Lo que sigue es un extracto de la presentación en Zendalibros,
el hogar de Pérez-Reverte, del libro
El Ministerio de la Verdad, de
Dorian Lynskey. Desde ahora, en mi lista de lecturas a completar. El contenido de la introducción muestra una visión de Orwell más que acertada, poniéndolo en el lugar que le corresponde.
La presentación editorial de Zendalibros:
1984, de George Orwell, se ha convertido en un relato definitorio
del mundo moderno. Su influencia cultural puede observarse en algunas
de las creaciones más notables de los últimos setenta años, desde El cuento de la criada
de Margaret Atwood hasta el hito televisivo Gran Hermano, mientras que
ideas como «policía del pensamiento», «doblepensamiento» y Newspeak están arraigadas en nuestro lenguaje. El Ministerio de la Verdad traza
la vida de uno de los libros más influyentes del siglo XX y una obra
que es cada vez más relevante en esta tumultuosa era de «noticias
falsas» y «hechos alternativos». Dorian Lynskey
investiga las influencias que confluyeron en la escritura de 1984, desde
las experiencias de Orwell en la Guerra Civil española y en el Londres
de la guerra hasta su fascinación por la ficción utópica y distópica.
Lynskey explora el fenómeno en que se convirtió la novela cuando se
publicó por primera vez en 1949 y las formas cambiantes en que se ha
leído desde entonces, revelando cómo la historia puede orientar a la
ficción y cómo la ficción puede influir en la historia.
Zenda adelanta la introducción a este libro, publicado por Capitán Swing.
Y este es un extracto de la Introducción de Lynskey, sobre 1984 y sobre Orwell:
Cuando el 8 de junio de 1949, en el ecuador del siglo XX, se publicó en el Reino Unido 1984,
la novela de George Orwell, un crítico se preguntaba si un libro tan
oportuno seguiría teniendo la misma influencia en las generaciones
venideras. Treinta y cinco años más tarde, cuando el presente alcanzó el
futuro imaginado por Orwell y el mundo no era la pesadilla que él había
descrito, los críticos volvieron a anunciar que la popularidad del
texto decaería. Han pasado otros treinta y cinco años desde entonces y 1984
sigue siendo el libro al que recurrimos cuando se mutila la verdad, se
distorsiona el lenguaje, se abusa del poder y queremos saber hasta dónde
puede llegar todo esto. Estamos en deuda con alguien que vivió y murió
en otra época, pero fue capaz de identificar estos males y tuvo el
talento necesario para presentarlos en forma de novela, una novela que
Anthony Burgess, autor de La naranja mecánica, describió como «un código apocalíptico de nuestros peores miedos» [3].
1984
no solo ha vendido cientos de miles de ejemplares, también forma parte
del imaginario de innumerables personas que no lo han leído. Las
expresiones y conceptos acuñados por Orwell siguen siendo básicos en el
discurso político y conservan su fuerza tras décadas de uso y abuso: la
nuevalengua, el Hermano Mayor [4], la Policía del Pensamiento, la
habitación 101, los Dos Minutos de Odio, el doblepiensa, las nopersonas,
los agujeros de la memoria, la telepantalla, el 2 + 2 = 5 y el
Ministerio de la Verdad. Todo un año estuvo marcado por el título de esa
novela y el término «orwelliano» ha convertido el nombre del autor en
sinónimo de todo aquello que él odiaba y temía. La novela ha sido
llevada al cine, a la televisión y a la radio, se han hecho versiones
para teatro, ópera y ballet. Ha dado pie a una secuela (1985, de György Dalos), una versión posmoderna (Orwell’s Revenge: The 1984 Palimpsest
[La venganza de Orwell. El palimpsesto de 1984]) y multitud de
réplicas. El periodo de escritura de la novela inspiró la película de
1983 de la BBC The Crystal Spirit: Orwell on Jura (El espíritu cristalino. Orwell en Jura) y la novela de Dennis Glover The Last Man in Europe (El último hombre en Europa), de 2017. La influencia de 1984
se aprecia en novelas, películas, obras de teatro, programas de
televisión, cómics, álbumes musicales, anuncios, discursos, campañas
electorales y revueltas. Hay quien ha pasado años en la cárcel solo por
haberla leído. No existe ninguna otra obra literaria del siglo pasado
que haya tenido tal ubicuidad cultural y haya preservado su fuerza.
Algunas voces críticas, como Milan Kundera o Harold Bloom, afirman que
en realidad 1984 es una mala novela, con personajes pobres, una
prosa monótona y una trama inverosímil, pero ni con esas han conseguido
restarle importancia. Como señala el editor de Orwell, Fredric Warburg,
su éxito ha sido extraordinario «a pesar de que es una novela que no
pretende agradar y no es realmente fácil de entender» [5].
Me topé con 1984 por primera vez cuando era un adolescente
que vivía en un área suburbana al sur de Londres. Como dijo Orwell, los
libros que lees de joven te acompañan siempre. Me resultó impactante y
cautivador, pero estábamos casi en 1990, cuando el comunismo y el apartheid
estaban tocando a su fin, reinaba el optimismo y el mundo no parecía
especialmente orwelliano. Incluso después del 11 de Septiembre, la
relevancia del libro seguía siendo relativa: se solía citar en relación
con el lenguaje político, los medios de comunicación o los sistemas de
vigilancia, pero no como algo relevante a un nivel global. La democracia
estaba en auge e internet se consideraba algo positivo.
