, la Argentina está en la primaria"

(...) "No hay visión económica alguna de comercio exterior que pueda hacerse si no se analiza la estructura logística. Si por caso, para exportar granos tengo un costo logístico del 29%, y mi competidor en el mundo tiene un costo logístico de 9, tengo que mejorar 20 puntos mi oferta logística para recién igualar el precio y que un comprador me mire igual que al otro. Esa pérdida no queda en mi bolsillo. En cambio el otro se pone esos 20 puntos de diferencia en el bolsillo y en el futuro los tendrá para modernizar sus fábricas o mejorar su eficiencia. En ese sentido, la historia de América latina es bastante triste porque generalmente el proceso de acumulación de ganancia en los fletes marítimos no sirvió para el desarrollo de flotas regionales, ni siquiera para mayor eficiencia en los tráficos de Sudamérica, sino que esos excedentes las compañías los aplicaron a los tráficos más competitivos, fundamentalmente Asia y Estados Unidos"
Dos preguntas a Rey Iraola son fundamentales:

-¿Qué reclaman o necesitan?

-Tener los menores costos logísticos posibles. Si vemos algunas estadísticas del BID, el costo logístico global de la Argentina -hay muchas maneras de medirlo, pero en este caso es la relación PBI/costo logístico- es del 29%; en Chile, 18%; Estados Unidos, 9,5%, y Brasil, 27%. Eso significa que por cada 100 pesos que vende un sector industrial, la Argentina gasta 29 en costo logístico. Hay una transferencia muy grande de recursos del sector productivo a otro ineficiente.

-¿A qué se debe?

-Hay razones de infraestructura tanto en caminos como en puertos, en estaciones de transferencias y ferrocarriles. Luego hay factores institucionales, como el factor aduanero; esa problemática es generalmente costosa tanto para la importación de insumos como para la exportación. En términos aduaneros tenemos costos altos. No tenemos instituciones como el Comité Marítimo Federal de Estados Unidos que garantiza la competencia entre los oferentes del transporte. Acá, en general, las prácticas oligopólicas se investigan con superficialidad. En materia de líneas marítimas no hay una investigación consistente. Sí hay datos, cuando se producen aumentos en los recargos por combustible o desbalance de contenedores, todas practican los mismos aumentos y es posible que su matriz de costo no sea igual, con lo cual los aumentos, en teoría, no tendrían por qué ser iguales.

Solo un cambio consistente en decisiones estratégicas, de largo plazo, podrán dar otra fisonomía a Argentina. No seremos más modernos fotografiando un tren bala que no volverá a andar cuando tengamos que cambiar el primer set de repuestos...

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