sábado, enero 04, 2025

El árbol y el bosque

Encarni Bao Aguirre, en su boletín semanal de Las Provincias, este pasado lunes 30 de diciembre:

«Hay que castigar a Europa por todos los medios a nuestro alcance: políticos, económicos e híbridos. Y por eso es necesario ayudar a cualquier proceso destructivo. ¡Vivan las multitudes de inmigrantes que cometen atrocidades y destruyen con odio los valores europeos del arcoíris». La arenga es de Dmitri Medvedev, ex primer ministro ruso y ahora número dos del Consejo de Seguridad Nacional. A falta de hordas de inmigrantes, Rusia hace lo que está en su mano para perturbar la seguridad europea. Cargueros propios o asociados llevan meses arrastrando las anclas por el Báltico y destrozando cables submarinos eléctricos o de telecomunicaciones.

Fuerzas finlandesas abordaron el viernes el petrolero ‘Eagle S’ y comprobaron su capacidad de sabotaje y también su equipo de espionaje de alta tecnología, anormal en un mercante. Es el primer barco de la ‘flota fantasma’ con la que Putin va eludiendo las sanciones occidentales. Y se atrevió con él Finlandia, uno de los últimos en incorporarse a la OTAN. Visto lo visto, la Alianza reforzará su presencia en el Báltico, el mayor punto de salida de petróleo ruso por mar.

La OTAN se mueve despacio y la UE afronta con preocupante calma el próximo episodio de guerra energética. Ucrania interrumpirá el tránsito de gas ruso en cuanto comience el nuevo año, para inquietud de Hungría y Eslovaquia, ambos socios comunitarios. El primer ministro eslovaco, Robert Fico, que visitó recientemente Moscú, amenaza a Kiev con negarle electricidad de emergencia para complementar los daños que causan al sistema ucraniano los ataques rusos. Un servicio por el que Ucrania paga 200 millones al año. Polonia garantiza el suministro si la bravuconada de Fico va adelante pero desde Bruselas, silencio.

O Europa tiene mucha confianza en sus fuerzas, o el árbol le tapa el bosque. 
Este invierno será muy frío.