Hoy Bloomberg titulaba una nota breve sobre Argentina y Brasil: "Cara y cruz". Se trata de un compendio de las noticias de los últimos días, motivado en las novedades recientes provenientes de ambos países:
Mientras Brasil alcanza el "investment grade", Argentina ocupa los titulares con informes negativos: al conflicto en curso con los productores agropecuarios, que ya produjo la caída de un ministro, se le suman las complicaciones en el campo de la energía, las amenazas de
incautación de valores en el exterior para responder por deudas impagas, o
la incomprensible votación en el Fondo Monetario. Pocos días atrás, McKinsey publica
dos o tres artículos destacando el momento que vive la economía brasilera, que cada día más se afirma en todos los terrenos. Quizá en el campo de la energía se dé uno de los contrastes más notables: mientras Argentina, en una línea contínua de equivocaciones y renuncia a sus posibilidades, perdió su empresa de energía y se dedicó a comerciar el poco patrimonio de materia prima de que disponía, Brasil no solo mantuvo Petrobras, sino que logró posiciones en toda Latinoamérica, incluída Argentina, para culminar su política de exploración de recursos, hallando suficiente gas y petróleo como para dejar de depender de proveedores externos, y convertirse en un actor de nivel global.
En tanto, Argentina tambalea por el rebrote de la inflación, atendido con la seriedad que implica matar al mensajero: si los números de inflación no son de agrado del gobernante de turno, entonces los ocultamos...
Quisiera transcribir partes de dos artículos que reflejan un estilo de administración:
Dice "un funcionario del FMI" sobre la votación en que Argentina se opuso a la reforma de la carta de la institución,
en Clarín:
El voto de la Argentina en contra la reforma del FMI es considerada de "irracional" en Washington. Por los pasillos del Fondo nadie entiende cuál fue el objetivo. Se preguntan por qué -justo cuando demostró interés en negociar su deuda con el Club de París- los argentinos decidieron enviarle una señal tan negativa a Dominique Strauss-Kahn, el titular del organismo, cuya palabra será clave en el futuro de esa negociación.
(...) "La Argentina es un caso perdido", dijo uno de los funcionarios consultados por Clarín. Al retomar el tema del voto argentino, el funcionario recordó "la buena disposición" que tuvo Strauss-Kahn con el gobierno de los Kirchner. Fue a Buenos Aires dos veces, una antes de ser elegido y la otra para la asunción de Cristina. En el último viaje del ex ministro Martín Lousteau al FMI, Kahn también prometió ayudar en las negociaciones con el Club de París. "¿Por qué entonces tirarle un voto en contra, cuando en realidad Argentina no tenía ninguna posibilidad de cambiar la votación, ya que la mayoría que aprobó la reforma fue aplastante? Sólo dos países votaron junto con Argentina. Angola y las Islas Palau. Se trata de una gran torpeza", añadió.
Otro funcionario, que al igual que Singh ha seguido muy de cerca la evolución de Argentina desde que salió de la crisis de 2001, puso el acento en otro problema: "No entiendo en qué estaban pensando cuando decidieron este voto. Es totalmente estúpido. El gobierno argentino sabe muy bien que tenemos pendiente la revisión de la economía argentina en el marco del artículo IV. Saben también que por el tema del INDEC esa revisión no será nada fácil. ¿Por qué complicaron más el panorama?".
Y, reflejado por todos los diarios argentinos, y recordado por Bloomberg (en el mencionado resúmen), la retención de bonos argentinos en el mercado norteamericano, en camino de ser liquidados en compensación de deudas impagas.
Qué dice Clarín:
La euforia envolvía hoy a los bonistas que desde el 2001 reclaman el pago de los bonos en default en el Tribunal de los Estados Unidos, y a sus abogados. Es que, tras la decisión del magistrado de mantener inhabilitados los títulos Globales depositados en una Caja de Valores de EE.UU y hacer pública toda información relacionada a la misma comienzan a saborear que es posible llevarse algo para cobrar parte de sus tenencias.
Y no sólo eso. Advirtieron también que, tras seis años de juicio, la paciencia de Griesa con la Argentina comienza a agotarse. En un momento de la audiencia celebrada en los tribunales con vista al Puente de Brooklin, Griesa interrumpió "a los gritos" al abogado defensor de la Argentina, Jonathan Blackman, según atestiguaron algunos presentes consultados por iEco: "Usted representa una parte que está equivocada", dijo , y enseguida agregó "su cliente se niega a pagar sus deudas y está mal", aseveró ante una sala colmada de abogados, analistas de bancos de inversión, inversores, y curiosos.
Pero Griesa fue mas allá, destacó la recuperación del país desde el 2001 y habló del superávit que tiene la Argentina y las reservas en poder del Banco Central. Un claro cambio de actitud. E insinuó de manera muy diplomática que el país debería buscar una solución con los bonistas y hasta arreglar con el Club de Paris. El país " puede pedir préstamos tan baratos ¿Por qué simplemente no pagan sus deudas ?", lanzó.
Cara y cruz...mientras un país mantiene políticas coherentes de crecimiento por cuarenta años, otro, ofrece sólo la continuidad de la falta de principios y reglas, de la falta de palabra, de la anulación mañana de lo que hoy se hace, y esto, obtenido con lo único que es consecuente en Argentina: a un gobierno incompetente o malintencionado, le perfeccionará el siguiente.
Quizá sin embargo, todavía quede alguna oportunidad de cambiar el rumbo, y construír una sociedad próspera y equilibrada. No hace falta ser un país grande para ser una gran sociedad.
No hace muchos años, Nokia era una papelera en decadencia. Quién lo diría hoy. Pero hay cambios que no se logran profiriendo discursos a los seguidores de ocasión, sino trabajando con rigor y perseverancia.