Sin embargo, mientras planificaba y escribía El Ministerio de la Verdad,
el mundo cambió. La gente empezó a hablar con inquietud de las
turbulencias políticas de la década de 1970 o, peor aún, de las de los
años treinta. Las estanterías de las librerías se llenaron de títulos
como Así termina la democracia, Fascismo. Una advertencia, El camino hacia la no libertad y La muerte de la verdad [13], en las que se cita a Orwell. Se reeditó Los orígenes del totalitarismo de Hannah Arendt (anunciada como «la versión no ficción de 1984» [14]) y Eso no puede pasar aquí, una novela de 1935 de Sinclair Lewis sobre el fascismo en Estados Unidos [15]. La adaptación televisiva que hizo Hulu de El cuento de la criada,
la novela de 1985 de Margaret Atwood, resultó tan alarmante como si
fuera un documental. «Antes estaba dormida —dice Defred, el personaje
interpretado por Elisabeth Moss—. Así es como permitimos que sucediese»
[16]. Bueno, pues ya no estábamos dormidos. Eso me recordó algo que
había escrito Orwell en 1936 sobre el fascismo: «Pretender que el
fascismo no es más que una aberración que pronto desaparecerá por sí
sola equivale a soñar un agradable sueño del que se despertará bajo los
golpes de una porra de goma» [17]. 1984 es un libro pensado para despertarte.
(...) Este libro trata, por tanto, de la historia de 1984. Se han
escrito varias biografías de George Orwell y algunos estudios académicos
sobre el contexto intelectual de su novela, pero nunca se han intentado
aunar ambos enfoques en una única narración, en la que se exploren
también las repercusiones del libro.
(...) Si tardó tanto en escribir 1984 es, entre otras cosas, porque
la novela sintetiza ideas que desarrolló a lo largo de casi toda su
carrera literaria. En ella, se condensan años de reflexiones, escritos y
lecturas sobre utopías, superestados, dictadores, prisioneros,
propaganda, tecnología, poder, lenguaje, cultura, clase, sexo, el mundo
rural, ratas y mucho más, hasta el punto de que a menudo resulta
imposible atribuir una frase o idea concreta a una única fuente. Orwell
nunca dijo mucho sobre la evolución de la novela, pero dejó un rastro
documental de miles de páginas. Aunque hubiese vivido algunas décadas
más, 1984 habría supuesto el final de una etapa: como escritor, habría tenido que empezar de nuevo.
(...) 1984 suele describirse como una distopía. También es, en
diferentes grados que podrían discutirse, una sátira, una profecía, una
advertencia, una tesis política, una obra de ciencia ficción, una novela
de suspense, un libro de terror psicológico, una pesadilla gótica, un
texto posmoderno y una historia de amor. Mucha gente lee 1984
de joven y la novela le marca (porque ofrece más sufrimiento y menos
consuelo que ningún otro texto escolar), pero casi nadie se siente
motivado a redescubrirla de adulto. Es una pena. Resulta mucho más rica y
extraña de lo que seguramente recuerdas y te animo a leerla de nuevo.
Indudablemente, Orwell es mucho más que sus novelas más conocidas, aunque es cierto que una gran parte de su trabajo conduce a 1984 y Rebelión en la granja. Hay un escenario que fue su primer ensayo de estos libros: sus cartas, artículos, polémicas, todo lo relacionado con los prolegómenos de la segunda guerra mundial, tanto por su consideración del nazismo, como por su temprana advertencia sobre el comunismo en general y el stalinismo en particular. Es notable cómo repentinamente, además de las metáforas sobre el totalitarismo, vuelven a presentarse ante nuestros ojos los signos de guerra, y cómo las cartas y artículos de Orwell sirven para reflexionar sobre el riesgoso momento en que nos vamos encontrando.
Copio las citas, sólo las que son indicadas en estos párrafos de la introducción:
[3] Burgess, Anthony, 1985, Barcelona: Minotauro, 2021, trad. de Juan Pascual Martínez, p. 38.
[4] La traducción más extendida de Big Brother en España es «Gran Hermano»; se ha utilizado también en el doblaje de las películas de 1984
y ha dado nombre al programa de televisión. Sin embargo, dado que
mantiene el sentido original del término, a lo largo de este volumen
hemos optado por utilizar «Hermano Mayor», tal como propone Miguel
Temprano García en su traducción de 1984. (N. de la T.).
[5] Warburg, Fredric, All Authors Are Equal: The Publishing Life of Fredric Warburg 1936–1971, Londres: Hutchinson & Co., 1973, p. 115.
[13] Véanse Runciman, David, Así termina la democracia, Barcelona: Paidós, 2019, trad. de Albino Santos; Albright, Madeleine, Fascismo. Una advertencia, Barcelona: Paidós, 2018, trad. de María José Viejo; Snyder, Timothy, El camino hacia la no libertad, Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2018, trad. de María Luisa Rodríguez; y Kakutani, Michiko, La muerte de la verdad, Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2019, trad. de Amelia Pérez de Villar.
[14] Arendt, Hannah, Los orígenes del totalitarismo, Madrid: Taurus, 1998, trad. de Guillermo Solana.
[15] Lewis, Sinclair, Eso no puede pasar aquí, Madrid: Antonio Machado Libros, 2013, trad. de Amaya Bozal.
[16] Hulu, El cuento de la criada [serie de televisión], 2017.
[17] Orwell, George, El camino de Wigan Pier, Barcelona: Destino, 1976, trad. de Esther Donato, p. 215.